Noticia del 3 de abril de 1876
Victoria militar del Gobierno Confederado en el Oeste.
Nuestro enviado especial a Lost Angels informa y varias fuentes confirman: ¡la balanza se inclina del lado confederado en California!
-El vecino estado en disputa tiene un especial valor económico y estratégico por los grandes yacimientos de piedra fantasma- declaró el alcalde H. C. Greely a nuestro reportero.
Desde que a principios de esta década se descubriera el insólito valor de este material, California ha sido fuertemente disputada. No cabe dudar de que este avance en su dominio representará un impulso de crecimiento y estabilidad para el sudoeste y, en concreto, para nuestra gran ciudad. Del este e incluso de Europa siguen llegando hombres de ciencia, emprendedores e incluso inversores interesados.
Huelga decir que poco mal hará a nuestra orgullosa ciudad este reconocimiento y la entrada de capital extranjero.
Algunos, incluso, aventuran más alla. ¿Tal vez estos tesoros en manos de nuestro industrioso gobierno permitan repetir la ofensiva del 71 que llevó al ejército sudista a las mismas puertas de Washington?
La prudencia, no obstante, es nuestra seña de identidad, y la filosofía de nuestro periódico, no dar crédito a rumores sin contrastar. Nuestro lector será oportuna y prontamente informado con la imparcialidad que nos caracteriza.
Gary Finkenbinder.
Noticias de abril de 1876
El frente de California continúa dando buenas noticias, escaramuza ganada en Santa Ana. Entrevista al Mayor O'Callagan en pag. 3. Gary Finkenbinder.
Fuga múltiple en Yuma. Seis presos abandonaron ilegítimamente la conocida prisión de la ciudad de Yuma, los habitantes de la región sufrirán previsiblemente las consecuencias de la libertad de estos forajidos. Nicky Cataldo.
La Wells Fargo informa: las diligencias de los días 7 y 11 hacia San Manuel y Sweetwater respectivamente, aplazadas indefinidamente. Jan Holden.
Nuevo tiroteo en el Saloon "La Jaula", el más turbulento de nuestra ciudad pero el más conocido en buena parte de Arizona. Jan Holden.
Otro yacimiento de piedra fantasma en las gargantas del Laberinto de California. Entrevista con un académico economista de Europa en el interior: "el oro seguirá devaluándose mientras se saque a este ritmo del Laberinto". Bob H. Rohan.
Se suspende la salida de otra diligencia hacia Tucson. Editorial en el interior. Charles Eckhardt.
Ahorcamiento mañana a las 15:00 de un cuatrero. Nuestro juez, aún con fama de estricto, mantiene el órden en Tombstone. Jan Holden.
La locomotora de la línea oeste se ha averiado, la compañia pide disculpas y promete un horario alternativo antes de una semana. El tren de la línea este sigue en funcionamiento y no habrá retrasos, aseguran. Bob H. Rohan.
Bob el Honesto vuelve a subir el precio de sus caballos. Nuestros lectores se quejan: "un abuso". Nicky Cataldo.
Fuentes informan de que el ejército confederado va a avanzar en el frente de California, mientras, las cosas no van tan bien en Utah. Gary Finkenbinder.
Otra diligencia suspendida: dos detenidos por "escándalo y resistirse a la autoridad" en una protesta frente a la oficina de la Wells Fargo. Jon Abbot.
Vuelve la ley "No Armas" a Tombstone. Reaprobada la ordenanza 41: se prohibe la posesión de armas a extranjeros y ningún habitante de la ciudad podrá portarlas públicamente. Más en el interior. Charles Eckhardt.
Asalto a un importante banco en Bisbee. "En contra de lo esperado, nos llegan muchas más noticias de atracos en las comunidades del este" dice el ayudante del Sheriff. Jan Holden.
Quejas por vulneraciones de la Ley No Armas. "El sheriff nunca haría la vista gorda..." dicen los entrevistados. Nicky Cataldo.
La Wells Fargo cambia los billetes de sus viajes suspendidos por travesías hacia el este o vales sin caducidad. Charles Eckhardt.
Noticia del 1 de mayo de 1876
¿Qué se nos oculta?
Bien sabe nuestro lector la buena relación de esta editorial con nuestro alcalde Herbert C. Greely, el orgullo que sentimos por nuestra ciudad, sus dirigentes, ciudadanos y por todos los que la hacen grande. No podemos en conciencia, sin embargo, hacer oídos sordos a lo que pasa a nuestro alrededor y haciendo honor a nuestro lema Verdad y Libertad nos atendremos a nuestra obligación de hacer eco del que es un pensamiento generalizado.
Tombstone siempre ha sido un puente entre México y el territorio Confederado, entre el Este y el Oeste. ¿Por qué, entonces, nativos y extranjeros se ven aislados del exterior por la profunda incompetencia?
Recapitulemos los hechos: en el último mes se han suspendido seis salidas de diligencia hacia el oeste, eso sumado a la avería en la línea de tren oeste hacia California ha provocado que en las últimas seis semanas ningún viajero con destino en esa dirección haya podido salir de Tomsbtone. Desde luego, ningún tren ha venido desde el Este últimamente con nuestra vía obstruida, las salidas hacia el Este han sido pocas y tardías. ¿A quién hay que pedir responsabilidades por esto?
El Epitaph tiene la respuesta. Por alguna razón la incompetencia de los directores de la Wells Fargo y de nuestro ferrocarril son consentidas e incluso justificadas por nuestro alcalde con el apoyo del Sheriff.
¿Qué razón hay para esto? ¿acaso la frágil paz con los apaches ha vuelto a romperse y no nos lo han dicho? No caeremos en el error de acusar a la ligera de algo tan serio como la traición pero... ¿no convendría a la Unión este corte de las rutas comerciales?
Que el lector saque sus propias conclusiones.
Quizá las razones para cubrir tan honda ineficacia sean más bien económicas. En todo caso el Epitaph no descansará hasta destapar el motivo de este insulto a los consumidores y ciudadanos afectados por las vagas promesas de "vuelta a la normalidad" de nuestras dos oficinas de transporte.
La redacción y nuestro Editor John P. Clum prometen no escatimar esfuerzo ni gastos hasta acabar con esta insostenible situación u obtener una explicación satisfactoria. Nuestra primera acción al respecto consistirá en que, con el propósito de mantener aún más informado a nuestro lector y como medida de presión, el Tombstone Epitaph desde el cierre de esta edición cambia su formato trisemanal para convertirse en un periódico diario hasta la resolución de esta afrenta.
Charles Eckhardt y John Abbot.
Noticia del 2 de mayo de 1876
¡Verdad y Libertad!
Cumpliendo nuestra promesa, el lector tiene en sus manos el primer ejemplar de la edición extra que tan insultantes acontecimientos han hecho necesaria.
Pero no se limitará el Tombstone Epitaph a denunciar y sentarse a esperar. El motivo de esta editorial es anunciar una firme resolución del reportero que suscribe, en nombre de nuestro periódico. El humilde periodista abajo firmante se compromete a cruzar el desierto hasta Bronco Pueblo, desde donde informará puntualmente a los lectores del Epitaph en calidad de corresponsal. Esta salida, sin demoras ni cancelaciones, tendrá lugar el siguiente miércoles 8 de mayo a menos que antes los responsables nos hayan dado una explicación convincente o la Wells Fargo haya anulado su política "sin salidas hacia el oeste".
El Epitaph ofrece 15$ y una mención especial en su edición del domingo 12 a los valientes voluntarios que se acerquen a nuestra oficina y ofrezcan su escolta y compañia en la peligrosa misión.
Charles Eckhardt.
Noticias de febrero a abril de 1876.
Misterio: ¿posesión demoníaca en Sweetwater? Bob H. Rohan
Un corresponsal en Bronco Pueblo nos informará puntualmente via telégrafo de las novedades en California. Nicky Cataldo.
La prisión de Yuma, la institución penitenciaria más famosa del Oeste, se pone en entredicho. Gary Finkenbinder.
Un rebaño de tamaño sin precedentes hará la ruta San Manuel-Bronco Pueblo-Rio Grande, se espera una gran afluencia de cowboys, rancheros y autoridades del este. Jan Holden.
Misterio: rituales y maldiciones de los apaches, el Windigo. Charles Eckhardt.
Prestigioso químico del este llega a Bronco Pueblo, según los informantes ha sido contratado por el gobierno. John Abbot.
Jin, el bandido oriental, vuelve a atracar un tren hacia Lost Angels. Gary Finkenbinder.
El herrero de Bronco Pueblo recibe a artesanos de otras localidades en una exposición de algunos de sus trabajos. Jan Holden.
La Wells Fargo registra en nuestra ciudad un record sin precedentes de trayectos. Jan Holden.
La mayoría de las noticias son escuetas o tratadas con demasiada superficialidad. En estos dos primeros meses las primeras planas siempre son ocupadas por sucesos locales: tiroteos en el Saloon más frecuentado de Tombstone, comunicados del alcalde, el nombramiento de un nuevo ayudante del Sheriff...
Las contraportadas con frecuencia son ocupadas por publicidad de la empresa de Pompas Fúnebres de Tombstone o por carteles difundiendo recompensas por bandidos buscados:
El famoso "Disfraces" John, de nombre e incluso aspecto desconocidos pero que siempre firma sus timos. 300$ de recompensa en febrero de 1876, aumentada a 700$ en marzo de 1876.
Un cuatrero llamado Tommy Winkle. 300 $ de recompensa a 18 de marzo de 1876.
Un asaltador y asesino de nombre desconocido. 2000$ de recompensa a 16 de abril de 1876. Preferentemente vivo.
Un falso predicador que ahora se dedica a asaltar diligencias apodado Black Bart. 500$ de recompensa. Preferentemente vivo.
Sumergido en la montaña de papeles de tu sucia habitación, repasas los ya leidos periódicos, ejemplares del Epitaph desde que llegaste, hace un mes.
Sin embargo esta vez buscas algo concreto. Menciones, por sutiles que sean, que se te podrían haber escapado del cercano pueblo.
Datos sueltos te permiten poco a poco dibujar un contexto difuso, empiezas a conocer la zona. En un ejemplar atrasado en el que hablaban de rebaños de vacas encuentras un mapa del oeste del país, con un tosco trozo de madera a modo de pluma y algo de tinta rodeas tu posición actual: Tombstone. Te esfuerzas en situar Bronco Pueblo en el papel pero no es fácil, al final, haces una cruz en el lugar aproximado en el que está por todas las menciones.
Está al otro lado del desierto, a medio camino de Tombstone y la frontera con California. Unas 100 millas al noroeste o poco más.
Las noticias y referencias a la población en el Epitaph son escasas, y las que ves no te dicen mucho:
El herrero de Bronco Pueblo recibe a artesanos de otras localidades en una exposición de algunos de sus trabajos. Jan Holden.
Un corresponsal en Bronco Pueblo nos informará puntualmente via telégrafo de las novedades en California. Nicky Cataldo.
Un rebaño de tamaño sin precedentes hará la ruta San Manuel-Bronco Pueblo-Rio Grande, se espera una gran afluencia de cowboys, rancheros y autoridades del este. Jan Holden.
También hay algunas referencias a hechos pasados que no se analizan con detalles, algo sobre un prestigioso químico que llegó a ese pueblo desde el Este, alusiones a la prisión de Yuma y la posterior fuga que hubo en ella, de la que ya habías leido algo. Se menciona que aumenta la recompensa por un timador, el cual la última vez que se supo de él estaba en Bronco Pueblo. Varias contraportadas, de hecho, muestran carteles de Se Busca, cosa por lo demás habitual, pero en está ocasión te llaman la atención.
El famoso timador "Disfraces" John, del cual no se sabe su nombre ni se tiene una descripción fiable, visto en Bronco Pueblo; la recompensa inicial de 300 por él sube a 700$. Un asaltador y asesino sin nombre ¿relacionado con la fuga de Yuma? por el que dan la fabulosa cifra de 2000$; preferentemente vivo. Un falso predicador que se dedica a asaltar diligencias en el oeste de Arizona, la recompensa de 500$ está ofrecida por la Wells Fargo.
Entre los ejemplares de abril también ves dos carteles de Se Busca, anunciados en la contraportada como detalle de colaboración con la oficina del Sheriff, seguramente. Aportan pocos datos, pero uno incluye un alias y el otro una imagen dibujada de su rostro.
El famoso "Disfraces" John, de nombre e incluso aspecto desconocidos pero que siempre firma sus timos. 300$ de recompensa en febrero de 1876, aumentada a 700$ en Abril de 1876 ...y... Un asaltador y asesino de nombre desconocido. 2000$ de recompensa a 16 de abril de 1876. Preferentemente vivo.
Noticia del 3 de mayo de 1876
¡La Wells Fargo rompe el cerco!
Las presiones de nuestra editorial y la fuerza de los inconformistas habitantes de Tombstone han podido contra el cierre y el sindicalismo de nuestras empresas de transporte. Tapando sus errores entre ellas y con ayuda del alcalde, nos habían mantenido aislados del mundo. Hasta hoy.
Hoy, viernes 3 de mayo, la primera diligencia que hace travesía en más de un mes sale de la posta oeste de la Fargo a las 11:30 AM exactamente. En palabras del propio Samuel Carlson -sin demoras de ningún tipo-. Como ha prometido la empresa, todos aquellos que conserven su billete preferente deberán acudir antes de las 11:00 a la oficina de la Wells Fargo a validar su tiquet y, de esta forma, conseguirán un puesto en la esperada diligencia. La ruta será Bronco Pueblo-Casa Grande-Phoenix-Coachella-Lost Angels.
Por descontado, el Epitaph tendrá un representante en este viaje. Charles Eckhardt ocupará un asiento en el transporte para poder informarnos, a su llegada a Bronco Pueblo y a las siguientes poblaciones en la ruta hacia California, del transcurso de la travesía desde su posición privilegiada. Contentos de que la situación no haya requerido medidas más drásticas por nuestro lado, nuestro humilde periódico agradece a los numerosos voluntarios que, en tan corto periodo de tiempo, se ofrecieron como escolta o ayuda para el peligroso viaje. (Ver nota en contraportada)
Como los sabios, el Epitaph perdona... pero no olvida. No cometeremos el error de pensar que está todo solucionado. El pueblo de Tombstone aún no ha obtenido satisfacción ni explicación ante tales despropósitos. Quedan muchas preguntas por responder que no olvidaremos ¿A qué se ha debido este mes de aislamiento? En una reciente entrevista, Danny Chang, el famoso forajido nos dijo: -el único propósito de mi captura es desviar la atención de lo que sea que esté pasando con la Wells Fargo y sus diligencias...- ¿qué hay de verdad en ésto? lo cierto es que desde la represión del alboroto frente a la oficina de la Fargo, el Sheriff ha demostrado cuál es su bando. (detalles de la entrevista en el interior)
Pero no es la intención de este nuevo artículo reavivar polémicas que ya tendrán tiempo de ser resueltas. Lo cierto es que nos alegramos de haber cerrado este penoso capítulo y que la pronta satisfacción a nuestras demandas bien hace al Alcalde, a Samuel Carlson de la Wells Fargo, y a todos los suyos, merecedores de cierto crédito por nuestra parte. Hoy es día de celebración y de volver a emprender juntos el duro camino del progreso para nuestra ciudad, tan bruscamente interrumpido recientemente.
John Abott y Charles Eckhardt.
Contraportada del viernes 3 de mayo de 1876.
En torno al dibujo el texto reza:
¡Se Busca!
100$ de recompensa para la primera persona que dé información sobre este hombre. Podría ser peligroso y se le supone armado.
¡Id con cuidado!
Sheriff Walter Eackley
Noticia del 3 de mayo de 1876
Detención del famoso forajido chino-americano Danny Chang Lee.
A mediodía de ayer los residentes del sur de nuestra ciudad sufrieron uno más de los habituales alborotos. Un grupo de vaqueros locales se metía con un forastero en las cercanías de la oficina de asuntos indios, este incidente no saldría de lo corriente de no ser porque el acosado no era otro que el infame asaltador Danny Chang.
A pesar de que, según nuestras fuentes, el desperado estaba solo, los matones eligieron mal la victima; uno de ellos fue herido de gravedad por quemaduras y los demás huyeron cuando llegó el ayudante del Sheriff Rich, que pudo detener al iniciador de la refriega y también al conocido bandido oriental, que trató de ocultarse en un bar cercano frecuentado por pieles rojas.
Según nuestra información el forajido estaba desarmado, pero ya se encuentra a buen recaudo en la prisión. El alcalde y el juez no se han pronunciado aún sobre cuándo será el juicio pero, dada la reciente visita de dos Rangers de Texas en nuestra ciudad y los ánimos caldeados de las últimas semanas, no se descarta una solución "extraoficial".
Momentos después de su detención, el propio Danny Chang decía a uno de nuestros reporteros: -el único propósito de mi captura es desviar la atención de lo que sea que esté pasando con la Wells Fargo y sus diligencias...- ¿qué hay de verdad en ésto? lo cierto es que desde la represión del alboroto frente a la oficina de la Fargo, el Sheriff ha demostrado cuál es su bando. Declaró también ser producto de la sociedad elitista y corrupta: -Soy la voz de los oprimidos y los excluidos: La del indigena desplazado de sus tierras y obligado a vivir como indigente, La de los chinos engañados y obligados a trabajar en las vias del ferrocarril, La del negro esclavizado, La de la mujer brutalizada por el hombre machista, La del mexícano despreciado.¡Soy la voz del pueblo!, de un pueblo que funciona como columnas sobre las cuales esta sociedad se sostiene.!Pueden encarcelarme, pueden matarme, pero tarde ó temprano vendrá otro como yo!-
Sin duda una noticia de la que estar orgullosos y satisfechos, como símbolo de las ocasionales victorias en la lucha contra los fuera de la ley.
Charles Eckhardt y Jan Holden.
Noticia del 4 de Mayo de 1876
Se reanudan las comunicaciones con el Oeste.
Haciendo honor a la palabra de Samuel Carlson, la prometida diligencia partió ayer sin complicaciones ni demoras. En el transporte viajaban, además del afamado reportero Charles Eckhardt, tres pasajeros que suscitaron muchos comentarios entre los - numerosos - espectadores asistentes:
Ya nos constaba el traslado del infame Danny Chang, a pesar de que tal información nos llegó demasiado tarde como para incluirla en la edición de ayer. El Sheriff Walter Eackley no quiso profundizar en sus comentarios al respecto pero tras la salida de la diligencia ya eran pocos los que no habían oido el rumor de la cesión del forajido al penal de Yuma.
El segundo fue un forastero al que muchos relacionaron con el reciente tiroteo en el Saloon La Jaula. Su nombre es desconocido pero el rostro, dibujado en recientes carteles de Se Busca (ver Fe de Erratas en la Pag. 2), bien podría haber provocado algún altercado de no llegar con tanta discreción.
El último viajero era un hombre notable, Stephen Boyle, prestigioso químico, miembro de una antigua y respetada familia inglesa y adinerado gentleman. Icono representativo de la influencia de la piedra fantasma y su beneficioso efecto atractor de capitales y cerebros.
Con el apoyo y guía de un experimentado pistolero - por cuya valía aseguró Charles Eckhardt estar dispuesto a responder - y a los mandos de un avezado cochero, la diligencia partió a las 11:34, no dejando en mal lugar a la puntualidad prometida.
Celebramos su partida como si hubiera sido la primera y, contentos del feliz desenlace, recordamos a nuestros lectores que volvemos al habitual formato trisemanal.
John Abbot.
Otras noticias del 4 y 5 de mayo de 1876.
Fe de Erratas: en la contraportada de la edición de ayer incluíamos un anuncio de Se Busca que recientemente se veía por la ciudad. El Sheriff nos hizo saber posteriormente que el anuncio fue colgado el jueves pero para ayer a media mañana ya se había cancelado la orden de detención. Eackley no dio explicaciones pero aceptó la responsabilidad del error, derivado de la lentitud en retirar los avisos repartidos por la ciudad y de la falta de comunicación de su oficina con nuestro periódico. El Tombstone Epitaph, por tanto, pide disculpas a sus lectores pero no se responsabiliza de consecuencias derivadas de tal desinformación. John Abott.
Hallado un cadáver en el distrito Norte de la ciudad. Según nuestra información, el fallecido estaba armado con un cuchillo y presentaba un corte mortal en el cuello. Se especula con la posibilidad de que se tratara de un robo fallido. Jan Holden.
¡El ayudante Rich, despedido! Anoche el Sheriff Eackley nos comunicaba la noticia y, contra lo habitual, se ofrecía a hacer unas declaraciones: "No hay que buscar el motivo en nada reciente, el cese de Rich se debe a una larga serie de ineficacias e ineptitudes" dijo. Cuando hoy le preguntamos acerca del rumor sobre el soborno de 10$ aceptado por el ex delegado, el Sheriff no confirmó ni desmintió nada. Nicky Cataldo.
¿Mejorará la situación con México tras la Guerra? nuestro experto Gary Finkenbinder, el alcalde Greely y dos reputados politólogos opinan. "La actual inestabilidad política propicia la avaricia, los vecinos del otro lado del Rio Grande quieren tanto esas ricas tierras en disputa como cualquiera. Cuando un Gobierno fuerte reclame unívocamente esos territorios la situación volverá a estabilizarse" apunta Greely. Bob H. Rohan
Al fin llegan los nuevos caballos a Bob el Honesto. Sus clientes no pueden dejar de preguntarse ¿cuando terminará su monopolio? Jan Holden.
George Salazar, el dueño de la via de tren Oeste y de gran parte de la del Este, se niega a hacer declaraciones sobre la diligencia. Los expertos, en cambio, lo tienen claro: la reciente apertura de Tombstone obligará al ferrocarril a actuar o a desaparecer. "La dura competencia de su competidor en la Fargo habrá sido un duro golpe para el importante empresario del transporte". John Abott y Gary Finkenbinder
Noticias del miércoles 8 de mayo de 1876.
Extraño suceso en la oficina del Sheriff.
A altas horas de la madrugada del día 6 al 7, muchos de los vecinos de Tombstone - los más cercanos al despacho del jefe de policía - pudieron escuchar una detonación. Tal vez nuestra ciudad sea llamada violenta por los elegantes señores del Este, pero aún está lejos el día en el que un disparo en mitad de la noche no alerte a unos cuantos ciudadanos honrados. Los que más, se preguntaron qué había ocurrido entonces, y muchos todavía se lo preguntan, pero el Epitaph de Tombstone siempre se muestra diligente al destapar misterios.
Como nuestros reporteros pudieron saber, y el Sheriff Eackley confirmó, solo había un prisionero en esos momentos en las celdas: un asaltador y asesino al que le esperaba la horca esa misma mañana al que nos referiremos por sus iniciales, W.H.C. Tal y como explica Walter Eackley, su joven ayudante, tras oir el disparo, entró en los calabozos y encontró el cadáver del citado delincuente en el suelo. El cuerpo estaba aún caliente y tenía una herida de bala mortal en el cuello.
La situación parecía clara: W.H.C. debió alcanzar la pistolera con sus propias armas que, según confiesan las propias autoridades, estaba sobre un escritorio no muy lejano a los barrotes del condenado a muerte. Entra dentro de lo plausible que el prisionero se las arreglara para alcanzar sus armas y que - tal como las evidencias muestran, por más que lo niegue Eackley - los revólveres no hubieran sido descargados por completo. Previsiblemente, aunque resulte poco propio del historial del prófugo, W.H.C. debió decidir acabar con su vida en lugar de dejarse colgar. El Sheriff asegura que el arma homicida está bajo su custodia, en calidad de prueba, pero no se nos ha permitido fotografiarla y nadie ha sido capaz de dar mayores explicaciones al respecto. Según fuentes por las que el Epitaph no puede responder, los dos revólveres Colt Peacemaker del condenado a muerte han desaparecido, y desde la oficina del comisario solo se intentan tapar una serie de errores que culminaron en la citada muerte.
No concluiremos este editorial sin dedicar unas palabras al difunto prisionero, y no seríamos humanos si no nos preguntáramos qué tipo de pensamientos pudieron rondar por su mente atormentada para tomar tal decisión. Aún a riesgo de ser tachados de románticos, saludamos con la mano en el corazón a alguien que, aún después de tan disoluta vida, tuvo tiempo de arrepentirse y el coraje de un último acto de rebeldía. Alguien que, no debemos olvidar, podría haber tratado de escapar con el arma conseguida de malos modos, o haber cargado su ya saturada conciencia con una muerte o dos más en el intento de evitar su justo castigo.
Descanse en paz W.H.C., pues ha pagado por sus pecados y ahora su alma solo responde ante Dios.
Las imprecisas declaraciones del Sheriff no han servido para acallar los rumores al respecto de ese disparo en la noche. El acontecimiento ya tiene todo los visos de convertise en leyenda. Algunos, incluso, adornan el suceso con historias de fantasmas, de venganzas frustradas e historias de amor que acaban en tragedia. Elucubraciones a las que, fiel a su estilo habitual, el Tombstone Epitaph no da crédito ni propaganda.
John Abott.
Noticia del lunes 13 de mayo de 1876.
El gran viaje al Extraño Oeste (I).
Fue un viernes, el 3 de mayo, cuando la diligencia abandonó Tombstone dirección Oeste. Un suceso que habría sido trivial de no ser por la bien conocida falta de transportes en esa dirección que había estado experimentado nuestra gran ciudad. Habiéndose dedicado anteriores ediciones de este periódico a la descripción de la salida, no abundaré en mayores descripciones del suceso, que por otro lado ya forma parte del saber común de nuestros conciudadanos.
Menos conocidos son los detalles del viaje hasta Bronco Pueblo, la primera parada. Al recelo general que causaba el "asunto de la Fargo" se le unieron varias pistas que este humilde reportero cosechó a medida que transcurrían las primeras millas de viaje. La fuerte escolta que acompañaba a la diligencia, el extraño modo en el que la Fargo manejó el asunto de su vuelta en funcionamiento... todo contribuía a sospechar que algo extraño giraba en torno de ese viaje. Los lectores comprenderan hasta qué punto resultaba inquietante el viaje cuando sepan que la Fargo había incluso instalado ¡una Gatling! en la mismísima diligencia.
No resultaba de extrañar que corriera el rumor de que transportábamos oro, y no tardó esa falsedad en volverse en nuestra contra.
Una partida de forajidos asaltó la diligencia. Eran al menos seis jinetes, pero los peores bandidos eran los que no montaban a caballo. Junto a los desperados rodaba una extraña máquina, mitad carro mitad barco de vapor. Hasta tres hombres iban sobre su estructura, y eso no parecía ralentizar el ingenio ni un ápice. ¡Estábamos perdidos!
Las Quebradas Tres Hermanos, lugar de la emboscada, con el carro a vapor a un lado.
Afortunadamente, nuestros escoltas y el cochero se hicieron valer, y los pasajeros lucharon igual de valientemente. El vaquero que nos acompañaba en la diligencia, cuyo nombre, por deseo suyo, mantendré en secreto, hizo uso de la Gatling y los criminales mordieron el polvo. El propio reportero que escribe estas líneas empuñó un revólver, y fue rozado por una bala perdida que logró atravesar la madera de la cabina. No sin ciertas dificultades, los viajeros se declararon victoriosos, a costa de pocos daños personales.
La puntería y el aplomo del Predicador salvaron la vida de los viajeros.
Desde luego todo parecía decirnos a los viajeros que el viaje no iba a ser tan seguro como pensábamos. Y sin embargo, nada podría habernos preparado para lo que encontramos en Bronco Pueblo.
Bronco se había transformado en una ciudad fantasma, pudimos comprobar, pero no tardamos en descubrir cómo de fantasma se había convertido esa ciudad.
Alguna voluntad, fuera del tipo que fuera, había rebautizado a la población como Purgatory, y los lectores me creerán loco cuando les diga que la ciudad estaba llena de fantasmas. Y no, no hablo en un sentido metafórico, sino real. La gente fallecida de Bronco Pueblo, los muertos, paseaban por las calles. Los espectros hablaban, caminaban y disparaban. Aun más preocupante: pronto averiguamos que los espíritus no eran lo peor que había en Purgatory. Entre muchos ataques y desgracias, nuestra diligencia resultó destrozada, incendiada, junto con parte de nuestras provisiones y herramientas. Los caballos se habían espantado. ¡Estábamos atrapados! El deseo - ahora sé, justificado - de nuestro escolta el Predicador y del explorador indio de indagar en los motivos de la caída en desgracia de Bronco nos obligó a visitar buena parte del terrorífico lugar. Bajo el suelo moraban criaturas gusanoides de tamaño gigantesco, devoradoras de hombres y caballos; en el cielo se batían seres alados cuyo aspecto ahora solo recuerdo en mis pesadillas. Créase imposible o falso, mi relato es tan veraz como las profundas cicatrices, emocionales y físicas, que cargo desde entonces.
Apenas podría dar mucha más información, pues mi mente se niega a rememorar los peores episodios. Debo, simplemente, hacer mención a los dos hombres que perdieron su vida en Bronco: el tristemente célebre Danny Chang, y el valeroso y recio cochero que nos había traído hasta ahí, Hank Bully. Por lo demás, baste decir que, atizado el fuego por una especie de conflicto entre los monstruos y los fantasmas, Purgatory decidió inmolarse... con nosotros dentro. Solo a duras penas pudimos escapar, usando un ferrocarril de la línea Oeste y haciéndonos, en el último momento, con un puñado de caballos intactos, merced a no recuerdo qué milagro.
El ferrocarril salvador.
Ni siquiera abandonado el pueblo pudimos disfrutar de paz, pues un nutrido grupo de forajidos nos persiguió hasta que el genial sr. Boyle consiguió que los dejáramos atrás con algún milagro de su ciencia. Aun con el momentáneo respiro, pronto supimos que los bandidos no cejarían en su persecución hasta encontrarnos, y como añadidura, ¡los monstruos de Bronco también nos seguían!
...
Lea el final del relato en nuestro siguiente número del Tombstone Epitaph.
Noticia del miércoles 15 de mayo de 1876.
El gran viaje al Extraño Oeste (II).
El tiempo y la sabiduría de nuestro guía indio nos reveló que todo respondía a una maldición del hombre rojo, desencadenada por algún tipo de profanación hacia un objeto sagrado; una máscara que llevábamos con nosotros. Tras sacar unas pocas millas de ventaja a los peligros, pudimos parar el tren para pedir consejo a una tribu india cercana.
La charla con los amigables y civilizados indios yaqui nos reveló gran parte del misterio. El robo de la máscara formaba parte de un plan deliberado del grupo de bandidos para aislar Bronco Pueblo y toda la zona circundante. En apariencia, los bandidos no temían a los muertos y demonios - al menos su jefe - o como mínimo preferían su compañía a la de hombres libres y sus leyes. Usaban la ciudad de Bronco como base desde la que perpetrar sus rapiñas y maldades, e incluso parecían planear vender la zona como si les perteneciera. Un regalo envenenado para el comprador, sin duda, pero eso no perturbaba sus conciencias.
Detalle del poblado yaqui.
El pueblo yaqui nos reveló el proceso necesario para devolver la máscara y romper el embrujo maligno que había corrompido Bronco Pueblo. Parecía una misión digna de cualquier hombre de bien, pero también teníamos motivos más prácticos para aceptar ese peso. Mientras lleváramos la Máscara encima, tanto los bandidos como los monstruos nos perseguirían, pero incluso librándonos de ella nos hacíamos acreedores de su maldición.
Sin perder tiempo, viajamos dirección Noroeste, hacia la tribu a la que debíamos devolver su objeto ritual. Con nosotros ahora viajaba un indio yaqui en calidad de guía e intérprete, aunque pronto apreciamos su valor como guerrero. Junto con otros imprevistos, sufrimos el ataque de los mayores murciélagos que se hayan visto jamás. Tan altos como personas, aseguro, y juraría quedarme corto. Algo encallecidos ya para esos horrores, y hechos a la acción por los sucesos de Purgatory, dimos buena cuenta de los mamíferos voladores. Nuevamente, sin la acción del Predicador y las buenas ideas del sr. Boyle, habríamos sucumbido con toda seguridad.
El brillante Sr. Boyle, ya de vuelta, victorioso, en Tombstone.
Cuando el tren ya no pudo acercarnos más a destino, tuvimos que continuar a caballo. Nuestra situación era desesperada, pues sabíamos que aún nos perseguía la banda, y habían demostrado moverse muy rápido y no rendirse ante nada. Ciertamente, hubimos de admitir que no había escapatoria posible y, por consejo de nuestro guía yaqui, decidimos plantar cara al enemigo.
El campo de batalla fue una ciudad-monasterio en ruinas, en mitad de una noche muy estrellada, recuerdo. El escolta indio que nos había acompañado desde Tombstone y el vaquero de pocas palabras fueron la vanguardia, defendiendo la entrada del pueblo. El resto de viajeros, liderados por el Predicador, nos resguardamos en la iglesia, junto con la máscara tan buscada por los enemigos. El combate fue terrible. Presencié de primera mano cómo nuestro escolta sacerdote atravesaba con una bala la frente de un enemigo a cuarenta pasos. Hubo explosiones, disparos, fuego de artillería ligera, arcos y flechas. Y, finalmente, victoria.
Desgraciadamente, el precio fue alto. El Predicador y el fiel indio yaqui fueron abatidos en la batalla. Vuestro fiel narrador mismo resultó gravemente herido, en una de las escaramuzas contra el templo.
Con el amargo éxito llegó la mañana, y los cuatro supervivientes pudimos, al fin, entregar la máscara al poblado hamakhava y así romper la maldición que, con cierta justicia, habían hecho llover sobre el hombre blanco.
Los indios hamakhava no comparten esa frecuente superstición de su pueblo contra las fotografías.
He tratado de ser fiel a la realidad, respetando las privacidades y velando por la seguridad de los implicados en el relato. He omitido unos pocos detalles por el mismo sentido de la profesionalidad que me obliga a contar esta historia. Sin embargo, no he añadido nada que no ocurriera, y, por absurda y fantástica que pueda parecer la historia, esta es la verdad. Mi conciencia está tranquila sabiendo que he hecho mi parte pues, en cierto modo, creo que la muerte de estos buenos hombres está destinada a ser narrada, porque cayeron luchando contra el terror, y quizá su historia pueda dar esperanza en estos tiempos de duda y miedo.
Atentamente,
Charles Eckhardt.
Contraportada del miércoles 15 de mayo de 1876.
¡La muerte de Danny Chang!
Ya disponible en la colección Historias del Oeste, de Dime Novels.