La Rosa Impía surcaba las ensangrentadas aguas de Castilla. El encontraros con un barco de la armada no habia ayudado demasiado, habias perdido más de dos terceras partes de tu tripulación, apenas eras capaces de navegar decentemente. Vuestras bodegas tampoco estaban a tan llenas de comida, aunque el oro fuera aceptablemente abundante despues de la muerte de tantos camaradas. Quizá fuera hora de reclutar nuevos bribones para la Rosa.
¿Tengo algun segundo al mando o contra-maestre?
Ha muerto, solo te quedan piratas sin cargo.
Me atuso la barba y miro el horizonte, despues, el cielo ¿que hora es?
Se acerca el mediodia y a lo lejos casi puedes divisar las costas de Castilla.
- ¡Vamos grumetes! ¡Arriar la bandera e izad la de castilla!, ¡rumbo a la costa!.
Señalo en la direccion correcta, despues busco con la mirada al mas zangano de mis hombres.
- Tu, limpia la sangre y baja las armas, hoy seremos humildes mercaderes ¡¿habeis oido truhanes?! ¡humildes mercaderes!.
Se apresuraban a cumplir tus ordenes tan bien como podian, pero podias ver en sus rostros la incerteza de no conocer siquiera el nombre del puerto en el que atracabais ¿que ciudad seria aquella? parecía grande desde luego.
Mientras cada uno hacia su trabajo, Fritz se dedico a supervisarlos, e incluso a prestarles pequeñas ayudas, no habia mucha distancia hasta el puerto, tenian que aprovechar el poco tiempo que tenian.
Atracasteis en el puerto, aunque nadie os prestó especial atención por ello. La ciudad parecia ser realmente grande y estaba a rebosar de gente.
Antes de desmbarcar, Fritz hecha una mirada al mapa, y calculando en que sector maritimo estaba intenta buscar aproximadamente en que ciudad se encuentra.
Teniendo en cuenta su tamaño... su posición y el buque de guerrá que os asaltó... empiezas a sospechar que os podais encontrar en San Cristobal, la capital de Castilla.
Miro a mis hombres
- Custodiad el navio, voy a buscar nueva sangre. Despues asegurad la mercancia y descansad un poco, tomaros algo a mi salud.
Salgo del barco a hechar una vista general a la ciudad.
Lo primero que llama tu atencion es que la masa de gente parece ir al mismo lugar, lo segundo un barco mercante cercano que esta descargando... cuanto marinero junto. Por ultimo la taberna un poco más alla, que parece bastante repleta.
Intento averiguar a donde va el gentio preguntando a la primera dama que vea
- Perdone señora... ¿a donde va todo esta muchedumbre?
- A presenciar la ejecución - se limita a decir, como si fuera lo mas normal del mundo
Luego sigue adelante antes de que puedas responderle.
- Ah... una ejecucion...
Fritz se encogio de hombros y se acerco a hechar un vistazo
Cuando llegaste a la plaza no pudiste evitar comparar las costumbres de Avalon con las de Castilla. Aquí parecia que la horca no estaba de moda, sino las piras y los objetos de tortura. Algunos no los habias visto en tu vida.
Desde el fondo, una carreta traia a los que iban a ser sacrificados.
Fritz procura no estar en primera fila, aunque busca un sitio donde ver medianamente bien
Subieron a los hombres a la tarima con parsimonia, parecia que el verdugo no habia llegado todavia.