Partida Rol por web

Jisoo se sintió encantada con los nuevos amigos que habían hecho y sobre todo por que los habían acercado a la comisaría, así que se despidió de ellos con efusividad agitando la mano.

-¡Gracias Bleinn, encantada de conocerte, ha sido guay ir en el camión. - No es que hubiera sido una cita ni nada, pero había resultado agradable. Esperó a que el camión se alejara y se acercó a Dido y Karen. - ¿Creéis que es guapo? Sin la máscara, claro. ¿Tenía los ojos bonitos, verdad?

Miró a sus amigas con algo de culpa. ¿Pensar en esas cosas dadas las circunstancias la hacía mala persona? Nunca se había considerado así, claro que tampoco había tenido demasiados problemas y quizás eso la había frivolizado un poco, o quizás intentaba que todo volviera a ser como antes y que sus preocupaciones fueran que se iba a poner para ir  a clase y si finalmente le daría su contacto a Bleinn Saggart para ir a tomar algo el fin de semana. Las palabras de Robin la pusieron a la defensiva.

-¡Ha sido muy amable! Nosotros tampoco somos de aquí, pero estamos aquí ¿No? Además estaban haciendo un trabajo desagradable, pero necesario, eso es de buenas personas. Y nos ofrecieron ayuda y nos acercaron hasta aquí, no tenían obligación.

Podía admitir que había cosas raras, pero... A ella la habían disparado, se había enfrentado a un cylon, había visto maquinas inifensivas atacarlos... Ya nada era normal, pero tenían que confiar en las personas. Decidió centrarse en la comisaría y las malas noticias llegaron cuando comprobó que ninguno de los chicos entraría por aquel agujero, así que tendrían que hacerlo ellas con la salvedad de Pixie. No le hacía mucha gracia, pero para eso habían ido. 

-Robin tiene razón. ¿Quien pasará primero? - No quería ser ella, pero se sentía mal dejando que otra tomara la responsabilidad, sobre todo cuando con toda probabilidad fuera Dido quien se ofreciera. Jisoo buscó en su bolso, no quedaba mucho de utilidad, pero se sentiría mejor si aportaba algo. Sacó un spray antiviolación mientras rebuscaba por si había algo más. - Tengo esto. Podemos usarlo si nos ataca alguien, aunque no servirá contra los cylons. - Lo ofreció a al que lo quisiera, aunque daría preferencia a quien entrara la primera. Después sacó un pequeño objeto con forma de hamburguesa y lo abrió, una mitad era un espejito y la otra tenía un par de colores de maquillaje ya casi gastados, sus favoritos para retocarse un poco. - Podemos usar esto para mirar dentro antes de entrar, Rudi Biante lo hizo en una película, se había quedado atrapado en un ascensor con la protagonista y los malos les estaban disparando, él buscó en el bolso y gracias al espejo supo donde se escondian. Luego la besó y le dijo "No hay nada como el bolso de una mujer hermosa".

Jisoo se calló, estaba nerviosa y como siempre se había puesto a hablar rápido y demasiado. Además ahora ya no le hacía tanta gracia Rudi Biante, ni siquiera estaba allí para usar su espejito, besarla y hacerla sentir bien diciéndole que era una mujer hermosa. 

Se nota que Jisoo era una chica. Seguramente un chico se hubiese referido a la polvera como "un pequeño objeto con forma de hamburguesa". No solo se lo había visto hacer a Rudi Biante: Pixie usó la misma técnica en el ascensor del hospital para contar el número de hombres armados que les estaban disparando.

Tirurí, tirurí, tirurí...

Lo que sonaba era una melodía cutre de móvil. Stan rebuscó en su bolsillo y sacó su Gayphone VI de Mapple.

Es una llamada perdida de Steve-el otro guardia de seguridad-. Voy a ver qué quiere.

Stan seleccionó el contacto de Steve Sharp, que venía como SS_TheBoss, y le dió al botón de llamar. Hubo un momento de pausa. El guardia echó varios vistazos a la pantalla, entre intento de llamada e intento de llamada, todas las veces sin éxito.

No da señal. ¿Pero cómo pudo llamarme él a mí?

Ni siquiera Jisoo sabría dar una explicación a eso, los Mapple son unos móviles muy delicados y especialitos. Volviendo al tema de la comisaría, Jisoo usó el espejo para ver el interior. Por dentro, la comisaría tenía un aspecto similar a una oficina, con un mostrador de atención al público y unas escaleras que subían a la planta superior y bajaban al sótano. Pero tras uno de los escritorios, asomaban las piernas de un uniformado tumbado, como si estuviese dormido... o muerto.

–Igual esos matones han tomado la nave.

No quiero alarmar a nadie inútilmente, pero es una posibilidad a tener en cuenta. En todo caso necesitamos las armas. Me agacho para mirar a Jisoo a la cara y le sonrío. Le doy un beso en la frente y le toco con un dedo su naricilla para decirle poniendo mi mejor voz.

-No hay nada como el cerebrazo enoooorme de una mujer encantadora, y a demás bonita.

Y me meto por ese agujero sin pensármelo dos veces. Tratando de no hacer ruido por si ese hombre está durmiendo no se despierte y me dispare.

Jisoo miró el teléfono, hizo que Stand lo moviera por el aire a ver si cogía cobertura y volvió a mirarlo. No comprendía lo que pasaba y eso le intrigaba, pero por más vueltas que le daba era incapaz de descubrirlo. Se alejó enfadada y frustrada consigo misma.

-No tengo ni idea de lo que pasa, la próxima vez no te compres un Gayphone, los de Mapple son una mierda, no te dejan abrir sus teléfonos o pierdes la garantía. ¡¿Así como se supone que voy a ayudarte?!

Decidió centrarse en la misión, le asustaban las armas pero prefería que sus amigos fueran preparados si aparecían los cylons. Se puso roja como un tomate al recibir la cariñosa muestra de afecto de Dido y se sintió peor por dejar que fuera ella la que entrara primero. Decidió seguirla.

-¡Espera, voy detrás! Ten cuidado Dido.

Se deslizó por debajo de la persiana intentando hacer el menor ruido posible, aunque algo le decía que aquel hombre no estaba durmiendo. ¿Quién iba a echarse una siesta allí? Se quedó a un lado de la persiana e hizo un gesto a las otras para indicarles que podían entrar. 

Vamos allá...

Oyuyua también entra en la comisaría, seguida de Karen. Con el nuevo ángulo, encontraron también en el suelo una especie de bote de desodorante, que al peso parecía vacío, y que no contaba con ninguna etiqueta. En un panel de la pared aparecían varios carteles, con caras conocidas:

 
WANTED WANTED
John Zorbis Jane Zorbis
asesinato asesinato

Por lo demás, el hombre tras el escritorio seguía tumbado sin moverse. Había ordenadores y teléfonos, archivadores, bandejas con papeleo sobre las mesas y papeleras en el suelo. A la derecha había una puerta que seguramente daba al garage de la comisaría, que Oyuyua comprobó que estaba cerrada con llave. A la izquierda tenían las escaleras, que subían a la planta superior y bajaban al sótano.

Sin hacer rudio me hago con el cartel de los hermanos y me acerco al policía, tensa, por si tengo que reaccionar rápido.

A pesar de la rapidez de Dido la chica dio el suficiente tiempo a Jisoo para ver el cartel con claridad.

-¡OHHHH! -Mientras con una mano señalaba al cartel con la otra se tapaba la boca escandalizada y dándose cuenta que no era el mejor momento para gritar ni hacer ruido.- ¡Son ellos! ¡Son ellos!

Jisoo no podía decir nada más, por la la situación no fuera lo suficiente difícil ahora sabían que fuera tenían a dos asesinos, eso le daba un miedo tremendo, tanto que no le apetecía volver a salir, aunque quedarse dentro tampoco era una opción que la atrajera demasiado. Intercambió miradas de escándalo con Dido, Karen y Oyuyua esperando que alguna de ellas tuviera una explicación mágica de porqué había dos asesinos fuera esperándolas y que iban a hacer a continuación. Dio unos pequeños pasos, nerviosa, y golpeó con el pie un bote que desplazó unos centímetros, se agachó para cogerlo, necesitaba tener la mente ocupada en algo, por ejemplo saber que hacía un bote de desodorante allí y porque no tenía marca.

Echo de menos mi desodorante Axa.

Era un desodorante muy bueno, o al menos eso decían en sus anuncios, solo había que ponerse un poco y los chicos caían rendidos a tus pies. Claro que no había chicos por allí y el más cercano era un asesino. Agitó el bote a ver si estaba vacío y observó si tenía alguna marca o inscripción mientras se acercaba a Dido.

-¿Está...? ¿Está dormido? ¿Muy dormido? -Preguntó con algo de miedo.- No sabía si prefería saber si estaba muerto o que un hombre armado se despertara de repente, al fin y al cabo ni siquiera estaba segura de tener Axa en la mano para conquistarlo.- Si queréis puedo mirar en los ordenadores.

No sabía que mirar o que podría ser útil, pero era lo único que se le ocurría que podía hacer allí y se le daban bien los ordenadores y las máquinas, aunque desde que todas parecían haberse rebelado le daba miedo acercarse a alguna.

Sin desodorante Axa ni seguros de vida Axe, todo eran inseguridades en un mundo en el que necesitaban agarrarse a certezas para no perder la cordura.

¡Sí! ¡Eso, ordenadores! Las fichas de esos dos hermanos hijoputas estarán informatizadas...

Oyuyua arrastró a Jisoo hasta un escritorio y la sentó delante de uno de los ordenadores. Parecía del año de la polca, de cuando a los ordenadores se les llamaba "computadoras", lo que decía mucho de la infrafinanciación de los servicios públicos de Tauron.

Mientras, Dido comprobó que el cadáver estaba uniformado: era un cuerpo del cuerpo de policía. Pudo coger de su cinto la porra y la pistola. El modelo de la pistola le recordó al que encontró entre los escombros del camarote cuando salió en traje espacial a cerrar las ventilaciones del Olympic Carrier, y comprendió que se trataba del modelo reglamentario que usa la policía. Al revisar la petaca del arma contó 17 balas.

Cuando terminó con el saqueo, Dido miró a la cara del difunto: estaba lleno de pústulas como si hubiese sido víctima de una enfermedad o un gas químico.

Cof, cof, cof... Vamos, Jisoo, encuentra esa ficha de una jodida vez...

Jisoo estaba ante un buscador en el que tenía que teclear el nombre de la persona para mostrar la ficha policial, pero la tos de Oyuyua le sirvió para atar cabos de qué era el bote de desodorante. Tenía el cabezal roto, lo que significaba que su contenido (un gas comprimido a presión) había salido al exterior. Eso le recordaba a los botes de las granadas lacrimógenas de la policía, aunque eso no significaba que en este caso el bote tuviese gas lacrimógeno. Podía ser un gas de cualquier naturaleza. Además, la ausencia de marcas y numeración hacía suponer que no era de la policía, sino comprado en el mercado negro o fabricado por cylons.

Entonces, Jisoo y Dido empezaron también a toser. Fueran a hacer lo que fuesen a hacer, debían darse prisa: estar en la comisaría durante mucho tiempo no era recomendable.

Se dejó arrastrar por Oyuyua hasta uno de aquellos viejos computadores, en su planeta hubiera sido un objeto retro por el que podrían pedir mucho dinero y sin embargo allí parecía la tecnología normal, se notaba que Tauron no estaba a la última en cuanto a esos temas, pero no creía que le diera muchos problemas para entender como funcionaba. Se sentó en una de las sillas y dejó el bote apoyado en la mesa mientras accedía a la base de datos, no parecía muy complicado, era un buscador y supuso que con teclear el nombre de la persona que querían buscar bastaría. La tos de Oyuyua le hizo darse cuenta que algo no iba bien del todo allí dentro, se fijó en el bote por instinto y vio que el cabezal estaba roto y lo que hubiera dentro seguía saliendo, ella y Dido también comenzaron a toser.

-Cof, cof cof. -Miró con los ojos muy abiertos el bote, al que hacía responsable de las toses y le dio un manotazo para mandarlo lejos, se hizo algo de daño en la mano pero no le importó.- ¡Creo que es una especie de gas venenoso! ¡Alguien atacó a la policía! ¡Seguramente los cylons! -No quería imaginarse otra opción, bastante tenían ahora los humanos como para andar peleando entre ellos.- ¡Tenemos que irnos de aquí!

No hacía falta preguntarle a Dido que había pasado con el policía, se lo imaginaba y por la urgencia de las palabras de Oyuyua también sabía que el resto sabía que no podían permanecer allí mucho tiempo.

-Cof cof cof. ¡Buscad armas, hemos venido a eso! -Irse de allí con las manos vacías significaría que después no podrían proteger a la gente del estadio si los cylons aparecían.- ¡Yo buscaré en el ordenador!

Sin esperar más tiempo puso el primero de los nombres "John Zorbis" y le dio al enter.

Me quito el pañuelo que llevaba en el pelo y me lo pongo en la cara. Recomiendo a mis compañeras que hagan lo mismo.

—Vamos, tapaos la boca con lo que sea.

No creo que sirva de mucho, pero por lo menos da algo de seguridad. También pienso que esto no es tecnología zylon sino más bien un arma artesanal improvisada. Claro que ese están matando entre ellos. Es horrible, pero estas cosas pasan.

—Y andando.

Me acerco a Jisoo para ver la ficha en la pantalla de ese armatoste.

—Este tema lo resolveremos en su momento, cuando los veamos tratadlos con naturalidad.

Cargo mi pistola esperando que no sean unos psicópatas sino unos asesinos “circunstanciales”, como yo con el tío del bate. Si fuera así por mi parte les daría una segunda oportunidad. Es un buen momento para hacer borrón y cuenta nueva. Pero esa opinión me la guardo. No soy yo la que tiene la última palabra.

En cuanto salga el informe y veamos algo saldremos pitando. Yo iré primero.

Cof, cof... ¡Karen! ¡Tú ve al sótano! ¡Yo voy a la planta superior! Cof, cof, cof, cof... ¡Encuentra esas armas!

Mientras Karen y Oyuyua se dispersaban, Jisoo y Dido se quedaron ante la pantalla de ordenador. Se notaba que el sistema era viejo, porque la ficha tardó una eternidad en cargarse.

 Nombre: John Zorbis.
 Sexo: Varón.
 Edad: 27.
 Altura: 1'75.
 Lugar de Nacimiento: Prometea, Aérelon.
 Lugar de Residencia: DESCONOCIDO.

Robo de coches. 2 años en el correccional de menores.
Tenencia ilícita de Chamalla. Multa de 800 cubits.
Asalto con arma blanca en grado de tentativa. 1 año de prisión.
Homicidio imprudente con atenuantes. 6 años de prisión.
Sospechoso del homicidio de Piro Zorbis. Cómplice: Jane Zorbis. Actualmente en busca y captura.

Jisoo obedeció de inmediato a Dido y puso su antebrazo tapando su boca y nariz y esperando que su camisa hiciera suficiente filtro para no acabar como los policías. El segundo consejo de su amiga le pareció algo más difícil de seguir.

-Cof, cof, cof. ¿Con naturalidad? -Mientras Oyuyua y Karen se repartían el trabajo de buscar por la otras plantas de la comisaría, el ordenador, lento como el solo, buscaba la información que le habían pedido hasta que por fin la foto de su compañero apareció en grande junto a todo su historial. Jisoo miró a Dido asustada, aquel hombre tenía toda una carrera delictiva a sus espaldas que había terminado con un asesinato, aunque lo que más le llamó la atención fue el apellido de la víctima.- No se si podré hacerlo Dido, este tipo siempre me asustó, pero ahora me da miedo de verdad. ¿Te has fijado? Piro Zorbis, debía ser pariente suyo.

No había mucho más que leer pues era una ficha reducida y no daba acceso a los detalles así que volvió a la casilla de búsqueda y esta vez introdujo el nombre de Jane Zorbis, aunque se temía que tendría detrás un historial parecido al de su hermano.

Al menos en eso no nos han mentido, son hermanos.

Buscar en el ordenador la distraía un poco y le hacía olvidarse por unos segundos que estaba respirando algo tóxico, esperaba que Karen y Oyuyua terminaran pronto, aunque eso también le suponía un problema.

-Cof, cof. No podemos darles armas a esta gente Dido. ¡Son asesinos! ¡Nos matarán! -Por lo menos sabía que su amiga la protegería, aunque era solo una chica de pueblo con muy buena voluntad, no una asesina consumada como los otros.- ¿Sabes...? ¿Sabes disparar?

No quería pensarlo pero la posibilidad de que tuvieran que disparar contra otros humanos, incluso contra sus compañeros, estaba ahí. No le importaba disparar a los cylons, eran solo máquinas, pero hacerlo contra humanos era algo que le revolvía las tripas, o quizás eran los efectos del gas.

-¡Venga, venga, venga! Cof, cof, cof... -Dio unos pequeños manotazos al monitor para ver si así la información aparecía más rápido y miró en todas direcciones esperando ver aparecer a sus amigas, en cuanto lo hicieran saldrían de allí, aunque tampoco tenía muchas ganas de volver a ver a los hermanos Zorbis.

He visto demasiadas películas para no darle una interpretación constructiva a la historia de los hermanos.

Con el pañuelo mi voz suena todavía más grave. Me siento peligrosa y me gusta… No sé si eso es bueno.

—Sí, sí que sé disparar. Es muy fácil. Apuntas y bang...

Le hablo a Jisoo con un poco de condescendencia. Me sabe un poco mal, pero estoy como mentalizada para la violencia o algo así.

—Lee entre líneas, empollona. Un hermano delincuente… pequeño delincuente que la caga: “asesinato por imprudencia” suena a que ha atropellado a alguien huyendo de la policía… Sale de la cárcel y ¿qué hace? Pues rescata a su hermana de su padre. Un puto violador.

Dejo pasar unos segundos para que la historia tome forma de imágenes en la mente de Jisoo, mucho menos peliculera que la mía, espero.

—Se les nota en los ojos. Su padre les violaba. Fijo. Han abusado de ellos en su infancia.

Me sabe mal especular sobre la vida de nadie, pero creo que es por una buena causa.

—No podemos estar seguros de mi historia pero es lo bastante sólida para darles una oportunidad. Jisoo...

Me acerco más a ella.

—Reprimirlos ahora sería más peligroso que continuar luchando a su lado ¿Qué interés tendrían en fastidiarnos? ¡La flota es su única esperanza! Dejemos eso para luego… que bastantes problemas tenemos ahora. Ahora les toca luchar por su vida, junto a nosotros.

El monitor protestó con un leve bip antes de mostrar la segunda ficha.

 Nombre: Jane Zorbis.
 Sexo: Mujer.
 Edad: 29.
 Altura: 1'75.
 Lugar de Nacimiento: Prometea, Aérelon.
 Lugar de Residencia: Camino del Laudo 54 Prometea, Aérelon.

Tenencia ilícita de Chamalla. Multa de 600 cubits.
Prostitución. Multa de 750 cubits.
Sospechosa del homicidio de Piro Zorbis. Cómplice: John Zorbis. Actualmente en busca y captura.

Ya habían visto las dos fichas, pero sus compañeras no habían regresado de las respectivas plantas. Acabarían antes si iban a ayudarlas a cargar con las armas. Pero el gas empezó a hacer efecto, con pequeñas rojeces en la piel.

Que Dido supiera manejar el arma la tranquilizó, sabía que su amiga no haría un mal uso de ella y solo dispararía si era necesario, por otro lado la facilidad con la que hablaba de usar un arma hizo que se avergonzara un poco porque ella lo veía sumamente difícil y peligroso. 

-Apuntas y bang... -Repitió intentando asimilar el proceso.- Parece fácil.

Escuchó la teoría de Dido, sabía que la chica se lo tenía que estar inventando todo pero lo que decía podía estar cerca de la realidad y sobre todo le aliviaba saber que no eran unos asesinos en serie, al menos según la versión de su amiga. Se quedó callada, pensando en la historia y en como debían comportarse con ellos, incluso le empezaron a dar pena más que miedo. Tras una leve protesta del monitor la imagen de Jane apareció en la pantalla y Jisoo leyó su informe, aún le dio mucha más pena la muchacha y miró a Dido con cara de disculpa.

-Cof, cof. Quizás tienes razón, no han tenido una vida fácil. -Jisoo siempre había pertenecido a una familia de clase media donde nunca le había faltado de nada. Apretó la tecla "Escape" para que la imagen de Jane no la siguiera mirando acusadora por la vida tan fácil que había tenido hasta entonces.- Quizás es mejor que no les digamos nada de lo que hemos visto. Cof, cof, cof.

Jisoo parecía cada vez más afectada por el gas, y notó como ciertas partes de su hasta entonces pálida y lisa piel comenzaba a hincharse y a enrojecerse formando sabañones. Con los ojos enrojecidos y húmedos de verse así le enseñó su brazo a Dido.

-¡Estoy empezando a morirme! ¡Tenemos que irnos! -Se sintió mal y egoísta pues Karen y Oyuyua se habían ido lejos a buscar las armas y debería ir a ayudarlas, pero tenía miedo y solo quería huir de allí, salir al exterior y encontrarse con los otros esperando que la historia de Dido fuera cierta. Se levantó y volvió a ponerse el antebrazo a modo de antifaz filtrador de aire, no podían dejarlas, si sobrevivía no se lo perdonaría jamás, así que decidió afrontar su miedo. Por otro lado Karen era enfermera, si la ayudaban quizás podía hacer algo por ellas.- ¡Vamos, yo buscaré a Oyuyua!

El grupo necesitaba más a Karen en esas circunstancias y Dido siempre tendría más posibilidades de ayudarla que ella, se sintió mal por Oyuyua, pero no podía hacer nada más.

Pienso que se está acabando el mundo pero me imagino siendo esa chica y pienso que está mejor ahora que hace unos años. Es un pensamiento raro. Ellos han tenido suerte de que todo se fuera al garete. Por ahora.

Noto que me empieza a picar todo el cuerpo y toso. Cuando Jisoo me enseña el brazo yo hago lo mismo con el cuello.

—Nos estamos muriendo las dos, Jisoo.

Asiento a su propuesta y voy en busca de Karen sin pensármelo dos veces. De Karen y de un puñado de buenas armas.

Karen había dejado a las demás mirando aquel ordenador de la policia. Tanto más le daba la ficha policial de aquellos dos hermanos. Sabía que no eran de fiar, no hacía falta tener mucha imaginación. Pero no llegaba a entender el porqué les habían enviado con ellos. Si la misión era tan importante, ¿por qué enviar a dos personas en las que no se podía confiar?

Le iba dando vueltas a todo aquello mientras bajaba al sótano en busca de armas.

Jisoo llegó a la planta superior. Eran todo escritorios y ordenadores para que los policías hiciesen el papeleo, con archivadores en las paredes, de modo muy similar a la planta baja. La única diferencia era la ausencia de cadáveres, y la puerta cerrada del despacho del comisario jefe. Oyuyua estaba tratando derribarla para entrar y examinar el interior, pero no empujaba con suficiente fuerza debido a que estaba hablando por el móvil mientras lo intentaba.

¿Hola? Cof, cof, cof, cof... ¿Quién coño eres?

...

Cof, cof, cof... ¡Y una porra! ¿Steve? ¿Quién coño es Steve? Cof. Ah, ya recuerdo... el segurata del ceceo. Sí. Cof, cof. Estamos en la comisaría de la Avenida Atenea. Hay gas venenoso en la comisaría, no tengo mucho tiempo. Cof, cof, cof... Cogemos todas las armas y salimos en cuanto podamos. Cof, cof, cof...

Los móviles eran un auténtico cáncer. La gente se ponía a atender llamadas y mensajes olvidando todo lo que ocurría a su alrededor, en ocasiones olvidando lo verdaderamente importante y poniendo en peligro sus propias vidas en situaciones de peligro.

...

...

Mientras tanto, Dido llegaba a la planta baja buscando a Karen. El pasillo tenía tres puertas.

La primera puerta estaba cerrada. En su interior había media docena de cadáveres de policías tirados en el suelo, con erupciones y el cuerpo hinchado, en torno a una mesa y un par de sillas de lo que parecía una sala de interrogatorios. Uno de los cadáveres era el de un policía muy gordo, que estaba recostado contra la única puerta impidiendo que se pudiese abrir.

De la segunda habitación salió Karen, tosiendo, aunque aún no había presentado los síntomas del gas tóxico. Era el cuarto en el que se podía ver el interior de la sala de interrogatorios, através de un cristal que con las luces apagadas hacía de falso espejo. En la pared opuesta al "escaparate" sangriento había pintada en la pared unas marcas para la altura, de modo que si se apagaba la luz de la sala de interrogatorios y se encendía la de la habitación espía, se podía usar en las ruedas de reconocimiento.

La tercera puerta estaba cerrada, y Karen aún no había tenido tiempo de examinarla.

Era posible romper el cristal que separaba la sala de interrogatorios de la sala espía, usando la porra que Dido cogió del cadáver de la planta baja. Eso permitiría entrar para coger seis porras y seis pistolas más.

Mientras trataba de taparse las vías respiratorias y reprimir aquella tos que poco a poco se iba apoderando de ella subió al primer piso de la comisaría, parecía una oficina llena de ordenadores y escritorios. Allí no observó ningún cadáver, aunque eso tampoco le preocupaba en aquellos momentos, solo poder salvar a Oyuyua y si podía salir ella misma también.

-Cof, cof, cof, cof. ¡Oyuyua! ¡Oyuyua!

Escuchó una voz y la descubrió frente a una puerta, intentando forzarla pero mientras a la vez sostenía su teléfono móvil, así no podría hacer la fuerza necesaria. Por la conversación parecía que Steve había podido ponerse en contacto con ella y esta vez si que habían podido hablar, así que Jisoo suponía que sus compañeros estarían bien. Se acercó corriendo intentando aguantarse las ganas de rascarse que le estaban entrando.

-¡Oyuyua! ¡Deja eso! ¡Vámonos de aquí! ¡Es peligroso estar más tiempo, el aire es venenoso y nos están empezando a salir sarpullidos! ¡Corre tenemos que irnos! -Claro que su amiga no podía estar a tres cosas a la vez, así que para que le prestara verdadera atención le cogió el teléfono.- ¿Steve? Soy Jisoo, no podemos seguir hablando, respirar este aire es peligroso, luego os llamamos. -Colgó el teléfono y volvió a taparse al boca en un intento de respirar la menor cantidad posible de aquel aire infecto, aunque para ella ya era tarde.- Deja eso, no creo que haya nada importante ahí y cada minuto que pasa es más peligroso.

Miró con cara de pena a Oyuyua, que ya no tenía el teléfono y podía concentrar sus esfuerzos en abrir la puerta o hacer caso a Jisoo y salir de allí. La chica no le sería de ayuda, ya tenía poca fuerza de por si y además le faltaba el ánimo en las condiciones actuales, pero si ella se quedaba a intentarlo ella también, no iba a marcharse de allí sin su amiga.

Golpeo con la porra para romper el cristal. Si no funcionara estoy dispuesta a disparar, aunque prefiero no hacerlo, para no llamar tanto la atención.

Toso mucho pero no hablo. Intento respirar lo menos posible. Busco cámaras anti-gas entre las cosas de los policías. Miro también si hay pantallas que muestren cámaras de seguridad, para buscar la armería, o algún peligro latente.

Vacío una caja de cartón de documentos y la voy llenando de pistolas. Le doy a Karen una y se la cargo, enseñándole con gestos cómo funciona. Por si las moscas.

Cargada con la caja busco a Jisoo. O encontramos la armería en los próximos pocos minutos o salimos de aquí.