Celarian se abrigó bien antes de pisar la calle. Uno no se podía fiar del invierno de Nueva York. Pese a que amaneciera despejado podía empezar a llover o incluso a nevar en cualquier momento y si pasaba eso quería estar preparada.
Mr. McHamon se encontraba en el edificio en un antiguo almacén conservando parte de su desgastada fachada, aunque reformada con varios amplios ventanales y una puerta de cristal sobrea que reposaba el cartel luminoso con el nombre del negocio. Aquel establecimiento ofrecía una fantástica selección de cafés orgánicos y de comercio justo. McHammon era una espaciosa cafetería, amueblada con materiales reciclados y reutilizados, haciendo que fuera muy agradable pasar un rato dentro con una deliciosa taza de café.
Celarian no tomaba café, no le gustaba, pero no sólo hacían buen café en el McHammon, también era famosa por sus batidos y sus sandwiches tanto fríos como calientes.
- Pediré un sándwich vegetal y un batido de fresa. Pero si no has venido nunca, como sé que te gusta el café, mira la carta. - Le recomendó Celarian a Ryan. - Tienen buena fama...
El alto ex marine seguía a la pequeña elfa, como si ella se tratara de una celebridad y el su guardaespaldas, con unos buenos veinte centímetros de diferencia de estatura y unas gafas oscuras que se había puesto apenas saliendo del precinto. El que entrara observando todo lugar con cuidado tampoco ayudo a alejar esa impresión.
Espero mientras su compañera lo introducía en aquel lugar
- Tendremos una larga tarde por delante, así que no pediré lo que pediría si viniéramos socialmente. Deme un Latte Doble, con algo de canela encima, por favor. – dijo quitándose los lentes y sonriéndole a la bonita barista – y algo con que rellenar el estomago. Todo parece delicioso. Mmm un sándwich con todo y una manzana, por favor Señorita… Becca.-
dijo, mirando la etiqueta.
- Yo uno vegetal, Becca. - Dijo la elfa justo después de que la joven camarera con gafas de pasta tomara nota de lo que había pedido su compañero. - Y...
- ¿Batido de fresa? - Preguntó la sonriente camarera.
Vaamar asintió, estaba claro que iba demasiado a esa cafetería. La conocían bien y habían aprendido bien sus gustos. Era hora de empezar a buscar otro sitio donde ir a merendar. No le gustaba que nadie se tomara confianzas con ella, el servicio empezaba a perder calidad a medida que los camareros se tomaban ciertas confianzas.
- Aunque parezca por la afinada deducción de Becca, que ni dieta es un tanto... - Chasqueó la lengua. - ...azucarada, no siempre ha sido así. De hecho solo como así los sábados que me tocan de servicio. Uno de cada cuatro aproximadamente... Un pequeño homenaje. - Le estaba contando su vida a Ryan y posiblemente no le interesara un carajo. - Me gustaría volver a competir. Me ha vuelto a entrar el gusanillo. No creo que llegue al nivel que estuve hace unos años, pero... No sé, tengo ganas de probarme a mi misma.
Ryan sonrió con simpatía cuando la barista le ofreció su menú adecuado a la joven elfa. Era obvio que lo había traído a uno de esos lugares refugio, que uno toma como si fuera su propia casa. Por el ligero mohín que realizo con el rostro cuando le adivinaron la bebida, supo que no le había gustado demasiado que la trataran tan familiarmente. Su pedido tardo un poco más, mientras la chica de lentes gruesos y asimétricos brazos tatuados lo preparaba con ruido de presión y vapor saliendo por una maquinaria de cafés. Cuando lo recibió, lo hizo con ambas manos, como si fuera algo preciado, y le guiño un ojo a Becca. –Gracias, eres un encanto –
El policía siguió a su compañera hasta una mesa cercana, desplomándose en la silla, al tiempo que ordenaba el sándwich, la manzana y el café, antes de empezar a comerlo. Extrañado, vio que había una servilleta doblada en dos. La desenvolvió para sí, al tiempo que sonreía de lado, y le respondió, mientras Vaamar le había contado cosas sobre si.
- Si lo haces, iré a verte competir. – dijo, mirándola a los ojos. Es más, sería tan buena publicidad que seguramente el departamento vaya y te aliente. Tal vez hasta te den un pequeño subsidio para que lo hagas. Atletas son siempre buena prensa… bajo la vista y se lleno con una buena porción de café, para decir… Despues claro, viene el calendario… y miro hacia abajo.
Escuchaba atentamente a Ryan mientras sorbia el batido de fresa a través de la cañita, en el momento en que su compañero dijo algo que casi le hizo atragantarse.
- ¿Realmente crees eso? - Sonrió la elfa. - Bueno, no es tan descabellado que cualquier empresa quiera publicidad gratis, pero... - Meneó la cabeza. - ¿Qué McGee vaya a ponerme un subsidio para que compita? A ese tipo sólo le importa el cojín de la silla de su oficina sobre el que reposa su gordo trasero... - Le dio un mordisco a sándwich vegetal.
La lechuga estaba crujiente, el tomate en su punto y el pollo sabroso. Todo ello acompañado de la salsa especial que le ponían el pan tostado y el resto de ingredientes fueran cuales fueran, hacían de ese emparedado uno de los pecados favoritos de la agente Vaamar.
- No se porqué le llamarán sándwich vegetal si tiene pollo... - Dijo entonces la elfa. - Pero me alegro de esta pequeña incongruencia. Sin pollo sería una basura. - Volvió a sonreír. - ¿ Y tú qué soldado? ¿Sólo hablo yo, no vas a contarme nada?
- No seas tan dura con McGee. – dijo el Marine, masticando al tiempo que hablaba. No parecía de los que se tomaba demasiado tiempo para comer. – Primero hay que estar en sus zapatos. Yo odiaba cada fibra del hijo de putas de mi sargento instructor y cuando estuve en servicio activo, entendí porque el malnacido había sido tan duro con todos. Ahí aprendí a apreciar un poco lo que hace. Es un trabajo ingrato. Y Si lo piensas un poco, la mayoría de los azules no son como Pecas. Son gente espantosa, estirada, como tú, o peor, como yo.
Dio dos bocados grandes antes de continuar, al tiempo que le pasaba una nota, que era la servilleta.
- Hablando en serio, nos vendría bien buena publicidad, como “NewYork Finest in the Olimpics”*… recuerda que si hay algo que McGee odia más que a nosotros, es a esos traseros lustrosos de los Bomberos. Y no te pongas demasiado contenta, pero con el maquillaje correcto, hasta mi compañera podría ser la chica policía del afiche. Esas campañas publicitarias que hacen cada tanto. ¿Porque no? Mucho mejor tu que 21 Jump Street. Además, ustedes los elfos no se deterioran, así que tu estarías en tu mejor momento físico, no puedes echarle la culpa a eso. Solo tienes que concentrarte y enfocarte a ello.
Termino su sándwich, y bebió su café, casi sin disfrutarlo, tomo la mitad del mismo en tres sorbos continuados.
- En cuanto a mi, que quieres que te diga. Vivo en un Loft, entreno y estudio a diario. Probablemente no tenga que salir de caceria hoy o mañana… Le guiño el ojo, y luego señalo la nota, para evitar confusiones.
En ella, una vez abierta decía.
Tu eres un encanto también! Llamame!
001 372, 443.2435 X.O.X.O
Becca y cerraba la nota con un corazoncito.
*Lo puse en ingles porque hay muchas cosas que se pierden en la traducción.
La bravuconería de aquel típico era legendaria. No obstante, cuando leyó la nota no pudo evitar que se le escapase una risita contagiosa. Cerró los ojos, suspiró y meneó la cabeza antes de volver a abrirlos.
- Desde luego, no te falta confianza en ti mismo, Raynor. - Vaamar le miró aún con una sonrisa en el rostro. - ¿Eres siempre así o sólo en el trabajo? - No le dejó contestar. - ¡No importa! La táctica es buena. Cuanto más lo intentas más posibilidades tienes de que alguna caiga en tus redes. Cada cazador tiene su método. Yo también cazo a veces y ayer cayó una pieza de primera...
Dejó ahí el tema. Dio dos bocados al sándwich para acabar con éste y sorbió el batido hasta agotar su contenido. Con un gesto pidió la cuenta y fue Becca la que trajo el ticket. Celarian ya tenía preparado un billete de 20 dólares y no dejó que Ryan pagara su parte.
- Está vez invito yo, encanto. - Le dijo antes de devolver el platillo con la cuenta a la camarera. - Te dejas esto... - Le dijo señalando la servilleta doblada.
La chica la abrió allí mismo y leyó lo que ponía. Acto seguido miró por encima de sus gafas con cierto sobresalto a la elfa. Celarian sonrió ante la evidente confusión.
- No la he escrito yo...- Aclaró la agente Vaamar. - ... Aunque si te gusto más que el grandullón, estoy libre el sábado. Y si te gustamos los dos... - Celarian se puso en pie agarrando su chaqueta y en ese momento volvió a mirar a la ruborizaba Becca. - ... todo es hablarlo. ¿Volvemos al trabajo, compañero?
O'Malley hacía rato que no hacía muy buena cara y el hedor de aquel lugar pareció acabar de descomponer sus adentros puesto que en cuanto estubieron en el exterior se arqueó apoyándose en la pared y vomitó todo el contenido de su estómago sobre la acera; un contenido que olía sospechósamente a whisky barato.
Tras varios minutos apoyando su peso contra el muro que evitaba que se fuese al suelo, pareció quedar claro que el enano estaba, por el momento, complétamente fuera de juego y que debido a eso, Everton acababa de perder a su binomio en todo aquello.
El policía orco embarcó O'Malley en un taxi rumbo a su casa y él se montó en el vetusto ford de la NYPD y encaminó hacia la comisaría central.
UNa vez traspasado el filtro de seguridad dejó el encargo de que alguien descargase las pruebas del vehículo para llevarlas a la sala de informática.
Pasamos a la escena "Comisaría" o bien "Despacho nº 17", según lo que quieras hacer
pues depende de la hora que sea y si el Jefe está de guardia me iré a hacer un informe de lo ocurrido y pasarselo a mi superior. Si no está lo dejaré pendiente de entregar y me iré a mi casa si ya he terminado la jornada y no tengo trabajos pendientes.
Es mediodía, no me seas vago...
Raynor fue sorprendido. Sinceramente sorprendido. Además, creo que Estirada no solo no se comporto como lo esperaba, sino que además, no había llegado a captar lo que había ocurrido. ¿Quizás pensó que el papel era uno que el le había escrito a Becca? Tal vez no capto que ella se lo había escrito a el. O tal vez a ella. Ya no sabía. Por valiosos segundos, solo pudo pestañear, con la boca ligeramente entreabierta.
Luego de las ofertas, que dispararon varias ideas en su mente, en las cuales la abultada delantera de la de gafas y el duro trasero de la elfa estaban involucradas en varias, y debió negar con la cabeza para despejarse. En eso la mesera se ponía considerablemente colorada, al igual que un poco el, tomo su campera de cuero, y siguió a estirada hacia afuera. Lo que tu digas, Cel…Paso por la chica, se freno, y con sutileza le quito el papel de la mano.
- Ehhh…Ten en cuenta su propuesta. Sus propuestas. Debo irme. Me llevo esto. Te llamare. Encan… digo, Rebe.. ¡Becca! … Adios.-
Menos mal que hace ejercicio, casi infartas al pobre Raynor.
La agente Vaamar caminaba un paso por delante de Ryan con una sonrisa en los labios mientras miraba a Raynor por el rabillo del ojo. Había conseguido poner nervioso a su compañero versado en mil batallas y eso la complacía. Al fin y al cabo había demostrado ser más sinvergüenza que su propio binomio.
Lo cierto era que lo había pasado bien. Un buen almuerzo en una de sus cafeterías favoritas y no se podía quejar de la compañía. Quizás lo único que podía decir de Ryan era que había resultado ser un poco soso o demasiado reservado. Cuándo le preguntó por algo de su vida no esperaba una respuesta tan superficial. "Vivo en un loft, entreno y estudio a diario". Ella vivía en un apartamento, miraba alguna serie y paseaba su perro a diario... Nada que dijera realmente mucho de él.
- Voy a enviar otro mensaje a los compañeros. Zoddert en su inmensa amabilidad todavía no me ha respondido. No vamos bien con ese orco... - Celarian chasqueó la lengua. - Enviaré un mensaje al general de la unidad.
En el corto tiempo que habían pasado hasta la comisaria, el Marine se había recuperado de lo que la atleta le había hecho vivir, y había decidido no decirle nada, guardándose el papel en el bolsillo trasero del vaquero.
Sonó el “Beep” de su teléfono y lo saco de su bolsillo, donde
- Vaya, vaya, vaya. Parece que no paras de hacer amigos adonde quiera que vas, Vaamar. Que le dijiste para ser…cito textual. “archienemigas del statuo quo elfico” –
Sin embargo, algo se cocía muy rápidamente, y reforzaba su teoría de que era una secta, no un simple asesino. ¿No habían conversado con aquel elfo hacia apenas un par de horas? ¿Y ya era titular?
¿Recuerdas lo que dije del chaleco? Creo que cobra el doble de importancia, compañera.
Se habia puesto serio de nuevo. –Ahora es tan buen momento como después. Vamos a los vestidores.
Comisaria?
Ryan y Raynor, no puedo más que agradeceros la paciencia!
Parece que el resto en seguida se pondrán al día y podremos proseguir con el ritmo normal
- Así soy yo... - Dijo la elfa lanzándole una mirada por encima del hombro y una sonrisa a Ryan, pues todavía caminaba unos pasos tras ella. - Tengo una especie de imán para ese tipo de cosas...
Celarian aminoró la marcha colocándose al fin junto a su compañero y así ambos entraron juntos en las dependencias del departamento de policía. - "Archienemigas del statuo quo elfico" - Repitió en su cabeza. Menudo título le habían otorgado. No se consideraba para nada una enemiga de nadie. Si había conseguido soportar a Raynor, podía decirse de ella que tenía una gran capacidad de comprensión y una empatía inmejorable. La prensa sensacionalista gustaba de sacar titulares como aquel. No podía cambiarlo y tampoco pretendía hacerlo. Aunque Ryan tenía razón, ahora que estaba en el punto de mira más que nunca convendría portar el chaleco.
- Así es... - Respondió cuando su compañero le propuso ir en busca del chaleco. - ¿Nos vemos en la zona de seguridad?
Comisaria!