Jefferson decidió caminar detrás de sus compañeros, meditabundo y aún tratando de pensar en las posibles conexiones que podrían existir entre las tres víctimas del caso al que se enfrentaban.
Después de que la señorita Goodfood diera sus explicaciones, el pequeño agente O'Malley se acercó al orco y le recomendó que no sonriera mucho durante el acto en la sala de conferencias.
-Vaya, y yo que había ensayado mi mejor sonrisa a lo Arnold Schwazenegger -comentó Jefferson, en voz baja, en un tono que no dejaba entrever si sus palabras eran inocentes o irónicas.
Siguiendo las órdenes dadas, caminó detrás del agente Johnson hasta el atril, situándose en el flanco contrario al que hubiera elegido Woods. Permaneció con la vista fija en el horizonte, con los labios cerrados y expresión solemne reflejada en el rostro, tan rígido como una estatua.
Todo parecía estar medido al milímetro. No se dejaba ni un ápice de improvisación a los agentes asignados al caso. Incluso se había establecido un orden concreto en el que debían tomar asiento en la sala de prensa ante los micrófonos de las sanguijuelas que los empuñaban. ¿Cuál había sido el criterio para asignar asientos? La agente Vaamar lo desconocía por completo, pero lo cierto era que tampoco le importaba demasiado.
No le hacía demasiada gracia la publicidad que podía facilitarle aquel caso. No tenía afán de notoriedad, no al menos frente a la opinión pública. Si podía pasar desapercibida mucho mejor y sentándose en segunda fila era lo más cerca de quedar en segundo plano a lo que podía aspirar. No le parecía que por parte de McGee fuera una buena decisión el exponer de ese modo a sus agentes ante la prensa, más teniendo en cuenta que no estaban tan curtidos como debiera y menos aun sabiendo la repercusión que oba a tener el caso. No obstante, poco podía hacer y menos en ese momento en el que ya les tocaba salir a la palestra.
Aunque trató de ocultar la expresión de su rostro, Celarian mostró cierto temor, pues hablar en público no era su fuerte y además el flash de las cámaras le cegaba. Sólo esperaba que aquel mal trago pasara pronto y que ninguna pregunta demasiado comprometida le fuera dedicada a ella. Un incidente más fuera de tono, podía acabar por sentenciarla a ojos del comisario. Así que tomó el asiento que se le había asignado rezando para no tropezar entre los cables, las patas de las sillas y los flashes cegadores y se sentó a la espera de pasar desapercibida y no ser objeto de ninguna pregunta y menos de una comprometida.
Sin apenas darse cuenta, pudieron escuchar al McGee diciendo.
-Aquí les presento al Detective Peter Johnson, encargado del caso y al resto de agentes que conforman la unidad, oficiales Woods, Jefferson, O'Malley, Vaamar, Courier y Raynor.
Los pocos pasos que separaban la cortina de terciopelo azul marino con el estrado los realizaron bajo una intensa lluvia de flashes que se eternizó durante más de 4 segundos. Una vez estubieron los policías colocados en sus posiciones, la cadencia de los flashes bajó a un nivel anecdótico, con uno o dos fotografías cada 10 segundos.
McGee dió un paso atrás, dejando el pequeño estrado al humano, la elfa y el orco.
Todos los periodistas allí presentes empezaron a levantar las manos, reclamando la atención de los policías con gritos de " ¡Yo, yo!" o de " ¡Aquí, aquí!"
Peter señaló a un periodista que se encontraba en la primera hilera de sillas. Un humano de unos treinta años, vestido con una camisa con corbata y sosteniendo en una de sus manos una tablet. El resto de los trabajadores de la información se callaron.
-Para el New York Post. Detective Johnson, ¿El departamento de policía confirma pues que nos encontramos ante un asesino en serie?-preguntó directamente.
-Esa es solo una de las posibilidades que estamos estudiando en este momento- respondió tajante el detective.
-¿Pero acaso la creación de su unidad no es muestra más que suficiente que el departemento tiene claro que se trata de un criminal movido por el tema racial?-insistió.
-Tenemos varias líneas de investigación abiertas y no se descarta ningún escenario.
Y sin dejar volver a preguntar, señaló a un elfo vestido de forma elegante, como es costumbre en esa raza, que señaló con la estilográfica a Lyara.
-Crónicas élficas, para la agente Woods. Un caso que atañe a los élfos específicamente y si bien veo a dos elfas asignadas al caso, el jefe del operativo es humano. ¿No cree que sería más conveniente que una unidad como esta la liderase un agente de raza élfica? ¿esto demuestra que el departamento de policía de Nueva York puede estar más interesada en contentar a la opinión pública mayoritaria por encima de resolver el caso?
-De los presentes, el Detective Johnson es el que tiene una mayor preparación y experiencia, sería sin lugar a dudas un error pensar que otra persona haría un mejor trabajo por motivaciones meramente raciales -explicó haciendo un ademán bastante natural con la zurda- Ante todo, nuestro compromiso es para todas las gentes de Nueva York. Entiendo las dudas que pueden surgir de un grupo tan variado como el nuestro: pero precisamente esa pluralidad de puntos de vista nos ayudará a la hora de atrapar al delincuente.
Lyara se tomó una mano con la otra, dando por respondidas aquellas preguntas. Lo cierto es que creía en aquello que había dicho pese a que las intenciones del departamento cumplieran con la sospecha del periodista.
Un periodista mediano se esforzó por levantar su brazo por encima de los otros, siendo recompensado con el turno de palabra.
-Del Herald Tribune. Para el agente... O'Malley-dijo tras comprobar sus notas.
-Usted es el único integrante de las razas bajas, frente al resto de sus compañeros, cuando según las estadísticas más del 29% de los agentes de la Metropolitana son Medianos o Enanos. ¿demuestra eso que, pese a las apariencias, el sistema sigue discriminando a las razas menudas?
Ryan observo a los periodistas, se le asemejaron mas aves de rapiña que seres hominidos, de diversas razas. "Quieren su libra de carne" penso. Observo al enano, se le habia ocurrido una respuesta, pero no podía transmitírsela sin que fuera sospechoso. Y ademas, Don no lo necesitaba, podría salir airoso fácilmente.
O en el peor de los casos, podrían pedirle a Frank que sonriera y ganar unos valiosos segundos con todos los periodistas asustados.
Don miró a McGee por un instante y lugo se acerco al micrófono, rascándosela barba con profusión . De haber no haber sido un mediano haciendo tal pregunta, Don hubiera perdido los estribos... pero se contuvo.
Se acercó al micrófono. Carraspeo un instante y luego habló.
¿Acaso McGee es un puto humano bajito con una bufanda peluda en la cara?
Creo que el Comisionado McGee, aquí presente con nosotros, es la viva prueba de la importancia de... como usted dijo, las raza bajas...
Pero que pedazo de mierda... dime raza baja en la calle y te volveré una raza subterránea con una porra.
son y serán un pilar clave de la NYPD. Desconozco esa cifra que usted maneja...
¿Por qué no te metes las estadísticas por el or...
pero le garantizo que la institución da las mismas oportunidades a miembros de todas la razas.
A todos nos dan por culo de la misma manera, ¿te enteras?
Don hizo una pausa, como si hubiese terminado, incluso algún periodista comenzó a levantar la mano.
Con mirada fría espetó - No he terminado.
A ver manga de zánganos...
Antes que continúen, todos los periodistas presentes deben entender que la Unidad de Delitos Raciales esta aquí para contestar las preguntas que puedan tener sobre los casos concretos, en la medida que la razonable reserva de una investigación en curso lo permita. Así que, si tienen mas preguntas sobre el asunto, con agrado serán contestadas por cualquiera de los miembros de la unidad. Miró a sus compañeros un instante.
Hizo otra pausa, mirando al mediano, luego al elfo que preguntó antes.
Pero si insisten en preguntas sobre las políticas de inclusión racial y de asignación de responsabilidad en casos que lleva adelante la NYPD...
Podéis iros todos la la reputa madre que os parió...
estais en la rueda de prensa equivocada.
Don se volvió y regresó a su puesto, la mirada hacia delante.
Al ver que los periodistas estaban comenzando a preguntas a sus compañeros, Jefferson cruzó los dedos a su espalda. Solo los compañeros apostados tras él podían verlo. Estaba un poco nervioso, sin duda. Primero Johnson, luego Woods, después O'Malley. Estaban preguntando a un representante de cada raza y, siguiendo el modus operandi de aquellos buitres del periodismo, solo era cuestión de tiempo que le preguntaran a él.
"A mí no, a mí no, a mí no..." deseaba el orco, para sus adentros, muy nervioso.
Cumpliendo los peores pronósticos de Jefferson, un periodista Orco, vestido con una camisa beige con unos tirantes negros levantó la mano.
-De la Gaceta Orca de Manhatan, para el agente Jefferson. Una fuente fiable nos ha hecho saber que el primer detenido por el caso fué un orco, que debió ser puesto en libertad ante la falta de pruebas. ¿El departamento pretende hacernos creer que la raza del detenido no jugó un papel importante en su detención?
Es cuanto menos curioso que en cuanto hay tres elfos muertos el ayuntamiento enseguida monta una unidad especializada y en cambio desde la semana pasada 5 orcos fallecieron en una supuesta pelea de bandas y, en cambio, nada se ha avanzado en ese caso...
Algunos murmullos, especialmente procedentes de los pocos periodístas élficos, empezararon a elevarse en la sala-
-Y digo más, este año ya hemos tenído la primera víctima orca fallecida a manos de agentes de esta policía en lo que ustedes han descrito como "un lamentable incidente" ¿Se van a depurar responsabilidades al respecto?
Jefferson estuvo a punto de dejar escapar un gruñido al advertir que acababa de ser preguntado precisamente por un miembro de su propia raza.
-Es cierto, el primero de los detenidos fue un joven orco -reveló, manteniendo mi mirada fija en el periodista-. Pero en ningún momento se le detuvo por cuestión de raza, sino debido a que, al comienzo, descartábamos la posibilidad de que nos estuviéramos enfrentando a un asesino serial. Este joven era la pareja sentimental de la primera de las víctimas. Debido a que en el 70% de los casos, este tipo de asesinatos suelen ser cometidos por las parejas de las mujeres fallecidas, no podíamos pasar por alto a este joven como principal sospechoso.
-Creo, señor, que la comparativa entre los dos escenarios que plantea es cuanto menos excesiva. Esos orcos fallecieron, como usted ha dicho, en una pelea entre bandas, un hecho más frecuente de lo que pudiera parecer en una gran ciudad como la nuestra. Ya hay una unidad de policía investigando el caso y se llevará a prisión a las personas que puedan estar implicadas en estas muertes. No se retirarán recursos en atrapar a los culpables. Pero nuestra prioridad ahora es hallar a este asesino y llevarlo ante la justicia, antes de que vuelva a matar.
-Respecto a la muerte de ese chico, sin duda fue un trágico suceso. Estoy seguro de que el caso será tratado con la mayor sensibilidad posible para que la muerte de ese joven no sea solo un nombre más en una lista. Aunque esa trágica muerte no es el motivo que hoy nos ocupa.
Tras aquellas palabras, el orco retrocedió varios pasos hasta regresar a su posición, flanqueando al agente Johnson.
Una mujer de mediana edad, vestida de forma casual con un jersey con cuello de pico reclamó la atención.
Pero fué interrumpida por Johnson, que al ver hacia donde estaba derivando aquella encerrona decidió intervenir.
-Si nos disculpan, es imperativo que nos pongamos manos a la obra cuanto antes. Quiero reiterar nuestra más absoluta deidcación al caso asi como a todos los ciudadanos de esta hermosa ciudad. Estoy seguro de que el Sr. McGee estará en disposición de aclararles las dudas que les hayan quedado pendientes.
McGee cuando escuchó su nombre esbozó una expersión de sorpresa y, pese a que negó con ambas manos, el mal ya estaba hecho. "Ahí te va, viejo, lo comido por lo servido..." pensó el detective, que se tomó aquella pequeña venganza en contra de su superior.
Una nueva lluvia de flashes descargó contra ellos cuando se retiraron del estrado en favor al comisario, que dedicó una mirada asesina hacia Johnson, que simplemente evitó el contacto directo de sus ojos con el enfadado enano.
Una vez en la antesala, lejos de los focos, el equipo se reunió en corrillo.
-Bueno, buen trabajo. Habéis sabido salir bastante airosos de esa bandada de buitres con plumilla... ahora vámonos antes de que McGee vuelva y quiera devolverme el favor.
Se nos ha asignado el despacho 17. Ahí nos podremos reunir sin que nadie nos moleste. Vayamos ahí y haremos un primer intercambio de impresiones para decidir como encaramos esto a partir de hoy. ¡Vamos!
Dándoles la espalda salió de la sala de prensa en dirección al despacho 17.