Partida Rol por web

-Y queríamos revisar las pruebas incautadas al detenido Carlo Foretti...

Añadió Johnson

-Por si habéis podido extraer algo de utilidad.

-Oh, si. Los discos duros del depravado aquel... Creo que se encargaba Malloy de ese tema, ahí lo tiene.

dijo señalando uno de los escritorios situados al fondo de la instancia.

-Y con respecto a temas de cámaras de tráfico o visionado de cintas, síganme por aquí-se levantó de su silla de escritorio.-Lo mejor será que me sigan a la sala de control de tráfico. Ahí se almacenan las grabaciones y también disponemos de equipos para visionar cintas de CCTV.

Mientras que Woods y Jefferson abandonaron la estancia siguiendo a aquel que había hecho las veces de recepcionista y de anfitrión, Johnson y Vaamar quedaron a cargo de Malloy, el cual parecía que lo había preparado todo en cuanto había escuchado desde su mesa de que iba el asunto.

Una puerta acristalada separaba el despacho del departamento de informática de la sala de control de tráfico y audiovisuales.

En cuanto entraron pudieron contemplar como la pared frontal estaba complétamente cubierta por un mural de pantallas planas que mostraban lo que parecía ser el tráfico de la ciudad en directo. Frente a toda aquella instalación un hombre sentado frente a ella parecía supervisarlo todo desde una consola de control.

Al verlos entrar desvió la atención de los monitores y se levantó de su silla de oficina, ofreciendo su mano a los recién llegados.

-Agente Boyle. ¿En que puedo ayudarles?

-Pueden sentarse-ofreció Malloy a los dos policías que habían acudido a su escritorio-Justo tengo por aquí lo que he podido extraer de los discos duros de ese tal Foretti... que vaya un personaje, por cierto-arqueó las cejas y resopló.

-Porno interracial, lésbico, sumisión, Bondage, Gang-Bang... casi cualquier género imaginable parecía tener sitio, pero eso si, siempre con elfas involucradas...-Empezó a teclear con soltura en el ordenador.

-Aunque vayamos a lo que supongo que les interesa...-giró una de las dos pantallas en su dirección e hizo doble "click"

En la pantalla se empezó a mostrar lo que parecía el vídeo de una Webcam. Concrétamente parecía la webcam que habían encontrado en el apartamento de la última víctima.

-El muy bastardo había instalado un malware en el ordenador de la víctima y controlaba por completo el equipo de forma remota. La webcam la tenía activada las 24 horas y lo tenía todo almacenado en el disco duro.-Minimizó el reproductor de vídeo para ir hasta una carpeta repleta de archivos de vídeo organizados por fechas. tras hacer scroll hacia abajo acabó deteniéndose en un archivo llamado "25 de Febrero" e hizo doble click en él.

En la pantalla empezó a reproducirse una nueva grabación. tras apretar la flecha de avance rápido, acabó por detenerse en un punto en el que los díjitos el reloj de la grabación marcaban las 04:09:41.

-Y aquí tenemos nuestro premio. No es que se vea mucho, per supongo que es más que nada. Atentos aquí-dijo señalando las barras que indicaban los balances de sonido.

En la pantalla se veía la habitación en calma en tonos verdes debido a la oscuridad que reinaba en ella. El dispositivo de grabación enfocaba hacia una butaca de piel vacía y nada parecía moverse. Pero pasado menos de 5 segundos la barra de balances se alzó con un repentino "CLACK" que perturbó el silencio predominante. La barra seguía danzando con leves subidas y bajadas con lo que parecía el sonido de unos pasos lentos. Luego se volvió a silenciar durante varios segundos, como preludio a un desagradable sonido acompañado de un leve quejido femenino. 

Cuando parecía que todo había acabado, los pasos volvieron a sonar y, contra todo pronóstico una descuidada figura se mostro frente a la cámara. Pese a estar encapuchado y cubierto con una gabardina larga sin duda se trataba de la figura de un varón de estatura media. Portaba una linterna en una mano y, de forma descuidada desordeno la estantería que quedaba detrás de la butaca, dándo la espalda a la cámara. Tras eso y con algo de prisa, abandonó el plano, para no volver a salir en él.

- ¡Vaya! – Exclamó la elfa. – Sin duda tenemos a nuestro hombre… - Chasqueó la lengua. – Lástima que sea una grabación tan mala y tan corta. ¿No se podría aplicar algún tipo de filtro para tratar de reconocer al asesino? Al menos tratar de identificar su raza o cualquier detalle.

La elfa tomó la iniciativa agarrando el ratón sin pedir permiso y retrasando el visionado de la grabación hasta el momento en que salía el asesino por primera vez. Trataba de buscar algún detalle que pudiera identificar al asesino, la marca de la gabardina, un plano de su rostro más o menos claro, cualquier cosa.

- ¿Qué buscaba en la estantería? – Se fijó en ese instante del vídeo. - ¿Se llevó algo?

Raynor no tenia buen humor, era visible, palpable. Cuando estaba de buen humor, iba haciendo chistes sobre la comisaria, notando detalles de cada persona ahí, allí, haciendo referencias personales graciosas, un poco burlonas, pero que no pasaban de la raya. Ahora iba en silencio, caminando moviendo un poco los hombros.
Ignoro o no respondió lo que su compañero le dijo, para llegar a la sala de interrogatorio, y limitarse a mirar hacia delante, esperando que traigan al detenido.

-Buenos días -saludó Jefferson al agente Boyle, levantando su sombrero morado-. Mi compañera y yo hemos venido para revisar las cámaras de tráfico de la noche del 21 de Febrero. Comenzaremos por las del barrio de Upper Manhattan, y las de todos los barrios anexos a este. Concretamente estamos buscando un vehículo que podría ser un GMC Terrain o un Lambda, del modelo de 320 CV.

Lyara asentiría a lo mencionado por Jefferson sin añadir nada más, tras saludar cordialmente al agente.

Lo cierto es que el efecto de la cafeína se estaba diluyendo con el paso del tiempo, y no se mostraba especialmente participativa en aquellas circunstancias, si bien hacía todo lo que estaba en su mano por tal de mantenerse atenta a los detalles que pudieran observar.

...?

Forretti se resistió un poco, no era del todo consciente de lo que le estaba pasando o era un poco palurdo o quizás las dos cosas... quien iba a saberlo.

-No voy a sacar nada! tengo mis derechos, quiero irme a mi casa, con mis recuerdos... dijo sollozando  

-Tienes derecho a sacar las manos por aquí bien rápido para que te lleve a la sala de interrogatorios a responder unas preguntas. Dijo el Orco con cara de pocos amigos, estaba cansado por la carrerita y por la mala praxis de alguno de sus compañeros.

-Y como no obedezcas rápido entraremos 4 orcos ahí dentro y no lo haremos por las buenas te lo puedo asegurar, y sumaremos desobediencia grave y resistencia en centro de detención a tu de momento corta lista de delitos, quieres pasarte sin conexión a internet los próximos 8 años? Pues saca las puñeteras manos que te lleve a la sala de interrogatorio a que me expliques porque carajo estas aqui!! Dijo con los ojos inyectados en sangre Orca cabreada.

Tras las amenazas del Agente Orco el detenido, con cara de haberse hecho caca en los pantalones, por fin accedió a cumplir sus exigencias, pudiendo llevarlo a la sala de detenidos, donde le esperaba Ryan con una cara de desagrado y apatismo que no le gustó, encima no había encendido el aire, cosa que enfadó aun mas a Everton, que clase de oficiales estaban en esa unidad? abandonaban su puesto, no avisaban de ello a sus compañeros, dejaban vendido al agente en persecución de un sospechoso y encima tenía la santa moral de no enchufar el aire acondicionado para hacerle mas incomoda la estancia al detenido para que cantase antes? Debería hablar con él en cuanto esto acabase y dejar las cosas clara o usar el conducto reglamentario, el Orco ya estaba de verdad de malas pulgas y el primero en sufrirlo si no hablaba era Foretti, quien ya tenia la mitad de números de recibir la hostia que se estaba rifando.

Se despidieron de Zoddert y éste manifestó su intención de descansar un poco. Aunque no quisiera admitirlo, aquel “contratiempo”, había causado estragos en su organismo y todavía quedaba mucho tiempo para que volviera a estar recuperado al cien por cien. Un impacto de bala no se curaba rápido ni en un fornido orco como él.

Durante el trayecto de regreso a su despacho Celarian le envió un mensaje al grupo de trabajo, informando brevemente de lo que habían hablado con Zoddert. Rápidamente Johnson le respondió. Ellos estaban todavía hablando con el experto en armas del museo de historia. En cuanto pudieran irían a dependencias y hablarían sobre aquello.

Como habían acordado regresaron a su oficina del Departamento de Policía de Nueva York. Durante el trayecto Frank y Celarian hablaron sobre las muertes y la posible implicación de Eldren Nimwë en aquel caso. Debían andar con pies de plomo, pues si aquel hombre se sabía investigado podrían llegar a tener muchos problemas legales. En Nueva York, como en el resto de los EEUU, quien tenía dinero y podía pagar buenos abogados, lo tenía más fácil para ir por ahí cometiendo delitos y ese sin duda era el caso del portavoz del pueblo Élfico neoyorkino.

Ya en el departamento se dirigieron rápidamente al despacho departamento de informática. Allí se encontraba uno de los últimos agentes que habían entrado a formar parte de la comisaría. Se trataba de Rurik Smith. Un simpático enano que había sido captado por el departamento de la lista de hackers que habían estado atemorizando los sistemas de seguridad informáticos del FBI, la Casa Blanca y otras organizaciones de igual renombre.

Al ver entrar a los dos agentes el enano prosiguió a lo suyo cerrando automáticamente unas cuantas ventanas del ordenar que estaba utilizando. Ni Frank, ni Celarian sabían que estaba haciendo aquel hombre, pero tampoco habían ido hasta allí para descubrirlo, ni les importaba lo más mínimo. ¿O sí?

- Buenas días oficiales... - Se puso en pie de forma apresurada, aunque por su estatura cualquiera hubiera dicho que seguía sentado. - Díganme. ¿En que puedo ayudarles?

Lo primero que pensó Frank al ver que el hacker enano cerraba tan rápidamente varias ventanas fue que Rurik Smith estaría viendo porno, por lo que no le dio demasiada importancia.

-Buenos días, Smith -le saludó el orco, levantando una mano a modo de saludo cordial-. Tenemos una nueva línea de investigación en el caso del asesino de elfos. ¿Podría facilitarnos un listado con todos los propietarios registrados del vehículo GMC Lambda o Terrain? El modelo de 320 cv concretamente.

Smith le devolvió el saludo con la cabeza a Frank. En cuanto le desveló el motivo por el que habían acudido a su despacho, se mantuvo unos instantes pensativos. Fue entonces cuando accedió a su ordenador y empezó a teclear a la vez que buscaba algo con el ratón.

- El agente Boyle me dijo algo de eso... - Respondió. - Creo que había realizado una lista de los vehículos, sus propietarios y sus domicilios... - Tecleó un par de veces y realizó un par de clicks en el ratón. - ¡Si, aquí está! - Exclamó. - Miren... 

En ese momento se reflejó una lista de matriculas, en las que constaba el modelo del vehículo, el nombre de su propietario y su domicilio. Todos ellos vehículos de Nueva York y por suerte, la lista no era para nada larga. No más de treinta o treinta y cinco entradas.

- ¿Necesitan algo más? - Preguntó el enano. - Se lo puedo pasar por correo. La lista digo...

-¡Muchísimas gracias, Smith! -exclamó el orco, mientras recorría con la mirada aquella lista de nombres-. Esto es justo lo que necesitamos.

Jefferson sabía que el responsable de los asesinatos tenía que estar en aquella lista, y no era demasiado larga, por lo que no les llevaría mucho acotarla y llegar hasta el asesino. Algunos nombres le sonaron bastante familiares, aunque hubo uno en especial que llamó su atención.

-Mira, Vaamar -dijo, señalando el nombre en la lista con un dedo verdoso-. Asociación del Pueblo Élfico de Nueva York. Ese cabrón es listo. Si es él, lo más probable es que haya utilizado el vehículo de la asociación.

- ¡Joder Frank! - Dijo Celarian con una amplia sonrisa en su rostro. - ¡Esto es bueno, joder! ¡Es muy bueno!

Aquella pista lo cambiaba todo. De no tener nada pasaban a tener un sospechoso. Las fechas cuadraban a la perfección entre asesinatos y los viajes de Eldren Nimwë y ahora aquella lista. Seguían siendo pruebas circunstanciales, con las cuales ningún juez podría darles una orden de registro y ni tan siquiera podía pensar en la idea de detenerlo. Citarlo en comisaría para interrogarle también parecía arriesgado por sus contactos políticos, pero ya tenían por donde empezar a rascar.

- Tenemos que comunicárselo a Raynor y a Johnson... - Abrazó de forma espontánea a Frank, se sentía eufórica. - ¡Vamos bien, vamos bien!