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Partida ambientada en la vida y magia de un pueblo neolítico trashumante. Los jugadores roleáis a jóvenes que empezáis a sobresalir entre el resto de miembros de vuestras familias, y buscáis vuestro propio destino.
Va a ser una partida colaborativa corta de investigación y acción. Espero que con un ritmo medio de posteo acabemos antes de Navidad. El sistema es narrativo, usando RyF para resolver situaciones conflictivas. Va a ser de corte realista, por lo que puede que los PJs mueran por múltiples causas, o se enfrenten a situaciones crudas o violentas. Pero no quiero que sea una partida +18 (no se aceptarán posts explícitos que vayan contras las normas de Comunidad Umbría).
El pasto no da más de sí. Las praderas que no han sido comidas por el ganado a lo largo del invierno, empiezan a secarse. Las flores pierden los pétalos. Las espigas se granan. Es el momento de marchar. Aunque aún queden lluvias por llegar. Aunque aún Sol no lo abrase todo con sus rayos. Pero las reses avanzan lentas. Hay que dejar atrás Invierno, e ir a Verano, más allá de las Montañas. Como todos los años.
Tras una semana de viaje, llegas a Horcajo, al pie de las Montañas. Donde todos los caminos se juntan y se bifurcan, donde todos los destinos se cruzan. Hay un gran campamento. Todas las familias os estáis reuniendo allí, antes de cruzar a Verano, como todos los años. Sois cientos de personas y miles de reses. Sonríes. Una gran celebración te aguarda.
La Feria de Horcajo. El reencuentro de todas las familias tras Invierno. La reunión de todos antes de Verano. Días de celebración, amor, negocios y diversión. Días de alegría. Mientras el ganado coge fuerzas, vosotros cumplís viejos sueños y moldeáis otros nuevos. Cada jornada hay bodas, hay juegos, hay música, hay bailes. Se cuentan historias. Se saldan deudas. Se adquieren otras. Se planean aventuras.
Hasta la última noche, con la luna llena, en que ya todo queda pactado hasta final del verano. Silenciosamente, decenas de mayos se elevan en Horcajo, decorados con guirnaldas de flores. Aquellas personas unidas por tratos, bailan a su alrededor. El resto, cantan una canción antigua. Un rezo. Se ruega a Vaelico, el Protector, que bendiga los pactos, o los castigue si procede. Se ruega a Ataecina, la Fecunda, que las tierras de Verano estén listas para recibiros. Hay otros ruegos a otras deidades de la naturaleza, pero esos dos son los más repetidos.
Si alguien quiere adelantar un concepto de PJ (aunque no sea definitivo), adelante. Tened en cuenta lo siguiente:
¿Qué quiénes son los Otros? ¡Pues los que no son nosotros! ¡Menuda pregunta!
Nosotros no sembramos. Ellos sí. Ellos son esclavos de la tierra. Nosotros no. Nosotros sabemos cuidar nuestras vegas y prados. Ellos agotan los suyos, como una plaga de langostas.
Algunos de los Otros se quedan todo el año en Verano, y otros siempre en Invierno. No son los mismos. Tampoco lo son los de Amanecer ni Atardecer. Hay muchos Otros. Con sus idiomas distintos, sus costumbres distintas, sus cosas distintas y sus chaladuras distintas. Pero a todos ellos ni los protege Vaelico, ni los nutre Ataecina, ni los guía Uro Padre. Sólo compartimos a Sol, Luna, Duru y Tagu. Todo lo demás suyo, es distinto a lo nuestro. Peor a lo nuestro.
Ubres del Agua. La Montaña Solitaria. Separada y rodeada por el resto. Todas más altas y más nevadas. Pero ninguna con tantas fuentes como ella. Es la única capaz de saciar la sed incluso al final del verano. Nos amamanta a todos. Por ello, allí nos reunimos antes de cruzar a Invierno. Allí se celebra la Feria de Ubres.
Somos libres de obrar, como los Primeros. Pero no podemos ser arrogantes, como Los Segundos. Hay que saber escuchar, como los Terceros.
Todo lo que veo, oigo y huelo, lo conozco. Y parte de lo que está oculto a los sentidos. Pero lo que escucho... cada vez es más lo que sé que no sabía.