Partida Rol por web

Me siento sobre un tocón o una roca, y empiezo a recitar los nombres y características de los lugares por os que he pasado.

-Vengo- digo- De un lugar donde el sol convierte el agua en vino, y donde las buenas gentes brindan juntos al calor del hogar. Allí, la montaña protege al valle con pasión, y el agua clara fluye por las laderas.  En las murallas eternas, mil hombres otean el horizonte, y dan la bienvenida con golpes de tambor y trompeta, al viajero cansado. y al anochecer, levantan su copas... implorando a los cielos una vez más,por sus campos, pues de ellos, su sangre saldrá...

He visto las maravillas de Irem, la ciudad de los pilares. En medio de los desiertos, en un punto donde se cruzan las caravanas de Ji-Ti, y los extraños hombres del desierto de Leng consideran el limite del mundo; se alza Irem, la de los mil pilares, a su alrededor, todo es viento, sol y arena; pero Iren es la imagen viva de la vida; pues protegida por las rocas y senderos estrechos se encuentra un gigantesco manantial y cientos de arboles frutales. Allí, los ricos mercaderes de Kadath y Karnat, compran con sus pedrerías de Topacios y Rubíes magnificas alfombras y sedas de Tdal y Sitrang; así como mil y un provisiones para sus camellos y mercenarios. Pues hombes salvages habitan entre las arenas, y los forajidos yacen tras cada duna. Pero, el riesgo vale la pena; pues cada uno de esos tapices vale por diez, las joyas que han dejado, o a los impuestos de Irem.

Continúo relatando parte de mi viaje y los sitios que he visitado; pidiendo con señas aun niño un poco de agua, y reanudando a continuación.

-Sin embargo, no voy para allí. Yo voy para otras tierras de las nunca he escuchado, que se encuentran más allá de donde se guarda el sol. Así como no he oído de tu tierra, tampoco he oído de ellas. Pero tu ciudad viajara conmigo y con mis palabras; a donde yo vaya, tus alumnos y tu viajaran conmigo. Y mi palabra será una voz, aunque nunca tan efectivo como la acción.

Tras escuchar tus palabras, el guerrero asiente. Partiré en busca de esas tierras y veré si mi gente puede ser de utilidad.

Puedo informarte de cuales son las próximas ciudades que se hayan por los alrededores y que vas a encontrar, pero no puedo decirte que hay más allá.

Se queda pensativo y tras unos segundos te dice. Siento en ti una gran fuerza interior, hay un rumor de que hacia el suroeste habita un hada. Nadie puede afirmar haberla visto y quizá solo pierdas el tiempo si vas allí.

Indico a aquel hombre la ruta que he tomado, y algunas de las cosas que he aprendido de ellas. Tras unos momentos decido hacerle una propuesta.

-Recomendaría enviar a un grupo no mayor a cinco. Un grupo pequeño peor nutrido, y que cometa grandes actos, podría tener más efecto que una horda entera. Mostraría, que son pocos pero fuertes, que uno solo de ustedes puede decidir la balanza; y cuando se hagan de cierta fama, podrían establecerse y enviar a por otros. Sería una base solidad y firme. 

La información sobre el hada me interesa, nunca he visto una; y suena como una maravilla inimaginable. Voy, al otro lado del mundo. Pero como verás, soy solo uno, más uno más que habita en los bosques. De ser posible, me gustaría que si alguno lo quiere, me acompañase. Que mostrase el prestigio de vuestro pueblo, hacia las otras fronteras. Así más allá del horizonte.

Ríe fuertemente. No necesito un pequeño grupo, yo solo me vasto para demostrar el poder de mi aldea.

Tras escuchar tu oferta, se pone con una risa algo burlona en la cara - He dicho que veo en ti fuerza interior, pero por el exterior estás muy débil. Estás a una o dos dosis de Joia para poder igualarme en fuerzas. - se ríe ligeramente.

Ahora mi objetivo es partir hacia esas aldeas y ver si consigo nuevas fuentes de ingresos. Así que si no tienes nada más que añadir, he de partir. - queda esperando para ver tu respuesta.

Con calma observo sus expresiones y medito mis palabras

-Dices que soy fuerte por dentro, pero débil por fuera. Dime, ¿Qué debo hacer para  ser más fuerte?, y ¿qué es Joia?.

Con una voz muy calmada, te dice - Te harás fuerte con la experiencia que vayas adquiriendo en combate y no dudo que algún día llegues a estar a mi nivel. Si en ese entonces volvemos a encontrarnos, te acompañaré en tus aventuras y quizá juntos consigamos el arma legendaria que el dragón custodia... Se queda pensativo un rato. Así mi pueblo no tendría que venderse al mejor postor, pero eso no sé si llegará a pasar y por ello debo acudir a los pueblos de los que me hablaste.

Joia es una droga que multiplíca por 10 todas tus capacidades, pero claro, solo temporalmente. Además tiene unos efectos secundarios terribles.

Me mantengo con tranquilidad, dispuesto a escuchar.

-Cuentame sobre esa arma y ese dragón, y yo te contaré otra historia. Y... aunque no tenga mucho, me gustaría aprender algo más de ti y de tu pueblo.

Se ve que su cara pasa a ser de sorpresa. ¿No conoces la historia del arma legendaria que se haya en la montaña que hay al oeste? Es un arma capaz de destruirlo todo, nada, absolutamente nada en este mundo le puede hacer frente. El único problema es que llegar hasta la montaña es muy peligroso, además de que al llegar; en el remoto caso de que lo consiguieras, hay un dragón milenario salvaguardando el arma.

A pesar de que me has caído bien, no puedo contarte nada más sobre mi pueblo, lo siento.

-Entiendo- digo de una forma tranquila, aunque un tanto seca - Si nos volvemos a topar iremos. Iré a comer, y a planear nuevas rutas. Si alguno de tus alumnos quiere acompañarme, es bien recibido.

Me despido de el respetuosamente y espero en la posada. necesito algo de comida y provisiones.

Dudo que podamos contra un dragón. Soy fuerte, pero un dragón... Es otra cosa. - suspira.

Dudo que nadie te quiera acompañar si no le pagas, pero si que tenemos una posada. - te señala el lugar. He de partir, quizá nos veamos otra vez.

Cuando te ve entrar en la posada, te sonríe. 

Buenas viajero ¿desea una habitación? ¿O quizá una buena bebida?

-No siempre la fuerza es la única herramienta. Una araña robo algo a un tigre... y el tigre terminó persiguiendo a los monos.- Me inclino ligeramente y me retiro a la posada. -Tal vez luego quieras escuchar la historia.

Al entrar en la taberna me siento cerca de la barra.

-Quiero un poco de sopa, y pan y carne seca para llevar.

Le puedo dar 3 raciones de comida. Estos guerreros comen mucho, aunque no es de extrañar. Te observa de arriba a abajo. ¿Pero tiene dinero para pagarla? Pregunta al ver que no pareces lucir una armadura muy reluciente.

Pago una de las raciones y me retiro.

Terminando de comer, busco al maestro, para despedirme de él.

Buscas al maestro con el que has estado hablando, pero no queda ni rastro de él.

Uno de sus alumnos te comenta que partió a tierras lejanas en busca de nuevos servicios y acto seguido vuelve a su lugar de entrenamiento.

Terminada mi tarea, parto de nuevo, hacia el siguiente pueblo que me señalara aquel maestro guerrero.