La Sala del Hipersueño es una pequeña sala donde están los siete tubos criogenicos para que la tripulación pase los largos viajes dormida.
Después de una amigables charlas de unión y camarediria. Llego el momento de preparar todo para iros a dormir. El piloto automático estaba activado y madre cuidaría de todos vosotros. Por lo que no teníais nada de lo que preocuparos. Y sin mas en vuestra cabeza os metisteis en vuestros tubos dispuesto a dormir para el largo viaje.
Pues todos a dormir.
las conversaciones que quedaron quedaron. podeis continuarlas cuando os desperteis en plan de te acuerdas que estabamos hablando. esas cosas. Pero no posteis fuera de la sala. Y ya os despierto yo XD
El fuerte ruido de la alerta roja la cual puede verse en los monitores os despierta de vuestro sueño. No sabéis que ocurre solo que algo va mal. Dado que Madre os a despertado de una manera tan abrupta.
Y como os ocurriria en la realidad visto y no visto el sueño XD
Fénix esta sentado en la mesa de la cocina. Con parsimonia, como si de un ritual se tratase, se esta preparando la pipa para fumar, a la par que observa por la ventana el cielo azul y el campo de maizal que tiene delante. Mientras en la radio suena Love me tender de Elvis, escucha la madera crujir (porque toda la casita esta hecha de madera) Y levanta la mirada con una sonrisa. Delante de él aparece su esposa, la doctora Kendra. Lleva en las manos una bandeja con galletas recién orneadas.
Oh, Kendra querida, aquí vienen las mejores galletas tejanas.
Oh, querido, sabes que para mi es un placer cocinar para ti, lo haría toda la vida. Y parpadea varias veces, un gesto que tiene Fénix enamorado.
Eres lo mejor que me ha pasado en la vida terronzito de azúcar le sonríe El maizal, nuestras hectáreas de tierras, el agradable sol tejano, mi gorro de cowboy...todo es perfecto. Se queda mirando a su mujer, viste como la ama de casa perfecta, y lleva un un tallo en la boca que le confiere un aspecto 100% tejano.
Donde están los chicos, mi dulce caramelo?
Están jugando en la parte de atrás de la casa, Amar dos, Basi, Sam, la pequeña Illankita y el Gran Jhon. Los trillizos Fénix están durmiendo en la cuna...quitándose los guantes de cocina tenemos la casa para nosotros dos mi pastel de caramelo...y tengo una sorpresita... Y saca una aguja enorme, de dos metros y medio que balancea por encima de su cabeza mientras hace un baile sexy.
Mi dulce rebanada de melón, como sabes que me gusta jugar con las agujas...y cuanto más grandes mejor...
Entonces a Elvis le cambia la voz y por la boca le sale un sonido estridente, como una alarma. Fénix se gira hacia la ventana y ve como el cielo se torna rojo...y
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Despierta.
Esta sudando y respira entrecortadamente. Después de unos segundos de bacilar, se sienta en su criotubo, entonces se da cuenta de lo que esta pasando. De un salto se pone en pie.
Chicos! Madre tienen algún problema! Y empieza a ponerse los pantalones para salir corriendo hacia el puente de mando.
xD
La cubierta se cierra, y Price cerró los ojos con una diminuta sonrisa mientras su respiración se relajaba, sus músculos perdían la tensión, su corazón latía más lentamente y sus pensamientos se iban difuminando con la oscuridad y el silencio en el abrazo del sueño y la noche.
Él no soñó nada. Durmió hasta que la alarma lo despertó, la nevera se abrió y él mismo se puso en pie. Miró a un lado, después al otro para comprobar que había sido el primero en despertar. Ayudándose de sus dos brazos -sí, de sus dos brazos- se puso en pie solo para comprobar que la alarma estaba soñando.
Algo no iba bien en su nave.
Golpeó la alarma para llamar a su tripulación, mientras caminaba poniéndose la gabardina -y solo la gabardina- y echó a andar pasillo adelante a pasos largos mientras sonaba la alarma, y nadie más acudía a su llamada. Fue entonces cuando escuchó unos pasos detrás de él, en el metálico suelo metálico.
Alarmado, se detuvo, girándose rápidamente hacia aquellos pasos que se acercaban a él y deteniéndose delante de aquel que le seguía. O más bien, aquellos. Pues su mirada bajó hasta la altura aproximada de dos metros, para descubrir a un reducido grupo de personajillos amarillos, con monos vaqueros azules y gafas extrañas. - Llegais tarde. - Les advirtió con duras palabras, escudriñando a los enanitos deformes amarillos. Estaban todos. Uno negro. Uno con acento ruso. Uno con pelo rubio. Uno con una jeringuilla. Y por último y no por ello menos importante: Uno con una toalla.
- Gracias. - Cogió la toalla de este, anudándosela a la cintura para tapar sus vergüenzas. - La más útil de las herramientas. Tenías razón, mi pequeño amigo. - Y así, armado únicamente con una toalla, una gabardina y casi media docena de cabezones, deformes, amarillos y vestidos de monos vaqueros compañeros, avanzó por la nave hacia el puente.
El minion ruso fumaba. Y no paraba de fumar. El minion negro bebía. Y no paraba de beber. El minion rubio se quejaba, y no paraba de quejarse. El minion de las jeringuillas rezaba, y no dejaba de rezar. Y el último de ellos, al que le había arrebatado la toalla... Bueno, ese no hacía nada. Pero mantenía la nave de una sola pieza. Porque la física y la lógica había que respetarla, incluso en los sueños más extraños.
Y cuando llegó al puente, como había hecho miles de veces, se sentó en su sillón y comprobó las pantallas. - Son ellos otra vez. A sus puestos de combate. Coloquen la nave en posición vertical, conecten el acelerador de masa. Esos marcianitos no pasarán. - Tomó los mandos de su nave... y se echó una partida a los Asteroids, matando marcianitos uno detrás de otro mientras sus minions se encargaban de todas las tareas pesadas, como animarlo, cambiar la munición, pilotar y esas cosas que no tenían importancia. Y cuando acabó con el último, comenzó a sonar una alarma y alzó la vista para comprobar que sobre él había un nuevo letrero que rezaba:
- Siguiente Nivel. Prepárese. -
Fue entonces cuando, por segunda vez, Price abrió los ojos. Y esta vez al abrirse la cámara de éxtasis si pudo sentir el dolor, los músculos entumecidos y el dolor agudo de cabeza. Ahora maldecía al Capitán que decidió vaciarse la botella de Callahan y después se metió en la nevera. Por desgracia, la alarma le recordaba lo urgente del momento, así que ayudándose del único brazo que tenía, se puso en pie, colocándose y ensamblándose el brazo con habilidad y una sola mano, una operación que tenía, sin duda, repetido hasta la saciedad.
Se vistió con rapidez, ignorando las discusiones de los demás. Ahora tenía cosas más importantes de las que encargarse. - Al puente de mando. - Ordenó, saliendo al pasillo y caminando a toda prisa hacia el puente.
- Madre, naturaleza de la alarma. Posición de la nave, intentos de comunicación, diferencia térmica, señales de vida, registro y modelo. ¿Hay algún viaje previsto para esta ruta? - Comenzó a soltar, mientras caminaba hacia el puente.
La densa y oscura bruma lo cubre todo como una mortaja, sin dejarme ver absolutamente nada. Siento un frío casi doloroso al mover mis miembros desnudos y entumecidos, que luchan por abrirse paso por la viscosa sustancia. El aire es pesado, y me duele la cabeza. Un olor punzante y nauseabundo se filtra por mis fosas nasales, quemándolas como si fuese vitriolo. Mis ojos se debaten en busca de cualquier cosa que puedan reconocer. La niebla se levanta lentamente, y me doy cuenta de que estoy flotando en las turbias aguas de un inmenso lago, tan quieto que parece congelado, estancado, muerto. La negritud del agua es tal que ni siquiera soy capaz de ver mi propio cuerpo bajo la cenagosa superficie. Mi vista se esfuerza por alcanzar a ver lo que se esconde detrás del telón oscuro de la sucia niebla —¿Es de día? ¿Es de noche?—, pero todo lo que me devuelve es su lento y ocioso ondular, tan solo un reflejo de mi propia y abrumadora soledad...
Una voz. Una voz que me llama a gritos y me arranca de la oscuridad. No puedo ver nada, pero de alguna manera siento que me hallo en una negrura diferente, menos profunda.
No, no es una voz. Es un sonido estridente, aturdidor, como una sirena en mitad de un puerto olvidado.
Un frío me envuelve. Abro la boca para gritar, pero no oigo nada. En mitad de la oscuridad, veo una enorme estrella de fuego girando y acercándose hasta golpear mi rostro. Una nepente ofusca mis sentidos, y sé que estoy volviendo allí.
No quiero volver...
Puedo sentir mi triste y fría soledad, mi triste y fría insignificancia, chapoteando en medio del lago profundo, oscuro, eterno. Sé que existo por un desgraciado capricho del destino. Mirar las tintosas aguas del lago es como mirar el cruel rostro del infinito, la nada más absoluta. Incluso la bruma burlona siente lástima —¿o quizá es desprecio?—, y se aparta con lentitud y tristeza. Lloro, temblando de frío y agitándome en el barro. Y entonces, lejos, entre la niebla asfixiante, puedo vislumbrarla. De proporciones tan absurdas como el universo, tan ciclópeas y abismales como el cosmos, allí se alzan sus formas imperecederas e inexplicables. Sé que siempre ha estado allí. Me duele la cabeza al tratar de comprender algo tan inmenso como es la eternidad. Me parece la gigantesca y torcida manifestación de la idea que siempre he tenido de las catedrales antiguas que aparecen en los escritos de la humanidad, pero es una construcción triste, solitaria y muerta, piedra y metal, cables y afiladas puntas que sobresalen de su cima. Antes de que la visión me contagie su pena y el horror de contemplar el infinito con mi pobre mente mortal, la niebla vuelve, ocultándolo todo, dejándolo todo en la más absoluta oscuridad. Y en la más absoluta oscuridad me siento a salvo. Pero no lo estoy. Puedo notar que algo se mueve a mi lado en el lago apestoso. Algo frío, antiguo y cruel. No me muevo, esperando que el ser bajo las aguas se compadezca de mi desdicha. Pero sé que la fuerza de mi anhelo es precisamente lo que lo atraerá. Cuando el miedo se vuelve demasiado insoportable, empiezo a chapotear miserablemente en mi desesperación, luchando con todas mis fuerzas por huir. Siento un terror primario y visceral cuando noto cómo algo vicioso y despiadado apresa mis dos piernas con una fuerza cuyo origen está más allá de toda comprensión y de la que es imposible escapar. Con una decisión inmisericorde, el ser tira hacia abajo, hacia las profundidades blasfemas e ignotas del lago muerto. Sé que es inútil debatirse, pero el horror es absoluto e inenarrable. Y allí, en el hirviente centro de su universo inmundo, lo veo. Es el rostro oscuro, bestial y ciego de la desolación infinita. Y es este horrendo, abominable, obscenamente inhumano y cruel hasta lo inimaginable, tan abrumadoramente malvado, tan incomprensiblemente aborrecible, que solo tratar de describirlo conduciría a la locura sin retorno o a la muerte. Grito. Grito en la soledad de mi alma. Que Allah me proteja. Pero ya es tarde...
Abro los ojos de golpe, despertando abruptamente. No sé dónde estoy. Una alarma está sonando con fuerza, haciendo que la cabeza me dé vueltas. Me doy cuenta de que estoy tendido en una especie de cápsula, y una pantalla de cristal transparente está levantada por encima de mí. Mis ojos miran a un lado y a otro, con confusión, y siento cómo un sabor amargo sube por mi esófago. Me incorporo rápidamente, creyendo que voy a perder el conocimiento, y dejo caer mi cuerpo a un lado, asomando la cabeza fuera de la extraña cápsula. Sufro una arcada violenta, y vomito una cantidad moderada de contenido gástrico, que sale de mi boca como el disparo de una escopeta. Poco a poco, el mareo va desapareciendo, mi vista se vuelve más definida, y veo que otras seis cápsulas están colocadas en una disposición radial junto a la mía. En ellas hay tendidos cuerpos humanos, como si se encontraran en incubadoras.
«¿Qué es esto? ¿Dónde estoy?»
Entonces, lentamente, los recuerdos empiezan a volver. La cantina de Thedus. Un hombre de color que me sonríe. ¿Fénix? Una reunión de personas. La Nostromo...
La Nostromo, eso es. Acabo de despertar del hipersueño. Mi memoria empieza a correr hacia delante como la bobina de una cinta, y los acontecimientos, que se filtraban en mi cerebro como un goteo, lo invaden ahora como un torrente. Mis ojos se ponen en blanco, y vuelvo a vomitar. Odio el hipersueño. Pero si estoy despierto, significa que ya estamos llegando a la Tierra. Pero entonces, ¿por qué se ha activado la alarma? Aturdido, miro a mi alrededor. Fénix ya se ha levantado de su módulo, y se está vistiendo.
—Fénix... ¿Qué pasa? —es lo único que soy capaz de decir, tratando de aplacar las náuseas.
Ains, perdonad por el tochopost. Estaba MUY inspirado... XD
Samantha se habia acomodado con el gatito que ya trataba como suyo. Cerro los ojos y dejo que el sueño la transportara, sintiendo que el felino caia en los brazos de Morfeo un segundo antes que ella.
Soño con su colegio.
No con los compañeros que la ignoraban o la veian como un bicho raro pues sus caras se tornaban difusas mientras caminaba entre las aulas, con los pies descalzos, abrazando sus libros de anacronico papel.
El olor de las aulas, las voces de fondo, los sistemas y las primeras computadoras que toco... despues otras maquinas, adoraba aquellas piezas metalicas, los recuerdos de los momentos en los que algun profesor la habia enseñado el correcto ensamble de un complicado mecanismo....
En cada recuerdo su cuerpo crecia pero sus pies continuaban sintiendo el frio de los corredores. El peso de los libros paso a ser una ligera tableta... giro la cabeza y vio a su padre. Siempre serio, con su traje militar, hablando con un medico sobre lo diferente que era ella de otras niñas. Sintio su tristeza y su ¿decepcion?.
Siguio adelante por aquellos pasillos, queriendo dejar atras a su condecorado padre, en busca de alguna otra maquina de la que poder aprender. Miro por la ventana que daba al patio viendo todas esas chicas y chicos que perdian el tiempo jugando a tonterias, hablando entre ellos en conversaciones que no les aportaban nada, haciendo de la palabra "Tonteo" un arte absurdo.
Se preguntaba como seria haber nacido como el resto del mundo...como seria ser irracional y estupido....
Siguio caminando, adentrandose en un pasillo mas oscuro. Sabia lo que guardaba alli, quiso verlo... con paso lento llego hasta la puerta donde guardaba su secreto mas personal. Puso la mano en la puerta cerrada, solo asi podia abrirse pero al rozarla con los dedos sintio como si unas grandes manos la agarraran y la arrastraran a la fuerza. La luz se volvio roja...
- ¿Por que no puedes ser normal?.- escucho en su cabeza, la clara voz de su padre antes de despertar sobresaltada en su camara de hipersueño.
Casi agradecio el fallo en el sistema. Seguramente seria alguna de esas cosas sin importancia que habian dejado para "otra ocasion".
Se sintio algo mareada, tenia nauseas pero debia ser profesional. Se obligo a saltar de la camara y ponerse el mono de trabajo a toda prisa. Aquello podia ser una emergencia pero no se meteria en un conducto del aire en bragas.
- Madre, ¿cual es el problema?.- pregunto a la computadora. Habia oido que querian desprogramarle la voz pero esperaba que esa panda de cafres no lo hubiera hecho.
Me acerqué al conducto de vaporización y oriné en él... no debería de saber porqué era un conducto de vaporización, no era lógico que lo supiera, pero sin embargo lo sabía... era uno más, ya había cumplido varias veces con el ritual y sin embargo seguía haciendolo, en ciertas partes de la nave... en las canaliciones, en el pantalla de datos del puente, en las cámaras de hipersueño... en todas ellas ya había orinado, pero en mi era algo normal, era mi instinto... era la manera de demostrar que aquella nave me pertenecía... Tras reafirmar mi posesión sobre aquella canalización continué mi camino hacia el puente, aquellos seres raros seguían haciendo ruidos incoherentes y movimientos ridículos y patosos... en alguna ocasión miraban para mí pero yo no les hacía el más mínimo caso... no eran importantes para mi... en todo caso serían algún día parte de mi comida... Solo una persona parecía tener una cierta predisposición a caerme bien, la hembra de pelo claro por alguna razón me resultaba atractiva... era la única a la que le permitiría un contacto íntimo con las zonas más sensibles de mi cuerpo... Miraba sus pechos y me imaginaba apoyando mi cabeza sobre ellos, sintiendo su suavidad y la cálida respiración al tiempo que su mano bajaba por mi abdomen y acariciaba el vello de mi vientre.
Pensando eso me sentía sucio, miraba mis brazos y veía suciedad, mi lengua lo recorría desde el codo hasta la mano, luego mi pecho, mis caderas, e incluso mis zonas más personales, mi lengua era capaz de llegar a cualquier punto de mi anatomía que me propusiese...
Una vez aliviada mi sensación de suciedad, volví para adorar los pies de la hembra rubia, no sabía tampoco el por qué de aquel fetiche, pero sus botas me volvían loco, me gustaba acercarme a ellas y olerlas, sentir la sensación del duro cuero contra mi cuerpo, en ocasiones incluso disfrutaba lamiéndolas, olían a ella, eso me gustaba y me excitaba...
En ocasiones la hembra centraba en mi su atención y me dedicaba sonidos dulces pero ininteligibles para mi... Bansy para!... pequeño! No seas malo...! Pero a mí me gustaba serlo, me gustaba ver hasta que punto ella era mía y que haría por mí... sus brazos en esos momentos me rodeaban y me levantaban del suelo para colocarme sobre su cálido regazo... Eres mía, le decía... solo mía... míaaa.... MIaaaaauuuu!!!
Otra vez escuchaba ese maullido.. Miaaaauuuuu!!, miaauuuuu!!, auuuuuu!!, auuuuu!!, auu!!, auu!!, auu!!, auu!!, auu!!, auu!!, auu!!.... Que cojones!!!
Mi cabeza me estalla, que és ese maldito ruido... por Dios, mi boca sabe asquerosa como si hubiera estado lamiendo una camiseta y... ¿porqué tengo los hombros todos húmedos...? ¿Acaso me he babado?... Me intento incorporar pero el mareo hace que me gire hacia uno de los lados y mi estómago responde como si me hubiera tragado una bola de pelo, toso varias veces y finalmente consigo incorporarme... en la sala hay una luz muy clara que hace que abrir los ojos sea casi hasta doloroso... La cabeza sigue doliendo y el sonido estridente sigue retumbando en mi cerebro... sin embargo poco a poco comienza a ser cada vez más leve y llevadero... Lentamente la consciencia vá llegando a mi cerebro y comienzo a razonar... La nave... alarma...problema... miro a mis compañeros y observo como algunos han empezado ya a moverse, el Doctor, Fenix, Bansy, las braguitas de Sam... JODER, SEBASTIAN!! MIERDA EN QUE ESTÄS PENSANDO!!!
Mi mano instintívamente abofetéa mi cara buscando una rápida reacción... el dolor sirve para aclarar más mi mente... JODER, la alarma... la tierra... ¿ya hemos llegado..?. me levanto con demasiado ímpetu, con ello solo consigo enganchar una de mis piernas en el borde de la cámara de hipersueño, unido a que voy descalzo el pié de apoyo pierde sujección y resbala hacia atrás... con la consiguiente pirueta y batacazo contra el frio suelo... Mis compañeros habrían estallado en carcajadas, pero aún están aletargados por el sueño y solo escucho alguna risa contenida... MIERRRRRRRDA...., digo desde el suelo. Me siento en el suelo y tomo aire... Hagamos las cosas bien por una vez... Me incorporo lentamente y me estiro, acerco mi mano al mono y comienzo a vestirme... una vez listo, ya soy bastante consciente de lo que está ocurriendo... Samantha ya ha pedido a Madre un informe de lo que sucede... Bien, veámos porqué se queja esta cafetera...
La voz de madre sono difente a otras veces. Aunque su mensaje daba mucha informacion dejaba demasiada en el aire.
- ¡Eh, no la llames cafetera!.- protesto Taylor como si hubiera insultado a un amigo suyo. Escucho el mensaje. Si habia detectado una señal de otra nave y estaba variando el rumbo por ella, o bien no era una nave amistosa o era alguien con problemas.
- Despues hablaremos de toquetear el programa de voz.- murmuro para nadie en particular, pero un cambio que no le habia gustado.- Voy al puente, a ver si consigo mas informacion sobre esto.
Aquella melodia resonaba por los pasillos de la casa, aquella pequeña casa pintada en azul en la que habia pasado los primeros años de mi vida. Sonrei. Sabia lo que significaba aquella voz, aquella cancion. Y eso me hacia enormemente feliz.
Mis pasos resonaron por el pasillo, mientras me dirigia hacia la habitacion, apoyando mis manos en el papel pintado de florecillas que decoraba el camino hasta la habitaciones. Hasta mi habitacion, la del fondo. La habitacion en la que ella me estaba esperando.
Me sentia ligera, pequeña, liviana, feliz. Era como flotar en una nube, a sabiendas de que no te puedes caer, de que siempre estara bajo tus pies.
-Mama - oia mi propia voz, en medio de un eco, seguida de una breve carcajada, mientras giraba hacia la puerta que daba a mi cuarto, la habitacion de la que provenia aquella melodia.
Mama.
La imagen se congelo al entrar a aquel cuarto. Sentia frio, mucho frio, y la angustia atenazandome. Todo estaba teñido de rojo y aquella melodia se tornaba en un agudo grito. Un grito de angustia, de puro terror. Un grito que tambien queria salir de mi garganta, sin jamas conseguirlo. Un grito de las mas pura y cruel realidad.
Eran sus ojos, aquellos ojos, lo que mas me aterrorizaban. Aquella mirada con la que llevaba soñando durante mas de 20 años. -Niet, niet.... Niet. - aquellas eran las unicas palabras que me sentia capaz de pronunciar mientras mantenia mi mirada posada en aquellos aterradores ojos que helaban la sangre.
Queria cerrar los mios, estirar mis brazos para llegar hasta ella, pero no podia. No podia moverme. No podia salir. No podia hacer ruido.
Y entonces, cuando me sentia al borde de la desesperacion, cuando el terror llegaba hasta lo mas profundo de mis sentidos, notaba como aquel brazo me agarraba, como tiraba de mi, apartandome de aquellos terribles ojos, impidiendo que las yemas de mis dedos llegaran a rozarle. Alejandome de aquel color rojo, de aquella oscuridad, de aquella angustia. Cambiando aquella mirada vacia por una llena de vida, y de calidez.
Y eran aquellos ojos, aquellos nuevos ojos que tanto me reconfortaba mirar, lo ultimo que veia.
Entonces despertaba. Siempre despertaba. Y aquella vez, desde luego, no iba a ser menos.
Por desgracia, en aquella ocasion aquella reconfortante sensacion que sucedia a la mas absoluta angustia no duro demasiado. Pronto, en cuanto mis sentidos volvieron a funcionar, pude escuchar la voz de Price, y la de Fenix, seguida por las voces de Bas y Samantha, mucho mas alteradas y discutiendo entre ellas de nuevo, seguidas de un fuerte golpe.
Algo pasaba, estaba claro. Me incorpore de inmediato, algo aturdida aun tras aquel letargo, mientras palpaba en busca de mi ropa, vistiendome con rapidez.
Y, de entre todas aquellas voces, mi mente solo aislo una, con una orden clara. "Al puente de mando".
Y asi, en silencio, sin mediar palabra aun con nadie, sali de aquella camara con un ligero recuerdo aun en mi mente de lo que acababa de volver a pasar, como cada mañana al despertar.
No sabia que habia sucedido. Pero si habiamos despertado asi, era porque no podia ser nada bueno.
Y entonces, sin duda, seria algo que solucionar.
Salgo en direccion al puente.
Ignorando las protestas de Sam me centro en los datos que tengo a mi alcance... la sala de hipersueño no tiene demasiadas consolas así que me veo en la necesidad de dirigirme al puente... Rumbo Cambiado dice Madre... ¿Cambiado?... ¿Como que cambiado?... ¿Donde demonios estamos y por qué narices hemos cambiado el rumbo?
Salgo y me dirijo al puente
Una vez puestos los pantalones, veo al capitán salir corriendo Al puente! Chilla. Sin ponerse la parte de arriba aun Fenix sale corriendo hacia el puente, acabándose de vestir por el camino, lo único que sale de su boca es un Joder! Aunque no tiene claro si es por la situación, o por el sueño tan perturbador...y a la vez agradable, que ha tenido.
Salgo, Go! GO!
Recobrando la compostura después de mi violento despertar, me visto diligentemente, sin poder evitar que el ambiente de urgencia se me contagie. Mientras me abrocho el cinturón, miro la mancha de vómito que he dejado en el suelo, preguntándome si debería limpiarla, pero decido que luego ya me ocuparé de hacerlo. Lo primero es lo primero. ¿Cambio de rumbo? ¿Qué se supone que significa eso? Y si no estamos acercándonos a la Tierra... ¿dónde estamos? Con muchas preguntas en la cabeza, abandono la cámara de criosueño.
Al puente que voy.