Partida Rol por web

Ya de mejor ánimo, el bárbaro cae en la cuenta de que el mejor horario de caza ha pasado ya... En sus tierras, con otro conocimiento del terreno, trampas, otra serìa la cuestión... Ahora, no cabe duda de que solo resta volver al campamento, pues seguramente el resto del equipo ya  tendría novedades, o al menos inquietud por el destino del brutal compañero...

El sol finalmente se esconde en el horizonte salpicado por las montañas que ocultan el Orisrall, al este, por donde Tycho había andado su camino alejándose de Cormyr...

El bárbaro vio resignado como el sol caí mala señal pues no podría seguir ningún rastro, la cuestión era que debía volver con los que ahora eran sus compañeros, pues llevaba mucho tiempo fuera, y por lo visto en el grupo había gente que se preocupaba por este echo, Hugash estaba acostumbrado a su tribu, donde los cazadores podían estar días fuera... Guardó su preciado arco y miró al humano...

 - La noche se echa encima... Estarás más seguro si te unes a mi grupo, pero puedes hacer lo que te plazca...

Dicho esto el bárbaro se encaminó hacía donde se encontraban sus compañeros, con paso firme y sin mirar si era seguido  por el individuo recién conocido...

   Ni que decir tiene que se apresuró tras del indómito, sin dejar de encuestarlo, porque no era plan fiarse del fardo sin ton ni son:

 -Brrrr, trasgos. No he visto muchos en mi vida, y espero no tener que encontrármelos en el crepúsculo. Mi olfato está muy aguzado, y si me permites decirlo, huelo a sangre por doquier, huelo a sangre en tus manos. ¿Cuál es tu nombre? ¿Vivís por aquí tu grupo y tú? ¿Sois una especie de banda, a qué os dedicáis?

El bárbaro seguía su camino mientras la persona que le seguía empezaba una relación de preguntas, a las cuales no tenía ninguna intención de contestar, exepto la de su nombre...

 - Mi nombre es Hugash... Te he ofrecido seguridad, no mi amistad...

Secamente deja de hablar prosiguiendo el camino... El caracter del bárbaro no cambiaría ni en milenios, la socilaidad no era uno de sus puntos fuertes...

 - Mantén silencio si no quieres que algún trasgo te salte en la noche, el silencio es una prevención...

  La huraña advertencia le hizo tragar saliva de modo ostensible, pero su efecto apenas perduró unos minutos. Volvió a la carga:

 -Lo entiendo, lo entiendo; que cualquier precaución es poca, quiero decir. Me excuso de nuevo, pero es que llevo tiempo sin toparme con un alma y la lengua se me dispara. –Apartó unas ramas e impostó pesar: -¿Estarán tus compañeros a salvo? Quiero decir, si son muchos, más de tres, sería mejor que si fuesen un número menor, por poner un ejemplo, a la hora de defenderse de los trasgos. Y si tuviesen habilidades marciales -no como yo, triste de mí-, su situación sería óptima, aun en la adversidad. ¿Queda mucho?

El bárbaro algo atónito ante lo que estaba sucediendo se detiene de golpe, la figura que le sigue casi choca con el enorme barbaro ante lo inesperado de la parada... Se gira y le pega una mirada de intimidación al hombre, lo último que quería ahora era aguantar a un parlanchín... Se lleva la mano a la empuñadura de su fabulosa hacha...

 - No dudaré en utilizarla para conseguir el silencio que quiero...

Y después seguidamente continúa caminando...

  Su espina se estiró, sus ojos se dislocaron y su lengua se deslizó entre los labios como la de un lagarto. Aparte de eso, nada más intentó: aquel bruto era demasiado grande para caber en el saco entero, alguien tendría que descuartizarlo antes, y suponía que se requeriría mucha fuerza y tiempo. “Ah, los trasgos, ellos podrían dar buena cuenta de ti”, pensó con malicia.

 -Lo he captado, Hugash –murmuró, prosiguiendo la marcha. Pero todavía siguió cuchicheando, para sí.