Pendergast fue acompañado por uno de los hombres de Stevenson, cogieron un coche y fueron a casa de Johan, donde este tenía su particular laboratorio, el hombre, que llevaba un arma, le dijo que esperaría en el coche vigilando la calle por si acaso.
Date prisa. Recalcó al final y Pendergast pudo ver como su pulso temblaba.
Está bien -se despidió el meteorólogo del impaciete agente.
Una vez dentro del apartamento, inició todos los ordenadores y empezó a coordinar los programas. Por el momento se limitaría a predecir los flujos de aire y los cambios de presión para establecer los vientos y precipitaciones de los próxmos días... pero tenía la impresión de estar dando palos de ciego. Tal vez los descubrimientos de sus compañeros pudieran esclarecer su verdadera utilidad en el caso.
Los avanzados algoritmos cuya elaboración había dirigido empezaron a funcionar, y Pendergast puso el móvil sobre la mesa. Ya sólo quedaba esperar.
El programa que Pendergast había desarrollado recogio los datos introducidos por el meteorologo, los procesó y tras unos minutos haciendo calculos, los mostró por pantalla.
Según aquellos cálculos se esperaba un fuerte viento desde el este, y una tormenta se acercaba peligrosamente, lo que significaba que a menos que el viento cambiara de dirección, en menos de 20 horas la tormenta se situaría sobre la ciudad.
Johan guardó los datos en el portatil y recogio el equipo, cuando estaba bajando por las escaleras escuchó un disparo. Un grito de hombre, y a continuación otro disparo.
Si necesitas saber algo más concreto sobre el tiempo preguntamelo.
Pendergast se acerca cautelosamente al origen de los disparos, dispuesto a correr de vuelta a su piso si percibe algún peligro. Mientras lo hace, se pone a la espalada la maleta del portátil y busca instintivamente una papelera de tamaño aceptable para esconderse tras ella, sin olvidar llamar al ascensor, sólo por si acaso.
¿Serán vándalos? Probablemente -Se estremece el meteorólogo- La amenaza de la enfermedad debe haber enloquecido a la población.
No necesito más datos, gracias.
Cuándo Pendergast llegó a la planta baja y abrió con cautela la puerta de la calle, observó que el agente que le había acompañado ya no estaba, y que un reguero de sangre salía desde la puerta abierta del vehiculo y continuaba calle abajo, como si alguien hubiera cogido el cuerpo y lo hubiera ido arrastrando.
El coche además tenía dos agujeros de bala en la luna delantera y mucha sangre en los asientos.
Pendergast mira nerviosamente a su alrededor y retrocede hasta el edificio, donde saca el móvil y busca un número en su agenda.
¿Stevenson? Han matado al agente que me acompañaba -Las palabras se le atragantan, y no recuerda ya los consejos de la dra. Fairway- Le han arrastrado... al coche... está lleno de sangre...
Una arcada acude a su garganta y separa el móvil de su oreja sin esperar respuesta. De repente se siente mareado. Lo que me faltaba...
Dan se queda sorprendido por lo que esta escuchando.
¿Qué? ¿Quién lo ha matado? Preguntó atónito.
¡No lo sé, no vi nada! -Su nerviosismo no hace más que aumentar, pero no se le ocurre ninguna canción.
¿Puedes recogerme en algún sitio, o enviar a alguien?
Ya está! Gooooooooooood morning, good morning, ta tá, tara ta tá, tara ta táaaaaaa...
A ver, tranquilizate, ¿El coche sigue ahí? Preguntó trantando de mantener la calma. Ahora mismo no puedo enviarte a nadie, todos están ocupados. Tendras que conducir tú.
Se han llevado... el cuerpo. Hay sangre por todas partes -otra arcada asomó a la boca de Pendergast, que empalideció aún más- La sangre me pone... nervioso.
Se lleva la mano a la boca y trata de respirar hondo. No; no se meterá en el coche.
Ah, ah, pensaba que lo habían arrastrado al coche. Bueno, aquí una corrección. No puedo editar más que el último mensaje. Si quieres borra los anteriores.
Tranquilizate Johan, la sangre no es nada. Allí no estás seguro, no puedes quedarte esperando. ¿¡Cuánto crees que tardaran en irte a buscar a tí!? Dijo dando el tono de voz suficiente para que Pendergast activara su instinto de supervivencia. Tienes que conducir ese coche de vuelta aquí. Intentare contactar con Kerensky para ver si está cerca. Pero sal de ahí si quieres seguir vivo...
Está... bien. Lo intentaré.
Pendergast en en el coche, y el olor a sangre le hace vomitar. Por suerte aún no había cerrado la puerta. Intenta concentrarse. Mete la llave, abre las ventanillas, pone a tope el aire acondicionado y pisa el acelerador, aunque aún no sabe adónde va.
El teléfono de Johan empezo a sonar, era Stevenson.
Pendergast, el agente Kerensky y los otros van hacía donde tu estás. Se limitó a decir.
Pendergast comenzó la marcha, se encontraba muy nervioso y conducía despacio para evitar desgracias, aunque de los nervios no podía mantener fijo el volante y su coche se movía de lado a lado, dando pequeños tumbos.
Otro coche se acercó y se puso a su lado, toco el claxón. Eran Pendergast, Toki y Robert. Toki bajo la ventanilla de copiloto y preguntó:
Eh!!! nos han dicho que la habeis liado y nos han mandado a recogerte. ¿Estás bien para conducir o necesita ayuda?
A modo de respuesta -involuntaria, eso sí- Pendergast gira la cabeza y vomita de nuevo, con mirada perdida. Abre la puerta y baja a trompicones del coche. Se apoya en una pared y en unos segundos está prácticamente repuesto.
Tira la chaqueta manchada y Se acerca al coche desde el que Toki le había hablado. Gracias -logra barbotar, y se mete dentro del coche, procurando sacudirse la sangre aún húmeda de sus pantalones.
A partir de ahora posteas en la escena New York