Partida Rol por web

Para derrotista la nueva expresión de Marcellette. Parecía un niño al que le habían prohibido comerse su querido flan de postre.

- ¿Queeeeé? Noooo... no puedes hablar en serio. Ese sitio está sucio, no hay comida y hay un delincuente en cada esquina...

Mira entonces a Butch.

- Lo siento... no quiero ofender pero... los suburbios no son para mi...

- Tranquila, no es una mala descripción.

Butch suspira, parece triste.

- Aún hay gente buena ahí abajo, conozco a alguien que podría daros cobijo pero no quiero meterle en más líos, supongo que...

Butch calla y parece haber llegado a una conclusión, aunque por su expresión no parece una buena.

Denaro...

¿Sabe todo esto? ¿Estará bien Larry?

Si Denaro está en el tema tiene que haber secuestrado a Larry para tenerme atado.

Pero si querían sacarme de los suburbios para tener margen para actuar, los niños del orfanato...

Un sudor frío recorre mi cuerpo y mi mente se paraliza.

Julia frunce el ceño, preocupada. 

- ¿Supongo que...? - Dice mirando a Butch, animándolo a seguir. 

Butch se levanta y analiza la sala en la que se encuentran, metódicamente pasa las manos por las esquinas y recovecos de los muebles, por las esquinas, detrás de cada elemento.

Su respiración se vuelve agitada mientras busca

Marcellette miraba con curiosidad lo que hacía Butch, aún sentada y con el libro.

- ¿Hmm? ¿Butch? ¿Buscas algún pasadizo secreto a los suburbios o algo así?

Fuera lo que fuera que estuviera buscando Butch, no parece encontrarlo después rebuscar por toda la sala minuciosamente. Y justo cuando parece rendirse y Marcellette decide abrir la boca para volver a preguntar, de pronto unos pasos en el exterior de la habitación llaman su atención. 

No era la primera vez que alguien pasaba por allí, y aunque solían pasar de largo bastante deprisa, Jonathan les había recomendado que se mantuviera en un silencio absoluto ante cualquier sospecha que hubiera alguien cerca. Sólo si alguien picaba la puerta en un ritmo concreto debían comprender que se trataba de él y por lo tanto podían abrir el pestillo con el que estaban bloqueando la puerta desde el interior.

Cómo en otra visitas de Jonathan de los pasos se detienen delante de la puerta y alguien pica. Pero la sangre se hiela en todos los presentes al escuchar el ritmo.

No era Jonathan. 

[CONTINÚA EN LA SIGUIENTE ESCENA]