Partida Rol por web

Comenzáis a bajar por las escaleras lo más rápido posible y en un instante todo comienza a ser más borroso, los sonidos parecen lejanos y...

Abrís la puerta de la torre y salís a una extensa pradera. El día está soleado y es verano. Cuando echáis un vistazo hacia atrás, descubrís que la casa de la que habéis salido apenas tiene un par de plantas. De ella sale Gerard con cara de preocupación y embutido en una armadura pesada. Os mira con gesto serio y señala al horizonte.

Cuando miráis hacia allí, observáis como un ejercito avanza al son de los tambores. Pom pom...pom pom...pom pom...

No os habíais fijado antes, pero en las cercanías, saliendo de un campamento improvisado, medio centenar de lanceros está preparándose para el combate.

-Si nos superan- dice Gerard-que nos superarán, deberéis tomar los caballos y cabalgar lo más rápidamente posible con la chica hacia el castillo para encontraros a salvo.

Los rasgos de Gerard se han parecido durante un instante a los del capitán de la guardia, pero ahora vuelven a ser lo suyos.

Lugh miró al horizonte, luego al tal Gerard. Luego de nuevo al horizonte

Yo diría de ir cogiendo los caballos ya, para ir asegurando, no vaya a ser que luego tengamos problemas técnicos...

Howard no cabía en si de la sorpresa, le hubiera atravesado de lado a lado de haber podido. Si en ese sueño o lo que fuera se podía morir esperaba que Gerard sufriera lo indecible.

Con un hilo de voz preguntó, aplazando la sentencia de éste hasta que recobrase las fuerzas.

-¿Qué chica?

-Aijentarinji, ¿por qué lo preguntas?- Gerard te mira extrañado -yo soy su caballero, debo protegerla de todo mal que  la pueda alcanzar.

Sus palabras suenan totalmente sinceras, de hecho parece dolido incluso por la pregunta.

-Debéis llevarla con su hermana-al decir esto se queda algo extrañado-no espera, son tres hermanas...

Los enemigos avanzan y Gerard echa un vistazo al mismo tiempo que grita a los lanceros para que tomen posiciones.

-¡Sois la única esperanza para salvar a la princesa!.

No es por fastidiar este interesante reencuentro, pero...

Miró al ejército enemigo. Luego a los lanceros. Luego al tal Gerard. Luego a Howard

Luego de nuevo al ejército enemigo

-Es un sueño. No es real. Es la única explicación, por eso nada de esto tiene sentido

Howard suspiró rindiéndose ante la locura y el sinsentido de los acontecimientos que se venían precipitando desde que entró en la posada. Encima la pierna no le dejaba descansar, sin embargo era extraño pero no la notaba entumecida, cuando había caminado apoyado en Lugh le había dolido pero no se había sentido torpe.

Le costaría pero podría cabalgar.

-Venga a los caballos.

Lugh asintió, algo más aliviado y miró a Gerard

¿Dónde está Luz? O su hermana. A la que tenemos que rescatar, vaya

Parece que algo no va bien, ya que Gerard se lleva la mano a la cabeza para frotarsela  varias veces.

-Están por ese camino que va hacia el sur...

Comienza a sudar copiosamente y respira de forma angustiosa.

Antes de que os deis cuenta, porta sus ropas comunes, de estilo militar y os mira con fieros ojos.

-Deberíais sacar a Aijentarinji de aquí...pero no podréis arrebatarmela !NO PERMITIRÉ QUE ME LA QUITÉIS¡...corred...tengo que detener a ese ejercito...

Las tropas enemigas no son más que altos arboles mecidos al viento y los lanceros se han convertido en rosas, similares a las que hay frente a la posada.

Gerard en pié aún no sabe muy bien que hacer. Aijentarinji está sobre el caballo que la habéis ensillado, desconsolada sin saber por qué su campeón se ha vuelto tan terrible.

¡Vámonos, Howard! Gritó Lugh mientras corría hacia los caballos

Nunca había sabido montar, pero aquel era tan buen momento como cualquier otro para empezar. El sueño comenzaba a descontrolarse, y si no se apartaban rápido de la fuente de locura serían consumidos. O algo así. La verdad, no sabía como funcionaba todo aquello... Y, por muchas ganas que tuviera de descubrirlo, aquella vez mandó el instinto de supervivencia

Howard corrió tras Lugh sin entender que demonios estaba sucediendo ni cuando se acabaría esa pesadilla.

Trepó al caballo con algo de desconfianza, si los ejercitos se podían convertir en campos de flores no quería saber en que podría convertirse su montura.

Sin embargo se dio cuenta de que no sabía hacía donde ir.

Con urgencia montáis en los caballos y comenzáis a recorrer el camino. Recorréis unos metros y la casa de la que habéis salido es un grupo de arboles y el camino por el que avanzáis se vuelve confuso.

Os cuesta percibir las formas a vuestro alrededor y los sonidos se amortiguan provocando una angustia en vuestro interior por pensar que os veréis absorbidos por la nada, pero un instante después estáis llegando a las puertas de una gran fortaleza.

Las banderas se mueven en las grandes torres con colores azules y blancos mientras los guardias marchan con sus brillantes cascos que reflejan la luz del sol. Cuando llegáis hasta las puertas del castillo, los hombres os saludan y agarran vuestras monturas con presteza para ayudaros a descabalgar.

En un instante os conducen hacia una gran sala donde os encontráis con Luz que os observa con preocupación. Os indica que dejéis a Aijentarinji en un camastro que no habíais visto un instante antes y cuando la habéis acomodado os ruega que os sentéis a la mesa que acaba de aparecer junto a una de las grandes ventanas.

-Me alegra verte Lugh, mi valiente Lugh- se acerca para darte un beso en la mejilla- Y a ti también Howard...

Comienza a caminar de un lado a otro mientras ordena sus pensamientos y observa a su hermana.

-Tenéis que ayudarme a salvar a mi hermana, está prisionera en una lejana torre a la que solo podréis llegar vosotros ya que está en el limite de...no se como explicarlo...en el limite de mis tierras. Deberéis encotnrarla y acabar con el malvado hombre que la retiene y con sus secuaces que la secuestraron para llevársela de mi lado.

Vuelve a mirar preocupada al camastro donde su hermana ya no está. Sentís que nunca ha estado ahí y que todo el camino que habéis realizado no ha existido o tal vez que fuera en otra época...

-Ese malvado hombre se hizo pasar por un buen amigo de mis mejores hombres y luego los traicionó, así que deberéis tener cuidado con él...

El sueño sigue avanzando con las peculiaridades de todo sueño. Saltos de escena compañías cambiantes... todo es muy confuso, aunque el objetivo principal parece estar claro, no es así. Sabéis que tenéis que liberar a la hermana de Luz, pero no sabéis a qué hermana se refiere ya que cada vez que habla de ella parece una distinta.

Los tambores os acompañan en todo momento, siempre rítmicos y profundos.

Tomáis camino hacia la torre de la que os ha hablado Luz y rápidamente aparecéis a sus puertas. Una oscura torre que se pierde en nubes de tormenta. Parece que no hay guardias y con la imprudencia típica de los sueños, abrís las puertas principales...que os llevan a despertar.