Había pasado un mes desde que regresaron y se encontraron en aquel pueblo fantasma. De los que estaban en la máquina, no habían podido rescatar a Ling ni a Jin, mas del segundo era de esperarse. Era una lástima que el mayor de los hermanos Tao hubiera encontrado su fin de manera tan abrupta, pero cualquiera que lo conociera sabría que habría dado su vida mil y un veces si de eso dependía la supervivencia de sus hermanos. Si bien el deceso de Wuying había ocurrido al principio de la misión, el menor de los hermanos había sido salvado... para pesar de este último. Al conocer que su hermana había muerto, le dio un puñetazo a Asher e intentó escapar a verla, mas su última acción había acabado con su energía. Habiendo sido abusado por tanto tiempo, su cuerpo necesitaba tiempo para recuperarse. Su extrema delgadez, contraria al joven de cuerpo atlético que habían visto en el refugio, demostraba su fragilidad. No era de extrañar que Marysel no hubiera sobrevivido.
Hablando de esta, su cuerpo fue enviado a su familia. La versión oficial fue que había sido secuestrada por una banda de mafiosos que se dedicaban al tráfico de personas y que fue rescatada en unas condiciones paupérrimas. Si bien estaba viva, no soportó mucho tiempo más y murió en el camino al hospital. Zhou Jin, el compañero de Ileana y Marysel de universidad, estuvo presente hasta el momento en que su cuerpo fue incinerado. Poco después, se fue de allí, maldiciendo a los guardianes y diciendo que era por ese motivo que los había abandonado. A pesar de eso, le habían vuelto a arrebatar todo.
Yi Min, si bien había estado en un estado crítico también, se había recuperado bajo estricta vigilancia. Zhong Wu no abandonó su lado la mayor parte del tiempo... al menos hasta que iba con Viorica y cuidaba de ella. Se le dejó en observación varios días para asegurarse de que hubiera vuelto en óptimas condiciones. Tras eso, era común ver a los tres compartiendo algunos ratos durante la recuperación de la tecnópata.
Las heridas de tanto Hira como Pranav fueron sanadas y lo único que la pelirroja necesitó fue algo de descanso para estar bien. Cuando despertó, los tigres se mostraron muy aliviados, pues ella era como su hermana pequeña. La arquera, por su parte, lloró al ver que los dos estaban vivos también. No podía esconder el gusto que le daba el haberse podido reunir con quienes eran su familia.
Ariana regresó de la dimensión de Râzvan cuando este se recuperó lo suficiente como para abrir el portal y la pelirrosa se veía mucho mejor. Le agradeció los cuidados a él y a sus maids para atender a la ceremonia que se le daría a los muertos en la batalla: Aragi, Hana, Wuying, Fan Jie... y todos los demás guardianes fallecidos que habían luchado por defender su mundo. Se iba a hacer una en honor de aquellos que estaban en la base de la cual habían partido, pero los equipos se comunicaron unos días después y anunciaron del bienestar del lugar. El jefe Ryuu Ishiguro había dado su vida para resguardar ese lugar, mas la gravedad de sus heridas no le habían dado tregua y su cuerpo no pudo soportar más. A pesar de ello, no parecía estar cargando arrepentimientos por ello al momento de partir. Lu Feng fue rescatado y se le permitió ir al refugio. Lo que pudo sorprenderles fue ver que estaba de vuelta en su normalidad, no recordando lo que había sucedido desde que fue capturado. Se recuperó rápidamente y se le permitió reunirse de nuevo con Huo, su compañero. Poco después, volvió a ser el chico pelirrojo de ojos rojos de siempre. Ariana lo abrazó y lo llamó "Gege", feliz de verlo de vuelta. Quería ir a buscar a Ileana y hablar con ella, pero la ceremonia era lo primero, así que tendría que ser después.
Jene había reaccionado de la nada y se había hecho cargo de todo mientras todos yacían inconscientes. ¿Cómo era posible si había estado catatónica hasta momentos antes de la explosión? Si alguno tuvo curiosidad de preguntarle, ella explicó que aquellos a quienes lloraba no solo le pidieron que viviera, sino que salvara a su padre. Además, Jin le había encomendado la tarea de sacarlos de allí y no podía rechazar el último deseo de quien les había permitido escapar de las garras de ZEUS. Con una sonrisa triste, se encargó de todo como si ella fuera la nueva líder de su grupo, mas solo lo hacía porque sentía que todos habían sufrido demasiado. Claro que solo Sasaki podría ver que ella había bloqueado parte de su verdadero ser psíquicamente para ser funcional. Era un truco que el mismo Jin le había enseñado. Prometió quitar la restricción apenas todo estuviera en orden... y así lo hizo. Cuando volvió a ser la Jene rota de siempre, lloraba noches enteras por sus hijos perdidos, cantando esa canción de cuna para ellos. Poco a poco, esta también volvía a la normalidad, pero ahora más que nunca le pedía a Asher que estuviera a su lado... excepto el día de los oficios fúnebres.
Alexandre regresó poco después a Francia, encargándole a Sasaki el cuidado de Ileana aún con ese francés tan roto y la familia de la invocadora lo siguió. Les entristeció saber lo de Alix, mas comprendían y no culpaban a su hija. De hecho, la acompañaron hasta que tuvieron que irse, aunque prometieron mantener el contacto e incluso le ofrecieron comprarle un tiquete para que fuera a pasar unos días con ellos. Con todo lo que había pasado en el mundo, su universidad estaría cerrada por lo que restaba del año por reparaciones... y un déficit importante de estudiantes y empleados. Ariana y Lu Feng retomarían sus carreras como idols en poco tiempo, pues sentían que era la única manera de dar un poco de alegría a la gente. Meng Ru estaba desaparecido y, aunque había desaparecido en el calor de la batalla, su sombra aún los atormentaba. Sabían que volverían a verlo. ¿Acaso aquel grupo de amigos estaba destinado a conocer solo la desgracia desde que eran pequeños?
Un mes en un parpadeo... y pudieron conocer la situación del mundo: olas de cadáveres quemados en plazas públicas porque no había espacio en los cementerios y conspiraciones apocalípticas. La población mundial había disminuido notablemente y los restos de su batalla se habían disipado con el pasar de los días. La humanidad siempre intenta volver a reconstruirse y no sería ninguno la excepción. Leia incluso les ofreció la posibilidad de borrar sus recuerdos como invocadores y que volvieran a vivir una vida mundanamente humana. Sería elección de cada uno si conservar sus recuerdos y ser un agente activo, o volver a ser un civil. También estaba el hecho de que podrían simplemente hacer su vida y serían llamados solo en caso de suma urgencia, mas tal vez después del peso de esta pelea podían entender mejor por qué había quienes decidían olvidarlo todo. ¿Qué camino elegiría cada uno?
Bueno, en este capítulo es darlo un poco cierre a cada personaje. Sería decir qué hizo cada personaje en ese mes hasta la actualidad en que Leia les hace ese ofrecimiento. Si quieren incluir algo más hacia futuro, sean libres de hacerlo. Incluso de incluir a pnjs en su post final. Tras ese post de parte de cada uno, yo haría uno de cierre y con eso podemos dar la partida por concluida.
Mi idea es dar una semana, así que sería el próximo martes cuando la cerraré
En un parpadeo, todo había terminado, aunque no el verdadero infierno, no para Asher al menos. Pocas cosas habían dolido más que el puñetazo de He. No sería justo decir que aquello era lo que más lo había afectado, pero sí lo que lo había devuelto a la realidad después de simplemente haberse apoyado en Jene en medio de un silencio sepulcral, con la mirada fija en la nada, habiendo perdido su espada en la sala de la máquina… sin que aquello pareciera importarle realmente. Era lo último que estaba en su mente.
A pesar de sus heridas, Asher no tardó demasiado en recuperarse. Al menos físicamente. Apenas Jene levantó las restricciones que había puesto sobre sí misma para encargarse del grupo, fue Asher quien se encargó de ella. Si bien esos días Asher realmente parecía deambular por allí como un fantasma, la mayoría del tiempo, por no decir casi todo, lo pasó solo con Jene, incluso el día de los oficios fúnebres, a pesar de que la pelirroja no se lo hubiera pedido. Esos días no solo había estado con ella para protegerla, sino también para intentar protegerse de su propia oscuridad aferrándose a lo único que tenía.
Sus visitas a los demás miembros del equipo fueron escasas, por no decir que realmente no fueron más que un par. Ileana, Sasaki, Râzvan e incluso Viorica; a todos pasó a verlos al menos una vez. Saludos simples, preguntas acerca de su estado. Ninguna conversación profunda en realidad. Lo mismo sería con Lena, Pranav y Hira, mostrándose quizá un poco más cálido con estos últimos. A He no se atrevió a verlo las primeras semanas, lo aplazó al extremo. Si bien contaba con que el hermano Tao no querría verlo, fue Jene la que lo impulsó a hacerlo. Y en efecto, la presencia de Asher no fue agradable para He. Esta vez no hubo puñetazos, aunque tal vez ganas no faltaron por parte del chico, pero lo que hubo fue palabras punzantes que se clavarían como estacas en el pecho del invocador de oscuridad. Sin embargo, lo que más le dolería sería aquel vacío en el que el joven estaría sumido, en un mundo que tendría que recorrer solo de ahora en adelante. Mi culpa, eso era lo que Asher se repetía una y otra vez, como un espectro condenado a vagar por un limbo. Aquellos recuerdos lo torturaban, pero los abrazaba como su castigo. Como si sus emociones estuvieran bloqueadas, durante todo el mes no pudo derramar una sola lágrima por los caídos. Al menos en el exterior, pues en el interior estaba completamente hecho pedazos. Se aferró a la tenue luz que Jene le daba y así vivió los días, con su barba descuidada y aquellas alucinaciones que, a pesar de los medicamentos que se suponía debían evitarlo, recurrentemente para torturarlo.
El mes acabó por pasar demasiado rápido para unos, pero para Asher de manera horrorosamente lenta. Los estragos causados por los destructores se veían en un mundo que comenzaba a reconstruirse desde sus cenizas, algo cíclico desde el inicio de los tiempos. Con ello, la propuesta de Leia llegó. Habiendo sido algo que Jene y él ya habían hablado, y aunque la pelirroja insistió en que tal vez lo mejor sería borrar sus recuerdos, Asher se negó rotundamente a ello. Esos recuerdos, aunque serían el más grande peso que cargaría por el resto de su vida, eran la prueba de que aquel niño que había conocido a Jin y a Wuying seguía existiendo, la prueba de que ellos seguirían viviendo en su interior cada día. Su castigo por no haber podido salvarlos.
La noche antes de partir con Jene, la última persona a la que vio fue a Yi Min… y eso fue por iniciativa propia. Durante todo el mes, no había visitado a la científica. Sin embargo, esa noche decidió hablar con ella una última vez. Le agradeció todo lo que había hecho por él, y también por Wuying. Se disculpó por no haber podido hacer nada. Y antes de despedirse, le sonrió… una sonrisa que en el fondo no lo era de verdad.
Tal vez Jene se despidió, pero no él. Para la mañana siguiente, habían partido rumbo a Europa, siguiendo los deseos de una vida normal de la pelirroja. El destino fue algo que ambos decidieron reservarse, aunque sobre todo impulsado por Asher. Después de ese día, no se supo nada acerca de los dos invocadores. Habían conseguido nuevas identidades, pero no se revelaron detalles de estas. ¿Lograrían formar una familia? ¿Vivir como humanos normales? En realidad, solo podían pretenderlo… intentarlo. ¿Acaso alguno de los supervivientes podría vivir una vida normal después de todo lo sucedido?
Bajándose del taxi, a los pies de un sendero frío, aquel que había sido llamado Asher y Xiao tomó la mano de Jene y la sostuvo con fuerza, abriéndose paso entre la niebla mientras su sombra danzaba al son de la canción de cuna que Jene aún cantaba por las noches en que los demonios volvían. Siempre volvían.
Para Ileana, ese mes fue un periodo sumamente difícil y oscuro, una tormenta fría que no la dejaba en paz e incluso pensó que no lo superaría, pues una vez que vio a Marysel fallecer en sus brazos la francesa se "desconectó" de su realidad adversa; y aunque habían superado la batalla final y por una jugarreta cruel o amable del destino casi todos habían sobrevivido, la pérdida del brillo de la vida en su amiga y de su hermana le pesaron tanto que no lo soportó. Alexandre y su compañero de la universidad, Jin, vieron de primera mano cómo ella misma se fue disociando hasta simplemente parecer una muñeca que apenas respiraba. De hecho, la joven no recordaría cómo fue que salió de ese lugar en ruinas ni a la mujer londinense que acudió al rescate del grupo hasta el final de sus días, solo sabiendo lo sucedido porque alguien más debió contárselo.
A pesar de ser atendida por el personal adecuado debido a la gravedad de sus heridas, Ileana no volvió en sí como se hubiese esperado. Si Sasaki o alguien más sondeaba su mente para saber su estado, se habrían topado con una conciencia completamente vacía, sin ideas ni pensamientos; era como si hubiese muerto después de la explosión, una muerte en vida. Pero no solo por el monitoreo de su estado y su respiración se sabía que seguía viva, también que aferraba con su mano aquél lazo azul que rescató del cuerpo de su hermana menor y si alguien intentaba quitárselo, ella aplicaba toda la fuerza que podía para tener aquello en su poder. Había interés en algo, tan solo había que esperar a que regresara... E irónicamente para ella, eso ocurrió cuando fue el funeral de los caídos: de conmemorar a quienes no estaban y la francesa "despertó" para estar en ese presente. Bajo su punto de vista, lo último que recordaba fue a Marysel en sus brazos y se incorporó lentamente pará seguir llorando en un sitio que le era desconocido. Y, a pesar de su estado y debilidad, en cuanto se enteró de los ritos fúnebres se preparó para asistir y rendir respeto a quiénes ella conoció y estimó, reencontrándose con los sobrevivientes de su grupo a quiénes saludó con afabilidad y a otros con más respeto, pues no había intimado con la mayoría, también notó una cabellera roja que inmediatamente dejó a un lado e incluso olvidó que lo había visto. Agradeció a los hermanos Bakshi por la ayuda prestada, a Lena aunque no luchó tanto a su lado y, por supuesto, a Jene y a He, aunque no convivió mucho con él ambos compartían la pérdida de hermanos quiso apoyarlo de alguna manera. También saludó a Viorica y a Razvan, con Asher fue difícil porque notó una incomodidad y vacío en é que iba más allá de lo que podía comprender, con Alexandre platicó un poco más y mostró alivio que él y Yuki siguiesen vivos, desahogándose ambos por la pérdida de Marysel ya que se conocían de años atrás y él estimaba mucho a la pelirroja, además que él le contó lo ocurrido con ella y la versión que dieron a su familia, así como el desplante de Jin a quien no pudo culpar realmente. Ella habría reaccionado exactamente igual incluso peor si...
Se despidió de su ex y en silencio, se dirigió a Sasaki para tomar su mano con fuerza y quedarse con él hasta que todo acabó. Los rostros de los ausentes pesaban, unos más que otros, pero ahí estaban. Sí, el mundo se había salvado y ellos seguían vivos, pero sentía una opresión en el pecho de amargura y desazón que no sabía cuánto duraría o si cargaría con eso el resto de su vida. Cuando todo acabó apenas notó la presencia de Lu Feng y un calosfrío recorrió su cuerpo, temblando levemente. ¿Lo había omitido a propósito debido a su especie de trauma con él? Y si las miradas se cruzaron ella inevitablemente recordó lo sucedido y la desvió, sintiéndose mal para luego pedirle a Sasaki que la acompañara a su habitación. Le ganaba una mezcla de miedo y culpa, una que se sobreponía a su alivio y alegría de verlo ahí libre del control y con Huo.
Días después vio a su familia y lo primero que dijo fue disculparse por no traer a Alix a la familia, casi una súplica tenue para que no la rechazaran otra vez porque no lo soportaría. Si eso sucedía, definitivamente pediría que le borrasen la memoria para volver a ser la egoísta, manipuladora, cruel y egocéntrica Ileana que no le importaba nadie... Pero un cálido abrazo de sus padres deshizo su pánico y lloró como una niña a pesar de ser una joven adulta, agradecida con volver a verlos y pidiendo perdón todo, además de entregar el lazo azul que era la única evidencia que demostraba que Alix existió.
Cuando ellos y Alexandre volvieron a su tierra natal y recibió la invitación de ser parte de los guardianes, la ojirojiza no lo pensó dos veces y decidió regresar a Francia, rechazando esa oportunidad porque no se veía a sí misma como una combatiente... Pero no negaría un llamado de emergencia, pues tenía cuentas pendiente con Meng Ru y si estaba en sus manos mantener un lugar seguro para sus otros dos hermanos, definitivamente lucharía nuevamente. Así que indicó que aunque no sería una guardiana activa, prefería verse como una de reserva con la condición de que no llamasen su padre sin revelar que Soleil también era una invocadora, no quería que otro Myracle se involucrara innecesariamente salvo ella. Habló de su decisión de irse a otro país con Sasaki, pues no sabía qué querría el japonés para su futuro. ¿Él sí estaría en la organización? ¿Iría a vivir a Francia? ¿Seguirían juntos a pesar de la distancia si decidían eso? Ella definitivamente no quería una relación a distancia, pero dependía de la decisión que tomasen en conjunto para construir algo juntos o separados. Por más que lo quería a su lado, debían ser conscientes si eso era posible o no, respetando aunque su corazón se rompiera en pedazos.
Y antes de irse, Ileana se armó de valor para buscar a Lu Feng y hablar con él. Era obvio que tenía pavor de estar cerca ahora que no estaba prisionero, pero al verlo con su gesto liberado y el mismo que ella conoció, imperó su cariño al "fortachón" y lo abrazó a pesar de su tiritar, agradeciendo que por fin estaba ahí y sollozó un poco. No sabía si Huo podía escucharla, pero también emitió un saludo al pequeño fénix. La joven conversó con el pelirrojo de cosas triviales, de lo ocurrido cuando fueron a los territorios de Yggdrasil y técnicamente casi todo desde que fue secuestrado.... Y dejó para el final la explicación de por qué lo evadió el día del funeral. No quiso dar detalles de cómo sucedió, pero Ileana le contó a Lu Feng lo que él le hizo cuando pelearon. Fue obvio lo terrible y traumático que fue para ella, pues su peor miedo se había hecho realidad y aún así el día de la batalla fue a despedirse de él en la celda deseando de corazón que se recuperara y así fue, además que prefería decirle ella misma a que se enterara por alguien más y que gracias a Huo es que tiene una segunda oportunidad de vivir. Se imaginaba que sería duro para él enterarse de lo que hizo y no sabía si podrían continuar siendo amigos... Pero a pesar de todo, Ileana agradeció el haberlo conocido porque si Meng Ru hubiera llegado antes ese día, definitivamente Ileana se habría perdido bajo el nombre de Arachné siendo un miembro de Yggdrasil. Ella quería mantener contacto, verlo y visitarse si era posible, pero sí él quería tiempo para asimilar lo aceptaría y le daría espacio... Y si optaba por no saber nada... Respetaría esa decisión aunque su corazón saliese profundamente herido.
¿Qué decidirían los dos hombres que estimaba?
Y así llegó el día que Ileana regresó a Francia, despidiéndose de todos y dejar atrás un capítulo en su vida que la cambió para siempre. Al arribar al aeropuerto no fue recibida por su familia o Alexandre porque no quiso revelarlo, sería una sorpresa. Había decidido tomarse un año sabático de la universidad para reordenar sus ideas y emociones, así como dar tiempo a que la sociedad se recuperase de la gran pérdida poblacional que fue daño colateral de las acciones de ese cruel enemigo. Caminaba por las calles de su ciudad natal, Marsella, mirando un amanecer que con sus luces y sombras epresentaban la luz y oscuridad, alivio y culpa, esperanza y dolor, que llevaría Ileana por el resto de su vida.
Cuando el aire volvió a sus pulmones no pudo evitar poner una mueca de dolor. Se llevó la mano hacia el pecho y agarró con fuerza las telas de su destrozado traje, le tomó un par de bocanadas recuperarse y volver a la normalidad. Al abrir los ojos miró hacia ningún lugar ¿Dónde estaban? ¿Qué había pasado? ¿Todo había... Terminado? Con un par de parpadeos consiguió que sus ojos se enfocasen del todo, y al alzar un poco la mirada lo primero que se encontró fue con Zhong wu ¿La había estado protegiendo? No pudo evitar sentir cierto alivio a la vez que tristeza. Era la segunda vez que la veía morir, y estaba segura de que pese a saber la realidad... Eso no lo hacía más fácil o llevadero. Mientras buscaba sentarse miró a su alrededor Todo... Ha terminado ¿Somos libres? El peso que cargaba poco a poco desapareció, y los ojos de la albina sin motivos se llenaron de lágrimas. La mano que tenía en el pecho la apretó algo más y con los labios apretados hasta volverlos blanquecinos cerró los ojos mientras intentaba procesar todo aquello. Era libre. Al fin era libre.
Su pasado no desaparecería con la muerte de su padre, el dolor de todo lo que él y sus secuaces habían hecho con ella tampoco. Pero... Ahora no debía esconderse, no debía seguir huyendo. Con Hades muerto ella recuperaba aquello que le habían robado al nacer. Su libertad. Con los ojos bañados en lágrimas y con los labios sellados dejó que la llevasen con el resto. Tenía demasiadas cosas que procesar en realidad, demasiadas decisiones que tomar y muchas de ellas dolorosas. Mientras los llevaban al centro de recuperación miró un par de veces al que una vez había llamado hermano ¿Por qué le había mentido tanto tiempo? Tal vez si hubiera sido él quien se lo hubiera contado... Le habría dolido menos. Con suavidad retiró la mirada de él, y guardó silencio.
Un silencio que se alargó durante todo aquel mes, por más que dentro de ella deseaba ir a ver a su "hermano" no podía. Se alegraba de que se recuperase y que estuviese vivo, pero no podía perdonarle. Sólo cuando llegaron los ritos funerarios se atrevió a acercarse a él. La presencia de la albina era la de siempre, fría y inquietante. Y pese a que su mirada delataba la tristeza que había tras sus palabras, no tardó en hacerle saber a Râzvan que era el final para ellos dos... Ese capítulo debían cerrarlo de una vez por todas. Con lágrimas en los ojos alargó la mano hacia él para darle un suave apretón, y tras aquello simplemente le dijo un "Adiós". Era el final, un final que habían alargado demasiado en realidad. Pero era la oportunidad para él de rehacer su vida y para ella... Bueno, para ella era un inicio doloroso lleno de monstruos que la acompañarían durante el resto de su vida. Ella no se arrepentía de nada de lo que había hecho, ni siquiera de haber protegido a Râzvan cuando eran niños.
Tras aquel corto encuentro con su no gemelo, la joven volvió con Zhong Wu y Yi Min. Acompañada de ellos presenció los ritos en silencio ¿Por qué ellos? ¿Por qué tenían que haber muerto? La presión en el pecho no hizo más que aumentar, si por un lado había conseguido liberarse de una carga... Por otro adquiría otros. Al terminar la ceremonia, Viorica se acercó al resto de compañeros para despedirse de ellos. Apenas había tratado con ellos, pero con los que sí había tenido algún intercambio más aprovechó para... Desearles lo mejor ¿Pero que era lo mejor en realidad? Ninguno allí deseaba estar, todos cargaban con fantasmas y monstruos. Muñecos rotos...
Tras regresar a su habitación, la joven empezó a recoger sus pocas pertenencias. Y mientras lo hacía Zhong Wu no tardó en llegar. Mientras ella recogía conversaban, una conversación que los llevaría a la mejor decisión de todas.. Al menos para Viorica. Al terminar, ambos salieron de allí y mientras esperaban a Yi Min el taxi aparcó frente a ellos. Ninguno quería olvidar lo que había pasado, pero tampoco deseaban seguir en activo.. Al menos por ahora y seguramente se alargaría durante muchísimo tiempo. Viorica creía que ya había dado suficiente a la causa, no sólo ella... Todos. Era el momento de que simplemente los dejasen volar libremente. Tal vez en un futuro muy lejano... Y si realmente los necesitaban aceptarían volver.
Sin despedirse de ninguno, y sin avisar a nadie la joven albina se subió al vehículo acompañada de los otros dos invocadores. Sin ir a ningún sitio en especial terminaron por esconder su rastro y paradero. Y tras una pequeña búsqueda llevada por los hermanos Zhong wu y Yi Min, terminaron por encontrar aquel lugar que tanto se asemejaba al del sueño. Empezar de cero no iba a ser fácil... Pero al menos ella no estaba sola. Ahora sólo quedaba por cumplir la promesa que un día le había hecho al joven invocador de viento... ¿Cuando? Bueno, debería ganárselo.
Aunque apenas habían pasado unos días desde la derrota de los Destructores, para el albino era como si fuese el recuerdo de un sueño veraniego. Sentía su pecho y sus hombros aliviados y livianos, sin cargas ni expectativas. Era... ¿cálido? ¿agradable? Sensaciones que engrandecieron cuando Ariana regresó con ellos, sana y salva. Si se paraba a pensarlo no sólo había colaborado en llevar al límite -y a la otra vida- a Hades, si no que además las personas que le habían sido confiadas o que habían confiado en él estaban vivas. Quizá todo aquello no se le daba tan mal ¿no?
De todas las pérdidas quizá las dos que más le impactaron fueron la de Cid, a quien de algún modo había llegado a comprender e incluso considerar un amigo, y la de Jin, que si bien no le simpatizaba, sentía que era alguien bueno y a su vez un vacío con su pérdida.
Puso al día a Ariana, saludó a quienes pasaron a verlo con amabilidad -tanto Ileana como Asher- y les deseó que pudiesen formar su camino tal cual deseaban y habían luchado.
Incluso cuando llegó Viorica la felicitó y la besó en la mejilla, podía verse al albino sonriente y feliz. Era la gran diferencia entre Hades, con quien ella tenía vínculos de sangre, y él quien se consideraba su familia: él se alegraba por su felicidad, fuese o no a su lado. Deseaba que pudiese formar una familia y poder sonreír al amanecer. Aquello incluso le quitó aún más peso de encima: confiaba en las decisiones de ella y ya no tendrían que vigilar el uno por el otro. De hecho, con aquella despedida llegaba el momento de caminar en solitario, para ambos. Agradeció de corazón a Zhong por cuidarla. Se sintió libre como nunca. Incluso sintió que podía volar. Ella siempre ocuparía un lugar especial en su corazón, siempre podría contar con él, pero era el momento de empezar a aprender a amarse a sí mismo.
Participó en todos los eventos en los que fue invitado. Se ofreció a ayudar en cualquier cosa que fuese necesaria.
Tras pasar el mes y estar completamente recuperado fue a ver el amanecer. Era la primera vez que veía rayos de luz tras la oscuridad perenne en la que había vivido. Volvió a sonreír, notando cómo sus ojos dejaban correr lágrimas de felicidad.
Había empezado solo. Sin familia, sin amigos, sin meta. La soledad le había fortalecido la mente y el corazón. Sin embargo, eso habia ido cambiando para sorpresa del japonés. Desde que aquella chica castaña se había presentado en su tienda, todo había cambiado, incluso antes, cuando su amigo de la infancia se introdujo en sus sueños. Desde ese momento creía que podría servir para algo, algo mayor que uno mismo.
Poco a poco había ido consiguiendo, sin quererlo, todo de lo que antes había carecido: Amigos, una causa, un amor... Incluso por un momento pensó que había recuperado a su padre.
Y ahora, después de todo, de haber luchado y arriesgado, se encontraba con que le habían vuelto a arrebatar todo. O casi todo.
Los días que siguieron a la batalla fueron oscuros y melancólicos. Había mucho que lamentar y poco que celebrar. Pese a todo lo que el japonés pudiese pensar o sentir, su comportamiento, al menos de cara a los demás, apenas sufrió variaciones. Parecía como si todo aquello no le hubiese afectado en absoluto, siendo igualmente frío y educado con todos, preocupándose lo justo por el estado de sus compañeros y centrando su atención en las consecuencias que habían tenido sus actos para el mundo exterior.
Con todos se mostraba amable y cortés, pero distante. Con todos menos con Ileana, a la cual le dedico todas las atenciones que pudo para poder devolverle un poco de luz y cordura. La incapacidad de curarla directamente y el ser consciente de los traumas que la joven cargaba le oscurecían sus días, más aún saber que su sola presencia no podía mitigar aquel dolor.
Los días pasaron y la introversión de Sasaki no paró de aumentar. Los pensamientos sobre los guardianes y sobre su padre ocupaban su mente cuando esta no estaba centrada en Ileana.
Tras los actos del funeral, los dos habían hablado sobre su posible futuro e Ileana había expresado su deseo de ir a su tierra natal, pero Sasaki dudó. Dudó no porque desease alejarse de ella, sino porque se le hacía difícil pensar en una felicidad individualista. ¿Como podía buscar ser feliz al margen de todo sabiendo lo que sabía? ¿Cómo podía intentar vivir una vida tranquila al margen de todo aquello cuando podía estar haciendo algo? El recuerdo de su padre le venía a la mente, su sacrificio, sus valores, su decisión y... Su crueldad. El japonés se dio cuenta de que con el paso de los días su carácter cada vez se parecía más al de su padre. Había muchos puntos en común, era consciente de ello, pero también había diferencias.
Sasaki decidió apoyarse en las diferencias. No podía obviar las razones que le empujaban a seguir. El bien mayor, el usar su poder para ayudar a otros, eso me hacía ser quien era y no podía vivir al margen de ese deseo, no podía salir de los guardianes, dejarlos de lado y vivir su vida. Pero habia otra razón, una que su padre quizás también tuvo en su día, pero quizás no le dió la misma importancia: Ileana.
Accedió a irse a Francia con ella, pero no accedió a abandonar los Guardianes. Intentó reconciliar sus dos razones de existencia y dedicar su vida a todos y, a la vez, a una persona en particular. Quizás la pertenencia a la organización le hacía estar demasiado tiempo fuera del hogar, pero siempre deseaba volver y pasar su tiempo junto a ella, intentando sanar sus heridas, aunque sabía el posible dolor que le causaba cada vez que se embarcaba en alguna misión de la que quizás no volvería.
Había empezado solo, y solo podía haber estado, solo podía haber seguido ayudando, haciendo que su vida contase algo. Pero no eligió la soledad, pues eso le habría llevado a la crueldad y a endurecer su corazón hasta quedar irreconocible. Eligió la compañía que más deseaba en el mundo, la razón por la que se negó a pedir el deseo, la única luz que le motivaba a volver una y otra vez a un lugar que pese a sus prolongadas ausencias, podía llegar a llamar hogar.
He había quedado solo por completo y, con la decisión de la mayoría de marcharse, él se ofrecería a unirse a los guardianes, pues ya el refugio que su hermana había construido era inaccesible sin ella... e incluso si él podía acceder, no quería estar en ese lugar al cual ella le había puesto alma, mente y corazón. El día de los oficios fúnebres, fue a honrar a sus hermanos a pesar de su dolor, mas no derramó una sola lágrima, mostrándose tan serio como de costumbre. Se podía decir que solo una persona había conocido una faceta diferente de He, mas eso sería algo que ni el mismísimo Asher volvería a ver... y quizás nadie. Sus sentimientos por Jene nunca llegó a expresarlos, así que Asher lo había alejado de las dos mujeres más importantes para él. Por eso, su trato con el invocador de oscuridad no había sido precisamente amable. Trataría de perdonarlo, mas necesitaría tiempo y realmente no quería tener que verlo esos días.
Yi Min recibió de buena gana la visita de Asher, aunque se mostró algo triste porque sabía cuánto había significado Wuying para el pelinegro. Habló con él y le dio un regalo, un pequeño collar. Según la castaña, era en lo que estaba trabajando antes de ser capturada. El collar tenía la pequeña forma de una espada, una muy similar a la de Asher. Le dijo que ese accesorio era una especie de bolsillo dimensional. Si imprimía su poder en ella, podría transformarse en un mandoble ligeramente diferente al que este siempre cargaba. Era solo un token de su aprecio y le indicó que solo era para que pudiera proteger su futuro junto a Jene. La pelirroja le agradaba y sabía que había sufrido mucho, así que quería que vivieran en paz. También sabía que un guerrero siempre sería un guerrero y tal vez Asher entrenaría para recuperar forma, así que lo mejor era que tuviera un arma.
Jene se había marchado gustosa junto a Asher, sabiendo que podría vivir tranquilamente a su lado, mas no por eso descuidaría su entrenamiento. Sabía que los destructores estarían siempre al acecho y, al no haber borrado sus recuerdos, seguían siendo activos peligrosos... y más por el arma que ahora ella tenía en sus manos. Ese revólver blanco guardaba muchos secretos que Jin le había encomendado y que no podía permitir que fueran robados. Por esto, la mujer dejó de teñir su cabello hasta que su rubio natural volvió a salir a la luz y sus ojos azules fueron visibles de nuevo, mas solo Asher podría mirarlos a partir de ese momento.
Lu Feng se había alarmado cuando vio cómo Ileana lo evitaba, pues no tenía forma de saber que él había ocasionado la muerte de alguien que le era importante, así que aquello lo hizo sentir miserable. A pesar de eso, no hizo el intento de acercarse a la francesa, pues sabía que si lo había evitado era por algo que le era importante, así que le dio el espacio que esta requería. Para cuando por fin fue a hablar con él, el pelirrojo la recibió con alegría y trató de conversar con normalidad, sabiendo que la invocadora no habría ido porque sí simplemente, mas dándole la posibilidad de navegar la conversación a su propio ritmo. Cuando por fin llegaron al punto principal por el cual ella estaba allí, decir que el invocador de oro se veía afectado por lo que escuchó era ser simplista. No solo estaba afectado... lucía realmente destruido. Tal vez Ileana lo había olvidado, pero uno de los mayores temores del pelirrojo era seguir dañando a sus seres queridos por su poder. Había pasado tanto en el pasado que todo lo que estaba haciendo actualmente no era más que una forma de expiar sus culpas y buscar redención. Por eso al saber eso, se arrodilló frente a Ileana y le pidió disculpas pegando su frente al suelo y sin levantarse por más que la francesa intentara persuadirlo. Tras un rato, lo que la chica vio pudo ser algo que no había visto nunca y era una expresión miserable y llena de oscuridad de Lu Feng, quien le pidió que lo dejara solo. Necesitaba tiempo para pensar... mas ese tiempo se convertiría en que ahora sería él quien cortaría todo contacto. Habló con Ariana antes de marcharse y voló a otra sede de los guardianes. Debía dar el paso por la francesa, desconectándose por completo de ella para así luchar con sus propias culpas. Quería ahorrarle los problemas a ella y por eso fue él quien se alejó.
Alexandre regresó con la familia de Ileana a Francia y los visitaba de vez en cuando, así que cuando la chica fue con ellos, se encontró al chico con Yuki en casa. Todos recibieron a la pareja con alegría, aunque el francés tenía que hacer de tripas corazón para poder soltar los sentimientos que le quedaban por la chica. En cuanto a unirse a los guardianes, apenas conoció las intenciones de Sasaki, se volvió su cómplice, siendo su pareja de trabajo y ayudándole a ponerse en contacto con la división francesa. Ya no visitaría a Ileana o su familia con frecuencia, pero sí que se comunicaría de manera esporádica con Soleil para ver cómo estaban todos. Aparte de eso, dejó que el japonés y la ojirrojiza hicieran su vida.
Tal vez lo único que había quedado atrás de Sasaki era aquel santuario en el que estaba el cuerpo de su madre, pero sin que Ryuu estuviera al frente de su cuidado, el pequeño oasis se fue marchitando poco a poco, al igual que el cadáver de su madre. Cuando se iniciaron las labores de recostrucción de aquella sede de los guardianes, el cuerpo de su madre fue incinerado y se replantó todo aquello que pudo ser salvado.
La recuperación de Yi Min tomó mucho tiempo, pero al fin, pasado el mes, podrían por fin planearlo todo cuidadosamente. Una visita que tal vez Viorica no esperaría sería la de los hermanos Bakshi junto con Lena, quienes les indicaron que podían ir a su hogar si querían. Era un lugar apenas tocado por las manos humanas y el cual era protegido por dos antiguos espíritus tigre. ¿Coincidencia? Claro que no. Fuera que Viorica decidiera ir junto a los hermanos a ese lugar o no, al menos los tigres les indicaron que les visitaran de vez en cuando. Era lo único que les pedían. Si era protegido por los hermanos, ¿por qué Lena vivía con ellos? Bueno, nadie le preguntó eso a la pelirroja, ¿verdad?
Zhong Wu seguía siendo extraño, mas se mostraba bastante cálido con su hermana y con la albina, llenándola de atenciones y cuidados, al punto de comportarse como alguien completamente inexperto en los temas amorosos. Era de esperarse, pues el invocador de viento había pasado la mayor parte de su vida encerrado, así que una relación normal lo era algo a lo que estuviera habituado... y eso era bueno para alguien como Viorica, quien había pasado por muchas cosas mientras crecía, así que era bueno que pudieran aprender juntos. Tiempo después, Zhong Wu volvería a pedirle su mano en matrimonio, solo que de forma un poco más adulta, aunque puso el anillo en una rosa blanca. Él había seguido como agente activo de los guardianes, pero eso no le había impedido estar junto a las dos chicas. Por su parte, Yi Min seguía poniendo su intelecto al servicio de la organización, creando máquinas y tecnología, pero se negó a formar parte de esa guerra más. Todo lo que quería era tranquilidad.
Ariana, sabiendo que Viorica había abandonado a Râzvan, se acercó a este y le propuso trabajar como modelo. Su capacidad para atraer a la gente era algo que cualquiera desearía tener en la industria, así que le propuso hacer parte. Además, se le proporcionaría un accesorio que cambiaría su apariencia física una vez fuera de los estudios de modelaje. El éxito estaría garantizado para alguien con esa apariencia, así que dependería del albino el aceptar o no su ayuda. Si no lo hacía, los guardianes le proporcionaron las escrituras de aquel lugar donde estaba el castillo de su familia, de modo que este podría volver a sus raíces, si así lo quería. Se le pagarían los traslados a modo de compensación por todos los daños sufridos. Lo demás dependería del albino, el ver qué hacer con su vida...
...
En las ruinas de un mecanismo destruido y calcinado por una explosión, la tierra parecía abrirse en dos para revelar una especie de cascarón de tierra que surgía a la superficie después de estar varias horas enterrado. Un hombre de cabello negro que portaba una armadura de guerreros antiguos gruñó y se limpió los restos de polvo de su ropa mientras miraba alrededor. Al parecer, todo había sido destruido y no había nada que pudieran hacer al respecto. Todo había sido una enorme pérdida de tiempo. Vio los restos de una enorme espada destruida y tomó su mango, el cual se deshizo en sus manos poco después. Se rió como un loco... Todo había terminado en cenizas. Todos esos planes, el ego, el sufrimiento de aquel hombre que le había arrebatado a Ariana ahora era cenizas. Siguió riendo hasta que sus pulmones se vaciaron y, como si aquello hubiera sido solo una ilusión, se puso de pie. Pisó el cuerpo calcinado que estaba dentro del cúmulo de material deshecho y salió caminando. Estaba en un lugar inhóspito y olvidado... abandonado por la humanidad, pero... ¿acaso había vivido algún momento de manera diferente? Con una sonrisa afilada, simplemente comenzó a caminar.
- Lu Feng Shifu... aún no creo que tengas razón y te lo probaré... -.
- FIN DEL EPÍLOGO -