—Uy. ¡Se nos pone más difícil! ¡Pero no imposible! Veamos...—dijo un tanto pensativa—. Y, al ver cómo baila alegre, celebro culpable desastres alquímicos, laberintos husmeadores, espectáculos arqueológicos, aristocráticos, paleontológicos, maravillosamente aerotransportadas...
Esa última palabra le hizo ilusión, era de alguna manera decir que estaban volando aunque de una forma más compleja y llena de letras. ¡Curioso desafío la hizo pensar!
No obstante aquel festejo de Camelia fue disfrutado por el Hada, es que hacían un gran equipo. Incluso para la pequeña criatura alada, escuchar su nombre le llenó de ilusión y felicidad. Se sentía muy especial, diferente, única.
—Ay Camelia, que bonito—respondió emocionada y ante la propuesta no hizo falta más que una palabra—. ¡Hecho!
Y así fue como el Hada alzó el vuelo para ganar altura y hacer un descenso más rápido, girando sobre si misma como un torbellino con tal de bañar en purpurina a su amiga flor. Poco a poco distintos colores comenzaron a surgir, el brillo tornasolado de su cuerpo se convirtió en un arcoiris en constante movimiento. Camelia se lo merecía, y por ello, cada pétalo tuvo su instante. Su tono especial.
Tras el momento lleno de colorines, el hada quedó un tanto mareada por su ímpetu y se sentó junto a su amiga riendo divertida.
—Vaya... ¡Que fuerte! ¿Te gustó?—preguntó algo confundida por el movimiento y pensó en lo otro—. Está bien, lo diré yo. Aunque... Que vergüencita.
Luego lo pensó un poco más.
—¡Lo haré si! Además diré mi nombre, el nombre que le susurró a mi amiga el viento.
Si! ❤️
Escuchó la última palabra que colocaba Céfira y sonrió, satisfecha. Le gustaba mucho que esa fuera la palabra final, porque, de algún modo, ese iba a ser también el principio de las dos, cuando el hada la transportase por el aire de aquí para allí. Así que era un final que al mismo tiempo era un principio... ¡Y eso le encantaba!
—Es una bola preciosa la que hemos construido. Pero creo que ahora en lugar de poner una palabra que la alargue lo que queda bien es poner un punto final —y recitó—: Y, al ver cómo baila alegre, celebro culpable desastres alquímicos, laberintos husmeadores, espectáculos arqueológicos, aristocráticos, paleontológicos, maravillosamente aerotransportados.
Sí, le gustaba muchísimo. Y cuando después Céfira se alzó en el aire y empezó a girar, Camelia se movió para recibir sus brillitos, contemplando feliz cómo brillaban sus pétalos con distintos colores. Estiró el tallo cuando se sentó a su lado, para darle un beso en la mejilla.
—Me encantó. Muchas gracias. Ha sido precioso este ratito contigo, pero no me da pena que se acabe, porque podremos tener muchos más. Y lo dirás genial, ¡lo sé! Y todos escucharán tu bonito nombre. —Dio palmas con sus hojas—. Y ya estamos listas. Estoy nerviosa. Pero solo un poquito, un poquito de nada —aclaró, que tampoco quería parecer una florecilla cobardica cualquiera—. ¿Y tú?
Creo que ya es mi último. ¡Gracias por el rol! :)
Los ojos del hada se abrieron de par en par, era increíble lo bien que había quedado la bola de nieve y por ello, intentó memorizar cada palabra para que al recitarlo, tuviera la misma entonación que Camelia le ha dado.
Finalmente todo se llenó de color y ese abrazo si que fue sentido, era un abrazo de amistad, el comienzo de una relación bonita entre dos compañeras con anhelos y proyectos en común. El hadita cumpliría su sueño y la flor también.
—¡Gracias!—dijo de corazón—. Nosotras recién comenzamos y esta tarea es la introducción de nuestra historia. Haremos muchas cosas juntas amiga, muchísimas.
Y una lagrimita de emoción surgió de repente.
—Estoy nerviosa, pero soy inmensamente feliz. Me has dicho mi nombre y todo lo que suceda de ahora en más, siempre será especial. Ya verás.
Ya con una sonrisa acercó su carita a los pétalos de Camelia y esperó aquel momento. Iba a ser único.
Gracias, me encantó. :3
En cuanto las vio despistadas en sus cosas de flores y hadas, de las que la liebre y su locura no entendían, se fue directa a la bola -EstÁ pArA sErvIr, tAn rIcA qUE sE pOdrÍA pOnEr En cAlIEntE O En frÍO, mAdrE mÍA qUE mE rElÍO... -Y se puso a olisquear la bola y reírse por lo bajo ¡jIjIjIjI qUÉ lOcAs! y se fue dando saltitos histriónicos...