Partida Rol por web

De repente, la puerta del taller vuela por los aires y por ella entran tantos zombies, que no sois capaces ni de contarlos, con un objetivo fijo: Machete.

Pero antes de que puedan alcanzar al mexicano, Raquel se interpone en medio, dando su vida por salvarlo.

Entre todos lográis contenerlos y reparar la puerta. Pero si han venido estos, podrían aparecer mas...

Machete reparte tajos entre lo muertos que comienzan a entrar

-JODER! RAQUEL... NOOOOO

¿Pero que cojones? ¿Como han venido tantos de repente?

Ante la aberrante actuación de sus compañeros, que poco se diferenciaban ahora de aquellos de los que se están refugiando, sumado al hecho de que ya no cree que el taller sea un lugar seguro, pues los zombies no tardaron en violar el perímetro del mismo matando a Raquel, decide abandonar el lugar - "No me lo puedo creer ¿es qué ya no hay rastro de humanidad en alguno de ustedes? Machete, tu dices haber sido policía ¿crees justo matar a una persona solo porque la mayoría lo diga? O es que solo...tenía que ser uno de nosotros. De acuerdo. Silvia, como todos nosotros, era también una sospechosa. Si todos sospechaban de ella, la hubieran encerrado o algo por el estilo ¿Qué nos hace diferentes de aquellos zombies ahora?" - expresa Leo compungido por lo sucedido - "Por el bien de todos ustedes y por darle un sentido a la muerte de Silvia, espero que realmente haya sido ella la asesina. Pero si no lo era, espero que tengan cuidado y no se conviertan en la próxima víctima" - Leo se dirige a la puerta, antes detiene su andar a un lado de Machete, poniendo su mano en el hombro del fornido hombre - "Oye tio, lo siento por Alícia y Raquel. También lo siento por Silvia. Traben la puerta detrás de mi" - Leo, sin mirar atrás, avanza por las peligrosas calles de Umbría City, perdiéndose en la oscuridad.   

(Antes de la invasión Zombie tras la muerte de Silvia por votación). Me dirijo al grupo con una idea bien clara en mi cabeza "me voy", Tengo la intención de abandonar el taller esta noche, y me gustaría que me acompañaseis, miro a Tricia, especialmente tú, no se pero creo que corremos peligro, voy a recorrer todos los lugares que pueda de Umbría, empezare por el colegio, no puedo quedarme aquí con los brazos cruzados esperando a que me mate alguno de vosotros, aunque creo que ya se soluciono el problema del asesino, vuelvo a mirar a Tricia. Debo intentar buscar a mi esposa y en lugar de eso estoy aquí esperando sin saber que ocurre a fuera, o a que entren los zombies y no podamos defendernos. espero que me acompañeis sino suerte a todos.

(Tras el ataque zombie) 

Mierda, sabía que ocurriría, es ahora o nunca ¿Quien se viene? Tricia, Leo, Machete.

Tras asegurar el taller lo mejor posible cojo mi palo observo por las rendijas de las ventanas como esta el panorama para salir cuando este todo despejado.

Es cierto que el muchacho, Leo, tiene un punto. Sin embargo, considerando que no somos capaces siquiera de evitar el paso de fiambres sin apenas capacidad motriz que se aprovechan únicamente del número, yo no dormiría tranquila sabiendo que tenemos a alguien supuestamente preso y que podría escaparse en cualquier momento y seguir con sus masacres. Y por si eso no fuese suficiente, de repente un grupo grande de fiambres vuelve a colarse en el taller y esta vez se ensañan entre todos con la pobre Raquel en un espectáculo dantesco... pero iban a por él. Y no se me ocurre por qué puede haber ocurrido eso a excepción de que...

-Oye, gigantón, no sé qué demonios ha movido a todos esos fiambres, pero yo que tú tendría cuidado con la cosa esa que has cogido, no vaya a ser que sea un atractor de muertos o algo parecido. -Digo torciendo el gesto. -Leo, espero que te vaya bien por ahí fuera, y lamento que pensases que yo había tratado de matar a nadie, de verdad. -Digo mirando al chico que se acerca a la puerta. -Lucas, no estoy seguro de que ir al colegio sea la mejor opción. Voy a probar a arriesgarme y ver qué se puede encontrar en el gimnasio, ahora que el camino parece despejado. Espero que volvamos a encontrarnos más adelante, y procura comer más, que si no vas a acabar mal... -Y viendo que nadie la ha cogido, me acerco a Silvia y me quedo la ropa acolchada que ella tenía. Ya no le va a servir, y quién sabe si más adelante será necesaria... -Viendo que nadie se va a quedar aquí... ¿Laguna, vienes? -Le hago un gesto al can para que se acerque. -No quieremos que te quedes aquí solo y te coma alguien que no debe. Muchachos, ¿le dejaríais a una anciana quedarse con la ayuda de este fiel animal, o quereis que se vaya con vosotros?

Os vais todos del Taller. Laguna se va con la señora Tempel.

Llegas al Taller de nuevo. Tan solo estáis Laguna y tu, solos otra vez, pero al menos este lugar es mas seguro que vagar por las calles.

Objetos encontrados en el taller - Día 3

-Comida x5

-Herramientas (Hacer barricadas, reparar cosas rotas… Pueden tener muchas utilidades). (Cuesta 1 punto de personaje)

-Linterna (Reduce ligeramente tu posibilidad de encontrarte con zombies cuando te muevas de un sitio a otro, durante la noche)

-Escopeta (+2 a las tiradas de combate. Cada vez que lo uses gastas un cartucho. Tienes que decidir si lo usas o no antes de hacer las tiradas. Puedes atacar a dos enemigos con el mismo cartucho) [Tiene 2 cartuchos]

El paseo no es especialmente largo, y el camino conocido, así que en cuanto llego y sin nadie con quien hablar aparte de Laguna, y nadie con discutir de ningún tema, me pongo a registrar el lugar para encontrar con un botín mucho más digno que lo que encontramos la última vez, y que hubiese bastado para alimentarnos a todos sin problemas. Sin embargo, en este momento solo estamos Laguna y yo, así que tomo un poco de comida para mí, y le doy otro poco a mi buen acompañante, que después de que Silvia tratase de hacer que nos quedásemos sin una ración dándosela, parece más lustroso y capaz que antes, tal y como he visto hace unas horas en el gimnasio.

Luego, teniendo un montón de tiempo y poco al que dedicárselo, aseguro todos mis objetos que son más que suficientes para aguantar hasta que haga falta, probando principalmente el enorme arma que no sé cómo usar demasiado, pero sí que me vendrá muy bien si ocurre algo como lo del gigantón, hago un poco de faena para relajarme un poco y luego trato de dejar de lado mi edad para mejorar un poco el lugar, pero mis esfuerzos son bastante vanos ya que si ni Leo y Lucas lo consiguieron, poco voy a hacer yo siendo una anciana. Pero al menos la faena, aunque poco útil, me mantiene entretenida para no pensar en el caos del exterior y el tiempo pasa con tranquilidad... y ahora tengo munición para defenderme de los fiambres, si vuelven a entrar en el edificio.

Turno de noche - Día 3

Llega la noche y aunque lo intentas no logras reforzar la seguridad del lugar, lo cual puede notarse cuando comienzas a escuchar fuertes golpes contra la puerta, que no tarda mucho en venirse abajo.

Pero lo que entra en la estancia te deja boquiabierta. ¡Son 6!... pero además no parecen como los anteriores zombies que has visto...

Parecen mas fuertes, mas rápidos y también, mas listos. ¿Esos cabrones pueden evolucionar? Las cosas se ponen cada vez peor...

Y por si fueras, reconoces a uno de esos malnacidos muertos vivientes. Se trata de Silvia, que te observa con sus ojos vacíos pero cargados de odio...

Y cae la noche. La soledad es un riesgo tremendo, y más en estas circunstancias, así que no me sorprendo demasido cuando escucho los golpes en la puerta, pero lo que no esperaba es la enorme cantidad de fiambres que consiguen entrar y que, como es obvio, vienen directos a por mi con sus podridos dientes y sus cuerpos destrozados... o eso pensaba, hasta que veo a Silvia entre ellos. No sabía yo ni de que la manera de morir no importase, ni de que se tardase tan poco en ocurrir... pero esas distracciones solo son secundarias cuando me levanto de la posición en que estaba sentada, con mi nueva arma entre manos. Los enemigos son muchos... pero caer sin pelear no iba conmigo en los juicios, ni tampoco ahora.

El primero de los balazos falla, sorprendida por el retroceso del arma que no he manejado nunca, pero puedo controlar la escopeta lo suficiente y derribar a los dos fiambres que parecían más peligrosos nada más entrar con la segunda de las balas. Sin cartuchos, dejo que el arma caiga al suelo y empuño mis fieles agujas, dispuesta a seguir peleando hasta que no quede ninguno de ellos. Y uno tras otro, se tiran contra mi y me aprovecho de que siguen siendo muertos vivientes para acabar con todos ellos sin siquiera la necesidad de que Laguna me ayude al final.

Cansada tras tanta pelea, me dejo caer en el suelo mientras llamo al can para que venga, necesitada de un poco de reconfortamiento y calor, pues a mi edad no esperaba en absoluto tener que dedicarme a estas cosas y casi no me creo haber conseguido evitar todo el peligro yo sola...

-Buen chico, Laguna, buen chico...

Y de repente, uno de los zombis que creía caido se levanta y se lanza a por mi. Paralizada por el miedo, solo la rápida actuación de Laguna acaba con el último de ellos y que yo había dado por derribado, lo que me hace tomar la determinación de levantarme agujas en mano e ir asegurando que todos ellos están muertos y no solo fiambres, usando un martillo del grupo de herramientas que tengo para clavar la aguja en los cuerpos hasta llegar al cerebro de manera metódica. Una vez están todos, me tomo un rato más para arrastrar los cadáveres hasta un vehículo y encerrarlos dentro. No será definitivo si se levantan, pero al menos las ventanas harán ruido si las rompen, y es menos que nada.

Aún más cansada tras todo el trabajo, los sustos y la presión de que todavía quedan cuatro días como este, esta vez sí que me dejo caer junto a Laguna y empiezo a dormitar... viendo al gigantón en mi duermevela. Y aunque el condenado se merecía que le pasasen cosas malas, lo de morirse era más de lo que podía haber deseado para él, aunque tuviese turbias intenciones con respecto a alguien.

-Laguna, creo que mañana vamos a hacer un poco de turismo. Aunque antes me gustaría ver qué aspecto tiene el exterior cuando amanezca. Al menos nadie ha aparecido para tratar de clavarme una cuchillada en la espalda, y eso está bien. Los fiambres solo son fiambres, aunque sean peligrosos, y no te atacan por la espalda. -Bostezo abriendo la boca. -Y todo por culpa de GEA, suerte ha tenido el que pertenezca a ella que no se ha cruzado en mi camino. Lo iba a dejar tieso a base de meterle culpabilidad en el cuerpo... -Lentamente, voy bajando el volumen de la voz mientras el sueño va apoderándose de mi. Primero dormir, y mañana ya veremos...