Partida Rol por web

Lorna tuvo que reprimir una sonrisa cuando Hambling preguntó desesperado por quién era la médica, aunque ese ánimo se esfumó rápidamente. Cuando comenzó a relatar los hechos, parpadeó perpleja y miró de reojo a sus compañeros. ¿Sólo cinco días desde su ingreso? Puede que lo mencionase el señor Klodzinski y no se hubiese dado cuenta, pero habría jurado que era bastante más.

Las siguientes palabras no significaron demasiado para ella, o al menos al mismo nivel que sus compañeros, ya que sus conocimientos de medicina y psicología eran bastante básicos. Aunque seguía sin haber explicación aparente para el hecho de que aquel tal Justin hubiese escuchado voces. 

Sin embargo, lo peor fue cuando se encendió la pantalla.

-Joder... murmuró sin poder evitarlo.

Sabía que Gallagher iba a estar mal, pero no tan mal, o al menos así le parecía al verlo con sus propios ojos. ¿Y encima iban a verlo ahora? 

Resopló incómoda y volvió a sonarse la nariz, en parte para disimular un poco su preocupación.

Díganme, ¿qué opinan? Podemos bajar a verlo cuando deseen. 

 -Sí, ehm, cuando queráis bajamos -dijo mirando a sus lados.

"Nunca, por favor".

Douglas miró la pantalla y frunció el ceño , luego miró a al doctor Hambling, ¿esto era normal? tal vez no presentaba ningún comportamiento agresivo, pero tétrico lo era un rato.

Cita:

Douglas asintió involuntariamente joder era la palabra correcta.

Douglas se aclaro la garganta antes de decir nada, para asegurarse de que algún donido salia de su garganta.

-Para que retrasarlo más -
Dijo mientras seguia mirando la pantallano, incapaz de apartar los ojos, había confianza ni seguridad en su tono, su padre siempre decía si algo no te apetece hazlo de inmediato así te lo sacas de encima, aunque Douglas estaba seguro de que no se refería a este tipo de cosas.

Resignandose a su suerte Douglas se levanto de la silla, como echaba de menos sus libros, datos, bendito aburrimiento, maldecía para sus adentros.

Tomo el expediente que me ofrece el director y echo un vistazo rápido antes de que se ofrezca a explicarlo. Cuando se ofrece, asiento y le escucho. Asumo que ha trabajado mucho años aquí y que su experiencia puede ser fundamental para descubrir las rarezas de este caso y en que se diferencia de todos los demás. Guardo silencio a hasta que pide mi opinión.

—No consideraría un trece por ciento como un porcentaje bajo— añado—, es raro; pero diría que entra dentro de lo posible. Aun así, hay detalles que resultan de lo más singulares y eso es lo que digamos hace este caso, especial.

Bajo la vista hacia mi bloc y anoto algunos detalles.

—Que no siga perdiendo peso es fundamental y esperemos que no vuelva a mostrar un comportamiento agresivo— digo terminando con mis anotaciones sin levantar la vista de mi cuaderno.

Comprendo la emoción que muestra el director, la mayoría de casos deben ser tan comunes que con el tiempo todo esto se debe haber vuelto monótono. Supongo que es como un soplo de aire fresco. Me quedo pensativa mirando hacia el director, es un caso demasiado peculiar para atreverme a dar una opinión.

—Por el momento parece que funciona; pero todas las precauciones que tomemos son pocas. No somos jugadores de rugby...— comento haciendo alusión a la visita que vamos a realizar—. En fin, no lo retrasemos más; pero por favor, id todos con cuidado— termino advirtiendo a mis compañeros mientras miro hacia la pantalla con la vista fija en el hombre que esta ahí, estático frente a la pared.

Memorizo el mapa de la planta, y al salir del ascensor, bloqueo rápidamente la puerta con uno de los extintores. No quiero visitas sorpresa mientras esté aquí abajo. 

Echo un vistazo al pasillo, buscando sanitarios que me puedan joder el plan, y cuando veo que está todo despejado, comienzo a llamar a las puertas de las celdas, esperando alguna contestación al otro lado.

-Buenas noches y... erh feliz Navidad -comento, poniendo voz alegre. Me está dando un sarpullido-. Soy Mary Stone, representante del Ministerio de Sanidad. Venía a hacerles una corta entrevista para asegurarme de que las condiciones de la Residencia son adecuadas para ustedes.

Se asoma por la puerta un hombre de mediana edad sorprendido por escuchar la voz de alguien en el pasillo. Es un señor con aspecto afable y unos ciertos kilos de más, tiene un lápiz detrás de la oreja y sujeta una revista de crucigramas. Te mira de arriba a abajo sin entender nada. 

Señorita no debería de estar usted aquí. éstas son las celdas de aislamiento. Si desea preguntar ese tipo de cuestiones lo debería hacer en recepción. 

Carrraspea y mira hacia dentro un instante como si vigilara algo.

Os dirigís siguiendo al doctor Hambling por el largo pasillo hasta el ascensor. Allí pulsa el botón hacia el sótano. Pero no funciona. Os dice que es normal, tendréis que bajar por las escaleras pero sólo son tres pisos al sótano.  Al abrirse la puerta que da acceso a las escaleras, hayais una planta  con la misma distribución al piso superior. Si tenéis alguna pregunta el señor Hambling os responderá amigablemente. 

Ha una salvedad sin embargo, donde se encontraba el despacho del director en la planta superior hay un par de estancias distintas, son las celdas de aislamiento. Richard, os conduce directamente a ellas donde suena una música distinta al hilo musical. En la puerta hay un hombre vestido con un pijama verde, hablando con una chica a la que pronto reconocéis como Rosemary. 

Antes de que puedas contestar al hombre, suna una puerta, la que da acceso a las escaleras. De ella salen y se acercan tus compañeros que van acompañados por el director del centro que al reconocerte de inmediato cambia su expresión. 

¿Por qué no me sorprende verla aquí abajo? Imaginaba que encontrar el aseo sería complicado para usted. dirige una furibunda mirada al enfermero y después se dirige de nuevo a Rosemary. Este es mi trabajo, es mi hogar, no me gustan estos juegos de niñata desconfiada, Conrad, espero que te haya tratado con respeto. 

Después de dirige al resto de invitados. 

Este es el celador del turno de noche, Conrad Walters. Lo mira y éste le devuelve un gesto de asentimiento. Yo debo marcharme ya, mañana me espera un duro día y es tarde. Sonríe con su amabilidad característica. Conrad les ayudará en lo posible. Buenas noches y espero que encuentren lo que buscan. Tras esto, Hamblin da media vuelta y vuelve por el oscuro pasillo.

Tras la puerta número 2, hay un pequeño pasillo, en el lado derecho de éste, hay un cristal a través del cual se observa el interior de la auténtica celda que ocupa Gallagher. Al final del pasillo hay otra puerta por la que véis pasar al celador y conduce directamente a la estancia. En esa sala, hay espacio suficiente para una mesa y una silla, y sobre la mesa puede verse una pequeña televisión con un par de antenas, está encendida.

El celador mira nervioso a Hambling e intenta tirar disimuladamente una revista que tenía en la mano detrás de la puerta para que no se la vea. Se endereza un poco y mira incrédulo a Rosemary. 

Acaba de bajar señor. No le he contestado nada. se excusa. Después de dirige a los demás sonriendo amistosamente, parece un hombre bastante bonachón. 

Sabiamos que vendrían. Ahora les informaré de lo que esté en mi mano, pero tengo poco que contar. Pasen. Buenas noches jefe, nos vemos mañana. 

Os asomáis a la habitación que es como una antesala por la que se puede vigilar al sujeto. La habitación de Gallagher es acolchada y suficientemente espaciosa. De su alto techo cuelga una lámpara que ilumina la estancia. Veis un cuerpo en una esquina de la cama sentado con las rodillas dobladas y la cabeza agachada por entre sus brazos cuyos codos están apoyados sobre las piernas. El cuerpo está inmóvil. a su lado hay una bandeja de comida sin probar. 

Me pongo de rodillas para mirar por debajo de la puerta de la celda, esperando ver algún movimiento, cuando una voz me arranca un sobresalto.

Señorita no debería de estar usted aquí. éstas son las celdas de aislamiento. Si desea preguntar ese tipo de cuestiones lo debería hacer en recepción. 

-Hostia puta -exclamo, poniéndome en pie-. Erh... hola. No sabía que había un sanitario por aquí -explico, sinceramente. Muy mal Rosemary, muy mal.

De pronto, escucho un sonido inconfundible de pasos por las escaleras, y alarmada, me dirijo rápidamente hacia el ascensor. Justo cuando aparece el director del centro, le doy una disimulada coz al extintor que mantiene la puerta abierta para que se meta para adentro, y se cierren discretamente las puertas.

¿Por qué no me sorprende verla aquí abajo? Imaginaba que encontrar el aseo sería complicado para usted. 

Ah, veo que nos profesamos la misma simpatía. Me encojo de hombros. No merece la pena cabrearle más con los millones de chistes de funcionarios que se me pasan ahora por la cabeza.

Este es mi trabajo, es mi hogar, no me gustan estos juegos de niñata desconfiada, Conrad, espero que te haya tratado con respeto.  

Ooooh ¿niñata? ¿Cuántos años creerá que tengo? Qué encanto.

Acaba de bajar señor. No le he contestado nada.  

-Es verdad, "señor", Conrad se ha portado muy bien -replico con sorna.

Este es el celador del turno de noche, Conrad Walters. Yo debo marcharme ya, mañana me espera un duro día y es tarde. Conrad les ayudará en lo posible. Buenas noches y espero que encuentren lo que buscan.  

-Adiós señor director -me despido, haciendo un gesto con la mano y mordiéndome el labio inferior de forma sexy. Como si fuera una colegiala que se ha portado mal y debe ir al despacho del director a recibir "un castigo".

En cuanto desaparece, pongo los ojos en blanco, y me uno al grupo, esbozando un gesto vago con la mano como diciendo "no preguntéis".

Sabiamos que vendrían. Ahora les informaré de lo que esté en mi mano, pero tengo poco que contar. Pasen. Buenas noches jefe, nos vemos mañana. 

Entramos en la antesala acristalada de la celda del señor Gallagher, y en cuanto veo al enfermo, acciono de forma distraída el disparador de la cámara, disimulando el sonido del carrete con un fuerte estornudo. 

Al no tener ni idea de medicina Douglas hizo lo mejor que podía hacer callarse y dejar que Yvaine se ocupará de ese frente. Cuando terminaron de hablar el señor Hambling se dispuso a llevarles a la a la celda, y aunque a douglas se le ocurrían un millar de sitios donde preferiría sigio al doctor, hasta llegar al pasillo. Douglas se llevo una mano a la cabeza y solto un suspiro al ve como atrapaban infraganti a la señorita Stonewall intentando espiar por debajo de la puerta.

Cita:

Douglas dio un paso al lado para dejar pasar al doctor. - Buenas noches, y feliz navidad- se despidio Douglas tras lo cual se encaró a la puerta de la antesala y entro junto a los demás.
Tomo aire, ya no había marcha atrás pensó solto un suspiro y se quedo mirando al señor Gallagher a través del espejo.

Cita:

Douglas miró al celador, antes de entrar queria hacerle algunas preguntas al celador. - señor Walters se que lleva poco tiempo aquí, ¿pero hay algo que le haya llamado la atención, algo fuera de lo común?-

Camino tras el director cargada con mi bolsa y mi mochila. Abro levemente los ojos al encontrarnos a Rosemary hablando con uno de los celadores y en ese instante, después de escuchar las palabras del señor Hambling, estas se repiten de nuevo en mi mente: «¿por qué no me sorprende?», y lo cierto es que no lo hace, a esa chica parece que le gusta ir directa al grano.

No hago ningún comentario cuando le suelta la reprimenda a Rosemary, simplemente espero a que el director vuelva a centrarse en lo que realmente es importante. Una vez lo hace. Miro hacia el celador y lo saludo.

—Encanta, soy Yvaine Dingwall.

Después tiendo la mano al director. —Gracias por su ayuda. Buenas noches— digo despidiéndome de él.

Una vez los pasos del principal encargado de la residencia se empiezan a escuchar más lejanos, miro hacia la joven desaprobando su actitud. Ya habían accedido a mostrarlo todo, no era necesario hacerlo de esta forma tan poco profesional. Aunque enseguida el celador vuelve al tema que nos interesa y dejo de prestar atención a nuestra compañera.

—Es muy amable, y no se preocupe, toda información es útil— le contesto.

Cuando pasamos a la antesala, dejo mi bolsa negra a un lado y me acerco a la puerta para observar al sujeto poniéndome de puntillas. Me fijo en él y luego en la bandeja en la que se encuentra la cena. Por el momento, la imagen que se nos presenta es la misma a la que había hecho alusión el director; un hombre que no prueba bocado y en una aparente calma.

Al escuchar el estornudo de mi compañera me vuelvo hacia ella. —Salud— digo observando a la joven—. Estese atenta, aunque no haya pasado nada más, no podemos fiarnos— le comento haciendo alusión al pasado incidente con el celador.

Después me dirijo hacia el nuevo celador.

—Señor Walters ¿podríamos pasar?— le pregunto. Está claro que debemos intentar sentir lo que otros ya han sentido—. Por favor.

Lorna siguió al director y al resto de sus compañeros hasta el ascensor, que ni siquiera funcionaba, así que tuvieron que bajar las escaleras.

"¿Es que esto puede tener peor pinta?" pensó. 

Durante el trayecto trató de prepararse mentalmente para lo que iba a ver. ¿En serio le afectaba tanto el ver a aquel señor que no conocía de nada en ese estado? Quizás era por el hecho de saber lo rápido que se había vuelto así.

No tardaron mucho en llegar a la celda, donde les ¿esperaba? Stonewall. 

Hambling: ¿Por qué no me sorprende verla aquí abajo? Imaginaba que encontrar el aseo sería complicado para usted. Este es mi trabajo, es mi hogar, no me gustan estos juegos de niñata desconfiada, Conrad, espero que te haya tratado con respeto. 

Nuevamente, tuvo que reprimir una sonrisa.  No podía evitar divertirse con la forma en la que había estado destruyendo la paciencia del señor Hambling con tan poco tiempo.

Hambling: Este es el celador del turno de noche, Conrad Walters. Yo debo marcharme ya, mañana me espera un duro día y es tarde. Conrad les ayudará en lo posible. Buenas noches y espero que encuentren lo que buscan.  

-Buenas noches señor -dijo.

Se acercaron a ver al paciente. Su presencia era igual de perturbadora que visto a través de la pantalla. Mientras apartaba la vista un poco, se fijó en que Stonewall había hecho una foto disimuladamente. La suya no era precisamente pequeña, y sacarla de la bolsa disimuladamente no iba a colar si estaba el celador delante. Resignada, se tendría que esperar a que se quedasen solos.

"Te falta sangre para esto..."

Conrad os mira y luego hace un gesto para dejaros pasar. En lo que es la antesala de la habitación hay una mesa con una televisión portátil y en ella aparece un concurso de famosos cantando canciones populares. Hay varias revistas de crucigramas y una taza de café. 

Pasen, pasen. Aunque os sonríe tiene cierta cara de desconcierto pero parece contentos de que estéis. Bueno ahí tienen al teniente. No ha cenado nada hoy tampoco. Ni siquiera ve la televisión. Simplemente está ahí.