Aquella batalla multitudinaria se cobró la vida (o al menos el estómago vacío) de dos de los últimos Luchadores de los Descuentos, al parecer estos iban a tener que volver a sus casas con la tripa vacía, con la cabeza gacha y con las manos lejos de los deliciosos Bentos a mitad de precio.
Con tan solo dos Luchadores de los Descuentos en pie, calzaba bastante bien con el final de la lucha, pues tan solo había 2 Bentos en oferta, los justos para que estos dos afortunados tomaran su deliciosa cena y pudieran partir con la cabeza bien alta luego de alcanzar la victoria con sus manos luego de un largo y arduo camino plagado de enemigos con el mismo objetivo.
Al parecer, si nada pasaba que alterara esto, los dos ganadores de este pequeño Battle Royale en busca del Bento a mejor de precio no iba a ser otro que estos dos, Midori Nendou y Momoku Bijon. Realmente todo apuntaba a esto, así que... ¡Enhorabuena a los ganado-...
Desde detrás de la isla central en donde los Bentos se encontraban en exposición se alzó una mano agarrando y tomando para sí mismo uno de ellos. Alzándose de detrás de aquella isla no apareció otro que...
"EL SABUESO DE SAKURAMI"
Con una sonrisa de satisfacción, Mamoru Ai Yastis, se dispuso a marcharse luego de quedarse relegado de todos los combates, y usando su identificador como "Policía de Sakurami City" para pasar desde el exterior al almacén y del almacén directamente a la zona de los Bentos.
-¡Está de oferta!. -Exclamó como si no lo supiera.- ¡Qué suerte!.
Y así fue como Mamoru Ai Yastis se marchó del lugar, ignorando por completo e incluso esquivando todos los cuerpos que había por el suelo, pasando por encima (sin pisar) a Sorcha McKay, pues al parecer este no la reconoció. Yendo directamente hacia la zona de las cajas tan solo deteniéndose en una persona en el pasillo de los cereales...
...pero tras unos segundos de confusión, este siguió adelante.
Al parecer después de todo ese trabajo, ahora tan solo había un Bento en oferta, el justo para que un afortunado tomaran su deliciosa cena y pudieran partir con la cabeza bien alta luego de alcanzar la victoria con sus manos luego de un largo y arduo camino plagado de enemigos con el mismo objetivo.
Los dos contendientes por la última caja de Bento estaban dispuestos a todo con tal de hacerse con este delicioso manjar. ¿Quién sería el que se alzaría con la victoria al final de todo esto?. ¿Sería Momoku Bijon?. ¿Sería Midori Nendou?. La última batalla y decisiva respondería a esta pregunta.
Había llegado hasta aquí tras superar innumerables peligros, bueno, en realidad solo cuatro peligros, pero sin contar eso, estaba ahí, y ese Bento iba a ser suyo. Preparándose para la lucha por el siguiente paso y viendo como Midori Nendou era la última persona en pie para tomar aquel delicioso manjar.
-Supongo que esto es entre nosotros. -Comentó con firmeza- Mañana tengo que asistir a una reunión de ex-alumnos y no pueden verme como un pringado. ¡Ganaré ese Bento!.
-BOH! - pero menuda falta de respeto. - Ese hombre es de todo menos un caballero. Se ha llevado tu Bento y encima pretende salirse con la suya! - le dije al tipo de las manoplas.
Desde luego, que muestra de abuso de poder por parte de la policía. - Si aún tuviera lazos con la Yakuza, se iba a enterar ése abusador. - definitivamente era algo que hablaría con Tatsu en nuestra cena prometida. Colarse delante de tantos desesperados hambrientos para robarles los Bendos en descuento.
Indignada me dispuse a coger mi Bento, el que quedaba, pero el de las manoplas en vez de irse hacia el policía corrupto que pisoteaba los cuerpos caídos de los muertos de hambre que quedaron atrás, se dispuso a enfrentarse a mí para quitarme el mío.
-Oye jovencito, hay elecciones en la vida que son importantes si quieres hacerte un nombre. Sé un hombre y ve tras ese corrupto que te ha robado el bento. ¿Qué intentas agrediendo a una ama de casa como yo? - pero al parecer estaba decidido de ir contra mí. Que cobardía. Con el sinfín de peleas que tuve en mi juventud en contra de las corrupciones e injusticias de nuestra ciudad -...qué vergüenza de juventud...
Me dispuse a arriesgarlo todo en éste enfrentamiento final. Ahora, era todo o nada.
Aquella batalla multitudinaria se cobró la vida (o al menos el estómago vacío) de uno de los últimos Luchadores de los Descuentos, al parecer este iba a tener que volver a sus casa con la tripa vacía, con la cabeza gacha y con las manos lejos de los deliciosos Bentos a mitad de precio... pese a tener en su mente que fue el primer gran perdedor de la velada.
Midori Nendou se convirtió en el Luchador de los Descuentos que se hizo finalmente con el único Bento que quedaba, realmente todo el objetivo había llegado a su fin y su arco de personaje se había completado de la mejor forma posible, con un descuento del 50% que le ahorraba apenas unos cuantos yenes. Y lo que era mejor, sabía que esta victoria la llevó hoy... pero... ¿Y mañana?. Eso sería un misterio...
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(Ultimo Post y cierro partida)
El destino del bento estaba claro desde el minuto en el que entré en el supermercado. Era casi imposible ganarnos a nosotras... las amas de casa.
Estábamos en cada supermercado... nos transmitíamos la información de los descuentos, oportunidades, baratijas... acechábamos en los pasillos de cada tienducha y centro comercial, hablando entre nosotras y calculando meticulosamente dónde y cuando sucedían las mejores ofertas de la ciudad. Éramos una red indestructible de información. Las amas de casa éramos infinitas.
Y esta vez, yo me llevé el premio. Había pasado estragos y hecho grandes amigos, conocido Gentelmans que se quedaron atrás en el camino... y dándole un buen par de lecciones a aquellos irrespetuosos que se atrevían a ponerse por encima de los que habíamos creado ésta ciudad. Finalmente, tras mandar volando de una última bofetada al último niñato que se atrevió a golpearme, cojeando y sangrando me acerqué al mostrador con el bento en mano para pagarlo.
Una vez salí de la tienda, me encendí mi cigarro y miré al cielo, sonriendo. Se había hecho justicia. Tras un buen par de caladas para relajarme, espiré hondo sacando el humo de mis pulmones melodramáticamente.
- ~No hay vida más dura que la de una ama de casa - dije en un tono melancólico trascendental, antes de seguir mi camino vuelta a casa. - Riki estará muy contento.
Mañana sería otro día, y otra lucha. Pero un ama de casa jamás descansa. Siempre está presente, en las sombras y en las esquinas. En los portales y en los parques.
NOSOTRAS CONTROLAMOS EL MUNDO.