Tan pronto como el Conejo blanco salió corriendo pudieron ver una mancha roja que se iba derramando desde el castillo rojo por el valle. Quizás sí que necesitan despertar al Sombrerero con su propia medicina, un buen remedio en forma de acertijo. ¿Serían la gatita multicolor Derby y el dicharachero Mr. Teapot Strafford capaces de encontrar un enigma a la altura de impresionar al Sombrerero?
Tenéis hasta las 6 a las 22:00. Para hablar, crear, discutir y establecer un acertijo para el sombrerero. ¡Mucha suerte y pasadlo bien!
¿Se puede inventar un acertijo? Pensó Derby estirándose en su asiento y mirando a Strafford mientras se iba haciendo más pequeña, quedándose en un punto intermedio entre su tamaño y el de un gato, buscando estar más a la altura de su interlocutor, en este proceso les volvieron los bigotes y su pelo parpadeó indeciso hasta volver al blanco.
-No sé por qué siempre tachamos de loco al sombrerero y nunca al conejo.- dijo parcialmente para sí. Estiró la mano para presentarse.- Derby Share, encantada, creo que no nos conocemos.- le dijo con esa media sonrisa.- ¿Ussted cree que se pueden crear adivinanzas nuevass? -le disparó directamente.- Yo siempre he creído que solo pueden recordarse, o aprendersse...- se mantuvo pensativa mientras esperaba la respuesta.
—Un acertijo, un retruécano, nos suplica. Escaso pago, pienso, por una merienda tan rica — dijo Stafford, haciéndose el interesante —Me presento, cromatovariable señora. A Mr. Teapot Strafford tiene enfrente ahora.
Por supuesto no ofreció su mano a la señorita Derby, pues Strafford era una tetera y sus pequeños bracitos estaban pegados al resto de su cuerpo. Esto pareció entristecerle, aunque era difícil estar seguro de eso, cuando su cara era de porcelana.
—No es tan difícil, Derby Share, sólo se trata de hacerlo al revés. Entrar en el laberinto sin tener que salir de él después. Ingeniería inversa, lo llaman. ¿No me diga que no se lo imaginaba?
Un golpe de viento levantó un poco el mantel que adornaba la mesa, ocultando a Mr. Strafford, que puso todo su empeño en no volcar. Parecía que la expresión en su rostro moldeado en Straffordshire había cambiado. Cejas arqueadas, ojos abierto, sonrisa torcida. Cara a medio camino entre una afilada astucia y un susto bien gordo.
—Primero la respuesta, después la pregunta. Sólo hay que preocuparse de sacarle punta.
Pareció percatarse de su metedura de zarpa con el gesto de mano y trató de arreglarlo estirando un dedo para tocar lo que parecía la mano de porcelana pegada al cuerpo.
-Pero tenemos que saber cuál es la salida del laberinto, aunque nos quedemos dentro.- razonó con gesto confundido.
Sujetó el mantel con las manos cuando el viento lo volteó ocultando a Strafford. Buscó en la mesa algunos platos y los colocó haciendo una cuadrado alrededor suya.- Creo que así no le molestará el mantel.
Tras esto retomó el tren de pensamientos al que andaba subida.
-¿Y como vamos a encontrar la respuesta si no tenemos una pregunta?- expresó en voz alta su duda mientras fruncía los labios y los movía de lado a lado.
Sacarle punta. ¿Un sacapuntas? Eso sería muy fácil, seguro que es ya se lo sabe.
-¡Oh! Ya lo tengo, no necesita tener una respuesta ¿Es eso? Podemos eliminar la pegunta y la respuesta.- sacudió la cabeza, no estaba convencida.- ¿Usted sabe hacer eso?
-Esas son muchas preguntas, Derby Share —murmuró inquieto mientras parecía seguir con la mirada a su felina compañía. No lo hacía realmente, pero sus ojos estaban pintados de tal manera que parecía hacerlo. —No tendemos tiempo que perder.
Una mariposa se posó en el brillante rostro de Strafford durante un instante y al alzar el vuelo Teapot mostraba pasmo en su cara, la de delante. Pues tenía dos, una a cada lado, ¿Habia olvidado comentarlo?
—Ah si, ¿Puedes tú hacer eso? Porque yo no soy un sabueso. Pero se me ocurre una cosa, mientras espero a la siguiente mariposa. Algo dentro de Teapot borboteó, humeó y baló, en ese preciso orden.
—¿En qué se parece un (algo que vas a decir tú) a una sandwichera? ....¡En que antes los dos podían comerse!
La tapa de la tetera se movió arriba y abajo TRINC TRENC CLINGK mientras el risueño vapor salía a borbotones de Mr. Strafford.
—No me digas que no es ingeniosa, aunque no sea la mejor del mundo. Solo falta que pienses alguna cosa y.. ¡Acabaremos en un segundo!
-Precisamente, si estamos sin tiempo no podemos perderlo.- sonrió astutamente.- Pero tienes razón, son muchas preguntas, y necesitamos respuestas...para hacer más preguntas.
Contuvo las ganas de avalanzarse sobre la mariposa valorando el riesgo que correría la tetera si tratara de cazar algo posado sobre su cara.
-Tal vez... ¿En que se parece una piedra a una sandwichera?- lanzó con poco convencimiento.- No, nunca se han podido comer las piedras...bueno las personas no... ¿Y el papel? - asintió más convencida. -Pero las sandwicheras no son sandwiches.- dijo sacudiendo la cabeza contrariada.- ¿Quién puede comer sandwicheras?
Estaba volviendo a hacer demasiadas preguntas pero su cerebro rebotaba de una a otra dentro de su cabeza sin poder evitarlo.
-No creo que vaya a ser tan rápido...- murmuró
-Jojojojo - se carcajeó Strafford - Jojojojojo. ¡Los sándwiches no pueden ser sandwicheras, dice! Jojojojojo - tembló un poco sobre la mesa, de tanta risa. -Es usted fantástica, ¡Derby Share!
Carraspeó, parecía que había perdido un poco las formas. A veces se calentaba demasiado, era algo que todo el mundo sabía.
-Una sandwichera no es un sandwich... Pero lo era, Derby Share, ¡Lo era!
-De hecho, se me ocurre con qué completarlo. Solo era cuestión de ponerse a intentarlo. Dime, Derby Share, de felina semejanza ¿Qué te parece esta adivinanza? —Tomó aire a través de la boquilla.
—Dime sombrerero, a ver si te alegra ¿En que parece un manzano a una sandwichera? Jojojojojo
Una sonrisa sin cuerpo pasó tras la figura de Mr. Teapot Strafford como una rodadera soplada por el viento.
-Jijiji... Sandwichera... Jujuju...-
Y así como vino, desapareció de nuevo.
La joven Alicia se removió intranquila en el butacón de Chesire en cuanto el Conejo Blanco se marchó. Se puso pálida como la inmaculada leche que restaba en el tazón de la felina Derby Share y, mordiéndose las uñas, pensó y pensó hasta que de su cabeza empezó a salir humo como del pitorrito de Mr. Teapot Strafford.
– ¡Oh, no…ya se acerca! ¿Qué dichoso interés tiene siempre esta reina loca con mi cabeza? ¡Que se busque ella su cabezota!- se lamentó.
Se hundió en el asiento, cruzándose de brazos.
– Mr. Strafford, Derby Share… ¿qué demonios quiere la reina que le diga? Cuando llegue quiere que pronuncie mis últimas palabras y si son ciertas, me echará de comer al JabberWock…pero si son falsas, ¡me cortará la cabeza! ¡Otra vez! ¿Qué diantres desea oír?
-Creo que se está equivocando de orden. El Sandwich fue sandwichera, pero la sandwichera nunca ha sido sándwich, lo será, si todo sale bien.- respondió Derby creyendo haber encontrado la respuesta. -El manzano también será…y fue… es me gusta… es como aquello del huevo y la gallina. Pero sigo sin estar segura de la sandwichera… tal vez…
Se quedó pensativa unos segundos, durante los cuáles vio esa sonrisa conocida como un fogonazo al que, como de costumbre, no le dio tiempo a responder.
-Las cosas no son blancas o negras Alicia, pueden ser de muchos colores.- cuando dijo esto su pelo hizo un barrido por todos los colores del arcoiris antes de volver al blanco.-Solo tienes que encontrar una paradoja, algo que no pueda ser cierto o falso.- le explicó a la joven. -Tal vez una adivinanza es también la solución a tu problema. Las preguntas no pueden ser verdad o mentira, solo las respuestas...
Siguió dándole vuelvas a la sandwichera.- ¿El tabaco? No... algún animal... -murmuraba para ella sin prestar mucha atención alrededor- ¡¡¡LO TENGO!!! EL DODO.- exclamó sastisfecha.-En qué se parecen un manzano y un dodo.
Jojojo, ¡No todo tiene que tener sentido! Eso ya sería partirse de risa. Para eso, ni siquiera habría venido, preferiría haberme irme a misa. — dijo, algo frustrado. —Si digo que un sándwich ERA, no puede ser de otra manera. Es parte de la broma, del entuerto, asumir que lo que se dice es cierto. Los dodos, hace tiempo se comían, pero ésto no es una ingeniería. ¿Ha oído eso del plátano, que dicen que no es plata? Esto es lo mismo, adivinanza buena, bonita y barata.
Decían de Mr. Teapot Strafford que era algo inflexible, puede que por aquello de estar hecho de cerámica. También decían que era un tipo cálido, si alguien se molestaba en mirar dentro de él.
—No lo digo por afán de protagonismo, la verdad, no podría darme más lo mismo. Es que creo que, sinceramente, como lo digo queda mucho más decente. v
El volumen de sus palabras había bajado hasta el de un hilillo de voz. Strafford amaba las discusiones pero tenía pavor a las riñas. Especialmente a esas familiares en las que la gente se lanzaba platos, vasos y teteras.
—Lo de Alicia es harina de otro costal, no sabría ni como hacerlo igual. Aunque, afortunadamente para la jovencita recuerdo... Que si dices que mientes no puede ser cierto. Ni podría ser mentira, eso sería una tontería.
Volvió a tomar aire por la boquilla, más despacio esta vez.
—Mi reina, yo diría. Todo lo que digo, es mentira.
-Lo he entendido, pero puede ser confuso.- protestó Derby.- Y si es confuso no será tan gracioso.- alegó.-La premisa del plátano y la plata funciona porque ya existe. Pero la sandwichera...- seguía sin sentirlo apropiado, igualmente le daba vueltas al manzano. Lo suyo eran sonidos y colores, pero palabras, dichosas palabras. Ya podía el sombrerero habernos pedido una canción. Pensó para sí.- ¿Y la leche? -volvía a ser lo del dodo. No era un juego de palabras, no era lo que buscaba, empezaba a enfadarse con ella misma, casi hervía de humo como la tetera con la que trataba de razonar, pero en su lugar su pelo se tiñó de color.
-O puedes preguntarle directamente si cree que mientes, podría ser la combinación definitiva.- dijo volviendo al tema de Alicia y mirando a la muchacha
Disculpa la tardanza se me cruzó el día absolutamente y llevo con el post a medias desde por la mañana que no me han dado un minuto para parar.
—Al sombrerero le gusta lo nuevo, lo vivo, aunque el acertijo no sea sencillo. Nos la jugamos, con su permiso, pues no hay tiempo para ser más pillos.
Haciendo un gran esfuerzo, la tetera que era también Strafford tembló ligeramente, encarándose al semblante serio de la felina Derby Share.
—Me gustó su gesto Derby, ese de antes, cuando el viento casi me lleva por delante. Por eso que me supone un gran esfuerzo , pedirle que lea usted en este almuerzo. O es merienda ¿Me equivoco? Acabaré como nuestro anfitrión, loco. Hablaba Strafford en un tono bajo, no fuera a oírle el aludido. Loco estaba, de arriba a abajo, eso no le hacía menos temido.
—Es usted guapa, colorida, gentil y felina y yo.. ahí donde me ve, hablar en público me da grima.
Sin problemas por aquí, como si no puedes un día :3
Se encogió de hombros como queriendo quitarle hierro al asunto aunque hubiera querido seguir discutiendo al respecto. No hay tiempo, no hay tiempo. Repitió con burla las palabras del conejo en su cabeza.
-Hemos venido a jugar...supongo.- declaró ante las palabras de Strafford.
Lo notó temblar y se contuvo para echarle la zarpa encima. Le ponía nerviosa verlo temblar, temía que cayera de la mesa y se partiera en mil pedazos. Le sorprendieron sus palabras pero asintió esbozando una leve sonrisa por los cumplidos.
-Sin problema, ¿Nos quedamos entonces con la sandwichera y...?- preguntó más calmada pero con el pelo aún reluciendo en color rojo.
—El árbol frutal que a usted quiera, con la condición de que la fruta se comiera — contestó ya más tranquilo. —Manzano, ciruelo, naranjo, avellanos.. cualquiera que elija, es correcto
—¿Es usted pariente del Gato sonriente? — preguntó con interés.
—No me diga que se ha enfadado — dijo muy bajito, casi casi como si susurrara —Confieso que no estoy acostumbrado. Me refiero a la compañia, seamos claros, de cosas que no sean tazas, platos y vasos.
Borboteaba y hervía despacio, sin prisa blop, blop Aquello que Strafford tenía en su barriga.
—Suelo ser el más agudo, no me tenga inquina.. de entre todo el menaje que hay en la cocina. Por eso le pido, no se ponga roja, ni se enfade. Lea la adivinanza y verá que todo bien sale.
Se queda pensativa.
-Cerezo entonces.- sentencia unos segundos después.
La pregunta la pilla totalmente por sorpresa y con una carcajada mira Strafford como si hubiera dicho algo aún más raro que lo de la sandwichera.
-No, en absoluto...- dice frunciendo la nariz. De pronto parece divertida al respecto.- Bueno, si lo piensa bien todos los gatos somos familia, de algún modo... Tal vez, aunque no lo sepamos... - sigue con una sonrisa en los labios- ¿Y usted? ¿Cree poder estar emparentado con alguien en Wonderland?- preguntó alzando las cejas.
Niega con la cabeza.
-No no, no estoy enfadada.- mira entonces a su propio pelo.- No se preocupe por el color, eso a veces pasa.