Aunque había tardado un rato, al final Kipp salió del despacho de Vitel y te indicó con la cabeza que pasaras.
os dejo un segundo por si queréis deciros algo antes de que Nathan pase a la gruta del lobo :P
Kipp miró sonriendo visiblemente a Nathan, con sus colmillos a la vista.
-Muchacho, te toca entrar, y creo que te van a dar una segunda oportunidad para que mates a aquel tipo de las espadas. No te diré más.
Tras una sonora carcajada y una palmada en el hombro de Nathan, se aseguró de que todo pudiera ser lo más fluido posible la noche siguiente.
-Chico, antes de que entres, ¿tienes mi número de teléfono? Quizá necesites ayuda encargándote de aquel tipo del Sabbat. O mejor, dame el tuyo por si acaso...
Le doy mi número a Kipp antes de entrar a hablar con Vitel.
- Bueno deséame suerte, a ver qué me cuenta el príncipe. Hasta mañana.
Tras despedirme de Kipp entro a ver a Vitel.
- Buenas noches, señor Scott. - te saludó Vitel mientras cerrabas la puerta y entrabas en el pequeño despacho. - Tome asiento por favor. -
Vitel observó todos y cada uno de tus movimientos mientras te sentabas en la silla frente a él. - Debo reconocer que ha hecho un trabajo espléndido esta noche, pero en mi opinión se ha arriesgado demasiado. Cuando saltó de la ventana para ayudar a Teresa... eso estaba fuera de sus objetivos. - matizó Vitel.
- Pero no me malinterprete. Me alegro de que sobreviviera. - echó un vistazo a tus heridas y se levantó para sacar una copa y un par de botellas de un pequeño armario lateral. Comenzó a verter con calma el líquido de una de las botellas en la copa y te la ofreció. - Beba, creáme. Le vendrá bien para curarse esas heridas y le necesito a pleno rendimiento mañana. -
- Enma sigue protegida y a salvo aquí en la habitación - confirmó el Príncipe de Washington. - He encomendado a sus compañeros, Weems, Frederick y Kipp, la tarea de dar caza a ese monstruo sabbat y acabar con él. Pero dudo de que todos se pongan a ello. Frederick no está muy convencido, y de Weems no me fío. El único que colaborará voluntariamente es Kipp y por una mera cuestión económica. Me gustaría que usted les ayude a encontrar a ese ser... sabe por dónde empezar, el lugar donde desapareció Teresa. - las palabras de Vitel se fueron haciendo más lentas y en un tono más bajo. - Pero si se da el caso de un encuentro con el ser... no vaya a primera línea de combate señor Scott. Aprecio mucho su vida, más que la de cualquiera de los demás. -
- Si lo ve factible ayúdeles a acabar con el tzimisce. Pero si hay problemas o ve que el tzimisce lleva las de ganar, huya y regrese aquí. - las órdenes de Vitel parecían claras... no estabas seguro de si se trataba de una genuina preocupación por ti o si había algún interés oculto, pero la verdad es que al que llamaban Príncipe no te había dado ni un sólo motivo desde el principio para dudar de él. Y hasta ahora siempre se había portado bien contigo.
Acepto la copa que me da y bebo tranquilamente. Necesito recuperar fuerzas y prefiero reponerme antes de que Emma me vea, ya que si está en la habitación no quiero que se preocupe demasiado.
- Siento haberle preocupado, realmente cuando salté no sabía ni que era un Tzimisce, ni que pertenecía al sabbat. De haberlo sabido... - pienso un momento la respuesta - ...es posible que hubiera actuado con más cautela.
Bebo un buen sorbo y prosigo:
- Frederick también me comentó que no me pusiese en peligro, así que tendré mucho cuidado. Les ayudaré en lo que pueda y espero que ellos sean capaces de cazar a ese vástago. La verdad es que tiene una gran pegada y no cometeré el error de dos veces de dejar que me corte con esas espadas que tenía como manos.
Hasta ahora el príncipe se ha portado genial conmigo. Me ha dado trabajo, un refugio, se ha preocupado por mí...podría pensar que hay algo oculto pero me cuesta creerlo. Parece hacerlo de buena voluntad...pero ¿por qué? Creo que esa pregunta no tendrá respuesta.
- Quisiera agradecerle de nuevo la ayuda que me ha prestado, la verdad me ha dado un refugio y también un trabajo. Así que cumpliré sus órdenes sin rechistar. Creo que tiene sus razones para tratarme de esta manera y no se las preguntaré, aunque espero que alguna noche decida contarme qué me hace tan especial además de mi "sangre". Si no necesita nada más de mí, me retiraré a mi habitación para no molestarle más. - digo con educación.
- He dispuesto que tenga más sangre en su habitación... más que de sobra para curarse por completo esas heridas. - indicó Vitel echando un vistazo a alguno de los tremendos tajos que aún marcaban tu cuerpo.
Casi imitó un suspiro y adoptó una postura más relajada en su asiento: - Está bien señor Scott. Seré sincero con usted, algo que creo que nadie más aparte de mí lo ha sido hasta ahora. Hay muy pocos como usted, y se sabe poco de la gente como usted. Pero hay varias teorías... una de ellas me interesa mucho. Se rumorea que los tipos como usted, a pesar de ser en cierto modo vampiros... son capaces de tener hijos con humanos. Al menos se cree que ustedes son capaces de dejar embarazada a una humana. De esos embarazos, muy pocos salen adelante. Y esos niños que salen adelante son lo que algunos eruditos denominan dhampiros, que no son otra cosa que ghouls autosustentados. Le explico, los ghouls son nuestros sirvientes - dijo indicándose a sí mismo y a los vampiros en general. - Bien, para asegurarnos la lealtad de esos ghouls y para garantizarles ciertas habilidades sobrehumanas, los vampiros tenemos que alimentarles con nuestra sangre periódicamente. Estos otros ghouls... los dhampiros, es decir, cualquier hijo que usted tuviera con una humana... no necesitarían sangre de vampiro para mantener sus habilidades. -
Lo que te estaba revelando Vitel casi parecía de ciencia ficción, sino fuera porque habías descubierto la existencia de vampiros hace pocos días, jurarías que todo era mentira. - Bien, señor Scott, no voy a mentirle... me agradaría mucho que cualquier hijo suyo trabajara para mí... sería como tener mi ejército particular de ghouls, sin tener que pagar el elevado precio de la sangre. Pero eso lo dejaré al libre albedrío de sus futuros hijos si los tiene. Lo que no voy a permitir es que otros se aprovechen de eso. No puedo permitir que mis enemigos le utilicen a usted para procrear una descendencia con la que puedan atacarme luego. -
Vitel se quedó mirándote observando tu reacción.
Me quedo pensando un momento mi respuesta. Es tan amable por interés pero por lo menos es sincero. Un vampiro teniendo hijos...la idea sería digna de una serie de televisión..."Papá Vampiro". Perfecta para la sobremesa del sábado.
Bueno si tengo hijos por lo menos sabré que tienen garantizado trabajo...y la vida que pudiera ofrecerles yo gracias a Vitel sería muy buena. Estudiar en buenos colegios, en buenas universidades...no es un mal plan para ellos. Además negarme en redondo podría traer infortunios para Emma y para mí, sobre todo que me mate para que otros no me controlen. Así que a no ser que las cosas cambien mucho...debo aceptar la oferta...o por lo menos no rechazarla en este momento...
- Le agradezco que sea sincero. La verdad de momento no había pensado tener hijos...me considero joven aunque claro ahora en teoría estoy muerto... - digo con una sonrisa - ...pero en caso de tenerlos me gustaría que recibieran una buena educación y condiciones de vida...y eso puede ayudarme usted a proporcionárselas...y encima les daría un trabajo en cuanto fueran adultos...tendrían su futuro solucionado...
La idea no parece mala sobre todo porque negándome significaría seguramente mi muerte y la de Emma. En camibio dentro de 18 o 25 años las cosas pueden ser diferentes.
- Yo ya trabajo para usted...así que en un principio si tengo hijos trabajarán para usted también.
- Me alegro de oír eso. - respondió majestuosamente el Príncipe. - Le deseo buena suerte para mañana... y procure mantenerse a salvo. - dijo a modo de despedida.
Con todo lo que te había dicho Vitel regresaste a la habitación dispuesto a pasar el día, y esperar el siguiente anochecer.
salvo que quieras preguntarle alguna cosa más a Vitel, cambiamos de escena (tienes ya un post en la otra escena)