Hira se veía aún descompuesto, por lo cual solo podía apartarse y permitir que los demás actuaran. Una parte de sí se mostraba molesta al escuchar cómo Sasaki hablaba de él, pero no parecía que fuera a decirle nada. Era el más calmado y sociable de los hermanos, pero eso no quería decir que simplemente lo dejara pasar como si nada después de lo que había sentido. Había intentado explicarse, pero él tampoco lo tenía del todo claro. ¿Cómo explicar que Pranav había muerto y vuelto a la vida cuando ni él mismo lo entendía?
Alexandre vio cómo Ileana se le acercaba y también cómo parecía estar mirándolo con tanto detenimiento. ¿Por qué lo hacía? No era como si él fuera a traicionarla o algo así, ¿verdad? Estaba agotado del combate como todos, pero sí que estaba en mejor forma que casi todos. ¿O acaso era porque la francesa quería saber si estaba dispuesto a seguir luchando con ella? No lo entendía. A pesar de su auricular que les permitía entenderles con cierta facilidad, decidió que hablaría en su mandarín tosco para no dejar fuera a los demás - Sí. Congelar con hielo. Y computadora -, luego miró a la pequeña zorrita de hielo que se mantenía a su lado y esta asintió. Le dijo algo a Ileana en francés que solo ella comprendería y sacó la máscara que le permitía usar los poderes de su compañera. Se la puso y tras una ventisca en la cual Yuki se transformó también en energía, la forma de combate del francés se mostraba.
Los ojos de la mujer de hielo brillaron de ese azul con intensidad y unas líneas de color violeta aparecieron en sus mejillas. La luz de sus ojos se esparció por su cuerpo hasta llegar a su arma y agitó su abanico. Una torre de hielo se formó alrededor de la computadora, garantizando con eso que el mal funcionamiento fuera paulatino y les diera suficiente tiempo para salir. ¿Era eso lo que le había dicho a Ileana? El hielo formó una especie de árbol y el frío se esparció por los alrededores del invernadero, congelando parte de su contenido, junto con los cuerpos de Odín, Catlea y Hana. Tal vez era la mejor forma de darles un funeral y también garantizar que no fueran utilizadas después. Era una tumba y una prisión de hielo a la vez.
Fan Jie se mantuvo junto a Ileana para sostenerla en caso de que fuera necesario y la francesa se concentró en invocar sus hilos una vez más, atacando con gran velocidad el espeso matorral y despejando mayor parte de este, aunque para el tercer ataque, sintió cómo se tambaleaba y su visión se torno borrosa. Su piel se tornó pálida y parecía que fuera a desvanecerse en cualquier momento, así que la enfermera la sujetó y le impidió ejecutar el tercer ataque. Al menos el camino había sido despejado casi por completo, así que solo restaba un último empujón. Yuki dijo para todos con esa voz que parecía la de un espectro por los ecos que la adornaban - Si sigues, te desmayarás. Así que déjame el resto a mí - y aunque la miró severamente por cómo esta parecía haber estado desconfiando de su compañero, agitó su abanico una vez más y, esta vez, una fuerte y focalizada helada se sumergió por el pasadizo para congelar lo que quedaba y así ver por fin cómo salir de allí. Después, llevó su mano al rostro y se quitó la máscara, regresando el francés a la normalidad e hincar una rodilla agotado. No se veía tan mal como Ileana, pero aquellos movimientos lo habían dejado agotado también.
Hira se agitó y miró hacia el pasadizo. Sus ojos parecían brillar y gruñó enojado - Aún no puedo transformarme, pero tengo la fuerza para al menos transformar mi manos. Yo me encargo - y a pesar de las dificultades, el tigre mostraría que hablaba en serio, pues forzó la transformación de sus manos. Sus pupilas se afilaron por completo y empezó a golpear las plantas congeladas, aunque el hielo lasceraba su piel en ocasiones, mas no parecía dispuesto a parar. Siguió hasta que llegó a la puerta, la cual Yuki ya había congelado y con sus manos/patas goteando sangre, hizo algo que tal vez ninguno esperaría.
1/2
Ileana: 73/80; EN: 100/105
Alexandre: 67/?; EN: 90/?
Alexandre te miró con rostro algo molesto y dijo en francés para que solo tú pudieras escucharlo - Usaré lo que me queda de poder para congelar la computadora y sus cuerpos. Así no podrán usarlas de nuevo - y con eso, se puso la máscara de Yuki.
Asher caminaba por el pasillo junto con los compañeros que había tenido en la última batalla, además de unas incorporaciones nuevas que ni Ileana ni Sasaki reconocerían. El sonido del cristal rompiéndose se intensificaba a medida que la comitiva se acercaba a la puerta y se detuvo de repente. Por el momento, se escuchó la voz de Hira a través de la puerta que Asher y su comitiva tenían al frente - ¡Pranav! ¡Derriba la puerta! - y sonaba urgente. ¿Estaban en problemas Ileana, Sasaki y los demás?
Pranav, quien cargaba a una inconsciente Lena, asintió sin decir una palabra y dejó a la arquera pelirroja un momento en el suelo para transformar de nuevo sus manos en esas enormes patas de tigre y golpear la puerta de un puñetazo, rompiéndola como si de cristal se tratara. La vista hacia el interior de la habitación era algo difícil para el grupo, pero poco a poco fueron saliendo quienes se encontraban encerrados en aquel invernadero, siendo el primero Hira, quien jadeaba con los brazos convertidos en patas de tigre, justo como su hermano. Le estaba costando mucho mantener esa forma y, apenas miraron con atención, pudieron ver que estas goteaban sangre. Estaba lastimado sin duda y se veían múltiples cortadas en sus dedos. Salió y miró a Pranav para luego abrazarlo. El pelinegro le devolvió el abrazo. Al separarse, el peliblanco notó que Lena estaba inconsciente en el suelo. Su rostro se mostró preocupado, así que miró a Pranav, quien lucía arrepentido, como si se culpara por lo que le había sucedido. Los hermanos hablaban sin hablar. Poco después, el pelinegro tomó a Lena entre sus brazos de nuevo para cargarla y así poder moverse, en caso de que fuera necesario.
Fan Jie se asomó después, ayudando a Ileana a caminar, la cual se veía en mal estado y cansada. Se podía decir que no le faltaba mucho para caer inconsciente, así que la enfermera la llevaba casi cargada con una de sus manos detrás de su cuello a la par que sujetaba su cintura. Sasaki salió poco después luciendo también herido y cansado, y de último, salió Alexandre, el chico francés. Se veía agotado como todos, pero en una condición mucho mejor que Ileana y el japonés. La pequeña zorrita ártica que siempre lo acompañaba caminaba a su lado, notándose preocupada por su compañero.
Por su parte, lo que estos vieron al salir fue a Asher cargando a Jene, quien tenía la mirada perdida y parecía susurrar algo que solo quien la llevaba podía escuchar. Se veía ajena a cualquier estímulo externo. Una presencia no reconocida llevaba a una Viorica inmóvil a cuestas. Viorica llevaba un vestido rojo chino antiguo que de seguro había visto mejores momentos. maltrecho, roto y desgastado por las batallas, además de sucio. Además, el rostro de la albina estaba insanamente pálido, mucho más de lo habitual y su pecho no subía ni bajaba. ¿Acaso ella...? Si alguno se fijó en quien la cargaba, notaron a un chico que les recordaba mucho a Yi Min. Aunque su cabello era de color negro y blanco, había algo en sus rasgos y su mirada que les recordaba a la tecnópata. Tal vez eran esos expresivos ojos azules. Este se veía también herido. Solo llevaba sus pantalones y su torso estaba al descubierto. Con múltiples cicatrices de latigazos y sin zapatos, el chico retrocedió un par de pasos al verlos, como si su mayor tarea fuera proteger el cuerpo de la ojilila. Se relajó un poco al ver a Hira, mas no siguió avanzando, sino que mantuvo una distancia prudencial.
El reencuentro se había dado, aunque faltaba Râzvan. ¿Él estaría en otro lugar parecido a en el cual se encontraban todos? ¿O había muerto, acaso? Antes de que pudieran darse un saludo o preguntarse por su bienestar, el suelo empezó a temblar, mas no se abrió. De hecho, la sensación era mucho más extraña que eso. Algo en su alma retumbaba, como si su misma existencia estuviera siendo amenazada y pudieran desaparecer en cualquier momento. ¿Qué estaba pasando? Las paredes de aquel lugar se retorcían a su alrededor y todo lo que constituía ese lugar estaba empezando a cambiar.
Si se tomaron un momento para serenarse, nada había cambiado. Sin embargo, la sensación de amenaza seguía en sus pechos, alertándoles de una catástrofe y mostrándoles una puerta hacia donde la fuente de aquello estaba, aunque no era más que una pared. ¿Debían derribarla? No, algo les decía que bastaría con sobrepasarla. Era un pasaje, alguien quería guiarlos hacia ese lugar por alguna razón. ¿Por qué? ¿Sería la entrada a la máquina? Un efecto extraño e inesperado era que sus poderes no respondían a sus deseos. Era como si aquello no solo interfiriera con su espacio físico, sino con su esencia. ¿Qué era en realidad esa máquina?
Lo dejo hasta aquí para que puedan reaccionar. Luego de este post, sí dejaré un mensaje introductorio con lo que se encontrarán y les dejaré las preguntas en sus escenas para construir el post final de cierre en conjunto.
El hecho de que siguieras sintiendo cómo te debilitabas implicaba que Viorica aún no estaba de vuelta. ¿No habían ingresado entonces al portal? No tenías forma de saberlo en ese momento, así que solo podías confiar con que lo hubieran hecho. El que siguieras con voluntad de luchar a pesar de haberte entregado y estar en la situación en la que estabas solo parecía divertir a Hades. Se rio con esa expresión desquiciada y dijo - No tienes opción ahora - y con eso que parecía un control remoto, apuntó hacia un lado, apretó un botón y unos tentáculos metálicos salieron para tomar tus manos, además de salir otros dos del suelo y esposaron tus pies. Estabas recto, mas la parálisis aún no te dejaba forcejear con libertad. De hecho, el que tu cuerpo fuera movido a la fuerza por esas cosas que te sujetaban había sido doloroso. Tus músculos se resintieron. ¿Qué estaba planeando Hades?
- Verás, Cronos me dijo que ya no necesitábamos tu poder porque tenemos a otro invocador de espacio/tiempo, pero ese otro invocador no me ayudará a conseguir mi objetivo. Así que como no puedo tener a Viorica, fabriqué moldes para ella - y señaló a las chicas sin alma que se le asemejaban mucho -. Además, el invocador biológico que capturaron puede hacer lo que necesito. Solo necesitaba alguien para enrutar la búsqueda. Y ese serás tú - y así, viste cómo el suelo bajo tus pies se movía para crear una especie de plataforma móvil y te desplazaste hacia una puerta alterna, en dirección a la habitación contigua. Fue entonces que la viste, la máquina de tus recuerdos, aquella en la cual habías estado cuando eras un niño, mas esta vez había rostros nuevos. Estaban Tao He y Tao Ling, los hermanos de Wuying, así como Jin, cuya piel se veía mucho más pálida, sus ojeras estaban aún más pronunciadas y estaba más delgado que la última vez que lo habías visto. Lo curioso era que todos parecían dormir. ¿Estarían en sueños como el de Viorica?
Todos ellos estaban dispuestos en cápsulas muy parecidas a las que viste donde estaba Viorica cuando por fin ambos despertaron, mas las de ellos no estaban ubicadas de manera horizontal sino vertical. Formaban una medialuna que guiaba hacia el centro, donde estaba lo que parecía el cerebro de la máquina.
En una pequeña abertura en la máquina, lograste reconocer dos figuras más: la primera era Yi Min, cuyos ojos permanecían abiertos, mas ella no se movía. No dejaban de brillar en ningún momento y tampoco se movía. Aquel casco parecía conectarla a la máquina y tenía un traje completo que se asemejaba más a una armadura. Justo a su lado, estaba una figura que podrías recordar, mas no sería tan sencillo. Ambos estaban sentados en la cápsula en unas enormes sillas metálicas que podrían asemejarse a tronos hechos por el mismo cableado. Casi se veían como un rey y su reina. En los tiempos en los cuales habías estado en Yggdrasil, conociste a ese hombre, pero se veía mucho más envejecido que entonces y mucho más... enfermo.
Fue él quien ordenó a Caín borrar sus recuerdos y aquel que parecía estar a cargo, además de aparentar ser un compañero cercano de Hades. Sus rasgos eran mestizos, de seguro un padre oriental y el otro occidental. Sin embargo, lo que más pudo llamarte la atención era el parecido que este tenía con Jin. Si le oscurecías el cabello, eran casi como dos gotas de agua.
Este hombre tenía una delgadez enfermiza y todo su cuerpo estaba conectado por una infinidad de cables. Más que una máquina para causar el apocalipsis, parecía que esa cápsula fuera lo único que lo mantuviera con vida. Sus ojos estaban abiertos y te vio llegar. Justo entonces salió del interior de la cápsula una figura más, una bastante silenciosa, de hecho.
Ese chico de cabello blanco con un único mechón negro y ojos rojos lo recordabas también de Yggdrasil. Nunca decía una sola palabra y siempre estaba con aquel hombre de cabello lila. Lo curioso era que no había envejecido un solo día. Hizo una reverencia formal al ver a Hades y este por fin habló - Cronos, espero que no hayas olvidado tu parte del trato. Primero el alma de Jenica - y aunque por un momento pudiste creer que se trataba del ojirrojizo, lo cierto fue que le hablaba al hombre de cabello lila.
Este solo sonrió y, aunque parecía que iba a hablar, de su boca no salió una palabra. Por el contrario, los ojos de Yi Min brillaron más y la voz del hombre resonó por toda la máquina - No porque seamos socios puedes hablarme como mejor te parezca, Hades. Solo vives porque has resultado de utilidad, así que cuida tus palabras - y luego agregó -. El trato se mantiene. Para eso lo trajiste y a tus muñecas sin alma -.
Hades se rio - Tan vivas como ese homúnculo que tienes ahí - y miró al ojirrojizo de nuevo -. No olvides que el único motivo por el cual sigue sin descomponerse es por mi poder. Podría dejarlo pudrirse si quisiera -.
Eso le molestó a Cronos, quien lo miró mal y se enserió - Touché - para luego girarse hacia Yi Min y acariciar su rostro con mucha delicadeza para un destructor -. Lo dejaré en un empate porque ahora mi preciosa Yi Min está a mi lado. Con esto, seremos uno - y los ojos de la tecnópata brillaron de nuevo mientras un brazo de la máquina se acercaba a ti con una tiara muy similar a la que tenían todos aquellos durmientes en las cápsulas y que Viorica también tenía. Al estar paralizado, no podrías hacer mucho para evitarlo. Al momento en que la pusieron, sentiste que tu poder estaba siendo succionado por la máquina como antaño y sentiste una perturbación en el espacio-tiempo. Sea lo que fuera que iba a suceder, estaba comenzando y, al ser capturado, serías parte de ello... justo como dijo Hades.
Râzvan: 19/70; EN: 72/115
Râzvan está paralizado 2/3 turnos.
Lo dejo hasta aquí para que puedas reaccionar. Luego de este post, sí dejaré un mensaje introductorio con lo que pasará en la siguiente ronda y te dejaré las preguntas en tu escena para construir el post final de cierre en conjunto.
Que Pranav no hablase más no le molestó. Después de todo, entendió su mensaje con su mirada. No necesitaba más, solo moverse, tal vez para cumplir lo que le había pedido Jin, para ayudar a los demás... o para simplemente acabar con todo y morir. Ante lo que Zhong Wu le dijo, su vacía expresión sí se permitió mostrar ligera sorpresa... por muchas razones. Pero sobre todo, su mirada se quedó fija en el cuerpo de Viorica. Mientras comenzaban a caminar y Zhong Wu derribaba la puerta, Asher preguntó un poco más, llevado por la curiosidad de ver al chico tan tranquilo después de hasta hace pocos momentos estar... sufriendo a Viorica. Y por supuesto, preguntándole a qué se refería con que "cuando Viorica regresara".
Destrozado, así se encontraba. Sin embargo, no era solo el sudor que perlaba su piel expuesta o el polvo que se pegaba a este, ni siquiera su ropa rasgada y aquellos golpes y cortes visibles; más allá de eso, más allá incluso de aquellos ojos negros, un vacío inconmensurable podía verse. Todo el dolor que Asher no dejaba ver en su expresión se notaba en aquella mirada tan negra como las sombras que los cuerpos de los presentes creaban al caminar entre las luces. A pesar de ello, su temple no flaqueaba, pero tampoco daba la misma seguridad férrea que el pelinegro siempre parecía transmitir en batalla, esta vez pareciendo más un autómata que seguía moviéndose a pesar de que su cuerpo le gritara que no lo hiciera más. Y es que la fuerza que lo seguía impulsando no nacía de él mismo. ¿Aunque había sido ese el caso alguna vez?
Respirando ligeramente con fuerza por la nariz, Asher seguía caminando con los demás en silencio mientras, a pesar de todo, con delicadeza, cargaba a una Jene en sus brazos que parecía mil veces más rota que él. Su ceño, un poco fruncido, denotaba que estaba inmerso en sus propios pensamientos, tal vez con sus sentidos alertas, lo más que podían, deteniéndose frente aquella puerta a las que Pranav los había guiado. Los gritos de Hira no evocaron ninguna reacción en él, más que dar unos pasos hacia atrás para permitirle al tigre hacer lo que se proponía sin estorbo, viendo poco después cómo las figuras de los demás se revelaban y aquellos que creía muertos respiraban aún... tal vez por poco, ¿pero no estaban todos así? Su mirada vacía se suavizó un poco al ver a la enfermera junto a Ileana, y también al ver a Sasaki y el abrazo de los hermanos. Se apartó un poco más y, afirmando su agarre en Jene, mirándola por un momento, como si le dijese algo a través de un silencioso pensamiento, acercándola un poco más a él con esa mirada que desvelaba tristeza. Alzó un poco el rostro de nuevo hacia los demás, mas cualquier clase de saludo debería esperar, pues aquella sensación tan extraña llegaría a todos sin que Asher supiera que había sido lo mismo para los demás. Dio un paso hacia atrás y frunció bastante el ceño, agitando un poco la cabeza y por poco soltando a Jene, cosa que por fortuna no sucedió. Le costó un poco recomponerse luego de que la sensación pasara un poco, sintiendo que todo a su alrededor daba vueltas aún. Intentó invocar sus poderes... pero nada sucedió, y eso sí que rompió su expresión, haciéndolo verse desconcertado. Lo hizo un par de veces más hasta que miró alertado a los demás, así como esa pared que parecía llamarlos. Su ceño se frunció poco a poco una vez más, pues algunas ideas comenzaban a formarse en su enturbiada mente mientras seguía intentando usar su poder. Al parecer... la hora había llegado. ¿Más allá de esa pared se encontrarían con Jin y los demás...?
Sasaki tenía una extraña sensación con todo aquello. Había prometido a Ileana que no le pasaría nada, ni a él ni a ella, pero con cada paso que daban dudaba más y más que pudiese llegar a cumplir aquella promesa. En su fueron interno algo le decía que sería totalmente imposible, pero si determinación me empujaba a creer que quizás, solo quizás, pudiese cumplir la parte de que al menos ella pudiese salir de allí con vida.
Sonrió tristemente mientras observaba el bamboleo de los cabellos negros de la joven, que caminaba unos pasos por delante. Desde luego, si eso sucedía no le perdonaría jamás, pero...-¿Qué puedo hacer?- Pensó mirando la comitiva que formaban: Todos heridos, cansados, perdidos, y aún con enemigos por delante que no se habían desgastado en el combate.
Evitó suspirar en voz alta. Si en su mano estuviese, tocaría a retirada e intentaría sacar a todos de allí. No confiaba en que pudiesen completar la misión, no así.
Y en entre esos oscuros pensamientos apareció el otro grupo, el abrazo de Pranav y Hira, la vision de Asher y una Jene agotada. Al contrario que a algunos otros, esa visión no reconfortó en absoluto a Sasaki. Clavó su vista en el suelo y apretó la mandíbula.
-Así no podemos hacer frente a nadie...- Sus compañeros estaban casi tan mal como ellos y había algunos que ni si quiera conocía y no podía confiar en su lealtad.
Intentó calmar sus pensamientos para que no le sumiesen en la desesperación y resignación. Alzó la vista para decir algo al grupo pero en ese momento las cosas empezaron a cambiar y por instinto el japonés se posicionó al lado de Ileana con una vana esperanza de protegerla dado su estado.
-Parece que nos están diciendo por donde debemos ir- Pronuncio en voz baja, aunque no le costó hacerse oír ante el grupo. Aquel poder le recordaba al de Wuying, la primera vez que había entrado en la base, parecía que había sucedido hace una eternidad- No sabemos que nos espera al otro lado,pero dudo que sea algo bueno. Aquellos que no podáis luchar quedaos atrás y cuidad de los heridos- miro a todos para ver si estaban de acuerdo- Si las cosas se complican... Buscad una salida y huid de aquí.
Él desde luego no estaba entre los que podían luchar, pero parecía que su intención era ir de los primeros igualmente. Aún tenía cuentas que saldar y quizás un último impulso mental en el momento adecuado podía cambiar la situación.
Antes de que sucediera el reencuentro con los pocos sobrevivientes, Ileana apenas y lograba salir de la habitación gracias por la ayuda brindada mientras reflexionaba sobre lo que había sucedido unos segundos antes en la habitación que ahora Alexandre selló como tumba de sus últimos oponentes. Había visto a Yuki queriendo retarla por una especie de rivalidad sin sentido que sentía hacia ella, pero se había limitado con un tenue gracias porque ese árbol de hielo... le pareció más un detalle de ellos que una consecuencia de la invocación de hielo; y, por supuesto, por lo que dijo antes. Debido a su estado mental se le pasó por alto la mirada severa de aquél espíritu, pues no pensó que antes hubiese hecho algo malo.
Cuando lograron salir del invernadero gracias a la intervención de los hermanos y estos se abrazaron, siendo lo primero que llamó poderosamente la atención a Ileana, la francesa miró por donde habían salido pasando por alto la salida de Sasaki, Alexandre y Yuki. Sus ojos rojos se centraron en un punto de aquél lugar, un bulto de hielo que parecía tener a alguien dentro, e inmediatamente sollozó sin lograr contenerse. Tal vez se debía a las heridas y cansancio, un estado deplorable y vulnerable a la vez; pero sintió una envidia terrible hacia los Bakshi y para no verlos con resentimiento puro, bajó su mirada al suelo mordiéndolos con fuerza hasta casi romper la piel, cosa que no logró por lo débil que estaba. ¿Por qué Hira sí logró reencontrarse con su hermano? En esos pequeños segundos ni siquiera sintió alegría por él. ¿Eso la hacía una mala persona?
Pasados unos momentos, la ojirojiza se estabilizó y alzó su mirada para por fin ver a los demás, percatándose de la ausencia de Râzvan y un chico de ojos azules que no le era familiar* que llevaba a una Viorica sin vida. Ver a la joven así le hizo cerrar sus ojos ya que le estaba agradando de las pocas veces que habían interactuado juntas, luego a Xiao y finalmente a Jene en sus brazos y una Lena inconsciente. No era un buen grupo para llegar al combate final... ¿De verdad había una oportunidad? Alexandre estaba molesto con ella, ¿podría cumplirle esa petición egoísta que solicitó si ese escenario fatídico llegaba a ella?
Con su mirada buscó a Sasaki, tratando de alcanzarlo con un brazo mientras era sujetada por Fan Jie. Él era el único, y es lo que pensaba Ileana en esos precisos instantes, que no la juzgaría y quería tocarlo para desvanecer parte de las sombras que no se iban debido a lo que sentía a los Bakshi y Alexandre, pero en ese instante el sitio tembló y se sintió completamente amenazada. Por instinto e ignorando que si lo hacía se desmayaría, intentó invocar sus hilos pero ellos no acudieron a su llamado. LA joven abrió los ojos sorprendida y asustada, aunque luego empezó a reír sutilmente de manera amarga llegando a la conclusión de que la ilusión que uno mismo tenía sobre su vida era una ilusión inocente y estúpida. Jin se lo dijo una vez cuando platicaron por primera vez en años, y aunque él quiso desestimar su propio comentario, esas palabras se le grabaron con fuego para incluso recordarlas ahora.
-Con esas indicaciones prácticamente todos nos quedaríamos atrás-arremetió contra Sasaki con una mirada vacía aún con una leve sonrisa amarga-. Puede que no pueda luchar, pero sigo viendo y escuchando, analizando y prestando atención; y lo mismo se puede decir de quienes estamos aquí escuchando-se detuvo en Xiao y Pranav. Si iban a la boca del lobo... ¿Ellos dejarían a Lena y Jene? Estorbarían, pero no lo diría en voz alta y dudaba que quisieran separarse de ellas, aunque al final era decisión de ellos-. Sin embargo, tienes parte de razón. Cambiemos tu indicación un poco: los que quieran ir que nos acompañen y los que quieran quedarse, busquen otra salida-se incluyó en el grupo que iría por el pasillo aunque obviamente no estaba en sus posibilidades. Ileana no quería que decidieran por ella y prefería morir según sus condiciones. Después de decir eso, suspiró y su semblante ácido se relajó rápidamente. Se le veía más agotada y derrotada-. Tomemos nuestras propias decisiones mientras nos sea posible y con lo que podamos... ayudar.
Miró a Sasaki pidiendo disculpas por su arrebato anterior y después a Yuki con Alexandre, pues no sabía cómo afectaba a los seres como la zorrita este cambio de escenario y en el que sus invocaciones no eran posibles de manifestar. Así que les preguntó en francés si estaban bien con genuina preocupación, pero sin energías por el momento. Una parte de sí se alegraba que el francés no estuviera tan mal como ella así como Sasaki... los dos tenían más oportunidades de huir si la situación empeoraba, ella era peso muerto. Si debían dejarla atrás lo aceptaba... tenía miedo, pero estaba en paz con esa decisión.
*Estuve buscando en Ecos de la Memoria y escenas pasadas y no conozco en persona a Yi Min. Sí que se le mencionó y que es Gaia, pero no encontré algo que indicara que alguna vez la vio. Y de ser así, puedo suponer que fueron encuentros casuales por el refugio de escasos segundos o que ni siquiera le prestara atención, pero de todas maneras a Ileana no le sonaría de nada el chico.
Siempre hay elección. Pensó para sus adentros, más no se pronunciaría, no le daría el gusto al narcisista que se identificaba con un falso dios de la muerte. No obstante los tentáculos le hicieron gritar y retorcerse como un gusano. Con la mirada fija en él escuché el discurso sobre cómo me quería para enrutar una búsqueda. Mordió su labio, más el dolor y la parálisis le impedían actuar como le gustaría. Maldijo a su captor. Estaba seguro de que ese otro invocador del que hablaban es el que les salvó la vida en el último encuentro.
Ver en aquel estado al peliverde casi despertó cierta compasión por él. Pero lo que sí consiguió revolverle un poco el estómago fue la visión de Yi Min. Ella le caía bien, pero el otro... le daban ganas de vomitar.
Esbozó media sonrisa para intentar mantener las apariencias mientras hablaban el falso señor del tiempo y el falso señor de la muerte, creyéndose por encima de la creación.
Râz podría estar de acuerdo -y en gran parte lo estaba- con el hecho de que objetivamente los invocadores eran superiores a los humanos, sin embargo esos dos sólo buscaban el placer de la carne de dos jóvenes que pasaban de ellos y así alimentar sus egos inhumanos.
Si pudiese moverse trataría de hacer algo, de destruirlo todo, con él dentro, pero... no tenía ese poder. Su poder iba a ser succionado por la máquina y sólo pudo esperar que Jin hubiese guardado algún as bajo la manga de sus recuerdos, porque aunque pondría todo su espíritu en resistir o dirigir al menos aquella succión los recuerdos de aquella máquina infernal se le antojaban superiores a él mismo.
Por favor, Viorica... al menos tú debes vivir.
Tirada oculta
Motivo: ¿Resistirse?
Tirada: 2d6
Dificultad: 20+
Resultado: 5(+10)=15 (Fracaso) [1, 4]
El chico de cabello bicolor y ojos azules te miró cuando preguntaste y dijo con una expresión triste - Viorica ya había muerto una vez. Por eso nos capturaron y nos pusieron en esa especie de incubadora desquiciada. Ella... tiene la capacidad de volver a la vida, aunque desconozco los detalles - y miró un momento su cuerpo -. Mas eso no quiere decir que sea fácil verla morir - y los demás escucharon aquello con curiosidad. ¿Entonces no había muerto?
Pranav los miró un momento, como si comprendiera aquello de una manera más personal y luego fue cuando se escuchó la voz de Hira a través de la puerta.
Alexandre miró a Ileana y se mostró contrariado. Asintió y no dijo nada más... al menos de momento. Yuki, la pequeña zorrita ártica, simplemente le volteó el hocico de mala manera, aunque cuando pasó aquello, su forma se volvió traslúcida por solo un momento. Se veía debilitada como todos y se tambaleó, teniendo Alexandre que cargarla porque esta se veía desorientada. Ella era una invocación, después de todo, así que no le era fácil mantenerse allí cuando había algo que estaba interviniendo directamente con ellas.
Hira miró a Sasaki, quien trataba de mostrar un lado valiente a pesar de lo amarga que era la situación - No podría estar más de acuerdo con Arachné. Todos hemos arriesgado mucho para llegar hasta aquí - y miró un momento a Pranav, quien asintió a sus palabras -. Así que lucharemos hasta que se nos acabe la fuerza. Si no salimos de esta, al menos habremos luchado hasta el final -. A pesar de su fuerte declaración, Hira no parecía dudar. Se acercó a Lena y acarició su cabello para decirle -. Lena, perdónanos. Tal vez debas llevarnos a ambos a casa de nuevo - y tanto este como su hermano sonrieron para luego disponerse a cruzar aquella puerta a lo desconocido.
Alexandre seguía cargando a Yuki en sus brazos, la cual no se veía en las mejores condiciones. Podían no poder usar sus invocaciones allí, pero ¿sería lo mismo tras el portal que les estaban abriendo? ¿Y quién lo hacía? Eso no parecía importarle. Miró al japonés con el ceño fruncido y se dispuso a ir a su lado, no dejándolo solo en el frente. Con o sin su invocación, no parecía dispuesto a retroceder. Pranav fue el siguiente y, junto a su hermano, se posicionaron a la cabeza.
Fan Jie seguía ayudando a Ileana, quien se había mareado por tratar de invocar sus hilos sin éxito. La acompañó y sonrió mirándolos a todos - Dijimos que llegaríamos hasta el final. Muchos se han sacrificado para que estemos aquí, así que lo mínimo es luchar por quienes ya no pueden, ¿no creen? - y en su mente estaban Hana y Su Wen. Ambas habían luchado valientemente hasta perder la vida. Si ellas no habían retrocedido, Fan Jie tampoco lo haría.
No parecía que nadie quisiera retroceder, así que no quedaba más que avanzar. Así, todos marcharon hacia la distorsión temporal que habían sentido con la seguridad de que podrían atravesar la pared. Estando más cerca, pudieron ver que la realidad se doblaba sobre sí misma para darles paso. Era el momento de atravesar la puerta a la batalla final... la cual podría resultar en su inminente muerte.
1/2
El espectáculo recién comenzaba, pues los actores ya estaban reunidos. El grupo que recién llegaba había pasado un extraño portal que les había llevado a la entrada a la máquina, mas nadie sabía si estarían preparados para lo que les esperaba. Si bien ya podían usar sus poderes, había algo en el ambiente que lo hacía todo sumamente complicado. Además, la mayoría estaban al límite. Lo que se encontrarían sería algo que, tal vez, solo podrían haber imaginado ver en una retorcida pesadilla.
La máquina se asemejaba a una creación de la ciencia ficción de los setenas, recordándoles todo aquello al refugio, pues su tecnología guardaba grandes similitudes. Había muchas cápsulas como las que habían visto durante todo su caminar por ese lugar, solo que las que había en donde estaban no yacían acostadas en el suelo, sino que estaban posicionadas de manera vertical, formando una medialuna que guiaba hacia el centro, donde estaba lo que parecía el cerebro de la máquina. Con solo poner un poco de atención, pudieron reconocer con claridad a quienes estaban dentro de ellas: Tao He y Tao Ling, los hermanos de Wuying, así como Jin, cuya piel se veía mucho más pálida, sus ojeras estaban aún más pronunciadas y estaba más delgado que la última vez que lo habían visto. Lo curioso era que todos parecían dormir. ¿Por qué?
En una pequeña abertura en la máquina, lograron reconocer dos figuras más: la primera era Yi Min, cuyos ojos permanecían abiertos y no dejaban de brillar en ningún momento, mas ella no se movía. Aquel casco parecía conectarla a la máquina y tenía un traje completo que se asemejaba más a una armadura hecho de cables. Justo a su lado, estaba una figura que podrían recordar, mas no sería tan sencillo. Ambos estaban sentados en la cápsula en unas enormes sillas metálicas que podrían asemejarse a tronos hechos por el mismo cableado. Casi se veían como un rey y su reina. En los tiempos en los cuales habían estado en Yggdrasil, conocieron a ese hombre, pero se veía mucho más envejecido que entonces y mucho más... enfermo.
Fue él quien ordenó a Caín borrar sus recuerdos y aquel que parecía estar a cargo. Junto a esta enorme esfera estaba Hades de pie, con un Râzvan que era sujetado de pies y manos y que ahora portaba una corona similar a la que tenían todos los que estaban en las cápsulas, mientras sus ojos brillaban incesantemente. Los rasgos del pelilila eran mestizos, de seguro un padre oriental y el otro occidental. Sin embargo, lo que más llamó su atención era el parecido que este tenía con Jin. Si le oscurecías el cabello, eran casi como dos gotas de agua.
Este hombre tenía una delgadez enfermiza y todo su cuerpo estaba conectado por una infinidad de cables. Más que una máquina para causar el apocalipsis, parecía que esa cápsula fuera lo único que lo mantuviera con vida. Sus ojos estaban abiertos y los vio llegar. Vieron entonces una figura más, una que tal vez solo algunos reconocerían como uno de los tantos científicos que rondaban en Yggdrasil, mas este no decía una palabra. Se mantenía junto al cerebro de la máquina como un maniquí. Incluso en el pasado, nunca decía una sola palabra y siempre estaba con aquel hombre de cabello lila. Lo curioso era que no había envejecido un solo día.
Hades, un hombre de cabello claro y rasgos claramente occidentales, estaba junto a Râzvan y miraba con una sonrisa que se iba desquiciando con cada segundo que pasaba. Miraba a su hija y dijo - ¡Sabía que serías la clave! ¡Una vez la doncella de la luz esté con nosotros, Jenica regresará! - y empezó a reír. A pesar de todo, no se apartaba de Râzvan. Si bien el peliblanco sentía que había recuperado movilidad, también era cierto que sus fuerzas estaban siendo consumidas por la máquina poco a poco. ¿Acaso podría sobrevivir lo suficiente?
El hombre de cabello lila se giró hacia Yi Min, quien seguía sin reaccionar a ningún estímulo externo, a pesar de que Zhong Wu había empezado a gritar su nombre. Tocó su mentón con delicadeza y, a través de la máquina, aquella voz de pesadilla se escuchó. Él no parecía tener la fuerza de hablar por sí mismo. Era él quien obligaba a Jin a usar esa máquina que amplificaba sus poderes para borrar los recuerdos de todos - Mi querida Yi Min, seremos los reyes de una nueva era. Crearemos un mundo donde el poder de los espíritus de la antigüedad nos guiará. Allí serás por siempre mía. Pero no te preocupes, tus amigos nos acompañarán. Todos se rendirán ante el poder de nuestra verdadera diosa -.
Las cápsulas donde estaban los demás invocadores comenzaron a brillar y una visión que tal vez solo uno de los presentes no había visto apareció de nuevo. Los ojos de Yi Min brillaron con todo lo que tenían, al punto en que parecía que salía fuego por sus iris y una puerta se abrió en el techo. Lo que había allí era un portal gigantesco y, en su fondo, pudieron ver las pirámides de Egipto, mas no tan devastadas como hasta ahora, sino mucho más esplendorosas. Había golems de piedra luchando y ejércitos en guerra. ¿Era un portal al pasado? Como si el sol mismo estuviera colándose por el portal, una los los encegueció por un momento, revelando poco después una aparición que no podía definirse más que como... divina.
Su luz era cálida y su presencia era tan sobrecogedora que era imposible no quedarte mirándola. Al abrir los ojos, sus iris eran tan alucinantes como su cabello, asemejándose a cristales que reflejaban su propia luz como una vista fuera de este mundo. Sin embargo, sus rasgos eran los de una chica occidental que Ileana podría reconocer bien: era su amiga Marysel. ¿Cómo era posible si ella no era ni siquiera una invocadora? Y, a pesar de eso, la aparición de Zhou Jin y Meng Ru como sus guardias personales confirmaría en parte que sí era la misma que habían visto a las afueras del refugio. Claro que Zhou Jin también tenía los ojos cerrados, mientras que Meng Ru no. Y parecía bastante consciente de todos sus alrededores.
Aunque el hombre de cabello lila parecía listo para decir algo más, aquella doncella luminosa hizo un delicado movimiento con su mano y su voz no salió por la máquina. ¿Era tal el poder de aquella chica? Los miró y su voz angelical acariciaba sus corazones desdichados, dándole cobijo a sus dudas y preocupaciones - Su dolor me ha llamado. Su sufrimiento es insoportable y la tortura a la cual se les ha sometido es atroz. Vengan conmigo, elegidos. En mi luz tendrán siempre paz y felicidad. Yo arreglaré lo que está roto y repararé el daño en este mundo. Vengan a mí y no habrá dolor nunca más - y extendió sus manos. El gesto les hacía sentir que recibirían su abrazo y todo estaría bien. Esa paz tan sobrecogedora que les había embargado al verla por primera vez no se comparaba en nada a esto. Sus palabras acariciaban sus mentes como un bálsamo curativo y el solo pensar en negarse parecía una blasfemia. ¿Podrían luchar contra algo tan puro y sacro?
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Bueno, las preguntas estarán relacionadas con este último post, así que recuerden no postear, solo responder a las preguntas.
Aquella figura femenina, como un sol en medio del invierno, había llegado a llenar sus almas de calidez y a reparar sus corazones heridos. Sin embargo, no todos querían ser sanados o salvados. Había unos cuantos que se entregarían a la total desesperación a pesar de aquella luz de esperanza.
Por primera vez desde que todo el infierno se había desatado, Asher tenía total certeza de que las cosas por fin terminarían. Contrario a lo que podría esperarse, sus ojos vacíos brillaron un poco, y una gran descarga de adrenalina hizo latir su corazón con fuerza. Por un momento, no pudo evitar sentirse pequeño ante aquella máquina y todos esos cables. Sus ojos, por sí solos, siguieron los recorridos de estos, encontrándose con cada una de las cápsulas que mantenían a los últimos miembros del refugio cautivos. Apretó suavemente sus manos en torno a Jene y su mirada se fue entristeciendo cada vez más al encontrarse con Yi Min, pero sobre todo con Jin, a quien se quedó mirando por largos segundos antes de reparar en aquel hombre al lado de la científica. Contrario a lo que había mostrado con Jin y Yi Min, su ceño se fue frunciendo hasta que todo vino a él, recordando quién era. Sus labios se entreabrieron y una fantasmal sonrisa se dibujó mientras el hombre hablaba. Hades, Râzvan; no capturaron su atención. Como si estuviera desquiciado, aquella sonrisa se hizo más notoria mientras Asher se acercaba a Pranav, con una expresión rota... casi enloquecida. Mientras su sombra volvía a retorcerse de forma extraña, desagradable a la vista, casi como si gritara, el pelinegro acarició la mejilla de Jene con su pulgar y se agachó, poniéndola al lado del tigre sin decir una sola cosa. Sin girarse a nadie más, se puso de pie, casi tambaleante, y no dudó en desenfundar su mandoble una última vez, una que estaba seguro lo sería sin duda. Sosteniéndolo con una mano, arrastró la punta por el suelo. Su vista estaba fija en Yi Min... tal vez de forma muy peligrosa. Dio unos cuántos pasos hacia adelante sin escuchar a nadie. Sin embargo, cuando todo comenzó a brillar, se detuvo de golpe.
Su vista, completamente oscurecida, se quedó completamente absorta en aquella aparición repentina. Su mano, sujetando dolorosamente el mango de la espada hasta el punto que temblaba. Su sombra, gritaba. Asher luchó para moverse, para dejar de mirar a aquella... ¿diosa? No pudo. En algún punto, simplemente se rindió a ella... tal vez cansado. Tal vez con la esperanza de que ella fuese quien acabara con todo. ¿Podía realmente ella acabar con su sufrimiento? Aunque su sombra seguía retorciéndose, bajo la cálida voz de la mujer simplemente cedió del todo, rindiéndose ante ella.
Pranav, quien observaba cómo el pelinegro se había rendido, observó a la Jene que había en el suelo, quien solo estaba allí, recostada contra sus piernas mientras este sostenía a Lena. No podía llevarla él mismo, pues tenía a la pelirroja, pero si era necesario mantener su forma humana para eso lo haría. Hira comprendió lo que su hermano quería cuando lo miró, mas no podía estar de acuerdo. Por eso, se acercó a Asher y lo sacudió de los hombros, intentando que reaccionara, mas este parecía absorto en la promesa de la mujer. Aquella aparición miraba al pelinegro con tristeza, aunque su faz no cambiara en ningún momento de forma. Era como sentir su pena a través de su luz.
- Pobrecillo. Tal vez no pueda cumplir tu deseo, pero mi luz te guiará por un camino más feliz - y, apenas extendió su mano hacia este, Hira se puso frente a él, dejando ver parte de su rostro cambiado frente a aquella mujer.
- ¿Eres tú su falsa diosa? Los inmortales como nosotros hicimos una promesa. Un pacto de sangre. ¿Cómo puedes haber olvidado lo que sucedió en la antigüedad? - y Pranav, quien aún no se apartaba de las dos mujeres, miraba también con fiereza a la mujer.
Esta solo miró a Hira y, con un simple gesto de su mano, hizo que el tigre de cabello blanco volara por los aires hasta una pared. Fue cuidadosa de no dañar la máquina. Era curioso porque el pelilila no había podido decir una sola palabra aún - Es curioso que te compares conmigo cuando tus poderes están sellados, protector del bosque -. Se dispuso a extender su mano de nuevo, mas fue interrumpida por Hades de nuevo.
Con rostro enloquecido, mas con furia en sus iris habló - Prometiste que traerías a Jenica contigo. ¿Qué hay de ella? ¿Su alma? - y este se había girado, desatendiendo a su hijo, quien estaba aún aprisionado detrás de este, mas no sentía más el peso de la parálisis sobre su cuerpo. Sin embargo, aún tenía el collar consigo. Sabía que, si quería una oportunidad, solo tendría esa, pero sufriría en el proceso.
La diosa miró al rubio con algo de desaprobación, aunque nuevamente no era algo que mostrara en su rostro, mas podían percibirlo en su luz. Decidió responderle a pesar de que no lo veía necesario - Su alma no quiere regresar, mas ha estado al otro lado desde la última vez. Lo último de su consciencia despertó de su sueño hace poco. Has creado un cuerpo, mas no garantizo que el alma lo acepte o acuda si de verdad no quiere - y bajó la mano que se dirigía a Asher para luego apuntarle a una de aquellas mujeres parecidas a Viorica. El cuerpo de esta levitó y se acercó hasta donde estaba ella. La tomó con delicadeza del mentón, le acarició la mandíbula y, con un sencillo beso, le transmitió su luz. Los ojos de Yi Min empezaron a brillar más fuertemente y de estos brotaron lágrimas de sangre. Estaban llevando su invocación al límite. Entonces, los cuerpos de Ling y He se movieron... sus ojos empezaron a brillar también y un hilillo de sangre apareció por sus bocas. Sea lo que fuera que estaba haciendo esa "diosa", los estaba matando. Râzvan sintió cómo lo mismo parecía estarle pasando a él, pero este no se rendiría. Así fuera solo porque sentía que no quería que Hades obtuviera lo que quería, se logró sobreponer a lo que estaba sucediendo lo suficiente como para invocar algo que no había intentado hasta ahora.
- ¡Maldito Hades! ¡Dijimos que sería primero mi cuerpo! - gruñía el pelilila desde aquella extraña cúpula. ¿Acaso se había roto el control de esa diosa? Tal vez era así de grande su poder o la diosa decidió que siguiera con sus sandeces. Después de todo, no era rival para ella.
La energía de Râzvan se mezclaba a la del portal y eso todos podían sentirlo, enrutando aquella magia hacia un momento en el tiempo, entrando en sintonía con la magia de He. Los estaban drenando, sin lugar a dudas. Entonces, tal vez furioso o decidido, era difícil saberlo por su falta de expresión, el peliblanco decidió contraatacar. La descarga del collar en su cuello no se hizo esperar, mas este se sobrepuso a ella y logró algo que ninguno había visto hasta ahora: Justo en el núcleo, arriba de Yi Min y Cronos, un hoyo negro se formó sobre sus cabezas. Este empezó a absorber todo en ese lugar, dañando el cableado y desmoronando poco a poco el casco que conectaba a Yi Min. Se deshacía como si de una lata se tratara, pero parecía que también succionaría a la tecnópata, así que Cronos reaccionó con rapidez y la descarga del collar fue mayor, deteniendo su invocación. Sin embargo, había funcionado hasta cierto punto, pues la diosa había soltado y dejado caer a aquella zombie sin vida. Su piel se veía más saludable, mas se empezó a pudrir poco a poco, hasta que solo quedó una masa sanguinolienta de carne y sangre. El olor era insoportable. Hades gritaba en desesperación y Râzvan, aturdido, sonreía con malicia. Era su pequeña venganza.
Fue esta brecha la que aprovechó Sasaki, quien le habló a la mujer con palabras altaneras - Todo lo que necesito para ser feliz ya lo tengo, siempre que acabemos con aquellos que quieren nuestro mal - y sus ojos se posaron en el pelilila, brillando con aquella luz azul mientras se concentraba solo en este. Estaba decidido a atacarlo o entrar en su mente, mas esta no sería una buena decisión. De hecho, Ileana pudo presentir que algo no iba bien, así que trató de persuadir al japonés de detenerse, pero tarde. El pelilila lo miró y sus ojos brillaron también de azul al sentir aquel ataque psíquico venir hacia él. Fue entonces que el japonés pudo sentirlo por sí mismo: el sueño que había visto en Lu Feng... todo era obra de ese hombre. Tal vez era muy tarde para darse cuenta de que lo que Alix le advirtió era cierto: si intentaba hacerlo de nuevo, lo atraparía... y lo hizo. El japonés se quedó congelado allí, como si fuera completamente ajeno a su cuerpo. Por más que Ileana intentara llamarlo, no hubo respuesta alguna de parte de este. ¿Qué veía él? Podía verlo todo, mas no podía actuar.
La mujer luminosa miró a Sasaki y dijo - Los humanos son necios. Si te hubieras unido a mí, evitarías haber caído en ese profundo sueño. Pero ahora... solo eres parte de él -.
Algo inesperado sucedió y unas cuantas alarmas saltaron. La corriente de las cápsulas parecía intermitente y el núcleo perdía potencia. ¿Qué estaba pasando? La mujer se llevó una mano al pecho, pues parecía dolerle. Incluso su luz parecía titilar por momentos. Esta miró a la tecnópata, cuyos ojos brillaban con menos intensidad. Algo estaba fallando y lo sabía. Descendió del cielo bruscamente frente a Asher y se quedó de pie, aunque jadeaba y empezaba a sudar - ¿Qué... hiciste? - y miró a Râzvan. ¿Era eso?
La francesa no podía aceptarlo, pero ¿qué podía hacer ella allí? No mucho en realidad. Si atacaba, de seguro caería inconsciente. Las pocas energías que le quedaban eran apenas suficientes para cargar su propio cuerpo, así que ¿qué podrían hacer? En realidad, solo había una cosa más que Ileana pudiera hacer. Si bien su cuerpo estaba echo trizas, su mente funcionaba sin problemas. Por lo mismo empezó a dar indicaciones. Para un ojo observador como el suyo no fue difícil ver que el agujero negro creado por Râzvan había dejado cierto malfuncionamiento en el núcleo de la máquina y los ojos de Yi Min ya no brillaban de la misma manera. Su preocupación por el japonés la había llevado a acercársele en un intento desesperado de ayudarlo, mas sabía que no podían quedarse así. Por eso, le pidió a Fan Jie que la soltara e indicó a Pranav que dejara a Lena. Necesitaría su ayuda. Ambos parecieron comprender aquello. Solo faltaba un pequeño engranaje. Ante la disputa interna entre los cabecillas y aquella diosa que parecía velar únicamente por sus propios intereses, esa podía ser su única oportunidad. Con las indicaciones de Ileana, tanto el tigre como la enfermera asintieron.
Pranav dejó a Lena junto a Jene, resguardadas cerca de la entrada, de modo que el caos de la batalla no las alcanzara. Con indicaciones de la francesa, Pranav se acercó a Zhong Wu y le dijo algo en voz baja. Sí, así es. Pranav le había dicho algo en voz baja a Zhong Wu. Aquellos que aún no habían escuchado su voz de seguro se habrían sorprendido, pero este se cercioró de que nadie escuchara. El ojiazul chasqueó la lengua y asintió. Pranav volvió a su forma de tigre y vio el cable que sería su objetivo, aquel que la francesa había señalado. Salió corriendo hacia él, mas una de las copias de Viorica se interpuso, siendo despedazada por las fauces del tigre. Hades parecía igual de desquiciado, gritándole órdenes a sus marionetas. Sin embargo, no sería Pranav el único que se dirigiría a atacar el cable que parecía la fuente de poder, pues hubo alguien más.
El ojiazul que aún cargaba a Viorica a cuestas gritó con toda su fuerza, a la par que su cabello y su deshilachado pantalón se movían con un viento que parecía nacer de él. Sus ojos brillaron un momento y un fuerte tornado que nació desde su boca se dirigió hacia Cronos - ¡Deja a mi hermana, gran hijo de puta! -.
El viento cortaba todo a su paso, dañando uno que otro cable que alimentaba el circuito, para terminar contra Cronos, quien concentrado en mantener el poco control sobre la máquina y sobre Sasaki, no pudo evitarlo. El ataque dio en pleno, cortando varias conexiones que tanto él como Yi Min mantenían funcionando y aquel lugar se sumió en una total oscuridad por unos segundos... aunque la luz de emergencia surgió poco después. La atmósfera rojiza que había ahora les recordaba un poco a la sala donde Cronos había obligado a Caín a borrar los recuerdos de todos, así como la sensación de encierro que esa habitación daba. La luz de aquella diosa se debilitaba cada vez más, cosa que hizo que Asher saliera del trance en el cual esta lo había puesto, entregándose a esa extraña paz. Una parte de sí comprendió que no serviría de nada, pues su deseo real no se cumpliría. Era imposible, ¿no es así? Solo había un invocador allí con el poder de traer a alguien a la vida, pero ¿a qué precio? ¿De verdad quería que sus seres queridos estuvieran bajo su yugo eternamente?
Pranav había despedazado a los clones de Viorica y Fan Jie se había escabullido por detrás, aprovechando la conmoción, para sacar a la tecnópata. Aunque no sería tan fácil, pues Cronos se daría cuenta y la atacaría con algunos cables que aún funcionaban, atravesando sus manos y pies, haciendo que la mujer gritara del dolor. El tigre negro terminó con su última presa y rugió con tanta fuerza que la estructura de ese lugar tembló. La potencia de su rugido cortó el control de Cronos sobre los cables y la enfermera los cortó con un movimiento veloz de sus manos. Soltó a Yi Min y Cronos la atacó de nuevo, mas esta vez el golpe sería mortal, pues atravesó su vientre. Esta no se detuvo y le quitó la corona metálica a la tecnópata, haciendo con ello un sonido de apagado total de la máquina, aunque cayó sobre la chica poco después. Su vida se extinguió ahí, pero al menos había cumplido su cometido. Para Pranav no sería fácil sacar a Yi Min de allí, pero habría dos personas más que se alzarían a ayudar.
Hira, en vez de enfrentarse directamente a la diosa de nuevo, se había escabullido como mejor había podido. No podía usar su forma de tigre todavía, a diferencia de su hermano, así que tendría que apañárselas lo mejor que podía. Hades estaba gritando como un demente y había descuidado a Râzvan, así que el peliblanco de ojos atigrados se le acercó, reventó el collar que controlaba su poder a pesar de la descarga que recibió, y soltó sus ataduras. Le pidió que creara un portal de bajo de los pies de Yi Min, de modo que la sacaran de allí y la llevaran a donde estaba Lena. El hermano se encontraba debilitado y temía fallar, mas se concentró lo más que pudo en su tarea y lo consiguió. No había sido perfecto pero había logrado cortar parte del núcleo con ese portal, a la vez llevando allí a Yi Min y a una ya inerte Fan Jie. Sus piernas habían sido cortadas en el proceso, mas ya ella estaba muerta...
Asher, habiendo regresado en sí y Sasaki, quien había salido del control de Cronos por el ataque de la enfermera a este, tenían campo para actuar. Ambos recordaron una promesa, la cual les había sido encomendada por el mismísimo Caín. Usarlo. Era su último deseo: morir junto con la máquina. El japonés logró detectar esos pensamientos superficiales en el espadachín, de modo que en una charla telepática lograron ponerse de acuerdo. El control de Cronos sobre el área era casi mínimo, cosa que Sasaki podía percibir a la perfección. Asher dejó a la diosa en manos de Ileana, pues esta le había pedido que le permitiera intentar recuperar a su amiga y se lanzó en aquella oscuridad hacia la cápsula donde Jin se encontraba.
Ileana miraba a la diosa no como tal, sino como su amiga. Por lo mismo, debía salvarla. Intentó hablarle, pero al principio, su guardaespaldas se lanzó a atacarla, cosa que Yuki evitó, declarándole este la guerra al invocador de agua. Agua y hielo... eran elementos afines, pero ligeramente diferentes. ¿Quién ganaría? El único objetivo de Alexandre era detenerlo, pero cuando Zhou Jin invocó sus chakram de hielo, supo que tendría que luchar en serio. Y Zhou Jin no había estado luchando, así que estaría en una clara desventaja.
Ileana se acercó a Marysel, quien parecía estar sufriendo y la abrazó. Le dijo algo en el oído que desató las lágrimas de la francesa y la diosa lloró. ¿Por qué lo hacía? Poco después, emitió aullidos de dolor y su refulgente figura titilaba con la de una chica pelirroja con apariencia más ordinaria. Aunque la luz lastimaba a la pelinegra, no la soltaba. Resultó con algunas quemaduras en su piel, hasta que la luz salió toda disparada hacia el cielo, yéndose con ella la aparición divina que aquella diosa representaba y dejando a una chica maltrecha y desnutrida, cuya vida pendía de un hilo. Aquella invocación había consumido su cuerpo. ¿Cómo podía un cuerpo humano soportar la posesión de un espíritu tan antiguo? Los tigres lo sabían, sabían que era muy posible que la chica no sobreviviera, mas no le dirían eso a Ileana, quien recién había recuperado a su amiga perdida.
Era posible que esto hubiera ocurrido en el momento justo, pues la batalla de Yuki no estaba yendo bien para ella. Su agotamiento era severo y apenas y se podía mantener en pie. Su brazo sangraba profusamente y su cabeza también. Estaba a punto de recibir el ataque final del invocador de los chakram, mas este frenó en seco apenas la luz abandonó el cuerpo de Marysel. Los chakrams desaparecieron y Zhou Jin cayó inconsciente en el suelo. Yuki suspiró aliviada y se retiró la máscara. Alexandre estaba malherido, pero al menos seguía vivo.
La penumbra no era un problema para el invocador de sombras, pues él veía a la perfección en la oscuridad. Con un furioso golpe de su mandoble, destruyó el vidrio que envolvía la cápsula y le arrancó la corona de metal que lo conectaba a esta. Por un aviso de Sasaki, se alejó de inmediato, mas debía intentar salvar a los hermanos. Lo había prometido. Por ello, se lanzó a salvar a He, logrando liberarlo. Cuando iba a por la cápsula de Ling, escuchó el gritó de Sasaki, advirtiéndole que se alejara de inmediato... pero fue demasiado tarde. Los ojos del peliverde se abrieron de par en par y su grito parecía más al de una bestia que al de un ser humano. Su abrumador poder psíquico, fuera de control, explotó en todas direcciones, sobrecargando la máquina y causando una explosión generalizada de los circuitos mientras la onda de choque los hacía rodar a todos hacia atrás. ¿Sería ese el fin? ¿Morirían con ese lugar?
Tirada oculta
Motivo: Cuerpo Râzvan
Tirada: 2d6
Dificultad: 15+
Resultado: 11(+4)=15 (Exito) [6, 5]
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Un elegante taconeo resonaba escondido tras todo el caos y la destrucción que el poder de Jin estaba a punto de causar. Solo una persona se movía con cierta libertad en ese momento. Tal vez solo Sasaki podría alcanzado a ver de quién se trataba, pues no era otra que Jene, quien empuñaba con decisión aquella pistola blanca con el símbolo de Caín que todos conocían. Era esa la que les había regresado sus recuerdos. ¿Por qué la tenía la pelirroja? - Tu hermano pequeño me pidió que me despidiera de ti en su lugar -. Justo cuando haló el gatillo, el poder de Jin explotó y la bala, hecha del mismo material de la onda, atravesó hasta llegar a la frente de Cronos, vaciando su mente con ese impacto.
El sonido de un reloj se escuchó en el aire un momento antes de que la onda de choque los arrastrara y luego de eso... la explosión.
¿Cuánto tiempo habían pasado desde que había sucedido todo aquello y habían logrado regresar? No lo sabían, mas el sol del amanecer golpeaba sus rostros y estaban todos en el suelo, excepto Jene, quien sostenía entre sus brazos a un Asher malherido, junto con Lena, quien estaba junto a Pranav en su forma de tigre y Hira en su forma humana. Todos apenas estaban despertando. El cadáver de Fan Jie había empezado a tornarse más pálido. Viorica, por su parte, abrió los ojos con despacio, como si todo aquello de su muerte no hubiera sido más que un mal sueño. Tao He estaba aturdido y débil, pero estaba con ustedes. Sin embargo, no habían podido salvar a Ling. De su grupo final habían perdido solo a Fan Jie, lo cual había sido una enorme suerte, teniendo en cuenta todo lo que pudo haber salido mal en esa situación.
Ileana cargaba el cuerpo maltrecho de Marysel. Esta no se veía nada bien. Zhou Jin despertó a su lado y se acercó con preocupación. Alexandre se acercó apenas reaccionó y vio su estado. Sus ojos se encharcaron al instante.
La pelirroja, con la poca energía que le quedaba, miró a los tres amigos y les dijo - Perdónenme... por preocuparlos tanto. Yo... no quería nada de eso. Yo... no pude hacer nada - y lloraba. Sus ojos iban perdiendo su luz -, pero... me alegra que me llamaran... amiga. Gracias... Ileana... - y sus ojos se cerraron para siempre. Tal vez la habrían salvado, pero no sabían ni siquiera dónde estaban. Claramente, no habían llegado al mismo lugar del cual salieron la primera vez y apenas habían despertado. ¿Cuánto tiempo habían estado allí? ¿Por qué nadie los había auxiliado? Tarde o temprano se habrían dado cuenta que aquel era un pueblo fantasma. Aunque sus construcciones estaban en buen estado, pronto notarían que estaba desierto. No había nadie allí. Toda la gente... había desaparecido. ¿Estarían pueblos enteros en la máquina que acababan de destruir?
Afortunadamente, Jene les dijo que había logrado contactar con el cuartel de los guardianes y habían logrado dar con su ubicación, mas como había sido telepático, necesitaban a otros invocador mental que los encontrara. Más o menos una hora después del último aliento de Marysel, los refuerzos por fin llegaron del cuartel general.
Una mujer de apariencia occidental, cabello rubio y ojos castaños llegó a recibirlos fumando un cigarrillo. Para ser una emergencia, parecía bastante tranquila. Claro que poco después llegó una avalancha de médicos y escucharon helicópteros y la mujer habló con un claro acento inglés - Soy Leia Turner. La jefe del cuartel de Londres. Aunque suene sorprendente, éramos el más cercano que pudo responder. Los demás están incomunicados o destruidos -. ¿Eso quería decir que también aquel en donde habían estado estaba destruido por completo? -. Los trasladaremos inmediatamente para que reciban tratamiento. Gracias por su trabajo - y, con esa misma cara de pocos amigos, la mujer siguió fumando mientras los más heridos eran trasladados en camillas y aquellos que podían caminar, llegaban por su propio pie al helicóptero. Aún quedaba la pregunta: ¿cómo no habían sido calcinados por la explosión?
Al menos estaban vivos y todo había terminado... ¿verdad?
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- FIN DEL CAPÍTULO 5 -