Partida Rol por web

Remy gira lentamente la cabeza hacia su interlocutor con una expresión en la cara como si estuviese escuchando un rechinar de dientes. Observa con una mueca de desprecio las indumentarias del castellano y después le mira a los ojos y le dice despacio, como conteniéndose.

Disculpe caballero pero es, RE-MI, DE-LAU-BERGNE, pronunciado "Remí De Loberñ" para los castellanos parlantes, digo... castellanoparlantes. Espero que no se trate de un esfuerzo sobrehumano para usted pronunciar el nombre de mi noble familia correctamente.

Toma una pose intelectual mientras observa el cartel. Sobre el cartel que usted mencioná, parece que se trata de un concurso de narrativa, en el que su graciosa majestad, gran adalid de la cultura, recompensa y favorece los talentos de sus siervos. Y sí, creo que pueden ustedes participar, ya que al otorgar 3 premios, quedan otros 2 después que mi relato impacte y conmueva a su excelencia.

Por cierto aun no se su nombre, creo que aún no se nos ha presentado.

"ah, quedese tranquilo.... mi nombre es Saulo Garcia, criado en ires y venires, mi familia fue algo viajera, artesana, buscavida... como yo! Un gusto conocerlo, Sr Remy... Un hombre tan afortunado como ud es bueno consejero en estos lados" Expresa Saulo, intentandose presentar a su mejor manera, dando pequeños aires, para no parecerle tan charlatan...

Prosigue con una mirada a sus alrededores, a la chica exotica, y sigue con:

"sera bueno que nosotros, pudieramos participar... yyyy... bueno... algo sera algo, no digo que lo ud haga no sea mejor que lo mio o el de la damicela (guiniando un ojo) o cualquier otro de los que estan..."

 No se inclina ensi pero hace gestos de algun tipo de reverencia o alguna caballerosidad, acomodandose algun cuello de su ropa demasiado poco elegante... y le sigue comentando al don buenvivir :

"ojala algun dia pueda vivir mejor... soy algo pobre pero no soy injusto Sr Remy... si fuera taaan fiero como son algunos piratas o brujas que he visto por ahi, seguro que nunca hubieramos hablado! ud sr Remy, aunque no tengo una pocilga mejor como las que seguramente ud tiene, siempre intentare ayudarlo en algo...!"

 Dicho lo dicho, le tomas las manos casi forzadamente pero sin maldad para saludarlo... Dejandolo tranquilo al Mr Nobleza, se acerca donde esta la chica exotica, se le sienta casi cerca y le susurra "y que? ...acaso no quisiera venir con nosotros? ...habla castellan? ...entender bien?"  le pregunta casi acalladamente, con pausas o haciendo algun gesto de dudas con mezclas de picardia pero realmente interesado en poder llevar adelante una historia nueva...

Sea como sea, sin saber si va a responder, se queda esperando a ver que pasa..., viendo un poco x la ventana...

Con paso firme pero un tanto lento y las manos tomadas por detrás de la espalda, un anciano ataviado con las ropas carmesí que identifican al clero, se acercó al grupo congregado frente al flamante aviso y, con una amplia sonrisa que producía una serie de arrugas en su rostro, dijo “Con permiso hijos míos, pero no pude evitar oír lo que conversaban.” Con una impecablemente modulada voz de barítono continuó (hablando en el idioma en que los presentes se estaban comunicando) “No se qué tipo de historias se esperarán, ni cómo o por quién serán juzgadas, pero sí puedo decirles, si disponen de algunos momentos, que tengo un relato que posee  muchísimo valor. Es un relato acerca de la redención, acerca de una persona imperfecta como todos nosotros que pudo encontrar el norte en medio de una tempestad.

Es así como Esteban, el más pequeño de siete hermanos, creció en el seno de una familia muy pobre que se dedicaba al cultivo y al pastoreo. Realizando trabajos duros curtió su piel e hizo fuerte su cuerpo, pero su corazón era débil y vulnerable, ya que sólo encontraba cariño en su madre. Su padre golpeaba asiduamente a sus hermanos, pero tenía con el una saña especial, ya que sus hermanos lo culpaban de todos sus errores.

Su padre hacía dormir a los pequeños en un precario y apestoso granero, a fin de quedar siempre a solas con su esposa y satisfacer su inagotable lascivia.

Una tarde, que sería la que cambiaría su vida para siempre, su padre llegó borracho y de pésimo humor, ya que había perdido mucho dinero en las mesas de juego. Regañó y golpeó, como era habitual, a sus hijos con el único objetivo de saciar su ira y los conminó al granero a todos, poniéndole tranca a la puerta. Mientras todos los pequeños hacían un esfuerzo por dormir, Esteban oyó algo que lo alertó, creyó haber escuchado un grito ahogado de su madre. Instintivamente supo que se encontraba en peligro y que debía ayudarla, pero sabía que el granero no tenía más salidas accesibles que las dobles puertas del frente. Comenzó, en su desesperación, a golpear las puertas con sus puños y piernas y lo único que logró fue la censura de sus hermanos, quienes tenían miedo a la represalia que podían recibir de su borracho padre. Esteban nunca había desafiado a sus hermanos, pero esta vez era diferente, era su madre quien estaba en peligro, la única que parecía quererlo en el mundo, así que apartó a empujones a sus hermanos y volvió a su tarea de derribar la puerta, esta vez con una maza que encontró cerca de uno de los corrales. Golpeó la puerta una y otra vez sin resultados, pero cuando ya le parecía que sus brazos se le desprenderían del cuerpo una de las tablas cedió le permitió salir al exterior. Corriendo como el viento llegó rápidamente a la casa y vio desde la ventana que su padre estaba violando a su madre, quien lloraba desconsolada. Mientras la señora trataba de resistirse y sacarse de encima a su marido, lo hirió en un ojo pero, en lugar de sacárselo de encima ganó unas manos rodeando su cuello y apretándolo ferozmente.

La sangre le hirvió a Esteban, su miedo pareció evaporarse y la rabia nubló sus sentidos. Entró a la casa, tomó uno de los cuchillos de cocina y comenzó a blandir su hoja contra su padre, quien cayó al suelo viéndose sorprendido entre el dolor y la sorpresa. Cuando Esteban estaba comenzando a calmarse, se dio cuenta que su madre ya no respiraba y la cólera se reavivó y tomó una intensidad inusitada en él. Cuando los otros niños se animaron a ver qué es lo que estaba pasando se encontraron a un Esteban con los ojos encendidos asestando puñaladas incesantemente a su padre, pese a estar muerto hacía ya unos minutos.

Los horrorizados hermanos echaron a Esteban a la calle y éste se vio forzado a huir. Si bien no regresó a la zona, más tarde se enteró que ese crimen había sido el más violento desde hacía varios años.

Pasó muchísimas penurias en la calle, no creo tener que explicarle cuales son a personas de mundo como las que hay aquí presentes, y con los meses comenzó a ganarse el pan peleando por dinero en los puertos.

Y es así como lo conocí, cuando en una de las peleas en las que perdió su contrincante lo dejó tendido en el suelo ahí donde cayó. Yo volvía de un viaje desde Montaigne y lo vi tirado en el suelo. Lo hice llevar a mi residencia para que lo curen y lo alimenten. Cuando estuvo mejor conversamos largo y tendido, el  niño era fuerte y pactamos que si se comportaba y realizaba labores en la mansión podría quedarse. Por supuesto, debía confesarse y arrepentirse de sus malas acciones. Ese pequeño me puso a prueba, ya que al contarme la cantidad de cosas que había hecho, hasta mi férrea fe en la redención se vio menguada. A punto estuve de castigarlo, como mi investidura requiere, sobre todo cuando vi que había una veta violenta que no podía dominar, más era difícil no ver la voluntad que ponía en cambiar. Lo consulté con mi conciencia y con las escrituras y decidí darle una oportunidad para que cambiase, pero sería la última. Le ofrecí la mejor educación de Castilla y, si bien no era el más agudo del alfiletero, mostró verdadero interés en adquirir cultura. Por supuesto que conversábamos más asiduamente y día a día crecía su interés en los asuntos clericales y la palabra de los profetas, por lo que lo tutoré en teología y se ordenó al poco tiempo. Si bien se controlaba mucho, era evidente que tenía contenida una veta violenta, y ahí fue cuando la iluminación llegó a mi y le ofrecí un plan que marcaría a fuego su devenir. Le ofrecí ser mi pupilo y acompañarme en todos mis viajes, si podía canalizar su ira hacia los enemigos de la iglesia podría resultarle útil a mi orden. El tiempo mostró que los malvados y los herejes temblarían ante su presencia y encontrarían redención bajo su puño. Y así fue cómo Esteban se convirtió en mi pupilo y casi en un hijo para mí. Pero por favor... no dejen que un viejo sentimental como yo los aburra con cursilerías.

De todas formas este es un relato que nos muestra que por más alejados que estemos del camino, si nos arrepentimos de corazón y elegimos servir a Theus, este nos acogerá en su seno y nos iluminará con su gracia."

Cuando entra un nuevo hombre, y se pone a hablar con el que entró anteriormente, les ignoro para centrar mi atención en la hoja.

Cita:

Pese a no entender la nota, hay palabras que me resultan conocidas. Tal vez no por el idioma, que supongo castellano, sino por mezclas de algunos otros, bueno, en todo idioma existen extranjerismos...
A ver: "majestad"... ¿puede ser señor? ¿rey?; "recompensarán" ¿significa que premiarán? "historias" ¿cuentos? ¿relatos? A eso me suena... sería interesante enterarse.
 

Bah, ni entiendo la nota, ni entiendo al hombre que se sienta a mi lado. Tendré que conseguirme un maestro de castellano por lo que parece. Bueno, una cosa más a buscar.

Cita:

Miro a uno de los marineros del Whyselim a los que como a mi, le gustan los idiomas, y la gente en general, para que me traduzca lo que dice la nota... y el hombre. Hay ocasiones en las que no se sabe si hay que sonreir e ignorar a la persona, o directamente luchar o incluso huir...

- Natasha la nota dice que el rey premiará las tres mejores relatos que los bardos cuenten. - me dice en Ussuro -Y este hombre quiere ligar contigo, como muchos de los que nos cruzamos. Parece mentira que te sorpenda - ríe. - Quiere que te sientes con ellos, aunque no sé si con "ellos" se refiere a él, o al otro que ha entrado después.

Ains, ¿por qué mis ligues (bueno, o falta de, según el caso) siempre son motivo de chanza entre mis hombres? Creo que debería ponerme más dura con ellos. Bah, para qué, si al final yo también les tomo el pelo cuando puedo...

- Kirber, contéstale educadamente que estoy bien aquí, que no interrumpa sus... quehaceres, si es que tiene alguno, por mi.

Mientras espero a que le traduzcan, veo cómo un religioso comienza a habler, e inconscientemente no puedo evitar poner mala cara. Aunque enseguida la relajo viendo cómo el camarero me trae la sidrita que pedí anteriormente.

"uhm... parece que la chica no le interesa mi presencia" Piensa Saulo, poniendo algun gesto de que tampoco era pa tanta tirada de galgos y de que si no contesto, es porque no entendio o porque no quiso entender...

 Almenos decide no darle tanta atencion y escucha atentamente al padresito que entra dando un historia parecida a la de él pero con partes de mas crudeza en partes.

 Aunque él y todos sus familiares fueron algo dispersos o abiertos, nunca fueron tan religiosos, por lomenos para él, son personas obligadas o que hacen cosas de ritos, que si bien Saulo vio ritos de otras cosas, almenos tienen la orientacion de que son unos ritualista con mejor vivir que otros y que si hablan tanto de castigos, es que su bondad no es tan como la de uno...

 Sea como sea, el toma a casi todas las personas como en un punto medio de poder llegar a algo bueno o algo asi, con lo cual, Saulo comenta sin violencia alguna "Sientase en su casa, reverendo... estos rincone con historias de todo tipo son tan buenas como las bebidas, comidas y cualkier cosa que nos haga pasar un buen dia o un dia pa pensarse mejor que hacer pal otro!" Es posible que decir "casa" fue algo atrevido, pero para alguien que es casi errante, una taberna o algun rincon donde no llueva, es como "CASA" No siente que sea ser un maleducado ser gentil o no hacer sentir desprecio a nadie quien no lo merezca...

 Luego, teniendo un poco de su vago ingenio, un poco mercenario talvez o buscando ideas, como las que una persona que vive a cuenta gota dia tras dias, intenta ser vivaz e inteligente, comenta ya de manera especial hacia el noble de vestiduras de colores, al reverendo y pueder ser algo la chica exotica desinteresada... "Bueno, si  tenemo tantas historias... y hay quiene dan algun cobre por algo asi como dice'l aviso... Taria bien bueno juntarse pa eso? e'mala idea?" dirigiendose a casi todos pero en especial a los nuevos venidos, lo cual no dice que quizas pueda despegarse de cualquiera de ellos en cualquier situacion, pero a escasos hasta los vasos, no esta bueno algun grupo que pueda unir algo o algun bien... Ya que anda escaseando en aventuras, dinero y todo lo demas...

 Dicho esto, solo se sento en algun otro rincon, casi despatarrado pero con algo de elegancia para no llamar tanta su atencion, solo esperar que venga algun mozo o que los nuevos visitandes hagan o digan algo...Casi como cuando llego a la taberna...

Esa mañana de verano todo acabó, para nuestro joven. Hombres uniformados irrumpieron en su hogar mientras jugaba en el jardín. No dieron importancia al niño, sin saber que algún día les daría caza. Intrigas palaciegas y tesoros de incalculable valor, es lo que le arrebataron a ese joven el amor de sus padres.
Pero aquí hemos venido a saber que le ocurrió a ese joven; tuvo la gracia de ser criado por amigos de la familia, los cuales no podían tener hijos. Pero en el fondo de su corazón añoraba a sus legítimos padres. Fue mucho el amor y cariño profesado por la familia al joven y dedicado su tiempo, en hacerle merecedor de cultura y habilidad. Con la mayoría de edad le dejaron partir a cumplir su venganza. Localizó a cada uno y los elimino, y aquí nos hallamos perdidos en lo alto de una montaña en un día tormentoso con un hombre apuntado con la punta de su espada a otro tumbado e indefenso.

-Dime ¿Por qué? Su mano temblaba de ira.
-Por matar a una familia hace mucho tiempo atrás, ¿que habían hecho para morir?
-Se mas preciso, muchas han sido las familias muertas a lo largo de mi vida.
-Los Ibáñez; sucia rata, en Castilla. El agua se derramaba por su rostro mientras las lágrimas rodaban por sus mejillas.
-Ah los Ibáñez, eso fue personal tu padre acabó con el mío antes. Mientras decía las palabras, atravesó la garganta de aquel joven juguetón del verano…

En un rincón de la taberna, oculto a las miradas ajenas, permanece en silencio un hombre de negros cabellos. Sentado de espaldas a la pared, sostiene en su diestra una copa de vino que bebe con parsimonia. Saboreando sus aromas, agradecido a su calor. Sus ropas, ligeras y de buen abrigo, denotan que es hombre de caminos y esconden en la simplicidad y escasez de adornos la bella factura de su tejido, elaborado con la paciencia de un artesano de manos sabias.

Sobre una silla contigua, perfectamente doblada y limpia, descansa su capa. De oscuro color, bien pudiera apreciarse bordado entre los pliegues, a la altura del hombro derecho, el blasón de armas. Cuelga del respaldo de la silla un cinto de cuero que porta noble acero castellano, rematado en su empuñadura con filigrana de oro. Trae parejo el acero menor, enfundado en su vaina, una larga daga con la que gustan reñir los soldados viejos. Y uno no sabe ya si esta frente a un joven petulante de familia acaudalada o alguien que oculta en su alma más de lo que es.

Apenas levanta la vista de la mesa cuando tres soldados entran en la taberna mas si alguien se fijara en él, vería que en su rostro se vuelve serio el gesto y su mano izquierda sigilosamente desliza la vizcaína una cuarta fuera de su vaina. No presta atención al rumor de voces que paulatinamente se alzan cuando clavan un pasquín en la pared ni siente curiosidad por conocer lo que anuncian, tan sólo observa y cuando el trío abandona la taberna todo su cuerpo vuelve a relajarse.

Y mientras un clérigo habla a los presentes de los milagros de la penitencia ajena, mientras una joven de bella presencia e idioma extranjero lucha por hacerse entender sin perder en ello la dulzura de su voz, mientras un pobre diablo, perdido entre los efluvios del alcohol o su propia insensatez, busca quien le conceda mínima atención. La mente de Rodrigo se abstrae de todo cuanto le rodea y sus pensamientos viajan lejos, muy lejos de aquella taberna, buscando unos ojos azules de mujer que ni el vino ni el olvido alejan de su alma herida.

Al pronto se abre nuevamente la puerta de la taberna y un murmullo de asombro recorre la estancia. Un joven de aire altanero, suntuosamente envuelto en colores y encajes, adornado cual si fuera época de carnaval. Pomposos andares y una voz en exceso teatral acompañan sus fastuosos ademanes. Rodrigo no precisa escuchar su presentación para darse cuenta que es “digno y noble” hijo de la siempre ampulosa Montaigne. Con una leve sonrisa sarcástica dibujándose en sus labios, levanta su mirada y alzando su copa de vino hacia el joven su voz resuena en tono pausado y sereno.

“Mal pagador es vuestro Roi, monseur. A más de vulgar ladrón. Tened la cortesía de guardar vuestros afectos para con él, lejos de mi presencia.”