Parpadeo un instante mirando a la bolsa y luego a el hombre.
Hola de nuevo mi amigo Eiseno. Déjeme que le invite a una copa de Sangria y brindemos por la repentina defunción de su compañero Vodaccio. Le sirvo una copa de sangría con la mano buena. Luego señalo la bolsa de la mesa. Se le ha...caído la bolsa, me temo.
Esboza una sonrisa cuando mencionas su nacionalidad. Se sienta a la mesa contigo
- Ese era el sueldo de este mes del buen Giovanni, y ahora lo que es suyo os pertenece. Es lo justo.
Cogio la copa y bebió, en ningun momento deja de mantener vuestras miradas cruzadas si tu no la retiras
Le sonrío con tranquilidad sin apartar la vista de su mirada.
Bueno...yo diría que lo que era de Giovanni ahora pertenece a los gusanos. Me río por lo bajo mientras doy un vistazo rápido a la bolsa. El dinero es solo eso...dinero. Podría decirle de mi parte a la Dama, que renunciaría gustoso a el, si me permitiera invitarla a cenar, para poder pedirle disculpas por lo sucedido hace un rato?.
- Ese dinero no es de la dama, sino mio, pero le haré saber vuestra intención de invitarla a cenar...
Da un trago a la sangria
-...sois bueno con la espada - empieza - ¿quien sois? ¿a que os dedicais?
Ah...parpadeo algo sorprendido. En ese caso no os ofenderé rechazándolo mi amigo Eiseno. Con gesto tranquilo tomo la bolsa y la meto en mi tabardo, en uno de los bolsillos interiores.
Bueno con la espada...tampoco tanto. Me las apaño mas bien, nada de tener formación en una de las escuelas. Demasiadas normas y todo eso. Es cierto, no me he presentado. Le tiendo la mano. Victor Castillo, a su servicio y al de la dama que escoltáis.
Se quedo mirando tu mano por un momento, pero finalmente te la dió, supones que por no ser descortés
- Volker Von Diermissen, Barón de Stahlfort... aun no me habeis dicho como os ganais la vida.
Encantado de conocerle barón...espero que os guste Castilla. el clima es excelente en esta época. Sonrío divertido ante su pregunta de como me gano la vida. Bueno...ganarme la vida tal vez sea demasiado. soy mas de vivirla, pero en cuanto a ganar algunos gremiales digamos que tengo una cierta reputación como representante en duelos por honor de aquellos que no tienen la condición física para defender su honor.
Miro un segundo al techo y bebo un trago de sangría.
Se puede decir que soy algo así como una espada de alquiler por honor.
- ¿Y cual seria vuestro precio por la escolta de la dama que no dejasteis terminar al buen Giovanni?¿o eso no lo considerais honor?
Acompañaría a la Dama hasta el mismísimo infierno si fuera necesario. Y no hace falta que me deis mas dinero. Se lo debo por privarle de forma tan egoísta de uno de sus escoltas. Por no decir que los rizos de la dama y su rostro hermoso hacen que todo sea mucho mas divertido.
- En ese caso, más vale que cureis vuestras heridas cuanto antes, o no podreis montar... - se levanta.
Te recuerdo la herida de la pierna, que esa es bastante fea para montar a caballo.
En cuanto tenga un momento, hablare con el posadero y le pediré que llame a alguien que sepa coser y zurcir. Le observo levantarse y entonces llamo al posadero con un gesto.
- Id a verla a ella o se lo tomará como algo personal - salió de la taberna y se fue a atender a los caballos del carruaje.
Ah...gracias por el consejo Barón. en ocasiones no veo mas allá de mis narices. Me pongo en pie con algo de dificultad y miro las escaleras con mala cara. Odio las heridas en las piernas, murmuro antes de subir y llamar a la puerta de la dama.
- Y bien... ¿que os ha dicho? - dijo al oir tus golpes en la puerta, posiblemente confundiendote con Volker.
Siento molestarla Milady...pero me preguntaba si todavía sigue en pie vuestra oferta para evitar que pierda la pierna.
Hablo con suavidad, sin demostrar haber escuchado lo que ella a dicho.
Hubo un momento de silencio, luego sus pasos se acercaron a la puerta y abrió
- ¿Donde esta el hombre que me acompañaba? - requirió, mientras se hacia a un lado para dejarte pasar
Me llevo la mano al sombrero cuando la veo.
Hablo un momento conmigo y después salio...creo que a cuidar sus caballos. Pero no se preocupe, si alguien le desea un mal, primero tendrá que matarme a mi.
- Pasad, veré que puedo hacer...
Luego se retiro hacia su equipaje, esperando que fueras tu quien cerrara la puerta al entrar.
Entro y cierro, pasando el seguro para dejar la puerta bien cerrada. Así nadie entraría mientras estábamos ocupados con las heridas.
Sigo al interior de la habitación a la Dama y me quito el tabardo y la blusa, antes de mirarla.
Me temo que tendré que quitarme los pantalones para la herida de la pierna Milady...espero que no os disguste.
- No creo que vaya a ver nada nuevo... - altanera, quizá aun siga ofendida a medias
Se acerca con algo envuelto en un paño de seda