Partida Rol por web

"Así que le gusta conducir de noche, ¿eh?" se dijo Jefferson, para sus adentros, pensativo. Eran ya demasiadas coincidencias y la mención de que Nimwë incluso tenía un bastón que podía ser una espada élfica como la que empleaba el asesino de elfos ya era directamente el remate. Demasiadas coincidencias...

-¿Podríamos consultar las cámaras de seguridad del aparcamiento para saber qué noches ha salido Nimwë últimamente? -le preguntó el agente orco al vigilante.

El vigilante había resultado ser una inestimable fuente de información y raynor agradeció haber tenido el modo de grabación en el teléfono.  Parecia que las piezas iban encajadando. Lo único que le molestaba era lo gallito que se iba a poner Celerian con esto. Hizo un gesto para hablar a Solas con Frank. Se tapo la boca con la mano, y le dijo bajo.

Frank, no quiero llamar más la atención, cosa que ocurrirá si se hace un registro. No cambiara nada. Seguro han borrado o editado las cosas, igual que hicieron con los vehículos.

-Una orden de registro solo llamará la atención. Necesitamos que Nimwë piense que no vamos tras él -susurró el orco, en voz baja-. Aunque creo que debe de estar tan confiado en que nadie le atrapará que puede que no haya borrado las grabaciones de las cámaras de la asociación. A ver qué nos dice este vigilante. Al fin y al cabo, los orejas picudas son demasiado orgullosos y se creen superiores al resto...

- Lo cierto amigos es que, aunque me gustaría, no puedo mostrarles dichas grabaciones, pues no existen. - Dijo el vigilante. - Por desgracia hace casi seis meses ya que no las arreglan. Algún tipo listo les pegaba pedrazos y las rompía cada dos por tres. Cuestan una pasta y al final, después de tres cámaras nuevas, no han vuelto a instalarlas... - Se encogió e hombros. - Tampoco son tan imprescindibles teniendo un vigilante las 24 horas del día. Por desgracia las cámaras están a unos cien metros de distancia y o bien no nos enteramos de cuando rompieron las cámaras o simplemente corrió más que nosotros...

Tras aquello, los dos agentes no tuvieron más preguntas. Si las tenían decidieron guardárselas para más tarde. Cómo bien había dicho Jefferson, no convenía que Nimwë pensara que iban tras él. Debían andar con ojo para no levantar la liebre. Se despidieron de aquel hombre tan amable y se marcharon. Ya había anochecido y era bastante tarde cuando llegaron al departamento. Decidieron irse a dormir y aclarar las ideas con la almohada. Ya seguirían con aquello al día siguiente. Todavía tenían plazo suficiente para resolver el caso.