Partida Rol por web

Cuando Rosemary está saliendo por la puerta puede sentir la mirada fija del director Hambling mientras en silencio saca su pitillera del bolsillo y se enciende un cigarrillo, expulsando lentamente el humo por la nariz. Dice algo pero es apenas un balbuceo y Rosemary no lo puede escuchar. 

-Que pase unas felices fiestas-
Douglas se despidio de la enfermera Russel ,devolviendole las felicitaciones, antes de entrar en el despacho del señor Hambling.
Esperando de pie a que el doctor les ofreciera sentarse, lo cual no tardo en hacer. Una vez sentado se presento.
- Mi nombres es Douglas Mindstale, es un placer - dijo con educación, mientras se inclinaba hacia delante ofreciendole la mamo.

Ellen: Sé que el señor Gallagher puede ser más famoso que el resto pero no se permiten que se tomen fotografías. 

Lorna apretó los labios y miró de reojo a Ellen. Si no le decía nada a ella es porque habría pensado que su cartera para las cámaras era una normal y corriente. Mientras nadie lo notase no tendría nada que temer, a fin de cuentas le habían dejado a Rosemary llevar la suya "sin carrete". 

La enfermera les guió por el hospital y les llevó hasta un amplísimo ascensor. Comenzó a comentarles algunas cosas y todo parecía indicar que el caso seguía pareciendo bastante raro. Lorna habría participado en aquella conversación, pero con el resfriado que tenía se pasó la mayor parte del tiempo limpiándose la nariz; el cambio brusco de temperatura no le había sentado bien.

-Sí, todo parece muy raro -comentó en general.

Llegaron hasta el despacho del Hambling y les saludó a todos.

Ellen: Un placer conoceros, luego dejaré aviso de eso Yvaine, espero que podáis ayudar al teniente. Ah, y ¡Feliz Navidad!

-Feliz Navidad -le dijo despidiéndose con la mano.

Hambling: Por favor, tomen asiento y díganme como se llaman. Son ustedes los recomendados de Pavel. Por favor. Hablen con franqueza, ¿qué es lo que saben del teniente Gallagher?

Lorna tomó asiento y se frotó la nariz algo molesta. 

-Yo me llamo Lorna... 

"El apellido también"

-Duverger -carraspeó-. Pues nos comentaron que el teniente Gallagher era un señor bastante competente, con veinte años, creo, de servicio en los que no había pedido ni una baja. Pero hace poco comenzó a investigar unos asesinatos y acabó... bueno... -"No hables de forma tan informal"-, ingresado aquí indispuesto. 

Pero de pronto, Rosemary pidió ir al baño y tuvo un pequeño enfrentamiento con el señor Hambling. Aquella actitud la había incomodado un poco en el coche, pero viendo que ahora iba dirigida a un "señor trajeado importante" tenía que reconocer que resultaba más divertida y entretenida. 

La información que nos da la enfermera es interesante a pesar de mostrarnos que el teniente parece ir a peor, no comer no es una buena señal y me extraña que no le hayan obligado, además es curioso que actúe de distinta forma a la que lo han hecho otros pacientes con el mismo fármaco. Hago una mueca y muevo ligeramente la cabeza a los lados.

—Gracias, lo intentaremos— le contesto cuando menciona la lista de teléfonos que hay en recepción.

No puedo evitar que mi rostro se ensombrezca cuando menciona las planes que tiene con su familia, mis ojos se mueven hacia su vientre, dando un rápido vistazo antes de bajar la mirada hacia el suelo y proseguir caminando tras ella hacia el despacho del director del centro, uno en el que se puede apreciar que también dispone de una familia rebosante de felicidad.

—Feliz Navidad y gracias de nuevo por su ayuda— respondo a la enfermera antes de que se vaya, observando su trayecto hasta la puerta.

—Buenas noches señor Hambling— saludo al director—. Gracias, es usted muy amable. Mi nombre es Yvaine Dingwall— concluyo dejando mi mochila y mi bolsa al lado de la silla en la que voy a tomar asiento.

«Increíble», pienso en silencio ante la reacción de Rosemary. Fue la que más insistió para venir esta noche y ahora deja la conversación antes de comenzar, podría haberlo hecho antes de entrar y no mostrar esta falta de educación. 

Una vez Rosemary ha abandonado la habitación, centro mi atención en el director. —Lo que ha comentado la señorita Duverger es básicamente todo lo que sabemos— añado confirmando lo que ella había dicho.

Tomo asiento, saco una libreta y un bolígrafo de mi mochila. Luego cruzo las piernas y espero expectante a la nueva información que me parece ha prometido el director, al menos esa es la expectativa que ha creado en mí, algo tenían que haber visto estos días, y sobretodo con la extraña conducta que parece apreciarse alrededor del teniente Gallagher y ahora, también en los que han entrado en contacto con él.

Doy unos golpes con el bolígrafo sobre la libreta y empiezo a escribir algunas de las cosas que nos han ido contando, pequeños detalles que podrían ayudarnos en un futuro o simplemente no servir para absolutamente nada.

Una vez sentado de nuevo tras haberse levantado cuando Rosemary habia abandonado la habitación para ir al baño.
- Supongo que el señor Pavel ya le habrá informado - dijo acercando la silla a la mesa.
- Sabemos que sufrio un brote psicótico, después de trabajar durante 20 años sin cogerse ni un día por enfermedad. Raro pero pero supongo que puede pasar, la falta de descanso tal vez- miró hacia los lados algo nervioso y tras aclararse la garganta Douglas continuo
- También nos han comentado que hay cosas extrañas en todo esto, algo que dijo la viuda, algo de unas voces, ruidos de viento o algo así. ¿ hay algo que pueda decirnos sobre esto? Aunque seguramente no sea nada- Aunque Douglas dijo esa ultima frase para quitarle importacia al tema clavo su mirada en el señor Hambling.

Tras cerrar la puerta a tus espaldas un largo pasillo queda delante, serán sobre las siete de la tarde y no queda mucha gente trabajando en la residencia y los que están se encontrarán probablemente en el comedor con la cena, por lo que el pasillo esta vacío. 

Al final del pasillo, pasando por el ascensor por el que habéis subido y lo dejas a mano derecha, encuentras una sala bajo el cartel de privado. Es una pequeña sala de descanso de personal. En esta planta apenas hay pacientes, sólo los más crónicos y estables. 

Hay un ordenador en una vieja mesa. 

No es difícil darse cuenta de que el señor Hambling está visiblemente molesto con vuestra compañera y eso hace que su gesto se endurezca. Su mirada ya no es tan cálida y parece haber perdido parte del interén en atenderos. 

Espera vuestras contestaciones en silencio y resopla antes de contestar. 

Bien, Pavel se puso en contacto conmigo, de modo que les daré una oportunidad. El señor Gallagher fue ingresado a principios de semana en una crisis de ansiedad. Los sedantes hicieron su efecto con normalidad. Sin embargo cuando comenzamos a retirarlos empezamos a percibir ciertos comportamientos extraños. Anorexia, arranques de ira. Lleva arios días siendo alimentado por vía parenteral pero aún así sigue presentando una fuerza extraordinaria llegando incluso a knockear a uno de los celadores, Justin. Personalmente creo que fue un mal golpe pero no deja de sorprenderme que un señor de sesenta años derribara a Justin que es un jugador de rugby aficionado. 

Mira a la puerta por la que la señorita Stonewall ha salido. Por favor, díganme que ella no era la médico, Pavel me ha dicho que uno de ustedes lo era. 

Era obvio que el doctor Hambling estaba molesto y Douglas asintio respetuosamente cuando este acepto darles una oportunidad.

Tras escuchar atentamente lo que el doctor tenía que decir, lo cual solo añadio más misterio al asunto, un hombre de mediana edad que era capaz de derribar a un celador aficionado al rugby padeciendo anorexia, hasta Douglas con sus nulos conocimientos de medicina sabia que muy normal no era, y otra duda asalto su mente cuán seguro seria ver al señor Gallagher.

- Teníamos la intención de ver al señor Gallagher, aunque por lo que dice puede que no sea del todo seguro - Douglas no podia disimular su preocupación.

Aparentando calma, mis ojos se van moviendo alrededor del señor Hambling y volviendo a él, sujeto mi bolígrafo con un mano y con la otra vigilo que no caiga el cuaderno que está sobre mis piernas cruzadas. Soy capaz de percibir la molestia en el rostro del director y es fácil saber quién es la culpable. Una vez empieza a hablar, voy apuntando las palabras clave rápidamente con una letra cursiva que se estira hacia la derecha y no permite distinguir bien algunas de las letras.

Al mirar él hacia la puerta, tomo la palabra.

—No se preocupe, soy yo, disculpe por no habérselo dicho antes— respondo a la duda que parece surgirle al director, doy un suspiro—. No se lo tenga en cuenta, tiene un carácter peculiar.

—Bueno, volvamos a lo que nos concierte— digo dando dos golpecitos al cuaderno.

—Según ha dicho, los comportamientos extraños empezaron después de retirarle los sedantes— señalo ese punto en mi hoja. —¿Cuánto tiempo estuvo sedado? ¿No consideraron volver a sedarlo una vez vieron esos arranques de ira?

—Una sedación prolongada puede ser peligrosa e incluso empeorar el pronóstico del paciente; pero en este caso, parecía una opción a considerar ¿qué motivos tuvieron para no hacerlo?

Desplazo la punta de mi bolígrafo hasta el siguiente punto que he anotado con anterioridad.

—También me resulta extraño que este siendo alimentado por vía parenteral, y aun así fuera capaz de incapacitar al celador, puesto que parece que el paciente debería estar en reposo y calmado para sorprender a Justin teniendo en cuenta su labor y experiencia. Asumo también que llegados a ese punto ya se habían dejado de suministrar los fármacos pertinentes.

Dejo de hablar y respiro de forma calmada y reflexiva, bajando mi vista a lo hoja y perdiéndome de nuevo en mis pensamientos y la idea que se esta formando en mi interior de lo sucedido.

—Estos arranques de ira, intuyo que ya se habían presentado antes del incidente y que han ido aumentando de forma creciente, se habría arrancado la vía o quizás habría habido algún intento de autolesionarse.

—¿Qué nos podría decir sobre ello?— pregunto—. Y por último también no es necesario saber cuál es su estado actual y si es adecuado realizar una visita al señor Gallagher, puesto que para nosotros es importante ver dónde ocurrió e intentar percibir lo que han comentado varios de los testigos; pero mucho más importante es el bienestar del paciente y si nuestra presencia podría acarrearle algún trastorno, que viendo lo ocurrido, parece más que probable. 

Al terminar de hablar, trago saliva y me aclaro la garganta, la siento seca. Necesito beber un poco de agua.

Me deslizo sobre el linóleo sucio que recubre la superficie del suelo con agilidad, agradeciendo la suela gastada de mis botas que no arrancan ningún sonido sobre él. En unas cuantas zancadas, descubro una pequeña habitación privada, y allí, un ordenador.

Bingo.

Lo inicio rápidamente, y sin sentarme sobre la silla, introduzco el comando para iniciar el Windows. Gracias a Satán que hice aquel cursillo de informática por correspondencia. Mientras el ordenador arranca, reviso los papeles que hay sobre el escritorio, y los cajones, buscando algún fichero o nota que pudiera servirme. 

Efectivamente descubres la localización de la celda en la que se encuentra el paciente 17786- Peter Gallagher, se encuentra en el sótano, en aislamiento. El acceso a la historia clínica sin embargo pide el número de colegiado el facultativo y no puedes leer más que la información disponible a las enfermeras sobre la dieta y el manejo. Eso si, lo califican como peligroso y según protocolo nadie puede entrar solo a la habitación. 

Peligroso, eh... eso no nos lo habían dicho. 

Vale, esto se pone interesante. Le hago una foto a la pantalla, y a toda la información que he podido recuperar, y me vuelvo a esconder la cámara por dentro del abrigo, antes de apagar el ordenador y dejarlo todo como estaba.
Salgo de la sala de descanso, y me dirijo directamente hacia el ascensor. Próxima parada: el sótano.

El pasillo del sótano es igual que el de la segunda planta en la que te encontrabas pero sin ventanas obviamente. Es un lugar menos concurrido aunque la distribución es muy similar al resto de pisos, de hecho la única planta distinta es la principal, en la que se encuentran los elementos comunes. Es la hora de la cena así que esta planta está desierta en ese momento. 

Se están cerrando las puertas del ascensor cuando te percatas que hay un plano de la planta justo al lado, donde se señalan las salidas y recorridos en caso de emergencia. Justo al lado en un armario en alto hay un extintor. Todas las habitaciones son más o menos similares excepto un par. Está todo bastante oscuro, justo a tu lado a la derecha hay una puerta en la que se oye algo de ruido y una tenue luz asoma bajo la puerta. 

Por fin, piensa Richard, sonríe y dirige toda su atención a la joven Dingwall extendiéndole el expediente que había en sus manos. 

Interesantes preguntas, Yvaine. Les contaré los hechos tal y como han sucedido aunque lo tienen todo perfectamente descrito en su expediente como puede ver. Se levanta de la mesa y se dirige hacia la silla de Ivaine casi que se podría decir, entusiasmado, abriendo la carpeta y señalando varios datos en las hojas del historial. 

Bien, como les comentaba el teniente Peter Gallagher, varón caucásico en torno a los sesenta años de edad, ingresó el día dieciocho... mira su reloj, si, el dieciocho, hace unos cinco días. Se frota la barbilla. Vaya es increíble la de cosas que han pasado en estos días. 

Veamos, inicialmente el paciente venía del hospital diagnosticado de una crisis de ansiedad. analítica normal, sin antecedentes de trastornos previos ni enfermedades concomitantes. Recibimos muchos pacientes de este tipo, policías. bomberos... ya sabe, el estrés postraumático. Son casos comunes y de ese modo se aplicó el tratamiento rutinario. Hace un gesto con la mano incitando hablar a Yvaine y dar la respuesta pero continúa sin esperar. Eso es, benzodiazepinas y un antidepresivo, la mirtazapina. Esto debería devolver la alegría de vivir a un vivo. Al tercer día retiramos la benzodiazepine que veamos, concretamente era midazolam, por valorar si la somnolencia y la falta de apetito del paciente era debido a ella. 

Se coloca las gafas quitándole el expediente a Yvaine para volver a leer y proseguir. Si, ahí fue. Ese día por la noche seguía sin querer comer por lo que Justin entró en la sala para colocarle un catéter periférico y administrarle La Bolsa de nutrición parenteral, ese día fue cuando le atacó. Justin aseguraba haber oído varias voces en el cuarto, pero sólo sucedió en su turno, nadie más escuchó nada. 

Mmmm aja... sigue rebuscando en los papeles. En ese momento empezamos a tratarlo de esquizofrenia paranoide, con haloperidol inyectable. Mira a Yvaine buscando su aprobación ​​​​​​​hemos empezado a cinco miligramos dos veces al día sin retirar el antidepresivo. 

Parece que responde, es decir el paciente no ha vuelto a tener ningún brote psicótico, persiste la anorexia pero creemos que es por la medicación, no ha perdido peso, mantenemos la parenteral. ¿Qué le parece? Podría tratarse del caso más singular de mi carrera. Una esquizofrenia que debuta a los sesenta. En los artículos publicados por eminencias como Angst Baastrup insisten en el desarrollo temprano de la enfermedad, antes incluso de la pubertad. Tan solo hay un trece por ciento de casos por encima de los cincuenta años. 

El señor Hambling parece hasta emocionado contando el caso. Pavel, en cualquier caso me solicitó permiso para que ustedes valoraran el caso. Bajaremos ahora a la planta en la que se encuentra el paciente. Me temo que es muy tarde y que yo debo de marcharme pero el celador les atenderá y resolverá las dudas que le puedan quedar. 

Mira a Douglas, enciende un monitor en el que se ve a un hombre estático en una esquina. 

​​​​​​​

Desde que comenzamos con la nueva medicación, Gallagher no presenta ningún comportamiento agresivo, generalmente está agazapado en una esquina de su celda sin mediar palabra, como pueden observar. De hecho, dudo que pueda decirles nada hasta que no comencemos a bajar la dosis, pero el señor Klodzinski insistió en que debían venir a verlo a la mayor brevedad. 

Díganme, ¿qué opinan? Podemos bajar a verlo cuando deseen. 

​​​​​​​