Partida Rol por web

Aquel guerrero no logró herir al príncipe, aunque de alguna forma le desestabilizó. Rápidamente se repuso y volvió a atacarle con una lanzada al cuerpo.

Acabase con el o no, con la ayuda del varl que tenía más cercano, Vognir, seguro que acabarían con su adversario más pronto que tarde.

Rectificación de turno:

Bajo 2 de movimiento con uno a la derecha hasta R11-S12 para tener un +1.

Ataco al enemigo de Hakon.

La batalla llegaba a su fin con la muerte del jefe bandido. Hakon, que había tenido problemas para acabar con este, había conseguido magullarlo lo suficiente como para que a la llegada del viejo Ubin, este se lo cargase de un solo golpe. Al otro lado del salón el lancero de la guardia del gobernador junto a uno de los Varls se cargaba al último bandido que combatía en aquel flanco, y Eirik, el consejero del gobernador, hacia lo propio hacia el norte del salón. Con ello, el combate estaba decidido. Ya solo se mantenía en pie un tembloroso bandido, lleno de heridas y con la armadura destrozada. No se requirió más que un solo golpe de Hakon para terminar con él. Mientras el hacha volaba hacia su cabeza, el bandido parecía haber iniciado a articular alguna palabra, quizá pidiendo piedad. Sus palabras quedaron ahogadas con el sonido del hacha rebanando el viento y la carne.

El gobernador de la ciudad observaba desde su posición el final del combate. Previo a la llegada de los Varls había asumido su muerte, o al menos un tiempo largo en una celda en lo profundo de la ciudad de Strand. El jefe bandido había cometido el error de buscar su rendición, quizá buscaba con eso que el rey aceptase sin más el nuevo poder sobre la ciudad; o quizá simplemente era un imbécil que no sabía como tomar lo que prácticamente era suyo.

Ahora, aun con la espada en su temblorosa mano, observaba a los bandidos caídos. Había costado caro, muy caro. Muchas muertes, mucha sangre, ese había sido el costo de aquella insurrección. La cual, no ser por los recién llegados Varls, habrían terminado muy mal para él y para la ciudad. Miró entonces a Hakon, quien parecía ser el líder de aquellos Varls y al se dirigió, aun a sabiendas de que el viejo Ubin estaba presente – A quien debo la vida – preguntó con firmeza, - habla y dime como podré pagar mi deuda – exclamó al tiempo que llegaba ante Hakon, quedando a sus pies el cadáver del jefe del clan de bandidos.

La batalla ha concluido, y tanteo mis heridas con cuidado valorándolas, ese bandido sabía luchar desde luego

Pero el gobernador se acerca y las heridas no son demasiado graves, me alzo en una pose digna

-Soy Hakon, enviado del Rey Jorund. He venido a la ciudad de Strand en una misión tanto para mi rey como para el tuyo. Y me alegro de haber llegado a tiempo para acabar con estos perros-

No dedico ni una mirada a los cadáveres que nos rodean al nombrarlos

-Deberíamos ir a un lugar mas tranquilo a hablar, los tuyos tendrán que limpiar esto-

La batalla había cambiado de dirección en el último momento, y finalmente los bandidos habían sido derrotados. Eirik conocía su lugar y no quería parecer irrespetuoso, pero también sabía a quién se debía.

_Muchas gracias a todos ustedes, han salvado al gobernador -dijo mirando en un principio a Hakon y Ubin, para luego recorrer con la vista también al resto de varls-. ¿Se encuentra usted bien, gobernador? ¿Y el resto? -finalmente se dirigió a los sobrevivientes de la guardia-.

La batalla concluye de la mejor forma que podría concluir, con todos los bandidos muertos incluso aquel que parecía querer pedir clemencia. Yo sabía perfectamente que Hakon no iba a permitir algo como eso, incluso si quizá hubiéramos podido sacar información de él.

Sin embargo puedo ver que Hakon tiene algunas heridas por el cuerpo. No es que sea experto en cuidar las heridas de otros pero la experiencia me ha permitido conocer varias técnicas para ayudar con heridas. Así pues me acerco con una bolsa de algunas plantas medicinales.

Si te parece bien, Hakon, mientras tanto podría ponerte algunos emplastos en esas heridas para que vayan mejorando y no se infecten.

Si acepta empezaré a preparar el ungüento y algunas vendas para mantenerlo en su sitio.

La oferta de Ubin me hace dudar un momento tras el que le respondo en voz baja

-Gracias, pero no delante de los humanos. Puedo aguantar hasta estar de vuelta en nuestra caravana-

Aunque las heridas son molestas y debilitadoras soy un representante del Rey y no puedo mostrar otra cosa que fuerza, así que acompaño al gobernador con expresión imperturbable

El gobernador, sin mirar a Eirik exclamó aún con su brazo algo tembloroso – estoy bien, estoy bien. Ni siquiera he tenido que levantar mi espada – aunque para Eirik era claro que, de haberlo hecho, quizá ya no estaría vivo, o bien poco podría haber hecho. El anciano gobernador, había sido un fiero guerrero, famoso entre los hombres durante la gran guerra. Pero de eso, hacía ya muchos años, y pocos recordaban o les importaban tales cosas.

Volviendo entonces la mirada desde el cadáver del bandido hacia Hakon, le respondió a éste respecto a sus palabras – Hablaremos aquí, este es el gran salón de la ciudad de Strand – señaló – espero que unos cuantos cuerpos o sus fantasmas les lleguen a asustar – sus palabras, aunque eran un tanto groseras, claramente estaban más enfocadas en sacar valor de si mismo. – Eirik, dile a Valgard que resguarde la entrada, nadie puede entrar salvo mi guardia personal. No te demores, te necesitaré aquí para darme consejo – dijo a su fiel consejero, esperando que el mismo Hakon hiciese lo propio, despachan a aquellos Varls que no tenían nada que escuchar.

Así, tras esperar un breve momento se dirigió de nuevo a los Varls – Hace mucho tiempo que no te veía viejo amigo – dijo el gobernador a Ubin, quien no era en si su amigo, pero si un viejo conocido de los muchos años de viaje del anciano Varl. – ¿Vienes también por orden de tu rey? O esto es una coincidencia aún más extraña de lo que parece –.

El gobernador sin esperar respuesta de Ubin, volvió a dirigirse a Hakon, intrigado por lo que este le había dicho antes – ¿Cuál es esa misión de la que hablas? Espero que no tenga que ver con este hombre – dijo refiriéndose al jefe bandido cuyo cuerpo estaba a sus pies – o con algún otro problema inesperado. Ya tengo suficiente con las exigencias de mi propio rey – claramente, el gobernador no sabía nada aún sobre la llegada del príncipe Ludin y del viaje que este haría hasta Grofheim, capital del reino de los Varls.

Asiento a las palabras del gebernador, Entre los cuerpos deben haber algunos de sus guardias, tal vez alguien apreciado por el, y de ahí mi deferencia, pero si a el no le importa hablar entre cadáveres a mi tampoco.

-Ves a ver como les ha ido al resto de los nuestros- indico al Varl que nos acompaño en esta batalla

Dejo que el y Ubin se pongan al día, y cuando el gobernador me pregunta si la misión tiene algo que ver con el jefe de los bandidos por un momento no se a quien se refiere

-oh, por supuesto que no. Tampoco creo que te represente ningún problema. En estos momentos Vognir, Kendr del rey Jorund viaja hacia Strand junto al príncipe Ludin. Aquí se reunirán con nosotros y seguiremos viaje hacia Grofheim. Cuando lleguen se esperará de ti que atiendas adecuadamente a tu príncipe y ayudes en la logística de nuestra caravana de acuerdo a tu cargo-

Esto último lo dejo deliberadamente vago ya que son detalles administrativos que Ubin conoce mucho mejor que yo

El orgullo con el que incluso en esa situación se comportaba el gobernador era una buena señal, una señal de que no había resultado herido.

Al recibir la indicación asintió con un gesto de cabeza que el gobernador ni siquiera vio, y enseguida fue a transmitir la orden a su amigo Valgard.

Una vez todo dispuesto, volvió y se quedó en silencio a la derecha del gobernador. Allí tuvo que hacer un esfuerzo para no expresar con su rostro la sorpresa que sentía por lo que acababa de escuchar de la boca de Hakon.

Sonrío al gobernador, sabiendo por donde va lo de "amigo". Hay veces que no entiendo mucho de los humanos, pero al menos ya me he dado cuenta que muchas veces cuando dicen amigo no lo dicen en el mismo sentido que nosotros. Se refieren más bien a un conocido con el que te conviene llevarte bien.

No, yo estoy en la misma caravana que Hakon. Demasiada coincidencia sería esa.

Decido que sea Hakon quien hable pero, al terminar, tomo yo la palabra. Los barcos los traerán ellos, pero necesitarán reabastecerse y puede que alguna reparación rápida. Por otra parte mientras dure este proceso tanto el príncipe como Vognir, nuestro Kendr, deberían tener algún alojamiento preparado.

Por otra parte sería interesante que buscarais entre vuestros mejores hombres dos o tres leales al rey para ofrecerlo como escolta del príncipe cuando lleguen, incluso sabiendo que puede que no sean aceptados. Pero deberían estar preparados para partir en caso de serlo.

Considero que eso sería lo mínimo. Todo lo adicional que queráis hacer será para ganar puntos frente a vuestro príncipe, Ludin. Así que vosotros sabréis lo que tenéis que hacer.

Inicialmente lo que Hakon le decía al gobernador no parecía importarle en gran cosa, pues para él solo implicaban problemas, organizar todo preparar todo, etc. Pero sin ninguna relevancia, solo importantes Varls que estaban de paso. No obstante, cuando Hakon hizo mención a que el príncipe Ludin también vendría, dando a entender que viajaba con ellos y que se dirigían justos a Strand, entendió que algo importante, muy importante, se estaba fraguando. Meditó entonces un rato sin dejar de escuchar las palabras del gigante. Sus palabras inicialmente le parecieron ofensivas, demasiado directas, pero luego comprendió el tipo de persona que era aquel Varl. – Serás un gran líder algún día – le dijo con sinceridad al tiempo que dirigía su atención a su consejero con la intención de decirle algo, pero entonces el anciano Varl Ubin respondió al comentario del gobernador sobre la casualidad de su visita y de paso le dio más información sobre lo que se esperaba de él – No conozco a ese tal Vognir. No al menos que yo recuerde. Soy viejo y he olvidado mucho ya de los tiempos en que los Varls y los hombres marchábamos juntos, hombro a hombro, contra aquellas despiadadas criaturas – se detuvo un momento breve, tal como si aquello le trajese recuerdos – No obstante, será un honor recibirles a todos. Imagino la comitiva es grande, un pequeño ejército quizá. Tendrán que acampar a las afueras, solo podrá alojar aquí al sequito del príncipe y a unos 50 Varls – explicando intentando que sus palabras no sonaran como una negativa sino más bien como una dificultad. – Eirik, encárgate de alojar a Hakon, Ubin y su caravana en la ciudad, que estén cómodos y tengan lo que necesiten. Haz igual los preparativos para la llegada de los herederos de ambos reinos. Hay que hacer un banquete, atender sus necesidades en cuanto lleguen, tener una asamblea privada, etcétera. Tu sabes ya que hacer – dijo confiando en su fiel consejero.

El gobernador considero entonces dar por terminada la reunión, ya habría tiempo de conversar hasta el cansancio en lo que el príncipe Ludin con su singular carácter no hacia acto de presencia. – Concluyamos por ahora. Eirik les dirá donde podrán hacerse y descansar. Los veré aquí para la cena…, o quizá mejor mañana, estoy muy cansado – puntualizo amagando con retirarse, pero entonces, tras mirar la sangre y los cuerpos recordó algo más – esto no ha terminado Eirik. Estos bandidos son un clan, su líder nos lo ha dicho. Se han infiltrado bien en la ciudad. Investiga donde se esconden sus líderes y acaba con ellos. Quizá Hakon y Ubin puedan ayudarte en eso – dijo mirándoles fijamente y luego inclinando el rostro en agradecimiento, para entonces sí, marcharse.

Asiento levemente al cumplido del gobernador agradeciéndoselo. Ubin ha explicado bien su posición y asiento alguna vez mas cuando el gobernador habla de cuantos nos alojaremos dentro de la ciudad y cuantos fuera.

-Mañana mejor entonces- respondo como deferencia al gobernador, pero también para darme tiempo a sanar mis heridas, esta noche preferiría no moverme demasiado tras la visita de un sanador.

Es por esto que no me entusiasma demasiado la perspectiva de buscar a los miembros de ese clan rebelde por la ciudad, pero cuando se te ofrece la hospitalidad se supone que has de ser generoso con tu hospedador

-mm, ayudaremos en lo posible por supuesto. Aunque no estamos familiarizados con los clanes de los hombres de esta zona. Eirik dirigirá esta búsqueda-

por primera vez me fijo en el consejero humano, lo hizo bastante bien en el combate aunque no le prestaba demasiada atención, parece un hombre fiable

Espero que hable Hakon y tras él tomo yo la palabra. Gracias por todo digo porque, aunque sé que nosotros hemos hecho más por él de lo que él ha hecho ahora mismo por nosotros, a los humanos siempre les gusta que les regalen los oídos. Entonces nos vemos mañana. Intentaremos ayudar con lo de ese clan pero tenemos el problema de que, al ser Varls en una ciudad humana, somos bastante reconocibles y lo tenemos más difícil para investigar.

Curar a los heridos. Reforzar la seguridad. Reasignar puestos de la guardia. Preparar un banquete. Alojar a la comitiva. Investigar a los bandidos.

Eran demasiadas cosas en poco tiempo, pero Eirik estaba acostumbrado a que las cosas fueran así. Por fortuna para él había aprendido a delegar y sus palabras eran escuchadas, por lo que confiaba en que quienes recibían sus indicaciones cumplirían con las mismas de la mejor manera.

_Así será, señor -respondió a las indicaciones del gobernador-.

Se sorprendió cuando Hakon determinó que él dirigiría la búsqueda. Mantuvo su habitual rostro impasible, aunque dentro suyo el orgullo por la confianza que demostraba en él el varl competía con la molestia por la indicación. Lo haría con gusto, pero él solamente recibía órdenes del gobernador y de nadie más.