Partida Rol por web

Habían pasado dos semanas desde la victoria en la cima de Rushán. Y la verdad es que por poco que lo pareciera, habían pasado muchas cosas. Lo primero tratar sus heridas. Todos los cazarrecompensas habían acabado en un estado lamentable. Por suerte los batrácidos eran un pueblo agradecido y el bueno de Almander (un salamándrido) no tardó mucho en llegar a la cima de la isla para tratar las heridas con sus soluciones a base de algas. No era medicina punta, pero serviría para no morirse. Después llegó la hora del descanso, pues la noche se cernió sobretodos. Lo hicieron a la sombra del gran árbol que coronaba la isla, árbol que los lugareños llamaban Renshen-Yu. Era una pena ver los huecos que los piratas habían dejado en su tronco al extraer la madera. Y tampoco sacaron mucho sobre los motivos que los había llevado a eso. Era cosa de Ox y bueno, el capitán pirata no estaba para muchas conversaciones. Y no tenía pinta de ser los que soltaban prenda. Posiblemente quisiera la madera para un barco. Un barco magnífico echa con la madera de un árbol magnífico. Típico de piratas.

Al día siguiente aparecieron más batrácidos en la cima. El jefe Toggo, un fiero cocodrílido lleno de vendas y quemaduras conocido como Zardón y que parecía casi tan peligroso como el capitán minotauro, y más habitantes del poblado. Allí celebraron un matutino banquete en el que degustaron pescado y carne de gusano de fuego. Alumi, Eddie y Yo-Yo se enteraron que tras ser tragados por la tierra, sus compañeros acabaron siendo encontrados por los nativos de la isla, un pueblo de braácidos que vivía en una gran caverna en la base de la isla. Allí unieron fuerzas a los lugareños para luchar contra una reina gusano que había puesto en peligro a la aldea. Fue así como consiguieron un rápido ascenso a la isla y la ayuda de Mik'Ango. Eddie aprovechó la coyuntura para averiguar como domésticar a los dinosaurios, pero no sacó nada de ellos. Las gentes de la isla no se mostraron muy contentas con el hecho de que se llevara un huevo, pero tampoco se opusieron.

Tras el banquete, nativos, cazarrecompensas y piratas prisioneros descendieron de la isla. Al llegar a la base, se encontraron con la primera sorpresa. El Astado, el barco de los Piratas Minotauro, ¡NO ESTABA! ¡Y no sólo eso! Ten'Binger y los prisioneros con los que habían luchado al llegar a la isla también habían desaparecido. ¿Cómo había podido suceder algo así? El sincronizado fue el único que pudo aportar una posibilidad. Sheena, la mujer que había acompañado a Ox y que decía trabajar para el gobierno mundial. Había huido durante el combate que habían librado. Ella era la única que había podido descender por la isla, liberar a los prisioneros y marcharse. Un punto amargo para tan dulce victoria. Pero tenían el premio gordo y algunos piratas más.

Así el Escuadrón Phi se despidió de sus nuevos amigos prometiéndoles guardar el secreto de su existencia e iniciaron el viaje de vuelta a Calredea. Uno que agradecieron que ocurriera sin incidentes. Una vez allí, entregaron al pirata a sus compañeros de la fuerza Alpha-Mu-Omega. Ellos se encargarían de la entrega y cobro de la recompensa.  Ya sólo quedaba esperar y descansar.

Así que cuando fueron convocados en el helifortín, todos dieron por sentado que irían a recibir su porcentaje pertinente por haber cumplido la misión. Un mero trámite, pero no fue así exactamente, sino que los llevaron a una de las salas de reuniones. Una en la que se encontraba esperándoles el mismísimo Aktus D. Marfin, uno de los fundadores de la fuerza Alpha-Mu-Omega.

—Bienvenidos, bienvenidos—saludó amablemente Arktus—. ¿Cómo van esas heridas? ¿Estáis durmiendo bien? ¿Queréis tomar algo? ¿Un café? ¿Un té?

—Té y pastas—dijo Karestya mientras se sentaba—¿Y nuestro dinero?

Arktus hizo un gesto y un empleado trajo un carrito, para ir sirviendo a los miembros del escuadrón lo que querían.

—Siempre el dinero por delante, ¿eh Karestya?—bromeó con una sonrisa cansada— Puedes respirar tranquila, vuestra parte de la recompensa ya ha sido transferida a vuestras cuentas. Os lo habéis ganado. Ha sido un gran trabajo. Incluso teniendo en cuenta el incidente de Ten'Binger. Calma, no os estoy echando en cara—el hombre alzó las manos intentando aplacar una respuesta que no terminó de llegar y después sonrió satisfecho—. Habéis cumplido la misión.

A diferencia del que midió la amenaza del tipo- tercié, entrando con dificultad por la puerta. Todavía me dolía casi la mitad del cuerpo. Jodidos brujazos. Pero bueno, supongo que eso va con la caza. Las cosas casi nunca salen como uno se espera cuando te metes al ajo. Menos mal que somos buenos adaptándonos.

La verdad es que se quedaba un poco corto. Aunque siempre había sido un cazador solitario, tenía que reconocer que teníamos potencial en grupo. Nos cubríamos las debilidades de cada uno y nos dábamos apoyo. Nuestros ataques combinados... bueno, algunos tenían algunas cosillas que pulir. Pero habíamos funcionado bien juntos, habíamos cumplido la misión y a nuestra manera, empezábamos a conocernos. Niguno había mencionado cosas como el extraño episodio de llamar "gilipollas" a cosas a gritos desde el acantilado, o la aventura de la busqueda de los baños termales, o... bueno. Todos sabían que había cosas de la isla que debían permanecer en secreto. Le debíamos eso a los batrácidos.

Empezaba incluso a disfrutar un poco de la química del equipo. Me parecía divertido cuando Alumi sobrereaccionaba a las conversaciones algo picantes, tenía cierta curiosidad por ver si Eddie realmente sería capaz de incubar un pterodactilo, mucho más criarlo sin que se lo comiese, y las charlas científicas del profesor seguían sonandome a la lengua de los kinesih, pero al menos había aprendido lo que era la fuerza... ¿centrípeta? ¿O era centrífuga? Bueno, estaba batante orgulloso de eso de todos modos. Y desde que los dos pudimos tenernos en pie, Yo-Yo y yo llevábamos cada día una reñida competición por pimplar más cerveza cada noche antes de dormir. De momento voy ganando 6 a 5. Pero la jodida es dura de pelar.

No era como mi hogar en la isla. Pero era, al menos, algo.

Pero no nos has hecho venir aquí para decirnos eso, ¿verdad?

¡Y tanto que si habíamos cumplido!

—¿Has visto? —dije, hinchando el pecho con orgullo—. Nos merecemos un ascenso, ¿eh?

Desde luego, había sido una misión de lo más complicada... pero ya estaba hecha. Eso sí, me llevaba muchos mamporros, algún que otro ojo morado y moratones por todo el cuerpo... pero también me llevaba conmigo a unos cuantos amigos a los que valía la pena tener cerca.

Sin poder evitarlo, miré con una sonrisa a mis compañeros.

—¿Para cuándo la próxima misión?  —pregunté, soltando casi al instante una carcajada.

Eso sí, la próxima misión... ¡más valía que nos dijeran de verdad el poder de nuestros rivales! ¬¬

Fuera como fuese, cuando Bronan preguntó aquello, me mantuve en silencio y me puse algo más seria. Estaba contenta con haber terminado la misión, pero es verdad que... ahora que lo preguntaba mi compi, quizás tenía la sensación de que el jefazo tenía algo más que contarnos.

Las últimas semanas no habían sido un camino de rosas, recuperarse de las heridas y del coctel químico que había recorrido mis venas fue duro, al menos pude distraerme cuidando del huevo de Pterosaurio que había logrado llevarme de la isla, a pesar de las protestas de Karestya había logrado permiso para modificar una parte de mi habitáculo para albergar al huevo, diseñado por el Doctor Wickeldind. Y gracias a Alumi que me preparó una incubadora / aviario gigante para que el pequeño Bob (Nombre de mi nuevo mejor amigo saurio) pudiera crecer en condiciones favorables, que no fue fácil de construir pero la fuerza de Bronan y las críticas constructivas (y no tan constructivas) de Yo-Yo agilizarón mucho el trabajo. Gracias a todos pude recuperarme de buen humor.

Al fin uno de los mismísimos fundadores nos mandó llamar, por suerte para pagarnos, darnos una medalla y ascendernos como mínimo!

-Buenas capi! Como van las cosas por la nave? Té y pastas? Claro! Tienes de chocolate?

Cogí una magdalena y me la metí entera en la boca.

-Vaf a fagarnos? Efperdo gue fi.

Tragué la masa gracias a la taza de té y seguí hablando.

-Creo que hablo por todos, cuando te digo que esta misión ha sido muy dura, pero si el dinero viene acompañado de una entrada a unos baños termales pasaremos por alto que no nos avisaran que el gobierno mundial estaría implicado.

Cogí otra magdalena y empecé a zampármela.

La verdad era que, después de todo, esperaba que el Jefe tuviese algo más que decirnos, una nueva misión no estaría nada mal, les había cogido cariño a mis compañeros ya que por fin con ellos había conseguido demostrar que podía hacerme un hueco como cazarrecompensas junto a aquel grupo tan peculiar.

- Eso, eso, ¿qué más tienes que contarnos? - pregunté con avidez, estaba deseosa de volver a la carga, de probar mis nuevos inventos, y para que mentir, de reírme junto a ellos metiéndonos en líos, sabiendo que al final, fuese como fuese, conseguiríamos nuestro objetivo aunque nos moliesen a palos, pues siempre acabábamos levantándonos, más o menos... 

Al oír a Eddie casi se me escapa una risilla, la verdad era que disfrutar de unos baños termales después de todo lo que sufrimos para acabar por no encontrarlos, no habría estado mal.

-Pero que no sean mixtos ¡eh!

Después de unas semanas con todo el grupo estaba aprendiendo a prevenir ciertos comentarios para dejar de sonrojarme por todo, aunque no iba a ser tarea fácil....

El Doctor llegó andando a la reunión, su robot estaba en el taller en plena reparación y mejora de sus utilidades e iba a tardar un tiempo en volver a tenerlo a punto.

¡Leche! Pidió el bebé. Me ayudara a crecer con huesos fuertes. Que iba a volver a crecer era una suposición suya, aunque ciertamente no estaba del todo seguro de ello, pues no comprendía como le había podido afectar el accidente, aunque optaba por ello dado que la opción de quedarse así para siempre y ser inmortal le convencía aún menos científicamente hablando.

¡Eso! Exclamó con sus estridente voz. Si estaba mejorando el mecha era para algo, él también estaba deseando tener una nueva aventura con el grupo, sus nuevos ¿amigos?

Arktus chasqueó la lengua y sonrió con condescendencia.

—Amigo mío, no puedes saberlo todo cuando empiezas la cacería. De hecho, vosotros sabías bastante más de lo que suele ser normal. Acordaos de mandarles una tarjeta de agradecimiento a los compañeros del Escuadrón Mu—el hombre se apartó para que el empleado le pusiera una taza de café—. Y por desgracia no existe una relación directa entre poder y recompensas. Mira que eso nos facilitaría mucho el trabajo.

Tras una pausa para remover el contenido de su taza, Arktus siguió hablando.

—Habéis hecho un buen trabajo y estoy seguro que seguiréis haciéndolo. Pero por el momento tenéis que descansar. Vuestros informes médicos dejan constancia de fracturas, fisuras, desgarros musculares… Eddie podrá andar gracias a ese traje suyo, pero sin él se pasaría un mes enchufado a una unidad de soporte vital—el uso de la sincronización 100% más todo el acumulado de heridas del combate había dejado al cazarrecompensas en una situación crítica, aunque se empeñara en ocultarlo—. Tiene prohibido entrar en acción durante mínimo dos meses y según su evolución. Descansad y pasad tiempo con vuestros amigos y seres queridos.

Como Yo-Yo que había podido comprobar aliviada que su maestro seguía vivo. Aunque curiosamente durante esos días que había estado en Rushán, Jecket sufrió una complicación respiratoria que había puesto su vida en peligro. El viejo maestro no recordaba haber tenido ningún encuentro con su discípula pero, ¿había sido un truco de Ox? ¿O algo más? Porque el minotauro no sabía nada de ella ni de su maestro…

—Lo normal habría sido traeros sólo para felicitaros por vuestra primera misión, pero la supuesta relación de Ox con el Imperio me obliga a alertaros—Arktus hizo una pausa para beber—. No va a haber ninguna respuesta pública sobre vuestras acciones. Ni siquiera contra Eddi. Pero estoy seguro de que habéis enfadado a alguien y que va a buscar venganza. Es posible que ni siquiera en Calredea estéis completamente a salvo. A la Fuerza Alpha-Mu-Omega le da igual vuestra relación con el Imperio, queremos seguir contando con vosotros y os ayudaremos en lo que podamos. Pero quiero que seáis conscientes de vuestra situación actual.

Ah, la civilización. Siempre intrigando y metidos en a saber qué. Yo personalmente prefiero los gusanos de fuego. Con esos sabes a lo que vas, y al menos comértelos no está mal visto. Gracias por avisar. Sienta bien saber que podemos contar con alguien más que nos guarde la espalda aparte de nosotros mismos.

Supongo que Arktus tiene razón. La imperial que se marchó con Ten'Binger y que estaba en tratos con Asterios informará a alguien, y ese alguien no estará conento con nosotros. Bueno. Cuando vengan ya veremos como nos hacemos cargo de ellos. No soy mucho de andar pensando en lo que va a pasar mañana, más allá de cómo voy y comer. Soy una persona simple y vivo de una manera simple. Mientras tenga la panza llena, amigos y alguien a quien le guste "pasar tiempo" con gente con buenos músculos, no se necesita reamente mucho más en la vida. La primera y la tercera ya las tengo. Y la segunda... bueno. Después de esta misión, y otras que sin duda vendrán... las perspectivas prometen.

Tras unas cuantas pastas busqué una silla para poder sentarme. Aún me costaba estar mucho rato en pie y menos sin un apoyo físico.

-Vale, me has pillado... intentaba hacerme el duro delante de Bronan, y puede que un poco también por las chicas.

Guiñé un ojo de forma cómica aunque en el fondo estaba bastante hecho polvo. Seguí escuchando todo lo que tenía que decir Arktus sobre nuestra misión y la implicación con el imperio.

-Así que no logré convencer a Sheena para que dejara al imperio y se volviera una de los nuestros... vaya sorpresa no? Pero puestos a tener alguien que me persiga... mejor que sea una chica no?

Le quitaba leña al asunto, pero no era la primera vez que el gobierno me perseguía y no era una situación demasiado agradable para mi.

-Al menos podemos quedarnos no? Pero por favor, no os vayáis de misión sin mi... ni sin Bob, dos meses pasan en nada! Y me apetece estar a punto de morir a vuestro lado de nuevo!

Me sentía más cansada y magullada de lo que jamás había estado, pero también tenía los ánimos por las nubes por haber cumplido su primera misión con éxito, así que ni siquiera las noticias de que el gobierno mundial estaba implicado me hicieron bajar de mi nube.

-¿Si alguien busca venganza contra uno de los nuestros, tendrá que buscarla contra todos nosotros! ¿Verdad chicos? ¡Todos para uno y uno para todos!

Quizá mis ánimos eran demasiado... animados, puesto que el resto del equipo me miraba un poco raro, riéndose por debajo de la nariz.

-¿Acaso he dicho algo raro? ¿Pero es cierto no? ¿Me seguís queriendo en el equipo no? ¡¿Markus, no me vas a despedir no?!

El bebé tenía fuego en los ojos. Es lo que quería, por lo que se compró el mecha, por este tipo de aventuras y peligros. La adrenalina...

Esta claro que debo trabajar en mejorar el Regenesix, esa limitación de una dosis en un corto espacio de tiempo casi hace que muráis. ¡Lo estudiaré! Dijo el doctor con su estridente y molesta voz, motivado por ser seguidos por el imperio y las ganas de más aventuras.

Todos parecían sentir lo mismo, habían formado un buen grupo y se sentían cómodos los unos con los otros, todos parecían querer más. Sin embargo las heridas y un robot destrozado iba a hacer que todo se retrasará un tiempo.

¡Estas loca! ¡Claro que te queremos en el equipo enana pelirrosa! Se dirigió Wickelkind exaltado. ¿Quién si no va a reparar y mejorar el robot del miembro más adorable del equipo? Los ojos se le convirtieron en dos pelotas llorosas que miraban a la inventora fijamente, cual gato con botas. Su cara cambio en un segundo y se puso seria y dura. ¡Venga a trabajar! ¡Esclava! Hizo el gesto de golpearla con un látigo invisible, moviendo por el aire su bracito de bebé. Jijijijijijijijijijijijiji. Se carcajeó demostrando que estaba de broma, aunque su risa pareciera un poco siniestra como la de un científico loco.

—Es Arktus—corrigió Karestya—Y creo que no saberte el nombre de tu jefe es motivo de despido procedente sin derecho a indemnización…

Tras las palabras de la híbrido todos rompieron a reír. Quizás era porque todavía estaban un poco molidos, o a lo mejor porque seguían exultantes por la increíble victoria contra Ox, un pirata con un poder mitológico. Pero lo cierto es que ninguno de los cazarrecompensas parecía especialmente preocupados por la amenaza que el Imperio podía suponer. 

Y sí, seguramente estaban siendo una panda de inconscientes. Pero acababan de triunfar en su primera misión, tenían unos cuantos milloncejos en sus cuentas, eran el Escuadrón Phi de la prestigiosa fuerza Alpha-Mu-Omega. Si no eran unos inconscientes ahora, ¿cuándo lo iban a ser?