Partida Rol por web

Ayer noche llegasteis al puerto, la mercancia ya esta en manos de sus dueños, tu navío vacío y tu demasiado ociosa. Nunca habias terminado en este puerto, la posibilidad de salir a conocerlo te atrae bastante. Por otro lado quizá deberias hablar con el tabernero para determinar por cuantos dias debe mantener reservada tu habitación.

Llegaste hasta el puerto de Lucani con la idea de dejar quizá Vodacce para siempre, pero algo te hizo pensartelo dos veces ¿quizá el poder llegar a echar de menos aquella tierra? Decidiste descansar en la taberna esa noche, y ya mañana encontrarias mejores pensamientos.

¿A quien iba a hacerle daño una noche mas o una noche menos en tierra firme?

Alonso retiró momentaneamente el sombrero de su cabeza y se acarició el sudoroso cabello mientras exhalaba un largo suspiro de desencanto. Estaba melancólico, las cosas habían cambiado bastante en los últimos tiempos y sin embargo, en el fondo, nada había cambiado. ¿Era tal vez él mismo? Estaba hastiado, cosa que raras veces le pasaba. Siempre había tenido algo entre manos, una empresa, un objetivo, aunque casi eran a corto plazo, pero ahora no tenía nada que hacer. Desde el fracaso de su ultimo negocio no había tenido gana ninguna de comenzar otro, lo cual era de lo más extraño. Pero ¿a quién le apetecía seguir arraigado a esta tierra? Llevaba varios años allí y había estado en mejor situación, ahora sin embargo la pereza y la desgana se habían hecho dueños de él y poco a poco había perdido la mayoría de sus logros...

¿Y a quién le importa?...

Inspiró profundamente, y el aire cargado de salitre inundó sus pulmones... ¡Ah, el mar! Aquello si que era vida . Añoraba el crujir de la madera, el viento en su cara y mirar al horizonte al amanecer desde aquellas cáscaras de madera que milagrosamente atravesaban el todopoderoso oceano desplegando arcos de espuma...

En este momento soportaría el apiñamiento, el estar encerrado en un camarote durante meses por un poco de libertad. ¡Ja! Qué irónico... Necesito algo de acción... recuerdo aquellos tiempos en manos del Imperio de la Luna, amarrado a un remo... y casi lo añoro...

A lo lejos, creyó oir ruidos.

Una taberna probablemente... la respuesta a mis dudas sería una taberna. El momento de darme cuenta por una vez si es este mi lugar, y si no lo es, enrolarme en el primer barco que parta a cualquier parte. ¡Ma qué coño! En cualquier lugar en el que haya vino y signioritas es un buen lugar donde finalizar mis andanzas por este, el Reino de Vodacce...

Por fin en Vodacce, ya descargados y sin nada que hacer.

Voy paseando por el puerto y la playa tranquilamente, aunque apenas fijandome en donde estoy, pues voy pensando en mis cosas. Estoy vestida para el frio, el cual en Vodacce no conocen según parece, podré quitarme las pieles e ir un poco más lijera, aprovechando que el tiempo lo permite.

Al ser la primera vez que vengo a este puerto, no conozco a nadie, lo cual no es del todo bueno cuando interesa buscar clientes.

Algunos de los chicos se han quedado en el barco, para no gastar. Allá ellos, les llegará la hora antes de gastar su fortuna. De vez en cuando está muy bien dormir en una habitación en tierra firme. Pero en fin, si prefieren gastarselo sólo en bebidas, y no en un cuarto privado al que poder llevar a alguna conquista...

Bueno, vayamos por partes: Primero tengo que hablar con el tabernero sobre la habitación, y preguntarle si conoce a alguien que necesite de un barco mercante. Y no estaría mal contratar algún soldado o mercenario, cada vez hay más piratería. E incluso si comprara un par de cañones más, como el maestre me aconsejó, no sería malo.

Cuando llego a la taberna, me encuentro con el dueño sirviendo, junto a una mujer joven ¿su hija? ¿hermana? Se parecen... en fin, ¿qué más da?

- Oiga jefe, ¿por cuanto me puede alquilar una habitación?
Después de mirarme de arriba abajo, que no es que tarde mucho, por mi estatura, contesta en tono arisco.
- Lo que pagues, ni una más, ni una menos.
- ¿A un gremial la semana?
- Claro, si quiere algo más barato, duerma en la calle; y decida pronto, que no quedan muchas habitaciones.

Bueno, según lo veo tengo dos opciones, o mentarle a sus familiares cercanos de mala manera, o decirle educadamente que se equivoca, que de querer más barato, tengo un barco de mi propiedad... Mejor no llamar a Jack Mal Tiempo...

- No hombre no, tranquilo, que por poder, podría dormir en mi barco, llegamos ayer noche, no sé si se habrá fijado, es el Whyselim. Pues deme una habitación, no sé si estaré la semana entera, pero de irme antes, se la abonaré entera por las molestias. Por cierto, ¿no conocerá usted de alguien que necesite alquilar los servicios de un barco mercante? ¿O alguien que me pudiera decir si alguien lo necesita?

- Si sigue aquí al mediodia, es posible que venga alguien que sin duda estará informado - casi obligandote a quedarte a comer en la taberna a cambio de la información.

No era un tipo especialmente amable, pero tampoco del todo seco, al menos te habia dicho algo.

- Supongo que querrá echarle un vistazo a la habitación ¿no? - se dispuso a subir contigo

Entraste a la taberna, frente a ella habia un barco mercante que parecia recién llegado pues lo estaban preparando. Frente a la barra una mujer hablando con el tabernero y en las mesas dos hombres charlando juntos.

Todavia no eran horas de que la taberna estuviera demasiado llena.

- Si, claro.

Mientras iba subiendo a la habitación, pensaba en qué hacer a continuación. 
- ¿Quedarme a comer aquí? Puff... no es que tuviera muchas ganas, pero si había que hacerlo para conseguir información... ¡qué remedio! Aunque tengo que tener cuidado, tengo algo de dinero, pero no demasiado, no debo malgastarlo.

Después de que el tabernero abra la puerta y me deje pasar, dejo mi mochila en la cama, y doy una vuelta por la habitación, para verla al detalle.
- Suficiente, no necesito más. Al fin y al cabo tampoco voy a estar demasiado tiempo encerrada en una habitación...
- Me la quedo. ¿Le importaría dejarme sóla mientras me instalo? En seguida bajo, a comer y a que me presente a su... eh... ¿amigo?

Cuando sale, abro la mochila, y reviso lo que tengo en el interior...
- Ni que no supiera lo que tengo, en fin. Dados, guantes, cuerda, brújula, linterna, cuchillo en la vaina del cinturón, junto a la cartera, ropa interior, y los dos vestidos, el rojo y el verde... ¿y si me pongo el rojo? Bah, no, mejor no, llamaría mucho la atención; este es más sencillito - pienso mientras saco el verde: un vestido verde liso, de manga corta, que me llega hasta tapar las rodillas y tiene un escote redondo.

Me cambio quitándome también las botas, y poniéndome los zapatos que también llevaba en la mochila, pues van más acordes con la ropa actual, metiendo el tabardo, que llevaba puesto, largo con el escudo de Ussura por delante, y el de Vodacce por detrás (el cual no se ha visto, pues llevaba la capa puesta también) en el armario, junto al vestido rojo oscuro, más corto que el verde (por encima de la rodilla) y con escote corazón; la ropa interior, las botas y la capa, dejando en la mochila la brújula, la linterna y los guantes de cuero, la cuerda y los dados.

Una vez cambiada, abro la cartera y miro en su interior:
- Bien, al final no saqué todo lo que tengo del barco... mejor, probablemente allí esté más seguro... ahora, del gremial y medio que tengo... mejor sólo saco veinte céntimos. ¿Dónde puedo esconder el resto?
Miro al rededor, fijándome al final en la cama. Levanto el colchón y guardo un gremial y treinta céntimos entre el colchón y los muelles, asegurándome de que no se caigan al suelo.

Me ato el cinturón (con su cartera, dentro de la que sólo llevo veinte céntimos), en el que pongo también la vaina del cuchillo, con el propio cuchillo en su interior, y ya me encuentro preparada para salir. Lo cual hago, después de cojer la mochila, cerrarla y dejarla en el armario. Si necesito algo, ya subiré a por ello.

Cuando llego abajo, le hago un gesto al tabernero, ocupado en ese momento, para que sepa que estoy ya aquí abajo, mientras me siento en una mesa de una esquina junto a la ventana, y miro por ella mientras pienso en qué tendrán para comer...

Cuando llegas ves pescado servido en otras mesas, ¿que se podia esperar de una taberna del puerto? Al menos parecia bien guisado y estaba acompañado de algunas verduras.

El tabernero no tarda en acercarse a servirte.

- ¿Desea que invite al caballero a comer a su mesa cuando llegue? - te consulta

- Pescado, claro, lógico... pero estoy harta. Quiero algo distinto... mm... fruta... ¿harán ensaladas de fruta?

- Si, por favor. - Contesto con una sonrisa. - ¿Por casualidad hacen ensaladas de fruta?

- Claro, ensaladas de fruta... podemos si - sobradamente sabias que la fruta era casi un lujo

Se retiró dejandote a solas, una chica joven tras hablar con él salio de la taberna, quizá encaminandose al mercado. Al salir, casi choca contra un hombre que se disponia a entrar. El hombre se acercó a la barra, donde el tabernero habló con el y te señaló. El hombre asintió al tabernero y se acercó a tu mesa.

Igual me he pasado con la ensaladita de frutas... no recordaba que era un lujo hasta después de decirlo... En fin, de vez en cuando no está mal permitirse un vicio.

Cuando el hombre que ha hablado con el tabernero se acerca a la mesa, me levanto, y mientras le miro de arriba abajo le tiendo la mano y me presento:

- Mi nombre es Natahsa Vyslavez, soy la capitana del Whiselim, el tabernero me indicó que usted podía saber de alguien que necesite alquilar los servicios de un barco mercante...

Toma tu mano con ambas manos

- No se equivocaba... un placer conocerla, Pierre Bessette a su servicio... - no puedes evitar notar cierto acento montaignes en sus palabras

Tras una leve inclinación, te suelta

- Por favor, no se levante... - haciendote un gesto para que vuelvas a acomodarte

- Montaignes... lástima que no conozca su idioma, al fin y al cabo la gente se siente más cómoca cuando habla su lengua materna... en fin, "pienso mientras hablo en Vodaccio", puede que yo no sea la única excecpión.

Una vez me suelta la mano, me siento, al igual que hace él.

- ¿Y es usted en persona quien necesitaría ese servicio? ¿O es un intermediario?

- Ambas cosas... pero seré yo quien decida sobre nuestro acuerdo, si lo hay, si es eso lo que le preocupa.

Dandote a entender que no perderás el tiempo con él.

- Está bien. - contesto con una sonrisa. - Ahora viene "el interrogatorio"- guiño -  ¿Qué necesita transportar? ¿Hasta dónde? ¿Necesita que la mercancía llegue en una fecha en concreto? 

- Que necesito transportar, solo lo sabrá si finalmente lo transporta. Será hasta Montaigne, más en concreto la castilla ocupada, en cuanto a la fecha... realmente cuanto antes mucho mejor, pero no hay fechas con las que obsesionarse.

El tabernero te deja una ensalada de frutas a un lado, el hombre la mira por un momento y luego vuelve a mirarte a ti, esperando quizá algun comentario.

Mirando sonriente al tabernero: - Gracias.
Antes de que se vaya, miro a Pierre, y le pregunto: - ¿Usted no va a pedir nada?

Una vez se aleja el tabernero, y mientras voy picando poco a poco del plato, y poniéndome seria sigo hablando:
- Muy bien, me parece justo. Pero sepa usted de antemano, que lo primero que valoro es mi propia seguridad, asi como la de mis hombres y mi barco, por tanto, si cree que sus pertenencias pueden llamar a los codiciosos o a sus enemigos, de tenerlos, deberia contratar además alguna seguridad, que no va incluida en mis servicios; al fin y al cabo el Whyselim es un barco mercante, no de guerra.
Por tanto, necesito saber si aparte de la mercancía, usted, o alguien más viajará con nosotros, para prepararle un lugar adecuado.

Sigo comiendo mientras espero su respuesta.

- Traigame lo mismo - le dice al tabernero señalando tus platos

Se acomoda y baja el tono

- La mercancia es importante, pero nadie deberia conocer que vayamos a partir con ella. Si le tranquiliza pediré a dos de mis mosqueteros que nos acompañen, pero a parte de ellos solo yo viajaria en el barco.

Mientras ambos seguíamos comiendo, continuábamos también la charla:

- Está bien, si se siente seguro de que nada ha de pasar,... Aún así, por previsión, mejor que llame a sus amigos, si. Castilla Ocupada... ¿dónde exactamente? Como sabrá si ha necesitado algúna otra vez unos servicios como los del Whyselim, para acordar el precio, entre otras cosas se tiene en cuenta tanto la distancia, como el peso de la mercancía transportada.