Partida Rol por web

Asesinato en Puerta de Baldur

Aventura | 5. El mercader y la tabernera

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31/10/2017, 16:43
Caedwyr

Casi siento lástima por el pobre desdichado. Casi…

Apenas puedo disimular la cara de desprecio cuando trato con el oficial del Puño. Pero al menos cumplen con su parte, y eso basta.

«Escoria mercenaria»

Ya fuera de ese antro de alimañas, me relajo un poco y disfruto de nuestra pequeña victoria.

—Descansar, sí, y rezar al Justo —digo de cara a Rotryn—. También ver si nuestros «espías» nos pueden dar algún rédito.

Luego el tiflino saca su vena cazarrecompensas, y nos habla de…

—¿Ana la Barbona? ¿En serio? *largo silbido* ¿Y especializada en todo eso? ¡Un buen elemento, sin duda! Si la encontramos en nuestro camino, ya veremos como tratarla ¿no creéis, camaradas?

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31/10/2017, 20:56
[X] Rees

- Sin duda un buen descanso nos iría bien a todos - dijo y luego ojeó los carteles. - Se rió al ver como señalaba a aquel criminal, cada vez la gente le gustaba llamar mas la atención, pensó.

- Mañana podemos seguir con nuestro plan con la hechicera si os parece bien.

 

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01/11/2017, 21:33
Zhork

—No eres el único que necesita un baño, muchacho, jojo — contesté a Rotryn.

Yo también estaba deseando algo relajante. Un baño, mucho alcohol, lo que fuera. Sin embargo, a pesar de todo ello, algo llamó mi atención en la garita. Cuando Rotryn nos mostró el cartel de la mujer barbuda, mis ojos dieron a parar a otro, que arranqué sin mucho cuidado para poder mirarlo más de cerca.

—¡Válgame mis ancestros! — exclamé mientras daba un puñetazo en la mesa —. ¡¿Y esto?! ¡Tremenda injusticia! Deberíamos ponerle remedio pronto, muchachos.

Sin duda, estaba enfurecido, y eso no era algo que frecuentara en mí. Sin demorarlo mucho más, les tendí el panfleto a mis compañeros. En él ponía:

Kizziar "el cruel"

Descripción: Semiorco asalta y masacra violentamente a una familia noble de Puerta de Baldur. Se desconoce paradero, aunque se cree que aún se encuentra en la ciudad.

Recompensa: 300 portones por su cabeza.

Retrato:

Sellado: El Consejo.

La noticia quizás no era para tanto. Un asesinato más como cualquier otro, pero... esta vez se trataba de un orco y eso no podía tolerarlo. Bueno, ehm... semi-orco... pero todo ser que tenga sangre orca en las venas sigue siendo la misma escoria abominable de la cual desconfiar. Mientras hubiera un ser como aquél merodeando la ciudad y asesinando a gente inocente, yo no me sentiría a gusto.

—La fecha es relativamente reciente. El asesinato fue hace un par de días — comenté finalmente —. Útimamente están habiendo muchos asesinatos de nobles, ¿no creéis? Dudo que sea una coincidencia...

Lo más probable es que sí lo fuera, hasta yo lo sabía... pero quizás diciendo eso lograra captar la atención de mis compañeros para que me ayudaran a dar caza a ese sinvergüenza. Si no, me encargaría yo de buscar su cabeza en cuanto tuviera ocasión...

Notas de juego

No sé si 300 portones es mucho o poco, jaja. Pero ahí queda. Si crees que es mejor cambiar algo, siéntete libre de hacerlo, masta'.

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04/11/2017, 12:54
Ciudad Alta, noche

Dejando a vuestra espalda la puerta del Basilisco y los lastimeros sollozos de Teddas Flint, os ponéis en marcha hacia El Yelmo y la Capa. Avanzáis sin prodigaros en conversaciones, alerta: aunque os encontráis en la Ciudad Baja y ya no teméis por vuestro pellejo como en los arrabales, la niebla es espesa, la noche es oscura -apenas os cruzáis con lampistas a estas horas- y las calles son más silenciosas. Por el camino, intercambiáis alguna que otra opinión sobre los carteles que habéis tomado de la garita (no sin pagar un par de mecos por ellos, ejem).

En vuestro trayecto, debéis cruzar de nuevo la vieja muralla que divide la ciudad en dos. Con los salvoconductos que os concedió Escudoargénteo, vosotros tres -Rotryn, Zhork y Caedwyr- podríais cruzarla gratis por una de las puertas patricias. No es así el caso de Rees, y por mucho que os esforzáis en convencer a los guardias de la Puerta de Gond de que le dejen pasar, no lo conseguís, por lo que finalmente todos cruzáis la Puerta de Baldur (pagando, como no puede ser de otro modo en esta maldita ciudad de mercaderes).

Llegáis a la posada a altas horas de la madrugada. A la luz de las lámparas que alumbran la plaza de la Gran Casa, un hombretón al que no conocéis -un portero- os saluda por el ventanuco de la puerta de la posada, os pregunta vuestros nombres -que confirma en el libro de huéspedes-, os mira largamente y finalmente os deja entrar. Cuando le preguntáis por Aishël -que se separó de vosotros para ocuparse de sus asuntos-, os dice que él no sabe nada. Estáis agotados. Es tardísimo. Ha sido un día relativamente fructífero, pero también largo. Ahora, es momento de descansar.

- Tiradas (3)