Un grito de indignación interrumpió tu historia al final
- ¡Me niego con rotundidad! - lo acompaño un golpe seco, intuiste que sobre la mesa
- Seria inteligente que nos retiraramos del edificio por ahora... - aconsejó
- Si, será mejor que continuemos la conversación en otro lugar. - Digo mientras miro a la puerta imaginando de que se estará discutiendo en la sala contigüa.
- ¿Os apetece acompañarme a mi propiedad?
Propuso
- Oh, si, sería un placer conocer vuestra morada, me pregunto ¿será apropiado que nos acompañe mi escolta a su casa? Por supuesto no es necesario que entre en la casa. Ya me entiende usted.
Se encaminó a la salida
- Si lo creeis necesario... - se limitó a decir
- No, no es realmente necesario.
Me dirijo a la salida junto a Gérard Chevalier y cuando nos encontramos con Pierro le digo:
- Pierre, ¿Serías tan amable de esperar aquí por si Monsieur Lefevre dispone algo sobre mi alojamiento? Yo regresaré más tarde y no os inquietéis por mi persona que estaré seguro al lado de semejante autoridad.
Acompaño a Monsieur Chevalier a su domicilio conversando sobre tiempos pretéritos, presentes y futuros, a ratos observando las calles de Barcino con interes y a ratos dirigiendo mi atención a mi interlocutor.
- Como prefiera... - arrastró las palabras
Cruzó una mirada casi asesina con Chevalier y este se la devolvió, parecia que había algo entre ellos... algun trato previo que no habia sido satisfactorio.
Observo con intriga la actitud de los dos hombres imaginando que es lo que ha podido ocurrir entre ellos para que mantengan esa frialdad. Mmmm ha debido de ser algo gordo, ya me enteraré bien de lo sucedido.
Acompaño a Gerard a su morada.
- Iremos a pie, no son más de tres calles - te indicó
La ciudad pese a haber pasado una guerra se encontraba en muy buenas condiciones, las calles empedradas os acompañaron hasta su hogar. Era una pequeña casa de dos plantas pero estrecha. Empujó la puerta y abrió cediendote el paso.
- Adelante...
- Muchas gracias...
Entro en la casa observando con atención la decoración y la limpieza de las salas. Si la encuentro de mi agrado hago algún comentario de elogio.
Toda la decoración era claramente castellana, la sirvienta que se inclino a vuestra llegada lo parecia tambien por sus rasgos.
- Podemos disponer de las mujeres que se hicieron prisioneras durante la toma de la ciudad - te informó - si estais interesado lo podeis solicitar. Los fines solo serán cosa vuestra.
- Mmmmmm la verdad es que no hay necesidad alguna pero quizás deba hacer un esfuerzo por integrar a estas pobres gentes en la sociedad montagnesa. Si, probablemente acogeré a una para que se ocupe de la hacienda, agradezco vuestra amable oferta.
- Por cierto me encanta el mobiliario es un tono un poco retro pero... tan acogedor.
Asiente conforme con tu elección
- Bueno, a decir verdad no he tenido tiempo de dejar las cosas a mi gusto... ¿os apetece verla entera o preferis que vayamos directos al salón a tomar algo?
Cierra la puerta de la calle
- Entonces vayamos al salón, ya me mostrareis como queda cuando este decorada del todo.
Te acompañó hasta el salón donde unos cómodos sillones os esperaban, cercanos a una cristalera que dejaba ver el campo
- Por favor - te ofreció asiento con un gesto - ¿que querreis tomar?
También él tomó asiento, seria la castellana quien os serviria.
Tomo asiento donde me ha señalado Chevalier mientras pienso en que tomar...
- No tengo preferencia... beberé lo mismo que usted. Me fio de vuestro buen paladar.
Cou cou
uuuhhh uuhhhhh dice la lechuza...
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