La conversación siguió durante toda la cena. Si bien era algo entrecortada por la presencia del extraño, las cosas se iban aclarando poco a poco.
Aigentarinji y Luz, estaban decididas a seguir el camino en busca de su hermana (lo que era normal) aun sabiendo que posiblemente encontraran grandes dificultades, Lugh por supuesto las iba a acompañar y el resto no veía inconvenientes en seguir con ellas, si bien no les obligaba nada a hacerlo, seguir investigando y ofrecerlas protección era un acto que a todos les parecía justo.
El tema de Sontash fue algo más delicado. Había aparecido de la nada y con muestras de querer ayudar. Al parecer alguien le había ofrecido ese trabajo, lo cual no daba muchas garantías de que sus intenciones fueran sinceras, pero Aigentarinji intervino en varias ocasiones comentando el hecho de que a ella le parecía buena gente. Claro que en el pasado ya habían tenido problemas con "buena gente", pero dado que Nyphel había decidido seguir su propio camino, no estaría de más contar con la ayuda de alguien que parecía tan capaz como el que mas para luchas contra los posibles bandidos que encontraran por el camino.
Así terminó el día, concretando que en la mañana siguiente partirían dirección a Bendek dispuestos a encontrar a Rev, la tercera de las hermanas. Los pertrechos corrieron a cuenta de las chicas (que seguían demostrando tener un buen dinero guardado para todas esas necesidades) y cada uno tuvo un caballo ligero y ensillado a la hora de partir.
El viaje duraría una semana y aunque el camino, al ser el principal, estaba bastante transitado y en buen estado, ninguno dejó de vigilar cada noche por si aparecía algún indeseable
Bueno...seuimos.
No os preocupéis por el camino, hacéis vuestras guardias y demás y todo marcha bien hasta llegar a la ciudad. Dejaré unos días para que todos podáis poner algo y luego continuamos. ¿qué poner? cualquier cosa, algo que querais preguntar para recordar algo de la historia, simplemente una descripción de la situación...aprovechar si queréis para hablar con algún pnj (Aigentarinji y Luz)...simplemente para ver que estamos todos.
Bueno, Lugh en principio será PNJ mientras no cambie su estado.
-Lo que no entiendo todavía... Es por qué secuestrar a cualquiera de estas chicas. Estan poniendo mucho esfuerzo y ni siquiera parece que tengan intención de pedir un rescate.-Comentó Howard al grupo mientras clavaba su mirada en la espalda de las jovenes como si así pudiera desentrañar el misterio.
Inicialmente estuve intranquilo a la hora de tener que montar a caballo, pero finalmente, para evitar retrasar la marcha, cedí. Aunque no inicie ninguna conversación con nadie no le pongo trabas a ser participe de ellas. Al igual que cooperar en mantener la seguridad del grupo, la cual, gracias a la buena fortuna no tuvimos que preocuparnos demasiado por que se mantuviera.
Todos en el grupo pudieron notar durante esta semana es que si en algún momento surgía alguna cuestión, soy una persona que se toma las respuestas con pausa, no respondiendo impulsivamente. De hecho, tras este tiempo, todos son conscientes de que mis respuestas se basan en aquello con lo que me suelen ver jugar, una simple moneda.
Una vez decidido el camino a seguir, Alan terminó su cerveza de un trago, se despidió de todos en la mesa y subió a su habitación. A la mañana siguiente, apareció en la puerta de la posada con una mochila al hombro y una mirada radiante.
-Bueno, qué. ¿Nos vamos?
El camino transcurre sin ningún tipo de incidencia. Un día echasteis una mano a cambiar el eje de un carro que había partido por exceso de peso, pero nada importante o para destacar.
A medida que avanzáis, más y más gente se une en el camino llegando de pequeños pueblos, aldeas y granjas. Al parecer Brede Kazaria, el Barón de Bendek, está solicitando grandes cantidades de alimentos y trabajadores para diversos motivos. ¿El motivo? La guerra.
No podéis sacar muchas cosas en claro, ya que las historias parecen contradecirse en algunos momentos. Hay quien os cuenta que La iglesia está reuniendo grandes cantidades de tropas para atacar al Imperio Azur, otros, que las tropas cruzarán el mar o que viajarán al norte. Ciertamente, lo que se tiene claro, es que se está reclutando un gran ejercito.
Por fin llega el día en el que atisbáis la ciudad. Es una ciudad inmensa erigida rodeando una gran fortaleza desde la que se ha ido expandiendo con una arquitectura organizada y bella. Los barrios exteriores (según os cuentan) pertenecen a la burguesía y a la nobleza y es el barrio central, el antiguo barrio de la ciudad, el más desmerecido y que ha caído en el olvido. Algunos de los que caminan con vosotros son mercaderes que conocen bien la ciudad, otros, la visitan por primera vez, pero a todos por igual, lo que más les sorprende, es el extenso campamento que se ha instalado a las afueras de la ciudad. Cientos de casetas y pabellones se han instalado para acoger a las tropas que van llegando desde diversos puntos del principado.
A medida que vais avanzando, os cruzáis con un par de patrullas de hombres a caballo que parecen velar por que todo vaya bien por el camino lleno de carretas y gente que se dirige hacia la ciudad...
Un hombre que viaja hacia la ciudad en una carreta cargada de quesos os saluda cuando pasáis a su lado
-¡Buen día jóvenes!- dice amablemente- ¡necesitamos valientes como vosotros en esta guerra!. Muchos son los señores que van a partir al combate- al decir esto señala al campamento, donde comenzáis a distinguir que en algunas tiendas hay banderas y banderillas con blasones y escudos nobiliarios-ellos irán en sus corceles, con sus sirvientes y sus bonitas armaduras, pero sois vosotros los verdaderos héroes que lucharán y morirán por nuestra causa.
La tranquilidad con la que el hombre suelta esas palabras os resulta curiosa.
La chica hace un gesto de incomprensión ante las palabras de hombre. Realmente no sabía nada de todo aquello. Puede que se moviera la noticia por las ciudades, pero con todo lo ocurrido no habían prestado atención a lo que pasaba en el mundo.
-Espero que haya algún sitio donde podamos descansar- dijo algo preocupada.
Sin duda alguna la ciudad estaría hasta los topes y la comida escasearía, pero también era cierto que si el campamento estaba en el exterior, en el interior solo habría ciudadanos y la guardia de la ciudad y probablemente esta fuera totalmente segura, no como Americh...
Alan parpadea los ojos como respuesta al comentario del aldeano.
-¿Eh? ¿A qué se refiere?
El aldeano os mira un poco sorprendidos .
¿Es que no sabéis lo que ocurre?, los ejercitos de la cristiandad se preparan para la guerra y el señor de Bendek está dispuesto a preparar un gran ejercito para llevarlo a la gloria, así que todo el que viene aquí, es para engrosar las filas del ejercito. ¿Veis aquellos pabellones? señala en la dirección de unos bonitos pabellones con estandartes- son los de los nobles y caballeros.
-En el interior de la ciudad hay otros edificios donde son recluidos aquellos que quieren evitar el reclutamiento, al parecer todo el que sea capaz, va a luchar!.
Las noticias resultan extrañas ya que un reclutamiento obligatorio parece más de una mente perturbada que de alguien que quiera la gloria y no tiene demasiada lógica, además, no se vería con buenos ojos un acto así.
...
El viento soplaba esa mañana, con fuerza, desde el Oeste y las tropas marchaban. Alan y Howard compartían paso en la larga columna de hombres y mujeres que conformaban la que habían bautizado como "La legión de los penitentes", donde se encontraban todos aquellos que estaban en la ciudad o habían llegado en los días previos a la partida y que no se habían alistado voluntariamente a la cruzada.
Los nobles y caballeros marchaban a la cabeza con sus banderas y banderines, seguidos por miembros del ejercito permanente portando grandes estandartes que indicaban que algunos de ellos venían de lejanos principados para unirse a la lucha contra el mal. Después marchaban los penitentes con caballería ligera tanto delante como detrás, dispuesta a salir en persecución de aquellos que intentaran desertar.
El ejercito también contaba con una fuerte presencia de la inquisición y miembros de la iglesia que acompañaban a un buen número de santones y santos dispuestos a mostrar que su poder divino sería capaz de frenar la herejía
El destino de tal fuerza, eran las lejanas tierras de Kunishtan, donde el ejercito libertador de la iglesia se había encontrado con que los poderes oscuros habitaban aquellas tierras haciendo que los esfuerzos de los hombres de fe por liberar la ciudad cayeran en saco roto.
El camino era largo y el ejercito aumentaba de tamaño a medida que atravesaban pueblos y ciudades (aunque ya sin reclutamiento obligatorio). Los principados que no querían tener nada que ver con aquella guerra, abrieron sus fronteras como muestra de sencillo apoyo a la poderosa fuerza que el Imperio estaba mandando por tierra.
La paz definitivamente había terminado.
...
Sontash lo vio claro en cuanto les forzaron a deponer las armas e ingresar en el campamento. Habían visto que la inquisición y un cuerpo de cazadores de brujas estaba patrullando la zona, pero aun así, supo que debía arriesgarse y simplemente desapareció...
No fue fácil escabullirse, ya que había demasiados ojos buscando a el brujo que se había infiltrado en la ciudad. Demasiada gente que podía sospechar de alguien al que no habían visto nunca y con unas pintas un tanto extrañas y para colmo, la ciudad (el lugar donde esperaba poder escapar con más facilidad) estaba repleta de gente, de soldados, de nobles y de clérigos que bramaban al aire plegarias que resonaban entre las calles.
Sontash corrió y corrió entre las callejas, entre las casas, hacia las zonas que parecían más tranquilas y por fin llegó al centro pobre de la ciudad, donde los soldados se cansaban de buscar y donde los que vivían no les interesaban a nadie. Pobres, enfermos, mutilados, niños hambrientos y desnutridos... un sin fin de personas que veían cómo los pocos recursos que les llegaban, desaparecían. El pan se había vuelto demasiado caro y las tiendas se vaciaban para abastecer al ejercito y llenar las carretas. Los tenderos no se preocupaban, sus bolsillos se llenaban de dinero y sabían que en cuanto las tropas marcharan, ellos podrían vivir mejor, pero esos días para el barrio pobre serían letales en muchos casos.
Los disturbios comenzaban y hubo quien intentó amenazar a Sontash para que soltara algunas monedas, aunque pronto desistían descubriendo que no era un simple ciudadano...
La paz definitivamente había terminado.
...
He tenido ganas de dar un buen final a esta partida una y mil veces, pero no lo consigo y el tiempo pasa y pasa. Y esto es lo que tenía escrito, así que se lo dejo.