Partida Rol por web

Nadie parece estar al otro lado de la puerta y así es, en efecto. La puerta está abierta y da a una recepción o distribuidor de un edificio, con una puerta principal a la calle, otra al "Departamento 1" y unas escaleras que suben al "Departamento 2". Sales a la calle y te encuentras en ese sendero principal empedrado que distrubye recepción, el edificio de departamentos que abandonas y otro par, el comedor...

(Acabas de salir por la puerta cerrada del centro de la imagen)

Aparece de repente Jorge, el factótum del lugar, quien te pregunta si supiste encontrar tu habitación y estaba todo a tu gusto. Asientes para no levantar sospechas y como lleva prisa, le preguntas por los demás. Te acompaña allí cerca (puerta abierta en la imagen), al comedor, de donde salen ricos olores.

Se abre la puerta del comedor y aparece Jorge, acompañando a Josep.

@Josep: el comedor es una sala alargada, de madera y piedra, con mesas para unos 60 comensales. Hay dos mesas para cuatro preparadas en línea para convertirse en una de ocho para vosotros; Andres Cañas esta comiendo con tus compañeros y se sirven en este momento los primeros platos. Una camarera se acerca a indicarte tu asiento y ofrecerte una carta.

- O sea que si queremos filmar de noche estaremos solo con Jorge y durante el resto del día estarán, a ver... - Facundo cuenta con los dedos mientras va nombrando - la cocinera, la camarera y el arregla-todo - - Bueno, no creo que haga falta que lo molestemos al celular. Despues de todo tenemos asegurada la comida - bromea - y las camas hechas y, si hacen falta, los arreglos -

El catalán entro un poco desorientado, como si un comedor, y gente comiendo fueran una visión de ultratumba.

Asintió a las palabras de la mujer y se sentó.

Hola.

Eso fue todo lo que dijo, miro la carta. Y no supo bien que pedir, así que miro que había servido en la mesa, por si algo le apetecía.

No estaba seguro de cómo era el proceder en aquella investigación, pero más pronto o más tarde tendría que contarle a Ernesto lo que había averiguado.

Pero ahora no era el momento ni el lugar, aquello estaba lleno de personas que bien podían ser el enemigo. Había que andarse con ojo.

Por mi parte estoy en la gloria en su casa, digo mirando a Andres , no creo que vallamos a tener ningún problema ,vamos a estár estupendamente atendidos, estoy segura.

Mira a Andres y sonríe maliciosamente -Que el dueño del hotel se vaya montaña abajo y que haya bastante kilómetros a la civilización en una zona montañosa, y que seamos tantos suena a trama de The shining versión slasher, falta que nos quedemos encerrados a causa de la nieve… mi dios, la simple idea de tal combinación me produce escalofrió de la mala película que puede llegar a ser. Dice mientras toma la cámara de mano y se pone a jugar con ella y a filmar un poco todo a su alrededor desde donde esta sentado.

Ernesto iba a contestar algo a lo de Andrés, además de asentir con la cabeza porque la verdad estaba ya todo dicho, cuando vio llegar al catalán paranormal. Bien, mierda, al menos una. Lo miró de arriba abajo como si quisiera certificar que estuviera entero, y pareció reparar en algún detalle que no lo dejó tranquilo. Pero de eso sólo podían darse cuenta las personas que llevaban tiempo trabajando con él. Para los otros, gallegos incluidos, la cara seria del argentino era el mismo pan de todos los días.

- Qué bueno que llegaste, Josep - dijo, como si nada, y al ver cómo miraba la carta, habló un poco más - Nuestro anfitrión les recomendó el curanto. Otros vamos a comer cordero.

Después miró a Facundo, al que asintió, dando conformidad a su intervención, y a Andrés.

- Cuantas menos personas a tu servicio molestemos, mejor. No te preocupes, tiene que pasar algo muy serio para que te llamemos, y sé bien cómo es el tema de la familia - y de la esposa, sobre todo. Por algo estaba divorciado. Suerte que Helena y Leonardo ya son grandes, puta que lo parió.

Después miró a Diego. Parecía que algo no le había gustado. Pero cuando extendió una sonrisa seca, se hizo patente que no tenía nada que ver con el camarógrafo, y sí con algo que había pensado en su interior. Mierda de zonas rurales, pueblos perdidos de mierda. Pero no había otra alternativa. Al menos, jugaba de local, no como estando en España en el puto culo del mundo teniendo que hacerse cargo de hija de puta esa y de traer a Frantisek en un cajón de manzanas. El hombro le dolió, como un recuerdo lejano, del mismo modo que las cicatrices de la tortura le atacaban con la humedad.

- ¿Hay algo más que tengamos que saber? - preguntó, mirando a Andrés - ¿Tienen seguridad, acá? A la noche, quiero decir. ¿Algún vecino al que no le guste que alguien se acerque a su propiedad? Pregunto, por si se nos da por ir a hacer alguna toma alejándonos un poco de la casa. Para evitar cualquier problema.

Sí, para evitar cualquier problema. Quiero saber bien de qué estamos rodeados.

Tampoco pareciera haberle gustado a Andrés la broma de Diego, pero sonrió a ella iguamente. -No sos el primero en hacer la comparación, claro. Pero esto está lejos de ser un lugar donde preocuparse por la seguridad, nunca tuvimos robos. La única seguridad son cámaras de vigilancia, solamente tres y todas de perímetro. El parking, la entrada y la calle esta central, solo para usarlas como prueba para la policia si pasa algo. Y llave en todas las puertas, que se encarga Jorge de echar.-

Los segundos platos llegan a la vez que el primero de Josep, tan esquisitos como el primero y a estos siguen algunos postres y el café o el té, según los gustos. Una comida realmente opípara que termina con alguna pulla sobre los respectivos equipos de fútbol. Andrés parece preparado para irse.

- Y Jorge se queda acá, así que no cerrará hasta que terminemos de filmar y nos vayamos a dormir - agregó Facundo demostrando que, pese a sus infulas de estrella de cine era capaz de pensar Tras probar la ensalada de frutas no puedo menos que felicitar al dueño del hotel - Es espectacular... aunque hay algunas frutas que no conozco, supongo que son de la zona? - comentó mientras la cuchara se movia desde la copa a su boca una y otra vez - Será posible llevarme alguna porción para tener en la habitación. Si a la noche tengo hambre, una copa de esta ensalada será realmente bienvenida! -

El dueño asiente con la cabeza a la petición de Facundo ("las manzanas son de acá mismo"), haciéndole un gesto a la camarera para que se encargue, mientras se limpia con la servilleta y se levanta.

-Bien, os dejo en lo vuestro. Imagino que esta tarde tendréis laburo de sobra y no quiero entreteneros más.-

Tras pedir que os traigan unos vasos de licor de murra (mora), también autóctona, saluda y se marcha, dejándoos solos en vuestra conversación, mientras la camarea retira los platos y entra en la cocina a ayudar a la cocinera.

No había hablado mucho durante la comida, pero claro, con las conversaciones sobre fútbol, lo bonito que era el campo que había alrededor de este sitio y demás cosas que poco captaban mi interés.

Yo mientras, prefería estar distraído en cómo iba a realizar mi trabajo. Vale que realmente sólo estaba aquí como tapadera, pero pensar en cómo vestiría a los presentes, qué elementos de atrezzo usar o cómo deberían de ser los planos de cámara hacía que me evadiese un rato.

Bueno, todo eso, y pensar en moda, o en qué haría cuando volviese a Barcelona. Qué ganas tenía de salir de este lugar dejado de la mano de Dios.

Cuando el tal Andrés dijo que se iba, levanté la cabeza de mi té. Ya iba siendo hora de que nos dejasen a nuestro aire. Cuanto antes empezásemos, antes acabaríamos, y antes podríamos marcharnos.

- Por fin solos - el gesto, teatral, de Facu no está excento de sinceridad. Desde que llegaron han estado acompañados por uno u otro de los representantes de lugar. Andrés se ha ido, lo mismo la camarera y la cocinera se encuentra en la cocina, supone que con Jorge - Hablamos con Jorge - le comenta a Ernesto - y parece que el mismo Andrés les pide a sus empleados que se hable a los clientes de fantasmas y muertos y esas cosas. Nos reconoció que es todo mentira, pero parece que tienen un speach más o menos armado - - Debe ser todo mentira... - comenta mientras se encoge de hombros - Pero no saben lo que son las habitaciones. Filmemos un poco y disfrutemos el lugar... me podría acostumbrar a vivir así - bromea, o no tanto - Cuanto nos teníamos que quedar? dos meses? Tres? -

Me hecho hacia atras en la silla para ponerme mas comoda ¿Tengo tiempo para pegarme una ducha antes de empezar?,mis pies están a punto de morir con estos zapatos,solo tardaré media hora y les aseguro que mi cabeza volvera fresca y despejada para empezar el trabajo.

Josep no le puso mucho asunto a nada de lo que paso durante la comida, cosa que tampoco extraño a sus compañeros, no porque fuera un tipo silencioso. Sino porque la vida de los meros mortales parecía no hacerle ni pestañear.

Cuando se quedaron solos, y la gente empezó a hacer lo típico, nada y malamente el parasicólogo aprovecho la coyuntura.

Ernesto… Ernesto, creo que tengo algo de información sobre lo que pasa aquí. He visto cosas, pero… no es seguro hablar ahora. Tendré que investigar más.

Hablaba bajito, pero aun así cualquiera en la mesa que quisiera oírlo, lo podía escuchar sin hacer más que un mínimo esfuerzo.

Mantente alerta.

Y así volvió a mirar su postre y siguió comiendo como si tal cosa.

- Buenas noches, Andrés - despidió Ernesto, que se había quedado algo taciturno luego de verse forzado a hablar de la Academia*.

El anfitrión se fue, pero el redactor no se relajó. No parecía especialmente feliz de estar en ese lugar, aunque sus motivos distaban mucho de relacionarse con la compañía. Sin embargo, no dijo nada, ni manifestó sus preocupaciones, ni su descontento. Se limitó a terminar su café, mientras posaba los ojos sobre Facundo cuando el locutor decidió hablar. Aunque raro hubiera sido que no lo hubiera hecho.

- Si te soy sincero, a mí me parece que nuestro anfitrión juega a dos puntas - dijo, dejando la taza en la mesa - Yo creo que cree que hay algo, o le pasó algo de verdad que le dejó... bueno, incapaz de negarlo - el hombro le dio una puntada, como un verdugo cruel, pero Ernesto no lo manifestó - Pero es probable que les diga eso a quienes trabajan acá, para convencerlos de que no hay nada y que no salgan cagando. Una cosa es venir de vacaciones, unos días, con ese panorama. Otra cosa es que éste sea tu lugar de trabajo.

Se encogió de hombros. Miró a Alicia, y asintió.

- Claro, Alicia. Tomate el tiempo que necesites. ¿Querés ir ahora? Andá tranquila.

Después habló el catalán paranormal, al cual Ernesto dedicó una larga mirada. Era difícil saber lo que pasaba por la mente del redactor, pero quienes le conocían, podían advertir que había algo en sus ojos como cuando miraba al Frantisek perdido. Y por el contrario, en vez de reírse, frunció las cejas.

- Lo vamos a estar. No va a pasar de nuevo - no iba a volver a Buenos Aires con uno de ellos adentro de un cajón de manzanas - Si querés, terminá eso y hablamos en un mejor lugar, mientras se termina de hacer la digestión.

- Bah! que puede haber pasado? Los fantasmas no existen - fanfarroneó el locutor antes de pensar en sus aventuras, o desventuras, en España. Nunca sabría exactamente que había pasado, estaba seguro que no habían sido fantasmas pero... "algo" si había ocurrido. Era al día de la fecha que veía un perro y se sentía, de alguna manera, compañero del mismo - Quizás no sea tan buena idea lo de instalarnos por tiempo indeterminado - agregó en voz baja antes de respirar profundamente y ponerse en su papel profesional - Pero bueno, vayamos a lo nuestro... ya tenés idea de como nos vamos a organizar con las filmaciones? Hay paisajes para rato, y el lugar es realmente impactante. Se em ocurre que podemos buscar el sitio menos lindo para empezar por allí... y luego ir mejorando y mejorando - propuso

Diego va saltando de locutor a locutor con su cámara, desde donde esta sentado con ángulos que no son los canónicamente correctos a lo proyecto blerwitch, para luego convertirse en una especie de voz en off.

-Che Ernesto me parece que tu teoría es bastante retorcida, tal vez simplemente lo que dice tiene parte de verdad. Se basa en historias de clientes y/o familiares aunque no se desde cuando es dueño de este hotel. Y el chabon* puede ser simplemente supersticioso y creérselo todo

Hace un pausa y sus intenciones de decir una pelotudes son delatadas por su media sonrisa.

-De todas formas yo me empezaría a preocupar cuando veamos a Alicia recorrer lo pasillos con un camisón del siglo 19 semitransparente de forma confusa y desorientada.

Regresa la camarera, quien con sonrisa perenne retira la vajilla sucia y limpia las migas, dejando ya solo la conversacion o vuestro gusto como excusa para seguir sentados a la mesa. Se marcha y os deja solos de nuevo.