Partida Rol por web

- Oh vaya... - dije al ver como habían acabado las gafas de Eddie - si recogemos todos los trocitos puedo intentar repararlas, venga vamos, tenemos que salir de aquí - dije mientras me agachaba para ayudarle - oh y meted eso aquí dentro, daros prisa - dije poniendo la incubadora a su alcance, no quería entretenerme mucho y acabar siendo la comida de aquellos bichos...

¡Oh! ¡Dios mío! Si cuatro-ojos se quedaba sin gafas... ¿podía seguir llamándole cuatro-ojos?

Se abría ante mí un dilema de difícil solución... pero menos mal que estaba Alumi para darme la orden de poner el huevo en la incubadora y sacarme de aquella paradoja mental en la que me encontraba sumida.

—¡V-voy!

Dicho y hecho, tan rápido como lo dije, metí el huevo en la incubadora y lo cerré.

Lo habíamos logrado. Teníamos un huevo de pajarito con nosotros. Ahora solo quedaba completar la misión secundaria: encontrar al resto de nuestros compañeros...

Aunque igual ya han muerto devorados por los gusanos...

Vete tú a saber.

Los cazarrecompensas hablaban ajenos a un peligro que todavía no se había terminado. Uno de los pterodáctylos que había perseguido a Eddie lanzó un potente graznido (quién nos iba a decir que eso era lo que hacían), y de los nidos cercanos alzaron el vuelo un buen número de reptiles aéreos. A dos podían mantenerlos a raya pero si eran muchos más...

Miré con ojos llorosos y ahora visibles a Alumi cuando propuso la idea de repararlas; habian quedado inutilizables pero la esperanza era lo último que se perdia o lu único que le quedaba a Eddie; bueno, eso y un huevo de Pterodactylo. 

-Gracias... quizá tu puedas...- Cuando de repente:

Mierda! Otra vez esos bichos no!

-No os ha bastado con haber matado a mis gafas! Ya os habéis cobrado una victima, dejadnos en paz!!

Mire el receptáculo del huevo donde Yo-Yo había introducido a nuestra nueva mascota, o futura mascota cuando naciera.

-Ya lo llevo yo, o acabaras cobrándome por el transporte también- Dije mientras me cargaba la incubadora a la espalda- y ahora... !A correeeeeer!!!

Empecé a sonreír al ver a Eddie algo más contento, pero apenas empecé a abrir la boca cuando el peligro se cernió de nuevo sobre nosotros. Así que salí corriendo tras mis compañeros como alma que lleva el diablo, no podíamos enfrentarnos a aquellos bichos en nuestro estado, solo había un camino...

- ¡HUID!

No pensaba llevarme un picotazo de un bicho de ésos ni de broma, que tenían pinta de doler telita... Así que, ni un segundo tardé en darle la incubadora a Eddie y salir por patas.

—¡Tonto el último!

¡Pjé! Y yo no pensaba ser la última, juju.

Los tres cazarrecompensas echaron a correr seguidos de los pterodáctylos hasta que finalmente los dinosaurios se acabaron cansando. Una vez más estaban a salvo gracias a la estrategia "pies para qué os quiero". Finalmente hicieron una parada para descansar y comer. Entonces, Alumi intentó arreglar las gafas de Eddie pero se encontró con un misterio que ni siquiera se había resuelto en Calredea. Arreglar un cristal roto.

Sudado, con el pelo sucio por culpa de la la tierra, hojas y dinosaurios y con los ojos entrecerrados por culpa del maldito sol que no dejaba de recordarme que mis gafas habían quedado destruidas por fin pude apoyar mis posaderas en el suelo y tomarme un respiro. Me dolía todo el cuerpo, las heridas sobretodo; no dejaban de recordarme el encuentro con los piratas y las quemaduras de mis extremidades a aquellos asquerosos gusanos. Pero al fin había una luz al final del túnel; estábamos cerca de la cima de aquella isla / montaña y allí es donde estaría el jefe final; también conocido como "El Minotauro".

Mientras miraba como Alumi intentaba encajar piezas de cristal roto infructuosamente y empezaba a resignarme a no poder mirar por encima de mis gafas de nuevo, saqué el bote de Regenesix de mi equipaje.

-Creo que ha llegado el momento de saber que efectos tiene esto no? No quiero ser el pringado al que Ox tumba de un solo golpe por entrar en combate hecho un cromo.

Abrí la tapa del cilindro y me inyecte toda la dosis de aquella extraña jeringuilla*

-Que raro... la boca me sabe a... arcoiris? Deberías probarlo Yo-Yo! - Tras una breve pausa mirando mi cuerpo herido proseguí -Mientras esto hace efecto podemos esperar a nuestros compañeros no?

- ¡JO! Esto es más complicado de lo que pensaba, con lo que dispongo ahora mismo no puedo hacer nada Eddie, lo siento, pero... ¡no me daré por vencida!, volveré a intentarlo cuando tenga más utensilios a mano ¿vale? ¡prometido! - guardo las gafas a buen recaudo y me acerco a mis compañeros - ehh... ¿vas a pincharte eso tú solo?

Yo no sería capaz... esa pedazo de aguja... brrr solo de verla ya me había dado un escalofrío.

Las heridas de Eddie se curaron a una velocidad vertiginosa. ¡Si que era potente y efectivo el fármaco del Doctor Wickelkind! La verdad es que viendo de primera mano los efectos del Regénesix se entendía a la perfección su gran fortuna. Y que pudiera invertir ingentes cantidades de dinero en un increíble mecha.

Tras la comida, los tres cazarrecompensas continuaron el ascenso por la isla con la esperanza de que sus otros compañeros no tardaran en encontrarlos.

Alumi, Eddie y Yo-Yo continúan aquí.

Si alguien quiere usar el regénesix que lo diga antes de su próximo post.