Partida Rol por web

Camelia asintió con la cabeza mientras Stanley le explicaba lo de la jomuvi, fingiendo que ya sabía todas esas cosas que decía. Aunque por el medio, hizo un inciso. 

—O flores —señaló, aunque no lo sabía, pero era por participar—, los protagonistas también pueden ser flores. —Y luego volvió a asentir con la cabeza—. Uy, libros, Qué pesados, no me gustan a mí tampoco, no. 

Se quedó pensativa mientras el chico le explicaba todas las cosas que podían hacer los humanos, aunque echaba de menos un poco de fotosíntesis en esa lista. Con lo que le gustaba a ella que el sol le activase la savia. Y al final asintió otra vez, convencida, convencidísima. 

—Sí, sí, wonder-coca, una vez vi una de esas. Era muy grande, casi tanto como el caballo. —Esa vez no atinaba mucho, es que no sabía de qué iba el rollo y estaba distraída por culpa de lo otro—. Las flores también hacemos bailes, ¿sabes? Y cantamos canciones. Si fueras una flor podrías viajar en el viento conmigo. ¿No te gustaría eso?

Entonces el Sombrerero se metió en la conversación sin avisar, Camelia no lo había visto venir porque estaba a lo que estaba y lo que estaba no era al Sombrerero. Si ya casi ni se acordaba de la Reina Roja ni nada. Dio un respinguito que hizo oscilar sus pétalos y miró al intruso. 

—Ay, ¿eres hijo de una oruga? —preguntó, interesada, mirando a Stanley de nuevo en lo que parecía una amenaza de ignorar otra vez al Sombrerero—. ¡Pero eso es genial! Las orugas saben mucho de flores, ¿verd~ —Miró con una arruguita en el ceño al Sombrerero que no se callaba y les metía prisa con... Miró a lo lejos y se le contagió la prisa de repente—. ¡Ay, ay! Tenemos que acabar el pastel, que viene la Reina y el postre es la comida más importante de un banquete. 

​​​​​​-¡claro, claro, florecillas como tú también! - él no había visto ninguna jomuvi donde las flores tuvieran un peso protagonista pero vamos, que seguro que sería interesante ver a las flores colaborando con las hadas a la llegada de la primavera. 

Echó a reír, los intentos de la flor por parecer muy resabida le encantaban. -esa que viste debió de ser una Wonder-Coca-Cola gigante, eh. Pero si, si, claro que me lo creo. Que los gigantes también tienen derecho a beber wonders.

Cuando le preguntó si quería ser una flor, y viajar flotando con ella en el viento, se sintió bastante atraído por la idea. Lo que pasa es que enseguida se acordó de sus piernas, brazos, manos, lo bonito que era moverte por si mismo sin necesidad de otro elemento le moviera, y entonces como que se empezó a desinflar.

-uhm,pues...podria probar a convertirme en un diente de león. ¿Qué te parece eso? Por probar no estaría mal, pero luego tendría que volver a mi estado humano claro. No me iba a quedar a vivir eternamente como un diente de león. Mi madre se enfadaría mucho conmigo. ¡No sabes lo pesada que es con sus besos! Agh.

Todo el mundo echaría de menos a Staley, sobre todo Willy, y su madre que lo llenaría de besos después de verlo metamorfosear de niño flor a niño humano otra vez. 

-si, si, yo soy hijo de la oruga azul. Por eso conozco a otras flores mágicas, ya sabía que sabéis cantar y hablar. Pero tú te llevas toda la gloria Camelia. Eres la más interesante que he conocid-... 

Oh, el sombrerero apareció de repente animando a Stanley a correr con el postre. 

-¡oh por todos los sombrereros locos con sombreros locos! Lo siento mucho, ahora mismo termino el postre para la reina. 

Y se puso a toda máquina a trabajar en el fabuloso pastel. Esa señora tenía que deleitarse con la visión del postre lleno de corazones.