El combate había llegado a su término. Las bajas se habían minimizado al máximo por el buen hacer táctico de los combatientes. No se podía decir lo mismo del llamado clan Skalfings, que habían perdido a la mayoría de sus miembros. Los que aún continuaban respirando, alrededor del príncipe, se debatían entre la vida y la muerte, aunque más cercanos de la segunda. Fue por ello que el príncipe dió algunas lanzadas a los cuerpos moribundos de los que yacían a su alrededor. Cualquiera pensaría que era un desprecio o incluso una crueldad por su parte pero nada más lejos de la realidad. Lo cierto es que el joven de alta cuna prefería acabar con el sufrimiento de los que aún continuaban aferrándose a sus últimos alientos de vida y así dejarles descansar. Era un regalo más que otra cosa.
Miró a su guardaespaldas, Bersi, y le realizó un asentimiento de cabeza. Sobraban las palabras. El varl lo había dado todo y había luchado, siempre cerca de Ludin, protegiéndolo y acabando con todas las amenazas que aparecían en forma de guerreros skalfings.
Ante las palabras de Eirik, el monarca solo pudo mirarlo y asentir nuevamente con la cabeza. Las palabras y el agradecimiento eran algo que le hacían parecer débil o eso pensaba el príncipe. Todos esos pensamientos le lastraban en las relaciones con el resto, lo sabía, pero también conocía que aún tenía mucho que demostrar para que nadie pensase que era un simple niño mimado.
- Muy bien, el trabajo está hecho. Espero que las fuerzas de la ciudad puedan ocuparse de este estropicio. Los que partiremos en la caravana deberíamos retirarnos a descansar. No quisiera demorar más de lo neceario nuestra partida. - Dijo sin mirar a nadie en particular.
La batalla termina, y viendo este patio diría que ha sido una batalla total. Aunque luego me iré a hablar con la tropa y ver como ha ido en cada escenario, aunque me extrañaría que hubieran bajas importantes
Eirik interviene, muy diplomático, y le sonrío, aunque dejo que sea Vognir el que le responda, ya que aparte de nuestro lider es a el a quien se ha dirigido el humano
Yo me reuno con Mogr para organizarnos, ir al puerto y a la muralla a ver como ha ido todo y luego preparar toda la logística para nuestra partida.
-Nos veremos mas tarde en el palacio del gobernador. Que vaya bien la limpieza-
A Hakon no le costará encontrar un preocupado Ubin, todavía aferrando su espada a dos manos, mirando hacia la puerta de la residencia donde vivían los Skalfings. Pero al ver salir al Varl, y más cuando poco después sale también su guardaespaldas Gunnulf, respira aliviado.
Durante toda la batalla Ubin permaneció fuera asegurándose de que todo fuera bien. Y aunque hubo un conato de revuelta en el mercado, y también algunos marineros que querían llegar a sus barcos en el puerto, lo cierto es que la cosa en la ciudad estuvo bastante tranquila.
Ubin escuchará la información del resto de Varls sobre lo que pasó dentro y afirmará. Aquí fuera la cosa estuvo tranquila. Así que creo que podemos retirarnos a descansar si mañana pretendemos salir pronto digo observando las heridas que muestra Gunnulf y pensando que, aunque ninguna parece especialmente grave, debería tratarlas para que se recupere cuanto antes y sin problemas.
A la noche siguiente, tras la gran batalla en la ciudad en la que la alianza de Varls y hombres liderada por Vognir y Ludin lograron aniquilar al clan de los Skalfings, el señor de la ciudad les recibió de nuevo con un banquete. Al igual que la primera vez, había muchos invitados de la ciudad, figuras notables que probablemente buscaban quedar bien con el gobernador tras lo acontecido, o bien que eran necesarios para el gobernador para establecer un nuevo orden estable y duradero.
Entre todo ello, los héroes degustaban del banquete al tiempo que charlaban y bromeaban sobre sus vidas y principalmente sobre la batalla pasada. A Gunnulf le achacaban que apenas y había podido vencer a pocos enemigos, le habían herido cerca del inicio de la batalla y ya no había podido luchar como el quisiera. De Mogr decían que había sido un baluarte en el frente de batalla, como siempre, mientras que criticaban a Hakon y Vognir por querer siempre ser el centro de atención. De Bersi y su gran desempeño, nada dijeron, no agradaba a la mayoría, y aunque respetaban y agradecían su trabajo, no le iban a enaltecer nada. Del príncipe Ludin, por el contrario, si aplaudieron su inteligencia y la valiosa ayuda prestada. Incluso bromearon con Valgard y Eirik respecto a como daban vueltas de un lado a otro durante toda la batalla.
El gobernador por su parte, agradeció con mucho entusiasmo su ayuda y fortaleza, les enalteció de entre los presentes y afirmó que la alianza de hombres y Varls sería grande ahora que Ludin y Vognir habían luchado como hermanos en el fragor de la batalla. A Vognir entregó el salvoconducto que este le solicitase, con el cual tenía paso libre hasta las fronteras del reino de los Varls. Del hospedaje y atención, no dijo nada, esa parte ya la estaba cumpliendo y con creses. Pero si habló de los suministros, prometiendo ayuda a su partida de la ciudad pero aseverando igualmente que se acercaba el invierno y que su pueblo necesitaría de los recursos con los que contaban.
Todos: última secuencia antes de que inicien su viaje. Si quieres hacer algo o decir algo, este es el momento. El siguiente post será ya en una nueva escena.
Eirik: Tendrás un cuadro argumental final para ti.
Ludin: Tendrás un cuadro argumental final para ti.
Cronología (Desde que el Sol se detuvo en el cielo)
Día 0: El sol se detuvo en el cielo.
Día 9: Reunión en el gran salón de Strand. Profecía de la serpiente que devora al mundo.
Día 10: Batalla en la ciudad de Strand. Destrucción de los Skalfings.
Caravana
Guardia del príncipe: 85 guerreros
Ejercito Varl: 366 Varls.
Suministros totales para: 65 días de viaje (82420 unidades)
El gobernador te llama en privado y te agradece por tu ayuda. A su vez enaltece a tu padre y tu casa y te indica que desea forjar una fuerte alianza y amistad contigo, el futuro rey. Te dice que, si en algo puede ayudarte, lo hará sin dudarlo.
Ante ellos decides solicitarle:
1.- Guerreros de la guardia de la ciudad para que nutran las fuerzas de la caravana. (Administración o Guerra)
2.- Guerreros de confianza que puedan sumarse a tu ejercito personal. (Liderazgo o Guerra)
3.- Cazadores (Guerreros) experimentados que puedan apoyar a la caravana en su viaje. (Liderazgo o Supervivencia)
4.- Suministros extras para la caravana. (Atención y Cuidados o Administración)
5.- El talismán que lleva siempre en el cuello, como símbolo de fidelidad. (Liderazgo o Perspicacia)
6.- Un escudero que te servirá como guardaespaldas. (Liderazgo o Perspicacia)
7.- Su hijo menor, que te servirá como escudero personal durante el viaje. (Liderazgo o Guerra)
El gobernador te llama en privado y te dice que sospecha que algo más ha conformado esta alianza. Siente que el devenir del reino de los hombres estará plasmado en lo que acontezca en Grofheim. Por ello te encarga la misión de que te unas a la caravana, ya sea como apoyo a Vognir o en el sequito del príncipe y averigües que es lo que está pasando. Te explica que partirás con ellos y que deveras volverás hasta que sientas que has descubierto todo lo que está pasando.
Tú, ante sus palabras le respondes que:
A: Aceptas la misión (Administración o Atención y Cuidados).
B: Aceptas la misión, pero solicitas que Valgard te acompañe (Administración o Guerra).
C: Aceptas la misión, pero solicitas que Valgard y una pequeña fuerza de la guardia te acompañe (Guerra o Perspicacia).
D: Aceptas la misión, pero solicitas que Valgard te acompañe llevando con ustedes suministros para un largo viaje (Administración o Perspicacia).
E: Aceptas la misión, pero solicitas que Valgard y una pequeña fuerza de la guardia te acompañe, añadiendo suministros para un largo viaje (Liderazgo o Perspicacia).
F: No aceptas la misión pues consideras que tu lugar está aquí en la ciudad (Liderazgo o Supervivencia).
Nota: Obviamente en todas las opciones tu habrías de responder con mucho respeto, inteligencia y obediencia. Justificando cada decisión con base en la tirada que realices.
El gobernador había solicitado audiencia con el príncipe y aquello era algo a lo que Ludin iba a asistir. Tenía que comprobar de qué palo iba Karl Joharnensson antes de proseguir su viaje.
Las palabras fueron breves, pues el viejo gobernador de Strand parecía querer establecer lazos con la corona, aludiendo al buen hacer del padre del príncipe, su rey, al mismo tiempo que alavaba el buen hacer de Ludin y el resto, por librarles del clan Skalfings de una vez por todas. Tras escucharlo, llegó el turno de hablar del príncipe, que no dudó en utilizar más su liderazgo que la perspicacia, cosa que no siempre le daba resultado, pues su posición era mucho más alta y efectiva que las palabras que podía soltar por su boca.
- Tus guerreros han luchado bien, y aunque hemos tenido pocas bajas, alguna hubo. Por eso creo que es menester que ninguna de tus fuerzas deje la ciudad hasta que puedan recomponerse. Las fuerzas actuales de la caravana entre mis guerreros y los varls deberían ser suficientes para el viaje. No obstante, vivimos tiempos difíciles y extraños. El Sol se ha detenido en el cielo y debería ser algún tipo de presagio. - En ese momento miró al cuello del gobernador. - Entrégale el amuleto a tu príncipe, para demostrarme que realmente tengo tu favor y lealtad. Yo lo portaré para que nos de protección en el viaje que aún nos queda por delante... - Añadió a su petición, más altiva que perspicaz.
Motivo: Liderazgo
Tirada: 1d100
Dificultad: 70-
Resultado: 13 (Exito) [13]
Motivo: Perspicacia (solo por la narración porque ya he pasado la tirada)
Tirada: 1d100
Dificultad: 52-
Resultado: 92 (Fracaso) [92]
5.- El talismán que lleva siempre en el cuello, como símbolo de fidelidad. (Liderazgo o Perspicacia)
OPCIÓN 5.
Tranquilo le digo a mi guardaespaldas con un fuerte manotazo en su ancho hombro, seguro que en próximos combates te irá mejor. Después de todo poco a poco nos vamos con penetrando más.
Por lo demás tiendo a permanecer más bien atento sin intervenir demasiado en las conversaciones.
De todos modos me quedo pensando en el tema de los suministros. Ahora mismo tenemos suministros de sobra pero en un futuro podemos estar en problemas. Deberemos prestar atención pues queda mucho camino hasta llegar a nuestra ciudad.
_Por supuesto, Gobernador.
La respuesta de Eirik no se hizo esperar, incluso cuando lo tomaba por sorpresa. Aún así siempre obedecería lo que su padre y gobernador le indicara. Tras solo un segundo más continuó hablando antes de que el gobernador retomara la palabra.
_Mi intuición me decía lo mismo y me parece una buena idea. Sin embargo creo que mi presencia en solitario puede llegar a despertar sospechas. Si en cambio se une Valgard, el capitán de la Guardia o incluso algunos hombres más, mi presencia será más bienvenida. Eso sin mencionar de que habría más ojos y oídos para enterarnos de todo cuanto ocurra. Temo que estando solo me vean como otra boca a la cual alimentar. En cambio una pequeña fuerza será vista con otros ojos. Y si fuera posible enviar algunos suministros, mejor aún. Entiendo que todo esto pueda ser complicado en estos momentos, pero creo que al menos la presencia de Valgard podría ser de ayuda. De cualquier modo aceptaré cualquier decisión que usted tome, como siempre.
Opción E escojo, pero mientras al menos venga Valgard, me conformo con cualquiera.
Una nueva noche de banquete, esta vez con un espíritu más festivo que la anterior. Todo era bromas, aunque Eirik no se sentía del todo cómodo con las que hacían sobre él y Valgard. Su amigo parecía tomárselo de la mejor manera, pero lo cierto era que a él le tocaba el orgullo. Aún así sonreía y reía, casi por obligación.
También se tocaron asuntos serios, y el gobernador se mostró agradecido y colaborativo con los varls y la comitiva de Ludin. Era cierto que no tenía demasiada opción, pero su cortesía superaba lo estrictamente protocolar. Eirik en tanto de a ratos pensaba en lo que le esperaba con la reorganización de la ciudad.
El gobernador en un principio se sorprende por tu petición, claramente no se la esperaba, pero luego asiente, entendiendo que es algo de lo que se puede desprender en favor de su vinculo con el futuro rey. - Te entrego este collar que ha sido emblema de la familia gobernante de la ciudad por varias generaciones. Consideralo como un símbolo de mi amistad y fidelidad. Solo te pido que no olvides a mi casa y el servicio que brindamos a tu familia. A mi partida, considera y brinda tu favor a mi hijo como gobernador de la ciudad - solicitó, depositando el collar en tus manos.
Recibes el collar Ancestral de Strand
Collar ancestral de Strand: Un bello collar con una gema azulada y circular que parece albergar la sombra de un buque en su interior.
Rango: 3
Valor: Desconocido.
Efecto: +5% de suministros al comprar en mercados. +7% en tiradas de Administración y +3% en Liderazgo.
Nota: Este objeto se puede llevar fuera de los combates y equiparse otro para cuando haya que pelear.
Motivo: Administración
Tirada: 1d100
Dificultad: 85-
Resultado: 91 (Fracaso) [91]
Escogí "administración" para opción D.
Si con esta tirada viene Valgard pero no los suministros, acepto. Si ni siquiera viene Valgard, me gasto los puntos de héroe que deba (3?) y tiro de nuevo
Pues si, Valgard irá contigo, pero sin suministros. Lo pondré en la actualización de la escena actual. O tú mismo te puedes adelantar.
Saludos. Olvidé algo muy importante. A tu partida, el gobernador te entrega un presente especial. Un emblema de su casa. Es un cinturón que saben que solía portar el en batalla. No sabes si te reconoce como su hijo o si simplemente te tiene apreció.
Esto lo planifiqué desde hace mucho. No obstante, lo he estado olvidando en cada actualización, hasta ahora.
Nota: Considera que es un presente que se le da a Eirik especialmente y que es un símbolo de la casa gobernante de Strand. Similar a lo que se le ha otorgado al príncipe Ludin.
Vindens gave: Un cinturón ligero pero sumamente resistente, el cual está confeccionado con plata y piedras preciosas provenientes de un meteorito. Emblema de la casa gobernante de Strand.
Poseedor: Eirik.
Rango: 2
Valor: Desconocido.
Efecto: +2 de movimiento tras realizar un ataque (cualquiera) que dañe la fuerza.