La respuesta recibida en el teléfono del pelirrojo por parte de Hanzo fue un vago y directo "okey", siendo que a los pocos minutos Sora recibiría las instrucciones que había pedido haciéndose pasar por Luck, donde el chico explicaba que caminos tomar para subir hacia su propia habitación, insistiendo en que no tendría problemas si pedía indicaciones en caso de perderse, y asegurando que no tendría problemas mientras no tomase caminos que llevasen hacia abajo.
El acto de los ruidos y el trato general que le dio al cuerpo sirvieron para no levantar sospecha alguna: Luck yacía muerto sobre la tina mientras Sora parecía haber conseguido la libertad para pasearse casi como le plazca por la mansión, cambiando sus ropas a algo más cómodo antes de disfrutar de las delicias que habían preparado para ella.
La idea de asesinar y justificarse tan rápido no era algo que Sora hubiese imaginado antes, pero desde pequeña su abuelo le había enseñado el tipo de destino al que estaban ligados los de su quirk, y que muchas veces no habían otras maneras de resolver las cosas, por lo que solo quedaba cargar con lo que tenían y vivir con ello.
Luego de una última probada al tofú y beber algo de sake hasta quedarse con el sabor en la boca, Sora podría abandonar la habitación apenas llamando la atención de los guardias del pasillo: una excusa tonta fue más que suficiente para convencerlos de que todo estaba bien y que podía moverse, por lo que luego solo fue cuestión de pasearse por los pasillos y subir un par de escaleras para ir a su destino. De camino, nuevamente podría observar los lujos que aquella familia no se molestaba en ocultar, con hermosos cuadros y artesanías decorando el camino, así como preciosas vistas a través de las ventanas que daban al jardín, donde al parecer había algo de movimiento por parte de los vigilantes de la mansión.
Tras tocar la puerta para anunciar su llegada, Sora entraría a la habitación perteneciente a aquel chico cuya confianza aún era evaluada por la chica, ligeramente inclinada a alguien de su lado pero sin bajar la guardia.
A diferencia de Luck, la habitación de Hanzo se asemejaba a la de alguien especialmente estudioso, con grandes estanterías repletas de libros variados, herramientas de investigación, entre otras cosas al que solo un genio les sacaría provecho realmente. No podía faltar una buena cama en ninguna habitación de la mansión, excepto por supuesto en la suya: en lugar de tener algo que ocupase espacio como eso, Hanzo tenía rincón apartado para colocar su saco de dormir, siendo alguien que aprovechaba el espacio al máximo provocando también que hubiese el espacio exacto entre muebles para andar sin tropezar con nada, pero a la vez muy limitado.
- Hmph... - el chico apartaría la mirada del libro que sostenía ante la llegada de Sora, volteando a verla con una expresión tranquila, sutilmente inquieta pero no incomoda. -. Lograste llegar hasta aquí... - concluiría.
Haber soltado todo de alguna manera le había servido al chico para calmarse, pero las palabras de Hiroko fueron las que pusieron su mente en su lugar. La seguridad que desprendía la chica no era una a la que estuviese acostumbrado, no cuando se trataba de alguien hablando mal de su padre, y si bien él se había convencido hace mucho tiempo de que no estaba para nada a gusto siendo una herramienta de su familia, nunca había tenido a nadie que se lo dijese y le impulsase a tomar las riendas de su vida. Aún así, en su mente aún tenía grabadas las consecuencias, las pocas veces que se intentó rebelar y lo terrible que terminó para él y para otros: si tan solo ser convertido en oro fuese lo peor que pudiese pasar...
- Maldición... - se quejaría, chasqueando con fuerza la lengua mientras se ajustaba las vendas de los brazos. -. No pienso pulir una estatua toda mi vida: si haremos esto... Prométeme que saldrás viva.
Con eso dicho, y aferrándose a una última luz de esperanza, Raiden acompañaría a la chica a abandonar aquel recibidor y adentrarse nuevamente en los pasillos de la mansión, dispuesto a guiarla a buscar a aquella niña capturada por su padre.
Al principio gozaron de libertad para moverse gracias al apoyo del chico, pues ningún guardia de camino pensaba que tuviesen ninguna idea de acabar con el jefe de la familia, pero ver como varios de los trabajadores de la mansión empezaban a correr por los pasillos, armados y preparando sus quirks, disparó vuestras preocupaciones, sobre todo por los gritos de los guardias quejándose y alertando de un peligroso intruso, mezclado con los ruidos de golpes y cuerpos volando por todas partes.
- ¿Qué diablos...?
A solo un par de pasillos, llegando desde el jardín, aquel chico de cabello rojo con negro avanzaba a paso constante hacia el interior de la mansión, enfrentándose a numerosos guardias que se lanzaban sobre él con armas y poderes. Angelo, por su parte, se limitaba a esquivar velozmente o bloquear de forma certera antes de desplazarse a grandes velocidades mientras salpicaba la sangre de sus victimas con cada corte de su espada rojiza.
- ¿¡QUIÉN MIERDA ES ESTE...!? - gritaba un guardia que le lanzaba bolas de fuego.
- ¡ES UN MONSTRU- ARGH-! - antes de poder terminar de gritar, tanto el otro guardia como su compañero terminaron con sus cuellos cortados por el vampiro, quién se detuvo unos instantes para lamer la sangre del filo de su arma, y entonces percatarse de Hiroko y Raiden al fondo del pasillo.
- ¡Oh, estás aquí! - exclamaría con una de sus sonrisas. -. Veo que has encontrado un buen sitio. Y yo que pensaba que era el único que trabajaba para otra gente, ¡Ha, ha, ha! - se reiría entonces, con esa natural confianza suya.
Si bien a Hiroko le quedó claro durante el intento de captura que Angelo era alguien particularmente fuerte y ágil, ver las vestimentas que usaba le daban la casi total seguridad de que no era un superviviente callejero como se supone que era, pues usaba un traje blanco con una larga gabardina y una capa roja sobre los hombros, como una especie de uniforme o traje de muy buena calidad.
Sora salió de la habitación arreglándose la ropa y despidiendose con un cantarín...
-Te veré luego darling ☆
No tardó mucho en seguir las instrucciones tras silenciar el movil ajeno y llevarlo con ella, y usando el suyo propio como guía. La habitación que le recibió era abarrotada y...no particularmente llena de ningún hobby más que el investigar y esas cosas que imaginaba hacía el chico.
-Hanzo. ¡Hola! -dijo contenta- ¿Estás ocupado o restringido de alguna forma? Esperaba que pudieras dedicarme algo de tiempo.
Ante la reacción animada de la chica, el chico liberaría un muy ligero suspiro, negando con la cabeza.
- Estoy disponible para lo que necesites: mi padre esta ocupado atendiendo sus asuntos en otra parte, aunque... Pensé que mi hermano querría pasar más tiempo contigo - comentaría, siendo que a diferencia de los trabajadores de la mansión que no cuestionarían nada, él tenía un pensamiento más lógico, y conocía mejor al pelirrojo. En todo caso, Hanzo volvería a negar con la cabeza, restándole importancia antes de dejar el libro que sostenía en una de las estanterías -. Muy bien: soy todo tuyo - concluiría.
Epilogo
Luego de los sucesos dentro de la mansión Nobunaga, los noticieros estallaron con la primicia de aquel sitio ardiendo en llamas en su totalidad. Aquella noche, de destaparon muchos casos de corrupción que relacionaban al cabeza de la familia con muchos empresarios importantes del mundo, provocando una cacería de los medios para obtener respuestas sobre los hechos.
Lo que los noticieros no alcanzaron a grabar fue la retirada de varias figuras de aquel terreno para volver a ocultarse entre las sombras de la ciudad. Una doctora que entre brazos llevaba a una pequeña niña, y en una bolsa los restos de su víctima. Una chica de larga coleta acompañada por un muchacho que finalmente pudo dejar tiradas sus vendas. Y finalmente, una chica que abandono la mansión acompañada por alguien cuya relación solo el tiempo podría describir.
A lo lejos, y tras haber aportado su parte en todo ese caos, un chico de cabello bicolor realizaba el reporte sobre lo sucedido: a sus superiores les interesaría estar al tanto de los detalles de la caída de aquella familia, y el ascenso de la nueva generación de villanos que nacía en la ciudad...