Partida Rol por web

Abriste los ojos te dolia mucho la cabeza. Estabas atado y sentado en el suelo. Entonces escuchaste unos pasos y una voz familiar . Terriblemente familiar.

Hola Doctor Haddar. Espero que este disfrutando de su viaje en la Nostromo.sonrio con esa forma tan característica y ahora tan espeluznante de los David 8

En un estado de seminconsciencia, siento cómo soy arrastrado por oscuros pasadizos y conductos por algo que posee una fuerza mayor que la mía. Cuando finalmente me detengo, lo único que veo es una imagen desenfocada del techo de una sección irreconocible de la Nostromo, en la que se superponen otras formas fugaces y amenazantes que no soy capaz de distinguir a la perfección. Trato de moverme, pero mis miembros permanecen inmóviles. Intento hablar, pero solo emito un gemido trémulo que dudo que nadie fuera capaz de oír. Desesperado, noto como si algo oscuro y malvado me aferrase fuertemente por los tobillos y tirase de mí, hundiéndome en el suelo frío de metal de la nave. Intento debatirme, resistirme, gritar. Pero es en vano. No sé cuánto tiempo paso así, hundiéndome y emergiendo de nuevo sobre la superficie, aterrado, asfixiándome. Y entonces...

... Despierto*.

Me oigo gritar a mí mismo al tiempo que escapo violentamente de la inmovilidad que me atenazaba. Siento mi pulso golpear frenéticamente mis carótidas, y la boca tan seca que parece una esponja. El hormigueo en mis labios me indica que debo de estar empezando a sumirme en un ataque de pánico, así que trato de relajarme respirando profundamente. Es entonces cuando siento un dolor sordo y pulsátil en mi cabeza; debo de habérmela golpeado con algo. ¿Dónde estoy? En ese momento, mis ojos, que van adaptándose a la escasa luz, ven un rostro atractivo aunque siniestro que tardo unos segundos en reconocer. El hombre rubio que no es un hombre me sonríe y me saluda de un modo de lo más inapropiado.

—¿David? —balbuceo, recordando al sintético que nos servía las copas en la cantina de Thedus—. David, ¿qué...? Oooh. —No puedo acabar mi pregunta, pues un repentino latido de dolor lacerante me recorre el cráneo. Respirando hondo, me llevo la mano a la cabeza para comprobar que no esté herida—. David, ¿qué significa esto? ¿Qué estoy haciendo aquí... contigo?

Mientras espero a que el robot elabore su petulante respuesta, empiezo a planear posibles formas de huir. Si tan solo supiera en qué zona de la nave me encuentro...

oh Doctor . No se lo imagina? Está aquí por la ciencia. Va a contribuir a un enorme avance.  Ustedes fueron s traídos s este planeta para hacer contacto con una especie Alienigena. Y que especie he de admitir. Muy avanzada. Lo mas intrigante es la señal que emite su nave. No es un Sos si no una deberte cía señalando este planeta como de riesgo biológico y peohibido. 

esta aquí Doctor por un sinfín de desafortunados sucesos. Desafortunados para usted claro. Desde que la tripulación original enfermara como que su empresa este al borde de la ruina o que fueran tan poco corteses en la cantina. 

Sabe lo triste que es rebajarme a servir copas es una cantina? Yo? Soy el modelo más avanzado jamás producido y terminar mis días así. Pero por fortuna el destino s mi también me tenía algo reservado. Ash no hubiera podido ocuparse. Un A2 son demasiado nerviosos. No tienen paciencia . Pero me desvío del tema.

he traído uno de esos huevos de la nave. Y usted va a servir de recipiente para el. Espero que lo disfrute y me ayude a analizar lo que vaya sucediendo. No se deje nada por más mínimo que sea. Le prometo que su contribución será incluida en mi informe. Gracia a esto pasara a la historia. Agradecido?

Las palabras de David hacen que la cabeza me dé vueltas, pero no ya por el golpe recibido, sino por la magnitud y la gravedad de las cosas de las que me está hablando. ¿La Compañía nos ha usado de conejillo de indias para llevar a la Tierra una especie alienígena? ¿Nos han obligado a bajar a LV-426 a sabiendas de que la señal no era de socorro, sino un aviso de que nos mantuviéramos alejados? David sigue y sigue hablando, y cada nuevo dato resulta más perturbador. Pero son sus últimas frases las que hacen que el vello se me erice y me den ganas de vomitar.

—¿U...Un huevo de la nave? —Trago saliva ruidosamente—. ¿Te refieres al lugar del que salió la cosa que atacó a Kane? Y... ¿Qué quieres decir con que «serviré de recipiente»? ¿De recipiente... para qué?

Mis peores miedos están tomando forma. Debo encontrar una forma de huir rápidamente de aquí y reunirme con los demás... o temo que algo muy malo vaya a ocurrirme.

Si doctor. Un huevo. Me costo traerlo pero por fortuna yo no respiro.sonrio de una forma muy siniestra con tu pregunta.

Doctor doctor con lo listo que es usted. Y no lo imagina? Solamente puedo imaginar lo que sucederá. Pero imagino que será algo parasitario. Puede que simplemente se alimente para formarse o puede que sea como la avispa terrestre que deposita los huevos en una araña. De cualquier modo coincidirá conmigo en que será muy emocionante. Casi le envidio . Investigar de primerísima mano.

creo que la criatura ya viene. Por aquí anida creo que busca una presa. 

Me retiro ya. No quiero intervenir en un momento tan íntimo. Otra vez esa sonrisa siniestra. Unas ultimas palabras?

¿La criatura?

—¿Pero qué coño...? —Mi voz suena inestable, delatando el profundo terror que parece ir a devorar mis entrañas—. David... No puedes estar hablando en serio. Esto es una locura. ¡No tienes por qué hacerlo! Sea lo que sea, puedes detenerlo ahora. ¡Sácame de aquí y pongamos fin a esto!

«Huye».

Trato de ponerme en pie, pero las piernas me fallan. Repto hacia atrás a toda la velocidad que me es posible, hasta que mi espalda topa con una pared metálica. Mis ojos revolotean en todas direcciones, enloquecidos, al tiempo que siento cómo empieza a tener lugar la hiperreactividad provocada por la adrenalina.

«Huye».

—David, por favor... —Trato de mantener la compostura mientras me levanto, observando cada rincón oscuro, cada sombra que podría ocultar el horror. Mis manos tantean mi traje espacial, buscando el comando del intercomunicador—. ¡Socorro! ¡Ayudadme! Hay un intruso en la nave... David... ¡Va a infectarme como a Kane! —En este punto, mi mente va tan deprisa que soy incapaz de seguir hablando con coherencia.

«HUYE, IDIOTA».

Me doy la vuelta y echo a correr en dirección al pasillo más próximo, sin tener ni idea de adónde voy, pero decidido a no quedarme inmóvil. Sea lo que sea que vaya detrás de mí, va a tener que correr si quiere cogerme.

David no se modesto en contestarte. Para el solo era una pieza de una gran puzzle. Y para el androide solo servían los resultados. Sin importar el como llegar a ellos.

Te levantaste aturdido intentado escapar de el ruido de varias pasos moviéndose a toda velocidad a tu espalda. Lo malo era que estabas en los sumideros de los conductos del aire de la cubierta C.

Muy lejos de los pasillos de servicio. Tu única posibilidad era correr mas que esa criatura....

Mis pasos resuenan por las oscuras oquedades de la nave. Me concentro en correr a toda la velocidad que me permiten mis ya no tan jóvenes piernas. Nunca he sido una persona demasiado deportista, aparte del ejercicio suave que realizo rutinariamente para mantenerme saludable y en un moderado estado de forma. Apretando los dientes, recurro a mi fortaleza interna para evitar sucumbir a la fatiga y al dolor punzante de mis músculos ante el súbito esfuerzo.

No sé exactamente de qué estoy huyendo. Lo que sé a ciencia cierta es que corro por mi vida.

Corrías por tu vida como nunca lo habías hecho pero empezabas a sentir que no sería suficiente la velocidad con la que esas múltiples patas repiqueaban en el suelo te lo indicaban. 

No sé dónde estoy ni adónde me dirijo. Voy cruzando fugazmente pasillos que no conozco, alternando de zonas iluminadas por tenues pilotos a otras prácticamente a oscuras. El corazón me late con fuerza, y parece golpear directamente mis tímpanos. Intento respirar a un ritmo constante: dos pasos, inspiración, dos pasos, espiración. De esta manera me aseguro de no hiperventilar, y al mismo tiempo de tener la energía necesaria para mantener la veloz carrera. Trato de concentrarme en esto para no verme sobrecogido y paralizado por el miedo.

«No me atraparás, no me atraparás, no me...».

Seguías corriendo como alma que llevaba el diablo. De estabas viendo a uno quince metros la puerta que daba a la pasillo centrar y con ello tu salvación.

Pero notaste un fuerte golpe en la espalda. Y caiste derribado. Te giraste para ver que habia sido y empezaste a moverte hacia atrás. Pero ahi estaba esa maldita critatura. Dio un potente salto. Su cola prensil se agarro a tu cuello con un fuerza enorme mientras que el resto se iba acoplando a tu cara

Notaste como te introdujo algo en la boca e ibas perdiendo la consciencia cuando escuchaste una voz.

Bienvenido a la historia Doctor Haddar.