Rees no iba muy cargado, pero llevaba encima lo que necesitaba, no se le ocurría otras cosas.
- Yo por mi ya estoy listo. - dijo emocionado - Solo necesito un momento para repasar algunos trucos que nos pueden ser útiles.
Hacia tiempo que no practicaba, pues sabía que en la ciudad no estaba muy bien visto ése tipo de prácticas, y menos viniendo de un mediano y su propensión al caos.
Quizás al percibir que ha tocado un tema sensible para ti, quizás porque no tiene nada más que decir, Halesta no añade nada más y os despedís en los mejores términos. Al llegar al salón, te encuentras con tus compañeros haciendo planes sobre vuestro próximo movimiento. Sin duda ya han informado a Rees de lo principal.
En este momento, Zhork se os une en el salón, lo que aprovecháis para informarle de vuestra intención de visitar el mercado para investigar al comerciante de lana, Norold Duskler. Aishël, que apoya el plan, a todas luces ansía ponerse en acción. Venga de donde venga (sus maneras os hablan de una vida en regiones agrestes), a la elfa parece aburrirle el parloteo e incluso la mera presencia de otros seres inteligentes.
Sin embargo, por muchas que son vuestras ganas, no partís aún: ¡vuestras cosas todavía no han llegado! Así que esperáis. Durante la espera, conocéis al fin vuestras habitaciones. Se trata de sencillos cuartos con ventana, amplios, y bien amueblados: tenéis una cama, un escritorio, una jofaina, un armario y un par de sillas (una más parca y otra más cómoda). Todo de la mejor calidad y de estilo tradicional, confortable y acogedor. Un cordón de seda cuelga junto a la cama y sirve para llamar al servicio. Por lo que respecta a Rees, que no dispone de cuarto propio, no os cuesta que añadan -de forma temporal- un catre en una de las habitaciones de los demás.
Pero no sólo os instaláis: sin salir de la posada, podéis descansar en vuestros cuartos, tomar un baño, beber y charlar en La Capa, o pasar un rato tranquilo en la sala común, en la que descubrís el busto de un unicornio sobre un pedestal y una selección de juegos de azar y de seso. Además, Halesta y Vendren os informan de que pueden hacer venir a diversos especialistas, si lo deséais: masajistas, galenos, barberos... ¡Por un módico precio, claro! Y no olvidemos que el Yelmo está en la plaza de la Gran Casa, que podéis visitar brevemente. Ante tantas opciones, Aishël se retira a su habitación, pidiéndoos que la aviséis cuando estéis listos. Por lo que respecta a los demás residentes, durante este rato no os cruzáis con ninguno.
Al cabo de algo menos de dos horas (según las campanas de la Gran Casa), un par de porteadores aparecen preguntando por vosotros. No visten ninguna librea, pero claramente son de una buena casa y traen consigo los pertrechos que pedisteis a Persen: ballestas, armaduras, dagas, escudos, vendajes, cuerda… Un auténtico arsenal de mercenario, sin blasones ni emblemas.
¿Qué hacéis durante este par de horas? Si habláis, ¿con quién y de qué habláis?
Respecto al equipo:
ROTRYN obtiene 1 armadura de cuero [CA=11+DES] (10), 1 ropas elegantes (6), 2 dagas (con sus vainas) (1x2), 1 ballesta ligera (5), 20 virotes (1'5), 1 carcaj (1), y 1 mochila (5).
CAEDWYR obtiene 1 ballesta ligera (5), 20 virotes (1'5), 1 carcaj (1), 1 material de curandero (3), y 1 camisote de malla [CA=13+DES>2] (20).
ZHORK obtiene 1 ballesta ligera (5), 20 virotes (1'5), 1 carcaj (1), 1 camisote de malla [CA 13+DES>2] (20), 1 escudo [+2 CA] (6), 1 mochila (5), 1 kit de acampada (1), y 1 caja de yesca (1).
A mayores, conjuntamente obtenéis 1 linterna de ojo de buey (2), 1 cuerda de cáñamo [50'] (10), 1 kit de escritura [2 velas, 1 frasco de tinta, 10 pergaminos, 2 cálamos, 1 barra de lacre] (2), 1 bolsillo (1), y 30 po «para gastos» (1).
Entre paréntesis va el peso en libras. Indicadme que cogéis (y cómo) y qué dejáis en la posada. Será anotado en vuestros inventarios.
Antes de ponernos en marcha, escribo una breve nota en la que informo a nuestro «patrón» de la presencia de un nuevo integrante en el grupo. Se la daré a uno de los porteadores, o a alguien que sepa que puede ir a encontrarse con Persen, para que se la transmita a Torlin. Es un formalismo que creo necesario y también una muestra de cortesía.
Escribo esta breve nota, para informar de la inesperada pero agradecida incorporación en el grupo de un nuevo integrante, del que no entraré en detalles por carta para guardar la discreción. Es de mi total confianza y estoy seguro que será de gran ayuda para llevar a cabo nuestra misión. Cualquier consideración por su parte, no dude en hacérnosla saber.
Atentamente: C. T.
Durante la espera, tienes tiempo para ir juntando lo que ya sabías con las informaciones que te han dado tus nuevos «socios», y poco a poco entiendes dónde te estás metiendo.
Por ejemplo, conoces bien a la Cofradía de la que te hablan: se trata del gremio criminal de Puerta de Baldur, una organización que integra a prácticamente todas las principales bandas criminales y controla en gran medida las actividades delictivas de la ciudad, desde el pequeño fraude callejero al asesinato por encargo, pasando por la extorsión y -sí- el contrabando. No te suena que sean cultistas peligrosos ni agitadores revolucionarios.
Sabes todo esto, joven Rees, porque Durk y sus socios -tus «jefes» durante los últimos meses- trabajan regularmente con varias de estas bandas, haciendo de intermediarios con los contrabandistas de los vecinos estados de Elturgard, Amn y Aguas Profundas, e incluso de tu propia ciudad. Por tu parte, de los varios contactos que has hecho aquí, alguno de ellos, por pura probabilidad, tiene que ser un «cofrade», pero… ¿Quién sabe? En cuanto a ti, pocos te conocen en Puerta de Baldur, y sin duda nadie te considera nada más que un simple recadero. Sin embargo, Durk podría poneros en contacto con la Cofradía… si quisiera. Probablemente no le haga mucha gracia enterarse de que su buen amigo Rees se ha puesto a trabajar para las autoridades de la Puerta y contra sus socios. O quizás lo entienda, pero no quiera saber nada. En cualquier caso: ¿qué les dirás a tus nuevos aliados? ¿Confiarás en ellos? ¿Y qué le dirás al duque, si te pregunta?
Por ahora, el clérigo y los otros parecen tener una idea clara de por dónde empezar a buscar. No hay prisa. La taberna que han mencionado -La Linterna Mortecina- parece un lugar prometedor, si es cierto lo que has oído de ella.
Por cierto: ¡no temas debido a tu oficio o a tu sangre, joven Rees! Sí, es cierto que algunos de tus congéneres y de tus colegas han hecho sus tropelías aquí y allá, pero Puerta de Baldur es una ciudad sofisticada, cosmopolita y con una larga historia. Ciertamente, es de mayoría humana, pero no es raro encontrar en ella gente de toda condición, desde adivinos dracónidos del Abeir Retornado hasta aristócratas genasis del sureño Calimshan. Además, a los magos también se les mira con respeto y reverencia. Algunos te juzgarán por tu aspecto, pero muchos lo harán por tus actos.
Rees se apalancó en su nueva cama y dejó su bebida cerca del catre para ir tomando. Abrió su libro de conjuros y empezó a memorizar en voz baja algunos sortilegios y trucos menores. La verdad que estaba distraído pensando en la Cofradía, y que papel tenía en todo eso. No quería sacar conclusiones demasiado deprisa ni asustar a sus nuevos compañeros con teorías sin demasiado fundamento.
También recordaba como había conseguido ese libro y el alto precio que había tenido que pagar. Suspiró y siguió leyendo.
Cuando llegaron los porteadores, se asomó a inspeccionar el nuevo equipaje con sus nuevos compañeros.
- Pues.. parece que vayamos a la guerra - dijo sonriendo. Aunque no tenía claro si todo ese armamento lo dejaba tranquilo.
- Listo para partir - dijo en tono burlón, imitando a un militar.
Pronto estáis listos para moveros, así que avisáis a la elfa, que se reúne con vosotros pertrechada con nada más que su jubón de cuero, su arco, su carcaj y su espada al cinto. Sin nada más que hacer en la posada, os ponéis en camino.
Seguimos en la siguiente escena.
Pasa el rato, pero tras tanta charla me dedico a mi mundo interior. Rezo a Torm, pido que la Luz está con nosotros e ilumine nuestro sombrío camino. Hablando de luz, me brillan los ojos cuando los poso en el nuevo equipo.
—Magnífico, me entusiasma esta eficiencia.
En mi habitación me pongo el camisote de mallas, me ajusto la ballesta y el carcaj como buenamente puedo. Dudo un momento, pero finalmente decido que el material de curandero se viene conmigo, para emergencias. También tomo la bolsita con las monedas para gastos (se lo hago saber a los demás). Nos harán falta.
—En marcha.
- Caedwyr coge todo lo que han traído a él, más el bolsillo común, y no deja nada.
- Asumor que Zhork y Rotryn coge todo lo que les han traído a cada uno y no dejan nada.
- La linterna, la cuerda y el material de escritura quedan en la habitación de Caedwyr.
- Todo ha sido anotado.