Partida Rol por web

No se quien se quiere casar pero tiene mis más sinceras condolencia si tiene en su contra al Gran Jon y al Lord Comandante. Decido quedarme a una distancia prudencial mientras oigo lo que dicen.

Parece que nuestro objetivo principal hoy no van a ser esos salvajes compañero... Susurro a Svipdag, que el Lord Comandante se mezcle en estos trequemanejes politicos me parece extraño y más cuando tenemos trabajo que hacer pero un par de días más alejado del muro no me parece tan mal y más si es en un castillo con los preparativos de una boda. Creo que vamos a comer y beber a gusto una temporada. Digo con una sonrisa

Al fin nos ponemos en marcha y acabo cabalgando al lado de Baggo en la retaguardia del grupo. También escucho los comentarios de Jon Umber y sonrío a pesar del intenso frió cuando escucho la opinión de Baggo. Inclinándome un poco sobre mi silla de montar, respondo.

Los nobles y sus extrañas prioridades. Pero espero que tengas razón. Si, eso que dices es un panorama bastante mejor que pelarse el culo sobre la silla de montar persiguiendo a algunos salvajes.

Y cierta clase de sonrisa se dibuja en mi rostro al decir esto.

De todos modos, no bajes la guardia. Pues ya puedes suponer a quien le tocara hacer el trabajo sucio si se presenta algun imprevisto.

Una mirada, solo me basta eso pra que trague  saliva. No se por que todo se  sienten tan impelidos a decidir por los demas o a chismorrotear como viejas, somos hombres del norte, guerreros.
Si el castellano de Bastion desea volver a casarse, eso es algo que no os debe de importar.
Es un buen hombre y un mejor guerrero. Ojala hubiera mas como el
Giro la cabeza hacia mis hombres, son valientes, como los que mas, se que algunos le conocen y han  intercambiado palabras con él en alguna visita, pero que no se esperen que esta en una visita social. Mi mirada se cruza con la de Benjen, no dice nada, solo asiente. Si todos los hombres fueran como ellos.
Al galope hombres, tenemos salvajes que atrapar clavo talonles para azuzarle, hoy debemos recorrer mucho camino, ninguna parada, ningun lugar seguro en el camino. Esta noche el suelo sera nuestra cama y el cielo nuestro techo.

Ya habeis oido Guardia de la Noche, cabalgad hasta que os sangren las posaderas Al pasar junto a Umber no le miro y no cambio el gesto de seriedad. Un dia vuestra inmensa bocaza Lord Umber os causara problemas Solo consigo un gruñido como respuesta antes de que salga tras nuestro Lord Comandante.

La amena conversacion que mantenía con Baggo, a pesar de la nieve que nos cae encima, en la retaguardia del grupo, se ve interrumpida por las palabras de nuestro Lord Comandante. De reojo, cruzo una mirada con mi compañero cuando tras nuestro Lord Comandante, habla Benjen. Y una vez escuchadas sus palabras, la vanguardia del grupo, aumenta la intensidad de su galope.

Por supuesto, nosotros no nos quedamos atrás. Y mi montura, responde con nobleza al esfuerzo que le pido. El castillo de los Umber, se pierde entre el follaje del bosque y ahora, avanzamos por una sinuosa senda a través de un techo de ramas cargadas de nieve. De manera casi rutinaria, pues ya llevo varios años al servicio de la guardia, mantengo toda mi atención en los lindes del camino. Pues si se produjera un ataque, seria o bien la vanguardia o bien, nosotros la retaguardia, los que se llevarían el primer golpe. Y mientras galopamos a través del sendero del bosque, le digo a Baggo.

Me temo que tu apreciación ha sido excesivamente optimista. No podemos olvidar quienes somos ni cual es nuestra misión. Pero esto te aseguro amigo mio. Por mi parte, tratare de acabar con el trabajo en el menor tiempo posible. De esta manera, quizas tengamos tiempo de disfrutar de las mieles de la victoria al abrigo de las bóvedas del Bastion Kark.

Y la breve carcajada que resuena tras mis palabras, no hace presagiar nada bueno para cualquier desgraciado que se cruce en nuestro camino.

Me encojo de hombros mientras espoleo al caballo tras oir a nuestro Lord Comandante y a Benjen.

Una lastima, por un momento pensé que tendríamos suerte... pero si tuvieramos suerte supongo que no estaríamos en la guardia.  Comento con una risa Solo espero que esos salvajes no se dediquen a esconderse, con este tiempo puede ser dificil encontrar a un pequeño grupo que no quiera ser encontrado. Más si somos más y tenemos que acampar, tendran muy facil seguir nuestros movimientos para esquivarnos. Bastion Kar creo que queda cada vez más lejos...  

Galopais hasta que literalmente os duelen las posaderas y el cielo se va cubriendo poco a poco para que vuelva a nevar, maldita nive y maldito tiempo. Bueno menos es nada, al menos en el bosque no tendreis tanto frio los arboles os resguardaran del frio exterior.

Es tarde ha anochecido ya cuando montais campamento, algunos estan demasiado huraños, tal vez el discurso del Lord comandante no ha ayudado nada, o tal vez saben que lo de los salvajes puede que no encontreis a ninguno que ya se hayan marchado. Es extraño, no habeis oido ni animales, ni huellas, nada en este tiempo, nada de nada, ni visto nada solo sombras en la oscuridad.

La figura lejana del lobo, la figura humanoide, el viento levantando la nieve, pero despues nada.

Tras todo el día cabalgando al montar el campamento estoy literalmente destrozado. Me encargo de dar de comer a los cuervos que llevamos para mantener las comunicaciones mientras otros montan las tiendas.

Me temo que esto va a ser como buscar una aguja en un pajar, nos daremos unas cuantas largas cabalgadas acabaremos destrozados pero no tendremos ningun resultado... pero los gestos hay que hacerlos aunque se sepan que son inutiles. Me quejode nuestra situación con mi compañero.

El anochecer termina llegando y con el, al fin un descanso. Bajo de mi caballo y me estiro gruñendo, para después, ocuparme tanto de mi montura como de la de Baggo. Ato las riendas de los animales a una rama baja de un árbol y escarbo en el suelo con el tacón de mi bota hasta dejar a la vista, un poco de escasa y congelada hierba. Y viendo lo poco apetitosa que parece, palmeo el cuello de mi caballo y digo.

Paciencia. Quizá acabemos teniendo suerte en este viaje después de todo.

A continuación, me alejo unos pasos y examino los alrededores. Pero a la escasa luz que logra filtrarse a través de la densa capa de nubes, poco puedo distinguir entre los troncos de los arboles que nos rodean. Tan solo, como si fuera un mal presagio, se escucha el aullido del viento entre los arboles. Me aproximo entonces a Baggo y le veo ocupándose de los Cuervos mensajeros. Y tras escuchar sus palabras, respondo.

Olvidas un factor importante. Estos salvajes, no creo que hayan atravesado el Muro para dar un paseo tan solo. Y como no hemos recibido noticias de ningún ataque ni en las tierras del Agasajo ni en las de los Umber, supongo que todavía están aproximandose a su objetivo. Tarde o temprano recibiremos noticias y cuando las recibamos, estaremos listos para acabar con ellos.

Suspiro ante las palabras de Svipdag.

Te veo optimista, si dan golpes rápidos pueden volver a perderse en la nieve antes de que nos demos cuenta y cuando la presencia de soldados sea excesiva simplemente volver a cruzar el muro... creeme esto no va a acabar bien demasiado territorio que cubrir para demasiado pocos soldados y si nos dividimos será peor pues quedaremos más desguarnecidos.

No olvides, amigo mio, que nosotros vamos a caballo y ellos a pie. Al menos, eso espero pues tampoco hemos recibido informes sobre el robo de algún animal. Quizá si que podríamos acortar distancias en el momento en que den señales de vida.

Mientras hablamos, termina de oscurecer y el ocaso, lo que trae consigo es, como no, mas nieve y mas viento. Mascullo una maldicion entre dientes mirando al pedazo de cielo que asoma entre las copas de los arboles y añado.

Espero que no me toque la primera guardia. Me gustaría descansar lo suficiente esta noche. Si es que podemos claro. Al menos, espero que haya algo caliente para la cena.

Pues mucho me temo que teneis la primera guardia replico desde donde estoy y les miro Ya habeis oído, no es una visita de cortesia. Si esos salvajes se mueven mas de lo que parece y que puede que hayan sido mas cuidadosos antes de llegar a las tierras de Bastion

me apoyo en un arbol mirando entre las ramas el cielo oscuro del que cae la nieve...NO os confieis hombres, esos salvajes son de lo peor. creo que ninguno ha ido al otro lado del muro conmigo en ninguna exploracion.

Os dire que salen hasta de debajo de las piedras, puede que incluso ese arbol sea uno de ellos. Descansad y alistaros para la guardia.

Asiento al oír a mi jefe y respondo.

No es tan malo después de todo. Al fin y al cabo, después podre descansar del tirón.

Me alejo de Baggo y contemplo el claro en donde nos hemos detenido. Tras calcular su diámetro por encima, añado.

Recomiendo, si se van a montar tiendas de campaña, hacerlo en el centro, lejos de los bordes de la espesura. Y aunque no me importaría tomar algo caliente, no aconsejo encender una hoguera. Su brillo podría delatar nuestra posición y a nuestro alrededor, solo hay madera húmeda. Humearía demasiado y se podría oler a millas de distancia con el viento a favor.

Dicho esto, me ajusto los guantes, golpeo la vaina de mi espada con el puño izquierdo y compruebo que la hoja se desliza sin que el frio la haya atorado. Descuelgo mi escudo de mi hombro izquierdo y añado.

Algo de comer para mantener el estomago ocupado y por mi, todo listo.

Me rio de las excesivas precauciones que quiere tomar Svipdag.

No sabemos cuanto va a durar esta cacería y tenemos que comer caliente... aparte se supone que son ellos los que escapan no nosotros, si hacemos ver nuestra presencia quizá vuelvan por donde han venido. Comento aun riendome Con tener a varios de guardia por si nos quieren atacar de noche y mantener el campamento alejado de la espesura para poder ver mejor si se acerca alguien debería llegar. Me encojo de hombros cuando me dicen que me toca la primera guardia. Supongo que el fondo es lo mismo, al final el numero de horas de sueño será equivalente.

Arqueo una ceja al escuchar la opinión de Baggo. Me encamino hacia las alforjas de mi caballo y de su interior, saco un tasajo de carne seca y un odre de vino. Muerdo la carne y empiezo a masticar y, para ayudar al bocado a bajar por mi garganta, bebo un sorbo de vino.

Mientras como, me vuelvo a aproximar a Baggo. Desgarro con mis dientes otro pedazo de carne y, como no, también a este le ayudo a bajar con otro sorbo de vino. Tras engullir, digo.

Cacería amigo mio. Tu lo has dicho. Por tanto, nada de alertar a nuestras posibles presas para así, tener la posibilidad de caerles encima por sorpresa. Yo soy de la opinión, de que no basta con auyentar a esos salvajes. Han de saber que la Guardia no duerme y, también, han de descubrir el precio a pagar por sus expediciones de rapiña a este lado del Muro. Lo que hagan al otro lado, no es de mi incuembencia. Pero lo que hagan aquí, si lo es. Y ya sabes. No creo que hayan cruzado solo con animo de darse un paseo.

En otro par de bocados, acabo con el tasajo de carne seca y compacta y, esta vez, lo acompaño con un trago de vino mas largo. Sonrio satisfecho tras tragar y a continuación, le ofrezco el odre de vino a Baggo.

Yo ya estoy listo. ¿Te apetece un trago?. Es denso y fuerte. Perfecto para calentar las entrañas en una noche como esta.

Como mi comida con algo de desgana, la comida de campaña es tosca y falta de sabor pero no se puede hacer nada más elaborado con un campamento organizado a todo correr. Pego un trago al vino que me pasa y casi me atraganto.

Claro que no dormimos, como que nos toca hacer la guardia replico con una risa de vuelta a más alla del muro o muertos para mi es lo mismo el objetivo estará cumplido que es que dejen de molestar a este lado. Con algo de suerte esas incursiones harán que los nobles manden más hombres y tendrán más dificiles fúturas incursiones. Cuantas más incursiones haya, más hombres tendremos y el día que cesen las incursiones nos quedaremos solos. Tenlo claro compañero, en el fondo, muy en el fondo estas incursiones nos vienen bien para recordar al resto del mundo la importancia de nuestra labor. Bebo otro trago de vino. Realmente no necesito este vino yo crecí en el norte... y esto aun no es el invierno. digo con una sonrisa

Le guiño un ojo a Baggo y, aprovechando que estoy de espaldas al resto de los compañeros, digo en voz baja.

Somos hijos del Kraken. Por supuesto que no necesitamos vino para calentarnos. Pero eso, no es algo que necesiten saber estos débiles Westeros.

Y carraspeo en voz alta tras decir esto. Cierro entonces el odre de vino y, aproximandome a mi caballo, lo guardo en el interior de la alforja de la que lo saque. Me encamino entonces hacia el centro del claro y ante Benjen, el Stark líder de los exploradores, digo.

Tanto Baggo como yo, estamos listos. Nada temais durante esta noche. Al menos, mientras dure nuestra guardia.

Benjen asiente mientras tambien uno de los hombres de los Umber se une a vosotros, poniendose en otro de los lados. El viento sopla, aulla entre los arboles, mueve las ramas, hace que caigan hojas. Hace que entre el frio en los huesos, hace que el frio llegue hasta el corazon. Os apretujais en vuestras capas para no pasar frio mientras el resto se ha reunido ne la hoguera para no tenerlos ellos, apretados como si fueran el mismo cuerpo.

No sabeis quien le toca la segunda guardia, bueno os presuponeis que la hara Benjen con otro de los guardias y un soldado. La mas peligrosa y la que rompe el sueño.  Os apoyais en un arbol para no quedaros dormis a la vista de todos, con todos a la vista. Una rama os golpea en la cabeza, algo rueda por alli, una sombra, una sombra en el oeste, na, solo es vuestra imaginacion. Un crujido, una rama rota, despues otras, pisadas, rapidas pisadas.

La noche avanza y nuestro turno de guardia también. Con la capa bien ceñida al cuerpo, me mantengo a la sombra entre las ramas de un árbol y procuro estar atento a los limites del campamento.

Mas de pronto, logro captar un movimiento por el rabillo del ojo. Aguzo los oídos pero el silencio es absoluto. De hecho, mas absoluto de lo normal. De pronto me doy cuenta de que ni siquiera escucho los típicos sonidos de los animales nocturnos en sus correos. En cambio, veo caer una rama también, un bloque de nieve se desploma justo mas allá de la linea de arboles que forman el claro en el que hemos acampado.

Me desabrocho la capa en silencio, compruebo, una vez mas, que mi espada no esta atorada por el frío en su vaina y compruebo que las correas del escudo están adecuadamente tensas.

Y finalmente, miro en dirección a Baggio. No emito ningún sonido. Pero con la diestra, lentamente, desenvaino un palmo de mi acero esperando que se percate de mi gesto.

Ambos os girais hacia un lateral y veis un lobo que os mira y gruñe antes de marcharse de alli como vino, por el mismo camino. Mientras el hombre de Umber saca su arco y dispara contra el con bastante mala fortuna debemos decir. Otro ruido y veis como salen corriendo mas lobos persiguiendo a un venado.

Si fueran huargos seria mas raro, por que pareceria como dos escudos luchan entre si.