Partida Rol por web

En tu impetuosa juventud te has visto empujado a intentar dar con el corazón del mal, viajando desde Neverwinter directamente hasta Athkatla pasando por las afueras Aguas Profundas y las Puertas de Baldur. Sin embargo, al llegar allí caíste en la cuenta de que sin un cobre mal habrías de pasarla.

Por obra del destino quizá, fuiste avistado por un sacerdote de tu iglesia que viajaba en una comitiva rumbo a Calimshan. Tras cruzar unas palabras con éste, supiste que Arielus era su nombre, y que escoltaba una caravana compuesta hasta Calimport. Que iría hasta Púrskul a buscar alimentos varios para proveer a la portuaria que lo recibiría tras transportar vía mar una buena cantidad de toneladas que, sin duda embarcarían en Muramm.

Te invitó a acompañarlo, contra el pago de 10 monedas de oro, más comida y alojamiento en la misma posada en que él se alojaba por dos noches. Aceptaste.

Ahora, ya en la agrícola ciudad, ha pasado un día completo mientras acompañabas a la comitiva que integraba Arielus para culminar los trámites en el quinto granero más grande de la ciudad.

Con la mano en alto y una carta de recomendación a ti entregada para utilizar en la ciudad, el sacerdote se despide para alejarse quien sabe hasta cuando.

Esta noche aún tienes cama y comida en la posada Jarragrande. Si el servicio se mantiene a la altura de la primer noche (aunque no estés acompañado de suntuosos comerciantes) vale la pena disfrutar lo que en ella te queda...

La noche parece bastante animada en la posada, pero el ambiente no me interesa lo más mínimo. Después de deambular un poco por los pasillos, decido recluirme en mi habitación, donde me cambio la ropa, y posteriormente empiezo a rezar a Tyr, pidiendo que me guíe en mi misión, pues acompañando al sacerdote Arielus me di cuenta de que no puedo ir a lo loco.

Espero al menos que Tyr me ilumine el camino...

Mientras rezo a Tyr, veo cómo la puerta se abre sola, empujada por una corriente de aire. Me levanto para cerrarla, pero me quedo pensativo, preguntándome si ésta es una señal de Tyr, aunque después pienso que eso es pretencioso. Finalmente decido salir nuevamente de mi habitación y decido observar a la gente de la posada.

Tu cuarto se encuentra en el segundo piso. Habitaciones de calidad media. Bajas al comedor, en la planta baja, por la escalera que da a la derecha de la puerta de acceso.

Las cuatro mesas largas de caballetes se encuentran ocupadas en parte. Las mesas con dos y cuatro sillas (son seis en total, contra el otro extremo del local) tienen algo de gente. Tanto en èstas, como en la barra tienes lugar para sentarte. En la barra tienes un lugar cercano al fogòn... Y puedes ver al enano encargado en este turno de la posada ir y venir dando òrdenes a las camareras... En suma, lo tìpico de una posada.

Después de ver lo típico de la posada, igual que las otras veces, pienso en volver a mi dormitorio pero me entra pereza vovler a subir las escaleras, así que tomo asiento en la barra. Igual lo de la puerta fue solo eso, una corriente de aire

El enano encargado del sector taberna te mira casi indignado

¡¿¡Vas a pedir algo humano, o solo quieres escuchar mi concierto de pedos?!?

Es evidente que el nota tiene pésimo carácter, pero eso no es asunto tuyo...

- ¿Eh? No, gracias. Sólo quería estar en un espacio más abierto y concurrido... - respondo, algo perplejo. Acto seguido se me ocurre preguntarle una cosa - Disculpe, ¿no sabrá de algún trabajo por aquí?

El enano parece ponerse  colorado al escuchar tu negativa... Cuando le preguntas por empleo refunfuña una mala respuesta

Empleo tres cojones!  Pues, por la mañana puedes ir a ver a la gente del gremio... Esos necesitan espadas siempre, ya se sabe. Pero esta noche, te recomiendo tomar algo!

Dice el enano entre el bullicio.

La puerta se abre y ves ingresar una muchacha de hermosa figura, aunque cubierta por un manto de abrigo, ves que camina grácilmente hasta la barra. Una vez ahí habla al posadero (está a dos taburetes de distancia tuyo).

-Buenas noches, señor... dice con calma, como si tuviera todo el tiempo del mundo para ordenar

Necesito una habitación y comida, especialmente esto último.

La ves aguardar tranquilamente por la  respuesta del osco enano, no hay en su cara una sonrisa pero su voz es ha sido todo lo amable que puede ser. Deja caer su capucha por fin, dejando libre un cabello rojo y mira al enano nuevamente.

No puedo evitar echar un vistazo a la muchacha pelirroja que está a 2 asientos de mí, en la barra.

Creo que me voy a arrepentir de esto... - pienso, cuando me dirijo al posadero enano.

- La comida de la muchacha pelirroja corre por mi cuenta, y póngame a mí la cena de la noche, y un poco de agua

Ya. Hay de ambas! contesta con desgano el desalineado enano a la muchacha.

¿Mercader, estibador o mendigo? pregunta como al pasar, haciendo alusión claramente a la calidad del cuarto que has de contratar.

La comida se sirvió hace horas, pero podemos calentar lo que ha quedado de ternera, total, en nada hay espectáculo. ¿Qué mejor que comer con arte en la mesa?

Dice casi al instante que le indicas cargar la cuenta de la comida a tus arcas.

Dalo por hecho muchachon! Contesta antes de llamar con la mano a una de las camareras. Su rostro muestra ahora una actitud tanto más amigable!

Espero a que me sirvan la comida y el vaso de agua, y decido quedarme a ver el espectáculo. No tengo ni idea de qué clase de show hacen en la taberna, pero espero que la música sea amena.

"Espero que mi buena obra de hoy no me deje sin una moneda... Mañana sin falta preguntaré por un templo o en ese gremio por si necesitan a alguien" - pienso, con la mano apoyada en mi barbilla, pensativo, después de dedicar otra breve mirada a la muchacha pelirroja.

-Mercader.

Dice la muchacha que luego te sonrìe con suspicacia mientras me acerca a tu asiento.

-Bueno, le agradezco la invitación, señor... Como se llame.
 

Te dice simpàtica.

- Soy Nathan Fenders, paladín de Tyr y no hay nada que agradecer - respondo, esbozando una cordial sonrisa, antes de coger mi vaso y dar un sorbo - ¿Me podéis decir vuestro nombre, si no os molesta?

Te mirò con pasmosa tranquilidad. Hizo un gesto con la cabeza, asintiendo mientras recitaba su nombre.

-Mi nombre no es un secreto, aunque tampoco creo ser famosa, al menos en esta posada evidentemente-recalco como un graciosa ironía.-Arshade es mi nombre y soy de... De todos lados.

Hizo una reverencia a la usanza de los nobles de la época y sonrió abiertamente por primera vez.