Partida Rol por web

Ileana inmediatamente pensó que no había sido culpa de Huo aquella situación, podría verlo como un pago por haber vuelto a la vida y no quedarse en los brazos de la muerte, el final inevitable para cualquiera. Negó con su cabeza debido a que continuaba cansada y hablar le sumaba esfuerzo, aunado al nervio de preguntar por los demás luego de que ella "se fue".

Abrió los ojos sorprendida de saber que estuvo inconsciente dos días y a su mente acudieron las imágenes de sus hermanos y Soleil allí dormida, Sasaki, Alexandre  y sus padres, incluso Asher, Razvan y Cid. ¿Habrían ido a verla? Y cuando Huo terminó el contrato temporal, la francesa soltó una gran bocanada de aire sintiéndose ligera y mejor, pero sobre todo con sus emociones aún más fuertes ya que la fatiga de había ido. Sentía mucho miedo por lo que acababa de pasar y quería seguir llorando, pero su hermana despertó y la abrazó diciendo esas palabras en un intento de consolarla y a sí misma. Como acto reflejo, Ileana cerró los ojos y suspiró nuevamente para calmarse o reprimir parte de su sentir, correspondiendo el abrazo de Soleil y acariciar su cabeza para calmarla.

-Disculpa si los asusté-contestó en su lengua materna, modulando su voz para escucharse serena y tranquila en la medida de lo posible. Aprovechaba qué Soleil no la veía para manifestar en su rostro y mirada la amargura, la tristeza y el dolor de todo. Todo lo contrario a su tono de voz-. No era mi intención tardar, pero ya estoy aquí. Ya estoy aquí... Ya estamos aquí, juntas, Soleil. 

Miró a Huo cuando respondió de esa manera al estado de los demás teniendo un mal presentimiento. Ella estaba viva sin despertar... Decir que todos están vivos era demasiado ambiguo porque eso no respondía su estado físico, emocional o paradero. ¿Qué había pasado en su ausencia? Las piernas le quemaban por salir de ahí y responder sus inquietudes, pero debía aguantarse y quedarse mientras consolaba a su hermana en esa extraña habitación con sus propios temores y traumas latigando su corazón. 

Abrazó más fuerte a Soleil mirando a Huo por un momento, sollozando en silencio deseando que todo fuera una pesadilla. 

Aragi se encontró con Ariana en un momento en el que emocionalmente estaba en ruinas. La pérdida de Cid había dejado un vacío profundo en su interior, y el mundo que lo rodeaba parecía haber perdido parte de su color y vida. Ahora Aragi se sentía como un cascarón vacío.

A pesar de esta apatía que lo envolvía, el recuerdo de Ariana, un atisbo de conexión emocional en medio del caos, le dio la voluntad suficiente para buscarla. Aunque su relación había sido complicada y marcada por malentendidos, Aragi sentía una extraña conexión con ella. La última vez que se vieron, las cosas habían salido mal, y Ariana había terminado herida antes de que pudieran hablar. Aunque su corazón estaba roto, la esperanza parpadeaba como una pequeña llama en la oscuridad. ¿Qué es lo que esperaba? ni si quiera el mismo Aragi estaba seguro. Lo único que sabía era que había querido verla y ahora lo estaba haciendo

Mientras se acercaba a Ariana, Aragi apenas notaba la presencia de los demás a su alrededor. Su atención estaba completamente centrada en ella. El mundo exterior parecía difuminarse en su percepción, como si todo lo que no fuera la figura de Ariana y la conversación que estaba por tener con ella se desvaneciera en segundo plano.

—Ariana... —empezó, su voz apenas un susurro en el aire tenso entre ellos— He querido verte... quería preguntarte cómo estás —dijo con cautela, sus ojos esquivando los de Ariana en busca de alguna pista sobre cómo enfrentar esa conversación. Se sentía estúpido, perdido. Luego de eso se detuvo, buscando algo más que decir, pero las palabras parecían haberse desvanecido. Se sentía atrapado en un mar de emociones no expresadas, incapaz de encontrar la manera de comunicar lo que llevaba dentro.

Finalmente, con un suspiro casi inaudible, levantó la mirada nuevamente, aunque sus ojos aún no podían encontrar los de ella directamente.— Lo siento —, dijo, su voz apenas un susurro.— No sé... no sé qué decir — Sus palabras se perdieron en el aire, expresando la hondura de su desesperanza y confusión.

Apretó los labios cuando Jin respondió a lo que él solo había pensado. No quería esa solución, no la quería en absoluto. Pero sería egoísta intentar salvar a alguien que no puede ser salvado solo porque era su amigo. 
-¿Lo ha dicho porque me conoce y sabe cómo usaré la información?- pensó analizando cuanto le conocía realmente su amigo y cuánto estaba tratando de manipularlo.
Cuando le confirmo que el resto estaban bien, todo rastro de premura en Sasaki se esfumó al instante. Confiaba en él y se notaba. Asintió a sus palabras.
Atendió a todo lo que Jin estaba contando, sin perder detalle, memorizando cada palabra para, en caso de que él no pudiese darles significado, exponerselas a los demás.
-Morfeo- El sueño. Torció el gesto, un control mucho más profundo que el mío. Tragó saliva ante el comentario sobre Lu Feng ¿Lo había arreglado o lo había empeorado todo? No podía luchar contra algo desconocido, quizás si luchaba directamente contra Morfeo tuviese alguna oportunidad pero no entrando en la mente de alguien que ya estuviese controlado por él. 
Quería preguntarle eso a Jin, pero antes de acabar de hablar, sonó de forma extraña, ininteligible. Sasaki dio un paso hacia él alzando la mano. Tenía más preguntas, quería que acabase de formular aquellas palabras.
-Odín, otro dios en la cúspide de un panteón ¿A... que más? ¿Cuidar a... Wuying?- Jin...- pero él ya había desaparecido y pese a que el propio Sasaki se resistía a perder la consciencia, no pudo evitarlo y cayó en el sueño.

Todo el lugar era tan agradable que te invitaba a quedarte allí siempre, pero ¿por qué estar sola si podías estar con alguien que te esperaba? Corriste hacia la figura que veías a la distancia y, a tu paso, los dientes de león se alzaban, dejando un rastro blanco que se liberaba hacia el cielo, como si formara nubes por su propia cuenta. Fue entonces que viste mejor el lugar en el cual te encontrabas: era una bonita casa de campo de madera, en la cual había algo de comida cocinándose, una agradable chimenea para días fríos y otro par de habitaciones más. En un lado había sembradíos y en el otro estaba ese hermoso campo de flores.

Saliste en aquel camisón y sentiste algo de frío. ¿Cómo era posible? La suave brisa te acariciaba y su frescor erizaba tu piel, mas no era insoportable. Todo era como una suave caricia vespertina. Corriste y corriste, pero no era tan fácil llegar hasta la figura. ¿Por qué te sentías tan cansada? Después de mucho correr, por fin la alcanzaste y cuando te escuchó llegar, se giró. Era más bajita que Râzvan y también más menudita. De hecho, se parecía mucho a ti. ¿Acaso no era...?

- Vaya, veo que ya despertaste. Lo siento, Râzvan aún no llega. Dijo que no tardaría mucho - y te sonrió con esa calidez que solo una madre podría proporcionar. Era ella, ¿no es así? Era Jenica.

Huo aún se veía triste, incluso cuando lo miraste, este no lo hizo. Solo dijo – Yo tendré que irme pronto. Sin un contratante, los espíritus desaparecemos en un día, así que tendré que ser sellado de nuevo – afirmó antes de dejarte consolar a Soleil.

Soleil no era tonta. Ella sabía que había algo que no le estabas diciendo y que te sentías mal, así que solo te apretó más, esperando con eso calmar al menos una parte de la zozobra que habitaba en tu corazón. Con la voz quebradiza y con el rostro triste te dijo – Tonta. Tonta. Pensé que no volverías. Tenía mucho miedo – y la voz se le quebraba al punto de no poder hablar. Si Soleil estaba bien y todos parecían estarlo, ¿por qué Huo se veía tan triste? ¿Estaría aquello relacionado con Lu Feng?

Lo cierto es que no tardó en llegar una enfermera que no era Fan Jie y empezó a hacerte un examen médico. Te dio una de las pociones desarrolladas por Ling, por lo cual solo necesitabas algo de descanso para terminar de reponerte. Mientras eso sucedía, Soleil fue por tu familia, quienes te saludaron felices. Si preguntaste por Alexandre, te dijeron que había resultado herido en la batalla, así que ahora mismo se estaba recuperando. Gracias a él, incluso Ivo había podido reponerse. Si preguntaste por Sasaki… él aún no había despertado y a Lu Feng lo tenían en una celda de contención especial. Al parecer, había despertado fuera de sí y era peligroso.

Si bien Ariana se veía mucho mejor, esta seguía teniendo un aura de tristeza a su alrededor. El encanto que siempre la acompañaba había recuperado su lustre y el vestido le quedaba bastante bien. Observó cómo Râzvan tomaba su mano y le sonrió algo divertida – Gracias. Me siento mejor ahora. Aunque aún me canso con facilidad, pero supongo que eso no puede evitarse. Me sorprende es poder caminar con estos tacones – se rio un poco y entonces se volteó a Cid. Dejó que el dueño del lugar se sentara junto a ella y observó a un Aragi que se veía perdido en sí mismo. Sin embargo, ella solo sonrió y miró a Râzvan – Tienes buen gusto para la ropa. Ambos se ven bien con esos atuendos -, aunque el comentario tenía la intención de bajar un poco la tensión.

Al ver que el chico se veía tan perdido, sintió algo de pesar y le dijo – Como ves, estoy mejor que la última vez que nos vimos. Aún no puedo luchar, pero al menos ya estoy fuera de peligro. Pranav de seguro se unirá a la batalla, pero yo no podré – y bajó la mirada -. Fan Jie me lo ha prohibido – y miró a la enfermera que ahora llevaba ese traje que parecía el de una monja.

El comportamiento de Aragi la hizo sentir algo mal, pero eso no quería decir que ya se hubiera olvidado de lo sucedido. Le dijo – Si no sabes qué decir, ¿puedo preguntarte qué te sucede? Siempre has sido de los que no se calla, así que supongo que es algo importante – y se quedó mirándolo fijamente. No se veía enojada, pero en comparación con momentos antes, su expresión era gélida.

¿Tal vez tú mismo habías acelerado el proceso? ¿No habías pedido regresar? Era posible que Jin sí estuviera tratando de pedirte, de una manera sutil, que lo mataras. Claro que solo se apoyó en la idea que tú ya habías tenido para eso.

Entonces, Jin desapareció y tu consciencia se fue apagando poco a poco, pues el sueño no te dio tregua y caíste de nuevo en la oscuridad. ¿Despertarías esta vez?

Un fragante aroma llegó a tus fosas nasales, el suave aroma de los cerezos en flor. ¿Estabas de nuevo en Japón? Eso era imposible… a menos que estuvieras aún soñando. Abriste los ojos sin prisa y te encontraste con que te encontrabas en la habitación que se te había asignado. Junto a tu cama, el aroma de los cerezos era más fuerte. Si miraste, Sakura estaba en su forma real dormida, apoyada sobre tu cama. ¿Había estado cuidando tu sueño? Pero se suponía que esa forma la agotaba mucho, ¿verdad?

Por algún motivo, te sentías renovado, como si hubiera tenido un muy buen sueño reparador y estuvieras listo para iniciar el día. Aún el sol estaba algo bajo, así que de seguro era temprano, pero tú te sentías en óptimas condiciones. Sakura sintió tu movimiento y se levantó, abrazándote entusiasmada de verte bien - ¡Nos tenías muy preocupados, senpai! – Jin te había dicho que todos estaban bien, pero… ¿por qué ahora estabas en tu habitación? ¿Y el ataque?

A todos se les informó que partirían hacia la torre al día siguiente. Así que en total la espera habría sido de tres días. Pranav estaba listo para reincorporarse, una ayuda que no podrían despreciar por la ausencia de Lu Feng, aunque Ariana aún no podía ser un agente activo. Por su parte, se les informó del despertar de Wuying, pero también se les dijo que la rubia seguía bastante débil por tanto tiempo en su estado de coma, así que no podría acompañarles tampoco.

En noticias menos favorables, Su Wen había estado luchando por su vida todos esos días, pero ella era una humana normal, no una invocadora, así que su estado era crítico. Solo repetía en medio de sus ruegos que salvaran a Hana. Sasaki abrió los ojos ese tercer día temprano en la mañana, cosa que les harían saber después de recibir un chequeo médico, y casi como si lo hubiera esperado, Su Wen colapsó por sus heridas, dando su último respiro poco después. ¿Qué pensaría el japonés de eso? Parecían cercanos.

Todos tendrían tiempo de prepararse antes de la batalla, pero esa podía ser una misión sin retorno, así que lo que les quedaba era solo esperar lo mejor. Muchos estaban agotados, tanto física como mentalmente, pero aún había una organización que detener y una compañera que rescatar.