Partida Rol por web

Para llegar a la residencia John Mathews desde Londres has que coger la A3212, Brixton Road. Está 11 millas al sur de Londres que tampoco sería un viaje tan pesado si la nieve y el mal tiempo no entorpecieran el camino. El último tramo de unas dos millas es por una carretera secundaria, apenas se vislumbra el asfalto y de hecho el coche patina en un par de ocasiones. 

Finalmente, llegáis al sanatorio. Tiene un parking bastante amplio aunque mal cuidado y cubierto por la nieve. Hay unos cuantos coches que deducís serán de los empleados ya que el edificio está rodeado por un frondoso bosque. Hace mucho frío y pese a que no es del todo de noche hay muy poca luminosidad.

Se trata de un edificio sobrio, construido en ladrillo y sin grandes florituras. El paso del tiempo está haciendo estragos en la construcción de no muy buena calidad y se aprecian manchas de humedad en las paredes. Han intentado darle un lavado de cara colocando macetas y flores en el exterior pero el deterioro del centro es evidente. 

Al entrar escuchais un hilo musical de canciones navideñas clásicas, intentan encubrirlo pero los que tengan el oído más fino pueden escuchar de vez en cuando algún lamento.

Por dentro, la sensación de haber vuelto inmediatamente a los años 60, la ausencia de iluminación exterior lo convierten en un lugar lúgubre y la humedad cala en vosotros aumentando vuestra sensación de frío. En las paredes sin embargo los calefactores hacen todo lo posible por calentar las estancias, la caldera debe estar a punto de estallar pero los techos altos y la pérdida de calor en las ventanas mal selladas hacen que la temperatura no se eleve demasiado. 

Como cabe esperar en una institución mental no hay cantos, todos los bordes están redondeados.  Si siquiera en la entrada que es una zona "sin pacientes". 

Al salir del coche Douglas aprovecho para estirar las piernas, mientras se acercaba las manos a la boca para calentarlas con su aliento, hasta ahora la calefacción del coche les habia protegido del frio, pero hasta que entrarán en el sanatorio tendrían que sufrirlo.
- Hace un frio que pela- maldijo Douglas
-Entremos ya, antes de que nos congelemos, maldita sea viniendo de Escocia que esta más al norte cabria esperar que el invierno fuera más suave, pero no -
Seguia maldiciendo aún con las manos delante de la boca, en un vano intento de entrar en calor, mientras se apresuraba a entrar en el sanatorio lo más rapido posible para huir del frío.

Al entrar en el edificio noto una cierta mejora, seguia haciendo frio, pero al menos no acabarían convertidos en polos humanos.

Con paso rápido, para entrar en calor, se acerco al mostrador mientras echaba un vistazo al lugar, el sitio era bastante deprimente y los villancicos lo hacían aún mas deprimente. Era obvio que Douglas se sentia incomodo en ese sitio, siempre se había sentido incomodo con los psicologos y psiquiatras.

- Buenas noches, venimos a visitar a Richard Gallagher-
Dijo al llegar al mostrador, tartamudeando un poco a causa del frio.

-Hogar, dulce hogar -murmuro de forma cínica, en cuanto salgo del coche.

Por precaución, dejo el coche sin cerrar y guardo las llaves en el bolsillo delantero del pantalón. Nunca se sabe cuándo vas a tener que salir por patas de un lugar, y espero no ser nunca esa rubia imbécil de las películas que se tira media hora jugando con las llaves del coche antes de poder entrar.
Joder, aquí hace más frío que en la comunión de Pingu.

Douglas: Entremos ya, antes de que nos congelemos, maldita sea viniendo de Escocia que esta más al norte cabria esperar que el invierno fuera más suave, pero no -

-Es la humedad -comento, abriendo las puertas de la entrada. 

A los pocos segundos de atravesarlas, un ataque inesperado hace que me cambie el gesto inmediatamente. Jamás habría imaginado encontrar esto aquí. Es abominable. Es... es... indescriptible. Joder, qué horrible.
Me vuelvo hacia los demás, tragando saliva.

-Villancicos... -mi voz estrangulada termina la frase por mí, mientras me meto un dedo en la boca para simular una arcada. Qué mal gusto, coño. Poner "Ding dong Merrily on high" en la Mansión de Casper es como ponerle un picardías a San José. No, coño.

Douglas: Buenas noches, venimos a visitar a Richard Gallagher

Me enciendo un pitillo para calmar los nervios antes de que pongan el Jingle Bell's Rock, y exhalando con brusquedad, lo señalo con la cabeza.

-En la recepción se puede fumar, ¿no? 

Una chica joven que estaba hablando con la recepcionista levanta la cabeza para saludaros y os sonríe de una manera muy cálida. Sin embargo parece un poco sorprendida cuando preguntáis por el señor Gallagher os mira curiosa se acerca a vosotros y tiende una mano a Douglas que ha sido el primero en hablar. 

Buenas tardes. Mi nombre es Ellen Russell. Soy enfermera aquí en la residencia. No tenía constancia de que el señor Gallagher fuera a recibir visitas. sonríe amistosamente. 

En la recepción se puede fumar, ¿no? 

Asiente y mira a Rosemary

Si, tan sólo en la recepción. Esto es un lugar de descanso para los pacientes, algunos de los cuales intentan evitar ese tipo de tentaciones. No deseamos provocarles.  

He guardado bastante silencio durante el viaje, respondiendo solo cuando se me ha preguntado directamente, y el resto del tiempo lo he dedicado a pensar y a escribir sobre lo que he visto para mantener el recuerdo vivo, por si es necesario más adelante. No sé lo que vamos a encontrarnos; pero al menos para mí, ya empieza a representar algo realmente extraño y que no parece que vaya a ser de mi agrado por mucho que podamos averiguar.

Al llegar a la residencia John Mathews, estoy algo adormilada ya que he ido echando pequeñas cabezadas hacia el final del viaje, ninguna demasiado larga para poder decir que he descansado, y la verdad es que me siento aun más agotada. No he parado de darle vueltas a lo sucedido en la carretera.

Salgo del coche y estiro un poco los brazos antes de dirigirme al maletero y sacar una pequeña mochila de cuero y una bolsa de deporte de color negro. Luego entro tras mis compañeros al edificio en un silencio sepulcral. El hilo musical que se escucha en el interior no es lo que hubiera imaginado y hace que muestre una expresión de incredulidad mientras recorro con la vista el hall principal.

Al encontrarnos con la enfermera, niego levemente con la cabeza, ya dije que debíamos haber llamado para avisar si este sería un buen momento para la visita, al menos así hubieran estado avisados.

—Buenas tardes, me llamo Yvaine Dingwall— me presento—. En principio, el Director Hamblin estaba avisado de nuestra visita y se nos dijo que podría recibirnos— le explico desconociendo si él había tenido intención de avisar al resto del personal de nuestra llegada.

Echo una mirada a Rosemary; pero no digo nada.

—Si no es mucha molestia, podría avisarle de que estamos aquí, por favor— digo a la enfermera.

Lorna salió del coche abrigándose con su chaqueta. Esperaba que hiciese menos frío y así pudiese recuperarse pronto del resfriado, pero no. Era un alivio poder estirar las piernas de nuevo. Aunque hubiesen parado por el camino, había sido un viaje muy largo, aunque ahora que se encontraba en el exterior se sentía como una estaca de madera, encogiéndose por el clima tan gélido en el que se encontraba. Antes de cerrar la puerta, sacó su cartera con las cámaras dentro.

Se unió al resto y se acercaron al siniestro sanatorio. Desde fuera podían oírse unos alegres villancicos.

Rosemary: Villancicos...

-Me dijeron que aquí eran navideños hasta la extenuación. Quizás les jerséis de fuerza a los más locos para contrarrestar -dijo con una voz cansada.

Al entrar dejó escapar un suspiro de alivio. Por fin algo de calidez, aunque no fuese demasiado. 

Buenas tardes. Mi nombre es Ellen Russell. Soy enfermera aquí en la residencia. No tenía constancia de que el señor Gallagher fuera a recibir visitas. 

Lorna parpadeó extrañada y lanzó a sus compañeros. No llegó a decir nada, ya que Yvaine comentó rápidamente el asunto de su visita. 

—Buenas tardes, me llamo Yvaine Dingwall—. En principio, el Director Hamblin estaba avisado de nuestra visita y se nos dijo que podría recibirnos—

Sonríe y asiente, ya le habían comentado que el director tendría una visita. 

Si, disculpad, ya me lo habían avisado. Pero se había hecho tan tarde que pensaba que ya no vendría nadie, son unas fechas tan complicadas... 

—Si no es mucha molestia, podría avisarle de que estamos aquí, por favor 

Se dirijo hacia la puerta doble abatible que separa el pasillo y abre una de sus hojas para dejaros pasar. 

No es ninguna molestia Yvaine, es más yo misma os llevaré al despacho, el edificio es antiguo y puede resultar un poco confuso. 

Cuando pasáis a su lado observa la cámara que cuelga del cuello de Rosemary y detiene su paso. 

La privacidad de nuestros pacientes es importante, comenta en un tono risueño, todo el mundo puede verse superado por las circunstancias en algún momento. Sé que el señor Gallagher puede ser más famoso que el resto pero no se permiten que se tomen fotografías. 

En ningún momento suena hostil ni te impide el paso, es más en cuando pasáis todos da un pequeño trotecillo para ponerse en cabeza y poder guiaros caminando a un paso rápido y seguro por los pasillos. Se aproxima la hora de la cena y los pasillos están bastante tranquilos, el hilo musical enmascara algunos leves lamentos, y si pasáis por alguna sala veis gente en pijama hospitalario realizando distintas actividades, como jugar a cartas, pintar o ver la tele. 

Finalmente llegáis a un ascensor Ellen pulsa el botón de subir y mientras espera golpea con sus uñas nerviosa la carpeta que lleva en las manos. 

Es un caso un poco raro ¿no creéis? Es decir, ¿qué es lo que hace que un teniente con más de treinta años de experiencia sufra una crisis así? os mira con curiosidad Bueno, perdonad que os lo comente pero como me habéis dicho que venís a verle, imagino que conocéis sus antecedentes. Hasta el momento no ha querido hablar mucho. Pero Justin, el celador de esa planta, se ha pedido unos días para desconectar. 

Hace una pequeña pausa el ascensor abre sus puertas y entráis en un ascensor grande como para unas 15 personas y camillas, marca el piso dos. 

Conozco a Justin hace más de cinco años, vive en el trabajo, nunca había visto que nada le afectara pero el día de antes de marcharse, me dijo que oía voces dentro de la celda del señor Gallagher, es muy raro todo. 

Antes de que la enfermera se ponga a parlotear como un lorito y a ofrecerse a guiarnos, dejo caer el cigarrillo al suelo y lo apago aplastándolo con la bota. Después, me agacho para recoger la colilla y me la meto en el bolsillo. No soy ningún neandertal, joder. 

La privacidad de nuestros pacientes es importante, todo el mundo puede verse superado por las circunstancias en algún momento. Sé que el señor Gallagher puede ser más famoso que el resto pero no se permiten que se tomen fotografías. 

Observo que la enfermera me mira, y luego a la cámara que me cuelga del pecho. Coño, error de principiante.

-Ah, no es para aquí. Paramos a hacer fotos en un mirador hace un par de quilómetros y se me olvidó quitármela -miento, en un tono desinteresado-. De hecho, se me ha acabado el carrete. Me he dejado la funda en el coche, por favor, no me haga volver al frío de fuera.

La sigo hasta el ascensor, junto con el resto del grupo. 

Es un caso un poco raro ¿no creéis? Es decir, ¿qué es lo que hace que un teniente con más de treinta años de experiencia sufra una crisis así?

Hay cabrones muy retorcidos ahí fuera. Hay cabrones que hacen cosas que nos dejarían en un desvelo perpetuo. Me puedo imaginar cualquier cosa a estas alturas.

Conozco a Justin hace más de cinco años, vive en el trabajo, nunca había visto que nada le afectara pero el día de antes de marcharse, me dijo que oía voces dentro de la celda del señor Gallagher, es muy raro todo. 

"Trastorno de identidad disociativo" - apunto mentalmente. Joder, deberían pagarme un sueldo en este hospital, les estoy haciendo todo el puto trabajo y ni siquiera he llegado a ver al paciente.

Douglas se sorprendio ante la velocidad Rosemary al inventarse esa historia con la cámara, seguramente no era la primera vez que tenia que inventarse alguna escusa para conservar su camara.
Mientras seguían a la enfermera Douglas escuchaba a la parlanchina señorita Russel .
- Quien sabe, todos tenemos un límite, un dia simplemente no puedes más - contesto, encogiéndose de hombros intentando no darle mucha importancia, ante el primer comentario sobre el señor Gallagher, .
Pero fueron los comentarios sobre el celador los que llamaron su atención, oia voces en la celda del señor Gallagher. La imaginación puede jugarnos malas pasadas a todos, oir o ver cosas, puede que solo fuera eso, estres e imaginación.
- Bueno todos necesitamos desconectar de vez en cuando, y más trabajando en un sitio como este- miró a la enfermera y rápidamente añadió.
- No se ofenda, me referia a que debe ser estresante. Por cierto ¿El señor Gallagher ha mostrado alguna mejoria? Douglas cambio de tema rápidamente esperando no haber ofendido a la señorita Russel.

Observo extrañada a Ellen un instante antes de asentir levemente. Estaba avisada de nuestra visita al director, pero no del motivo concreto. Curioso.

—Perdón, venimos de Edimburgo y nos hemos retrasado un poco— respondo a la enfermera y tras escuchar su oferta de acompañarnos añado esbozando una pequeña e incómoda sonrisa—. Gracias, es usted muy amable.

Sigo a la enfermera, mirando a mi alrededor y fijándome en algunas de las personas, realmente parece un sitio bastante normal y quizás lo más raro son los villancicos entremezclados con esos lejanos lamentos. Una Navidad bastante deprimente, no les tengo ninguna envidia.

Una vez en el ascensor, Ellen comenta algunos detalles de los que debería tomar nota. «Justin, el celador», me repito varias veces en mi cabeza para recordar su nombre mientras me imagino escribiéndolo en mi libreta.

—Sí, es extraño, a estas alturas debería haber visto de todo— comento cambiando la bolsa de deporte de mano, y moviendo los dedos, ahora, algo doloridos por el peso—. Como dice, es bastante raro, quizás escucharía alguna voz de otra habitación y el estrés hizo el resto...— digo sin mucha convicción, otros ya habían dicho lo mismo y seguramente haya otra explicación mucho más interesante.

—Sé que es extraño; pero… ¿Habría forma de que pudiéramos contactar con Justin?— pregunto a la enfermera—. Para hablar sobre estos días pasados, siempre que se encuentre mejor y no sea una molestia para él.

Rosemary: De hecho, se me ha acabado el carrete. Me he dejado la funda en el coche, por favor, no me haga volver al frío de fuera.

Sonríe con dulzura inclinando la cabeza, está claro que te cree es muy confiada e inocente. 

No, claro que no vas a volver fuera no te preocupes. 

Douglas: Bueno todos necesitamos desconectar de vez en cuando, y más trabajando en un sitio como este- - No se ofenda, me referia a que debe ser estresante. Por cierto ¿El señor Gallagher ha mostrado alguna mejoria?

Devuelve una cálida mirada al chico y poniendo una mano en su hombro responde: 

Tranquilo, estoy acostumbrada a los chistes sobre locos, no hay problema. 

Sin embargo su semblante se torna un poco serio antes de responder a la siguiente pregunta. Pues, no, el teniente Gallagher no termina de mejorar por desgracia. El doctor Hambling lleva personalmente su caso y sé que estaba muy preocupado. 

¿Sabéis? me gusta mucho cocinar y veces hago tartas en casa y las traigo para los pacientes, ya sabéis, es duro estar fuera de tu hogar en fechas tan señaladas, pero el teniente, no ha querido comer, de hecho lleva un par de días sin probar bocado pese a la mirtazapina. Bueno, creo que lleva mirtazapina, luego os lo confirmo seguro, porque tampoco es que yo baje demasiado al sótano pero si. La mirtazapina es un antidepresivo estimulante de la serotonina, aclara, generalmente cuando la administramos comen como lobos, pero Gallagher... no. Se encoge de hombros. 

 Yvaine: Sí, es extraño, a estas alturas debería haber visto de todo. Como dice, es bastante raro, quizás escucharía alguna voz de otra habitación y el estrés hizo el resto... 

Sé que es extraño; pero… ¿Habría forma de que pudiéramos contactar con Justin? Para hablar sobre estos días pasados, siempre que se encuentre mejor y no sea una molestia para él.

Si... es raro... He visto a Justin placar a un jugador de rugby con doble personalidad y mono de heroína sin parpadear,  el paciente no ha demostrado conductas violentas en ningún momento. Es policia, tiene mucho autocontrol... en fin, que no sé. La verdad, me gustaría pensar que es todo una artimaña para tener días libres en Navidad, no sé si podréis contactar con él pero tenemos un listado de teléfonos de empleados en la recepción. Violet, la recepcionista te lo facilitará a la salida, ahora hablaré yo con ella. 

Una amplia sonrisa se dibuja en su rostro. Me encanta la Navidad, tengo una niña de dos años y bueno mañana le diremos que va a tener un hermanito así que estoy deseando terminar la jornada para prepararlo todo. Mañana vendré con ella a traer unos dulces a los enfermos, me gusta que vea que hay gente necesitada a la que puede ayudar. 

Las puertas del ascensor se abren para dar lugar a un largo pasillo. Escucháis un trueno en la lejanía y las luces parpadean unos instantes. Ellen os guía hacia la última puerta del pasillo, la única que es de madera de roble está ornamentada en exceso y tiene un picaporte dorado. 

Ellen toca antes de entrar, os hace un gesto para esperar, pero tras un breve instante abre la puerta para dejaros pasar mientras sonríe y le guiña un ojo a Rosemary. 

Veis que toda la pared del fondo está cubierta por una librería de madera de excelente calidad. Abarrotada por libros, todo tipo de libros de psicología pero también de fisioterapia, rehabilitación, y otros tratados de medicina. Varias fotos de una familia bastante numerosa y de niños muy bien vestidos y posando decoran las baldas. Hay una amplia mesa de roble en la que está apoyado un caballero que os observa mientras entráis a la habitación. La habitación pese a tener un gran ventanal, está muy oscura, parece que ha oscurecido ya o que la tormenta ha encapotado todo el cielo robando los últimos instantes de luz solar. La estancia tiene una iluminación tenue pero suficiente, hay un diván en una esquina con un sofá y varias butacas. Richard Hambling os mira, estudia todos y cada uno de vuestros movimientos. Espera a que entréis antes de comenzar a hablar. 

Después de que entren todos los visitantes, se levanta con tranquilidad de la mesa en la que estaba apoyado y se acerca a Ellen sonriendo. 

Gracias por acompañarlos Ellen, parece que la tormenta va a empeorar, por favor, termina pronto tus quehaceres y márchate a casa que mañana es nochebuena. Amy y Sean te estarán esperando. 

Gracias Richard, le he prometido a la señora Evelyn que le leería un poco antes de marcharme, medicaré a los pacientes de la primera planta y me marcho. 

Se dirige a la puerta. 

Un placer conoceros, luego dejaré aviso de eso Yvaine, espero que podáis ayudar al teniente. Ah, y ¡Feliz Navidad!

Richard Hambling con tranquilidad cierra la puerta tras la salida de Ellen y suspira como si fuera mucho más anciano y estuviera agotado. Después de eso, se gira hacia vosotros y se dirige a saludaros empezando por Douglas. 

Buenas noches caballero, señoritas. Os estrecha la mano a todos y después se dirige a su sillón tras la mesa. Por favor, tomen asiento y díganme como se llaman. Son ustedes los recomendados de Pavel. deposita sus manos sobre un expediente que hay sobre el escritorio dirige la mirada nerviosa de uno a otro. Por favor. Hablen con franqueza, ¿qué es lo que saben del teniente Gallagher?

Enfermera nosequé: Me encanta la Navidad, tengo una niña de dos años y bueno mañana le diremos que va a tener un hermanito así que estoy deseando terminar la jornada para prepararlo todo. Mañana vendré con ella a traer unos dulces a los enfermos, me gusta que vea que hay gente necesitada a la que puede ayudar. 

Jooooder tía. Si querías morir esta noche de camino a casa, acabas de escribir tu obituario. Estar embarazada y tener hijos al cargo es el equivalente femenino a estar a punto de jubilarse. 

Necesito un cigarrillo.

La seguimos por el pasillo hasta un despacho donde nos espera un señor con olor a viejo y un montón de libros con olor a señor.

Hambling: Por favor. Hablen con franqueza, ¿qué es lo que saben del teniente Gallagher?

Espero a que la enfermera salga y calculo mentalmente un par de minutos antes de alzar la mano.

-Perdón, ¿el baño, por favor? -Pregunto, levantándome- Son muchas horas en coche. Ya sabe.

Y los pacientes estarán más dispuestos a hablar si no me acompaña ningún trabajador del centro...

El director del hospital mira desconcertado a la muchacha rubia, entrecruza sus dedos sobre la carpeta.

Mire señorita. Entiendo su cansancio pero hace horas que me excedo de mi jornada laboral y he estado esperando a que llegaran. Hace una pausa antes de continuar como si quisiera decir algo más. Puede salir el servicio está al final del pasillo. Señala la puerta. 

Oh, cuidado, un funcionario haciendo más horas de las estipuladas. Debe estar pasando un suplicio.

Contengo mis ganas de poner los ojos en blanco y en su lugar sustituyo la mueca por una sonrisa.

-Cuando hay que necesidad, hay necesidad -me encojo de hombros en un movimiento que resultaría adorable si no se me acumulara el maquillaje de varias semanas bajo los ojos, y me marcho, cerrando cuidadosamente tras de mí.