Partida Rol por web

 Nada más entrar se podía notar la diferencia respecto a la habitación de calabozo de antes: el sitio ahora imitaba la arquitectura moderna japonesa, con un suelo de madera y unos tablones que cubrían la mitad inferior de la pared, siendo la otra mitad una pared lisa y blanca que dotaba al sitio de un ambiente agradable y hogareño.

 Al fondo de la sala ya no estaban los símbolos extraños, sino que en su lugar había un televisor pantalla plana más grande que el del bar. También había una cómoda cama para una persona, con sábanas y almohadas blancas, así como también era iluminada la sala por unas bombillas led de forma circular distribuidas uniformemente en el techo. Del resto, la habitación estaba completamente vacía.

 -Bueno, esto está mejor -opinaría Lilith.

 El caso es que el televisor se encendería entonces por si solo, empezando a reproducir entonces la visión que tuviste la primera vez que entraste a la habitación, solo que esta vez acompañada por algo de texto para hacer más fácil su entendimiento. La repartición de esencia consistía en la ayuda del guardián para manipular los números mágicos en la espalda de su generador.

 -Espera, ¿tengo que verte desnudo? -se sobresaltaría la mujer, exagerando un poco pues realmente solo tenía que verte la espalda. -. No se en que diablos piensa ese tipo... Pero no hay de otra, ¿no? Parece que hacer eso es necesario para no quedarnos atras...

 Nada más entrar se podía notar la diferencia respecto a la habitación de calabozo de antes: el sitio ahora imitaba la arquitectura moderna japonesa, con un suelo de madera y unos tablones que cubrían la mitad inferior de la pared, siendo la otra mitad una pared lisa y blanca que dotaba al sitio de un ambiente agradable y hogareño.

 Al fondo de la sala ya no estaban los símbolos extraños, sino que en su lugar había un televisor pantalla plana más grande que el del bar. También había una cómoda cama para una persona, con sábanas y almohadas blancas, así como también era iluminada la sala por unas bombillas led de forma circular distribuidas uniformemente en el techo. Del resto, la habitación estaba completamente vacía.

 -Bueno, esto está mejor -opinaría Lucy, optimista.

 El caso es que el televisor se encendería entonces por si solo, empezando a reproducir entonces la visión que tuviste la primera vez que entraste a la habitación, solo que esta vez acompañada por algo de texto para hacer más fácil su entendimiento.

 -Bueno... ¿Hacemos esto? -preguntaría la mujer, mostrándose un tanto apenada. -. Mira, lamento ser a veces tan... yo, pero te prometo que lo intento... -no podría contenerse a comentar.

Al entrar en la habitación se sorprendió, ya no daba grima estar allí... Eso era de agradecer. ¿Dónde era que debía colocarse ahora para que su compañero le toquetease indiscriminadamente la espalda? Se fijó en las instrucciones que daba el ordenador y se dio cuenta de que debía tumbarse sobre la cama si quería que todo fuera mucho más cómodo. -Agh... Esto es casi más pervertido que antes. Suspiró escuchando a Kazuya y riendo. - ¿Lo dudas? Confío en ti para que escojas bien. Se acercó al borde de la cama e hizo el amago de quitarse el chaleco cuando se quedó congelado en el lugar, no podía moverse y le temblaban las manos. No quería desnudarse, lo que había vivido a medio día volvía a su cabeza como un torrente ahora que la acción que debía hacer implicaba mostrar su cuerpo. Sus ojos se cruzaron con los de su compañero quien por la expresión del muchachito entendería fácil lo que le estaba sucediendo.

Solo cuando Kailani se sintió completamente seguro y arropado por su guardián, logró quitarse el chaleco y las vendas para tumbarse boca abajo. -Sé que no eres ellos... Pero... por alguna razón tengo miedo, me siento... expuesto ahora mismo. Dijo mientras se aferraba al cojín, sintiendo como el adulto le toqueteaba la espalda. Se sentía sucio y desagradable aún después de haberse duchado. Kaoru había hecho de su tarde algo ameno y ahora todo volvía a ser... Solo esperaba poder salir y distraerse con los demás. Hundió su cara en la almohada para que el adulto no viese que sus ojos acuosos no habían podido retener un par de lágrimas furtivas. 

Nada más entrar en la habitación, miré de un lado boquiabierta y con ojos como platos. ¡Había cambiado un montón! Ya no era la habitación fea de la otra vez. El único problema que había era que, aparte de la tele y la cama, no había absolutamente nada, así que era un poco aburrida.

—¡Hala! ¡Está mucho mejor ahora! Y ¡ahora hay tele! —exclamé acercándome a esta—. ¡A lo mejor puedo ver un rato la tele luego con los demás!

Entonces la tele se encendió, mostrando lo que debía hacer para utilizar la esencia, igual que lo que vi la otra vez. Claro… tenía que quitarme o levantarme el vestido para que pudiese verme la espalda… Cuando me pidió que me tumbase en la cama, agaché un poco la cabeza, ruborizándome un poco. La otra vez la situación no había sido muy cómoda que digamos, pero ahora era más vergonzoso al ser un señor el que iba a ayudarme. Ya me había visto desnuda y en ropa interior, así que no es que fuese a ver nada nuevo, pero aun así…

Asentí, y me puse a pensar en lo que decía.

 —¿Crees que puedo usar la esencia para salvar a las gentes de los mundos perdidos? Entonces, no quiero gastarme toda la esencia. Quiero guardarme bastante, por si acaso —Era más importante evitar destruir a las criaturas que hacerme más fuerte.

Me acerqué y me tumbé boca abajo en la cama. Me subí el vestido por encima de la cabeza, muy despacio, sintiéndome bastante tímida, y dejando al descubierto mi espalda y mi ropa interior, blanca con dibujos de flores.

—¿Está bien así, o tengo que quitármelo entero? —pregunté con voz bajita, un poco avergonzada.

Era bastante frustrante no poder usar la esencia yo misma. Ni siquiera podía ver bien lo que hacía. Tendría que explicarle lo que quería.

—Quiero mejorar los poderes que me dan las hadas, para proteger mejor a los demás, y quiero poder llamar a las hadas para que me ayuden. No quiero pelear si no hace falta. Cuando estuvimos en la cafetería, yo no quería que peleasen, pero no me hicieron caso —expliqué frustrada—. A lo mejor podía haberlo hecho mejor… ¿Puedes hacer algo para que me hagan más caso?

Ladeó la cabeza cuando le dijo que podría ayudarla fuera, se encogió de hombros y evitó mencionar lo que pensaba para no ser cruel, pero si no la ayudaba allí que tenía un cuerpo menos podría hacer afuera donde no era más que un espíritu. Al entrar a la habitación dio un vistazo alrededor, apreciando los cambios. Aquello estaba mejor, "se parece a casa del abuelo". La visión de la cama, sin embargo, la hizo fruncir el ceño. La sola idea de acostarse allí para que Lucy trabajara en su espalda, la hacía sentir incómoda y vulnerable, como si estuviera en una cita médica. Miró a su compañera por su apreciación, volviendo a encogerse de hombros. -No estaremos mucho aquí - Le daba un poco igual, además la habían sacado de un sitio mucho más cómodo para traerla allí y eso la cabreaba un poco.

El televisor parecía indicarles que debían apurarse. Suspiró como respuesta a la pregunta de su guardiana, y se sacó la chaqueta arrojándola en un borde de la cama. Se miró a si misma un segundo, antes de sacarse la remera y sujetarla contra su pecho, quedándose de pie, solo girando para darle la espalda.

-... Es más que la mayoría supongo - Murmuró sin estar segura de que quisiera que lo oyera o no, no podía decir honestamente que la mayoría de los adultos en su vida hubieran intentado siquiera. Dio las indicaciones de lo que quería que hiciera, y mientras Lucy trabajaba acomodó sus pensamientos para empezar a hablar - Fuimos con Shiro a explorar una construcción abandonada- Explicó pausadamente, aún fastidiosa por tener a alguien tan cerca suyo a sus espaldas. - Dos hombres fueron a drogarse allí, y nos escondimos, pero apareció ese monstruo y empezó a atacar a los hombres y luego a perseguirnos - Relató recordando con claridad el sonido de las pisadas de esa cosa en la escalera, y el desagradable ruido del cuerpo del hombre al chocar la pared. -Llegaron dos policías, y aprovechamos la distracción para huir por la ventana -Recién entonces recordó la herida, levantó el brazo para ver el vendaje y se lo enseñó a Lucy.

—Solo tienes que verme la espalda. No es raro si tú no lo haces raro —desestimó él, moviendo la mano.

Se movió, y siguió las intrucciones del televisor. Aquella habitación era considerablemente más agradable, aunque tomaba aquello con recelo. Lo que te dan te lo pueden quitar fácilmente.

—No quedarnos atrás... —musitó, pensativo—. Bueno... ¡Quiero ser más fuerte! No, espera, ¡más rápido! ¡Eso, más rápido! Y, uhm... creo que lo mejor es que mejore las cosas que me hacen único, ¿sabes?
 

[Destreza] - ^{30000 esencia} - Level up!

[Disfraz de Murciégato] - ^{2000 esencia} - Level up!
[Disfraz de Murciégato] - ^{3000 esencia} - Level up!
[Disfraz de Murciégato] - ^{4000 esencia} - Level up!
[Disfraz de Murciégato] - ^{5000 esencia} - Level up!

[Gatarang] - ^{2000 esencia} - Level up!
[Gatarang] - ^{3000 esencia} - Level up!
[Gatarang] - ^{4000 esencia} - Level up!
[Gatarang] - ^{5000 esencia} - Level up!

—¡AH, MIRA! ¡La Garra-Pistola es como... es lo que hace Scorpion! ¿¡Lo ves!? ¡Voy a ser como Scorpion! ¡Bueno, más o menos!

[Garra-Pistola] - ^{2000 esencia} - Level up!
[Garra-Pistola] - ^{3000 esencia} - Level up!
[Garra-Pistola] - ^{4000 esencia} - Level up!
[Garra-Pistola] - ^{5000 esencia} - Level up!

[Arma Natural] - ^{2000 esencia} - Level up!
[Arma Natural] - ^{3000 esencia} - Level up!
[Arma Natural] - ^{4000 esencia} - Level up!
[Arma Natural] - ^{5000 esencia} - Level up!

—Y todo eso suma 86000... lo que, restado, me deja en 22400... podría mejorar algo más, pero creo que por el momento me voy a quedar así. ¡Probaré qué tal me veo, y mejoraré mis fallos! ¿Qué te parece, eh?

Para haber derrochado sus puntos guíandose únicamente por lo que le parecía más chulo, hablaba con confianza.

Al ver la habitación, asiento con la cabeza y doy un par de saltitos emocionada. ¡Qué bonita es! Me quedo mirando a la tele, recordando que tenía que quitarme la camiseta y todo eso, así que empiezo a desabrochar los botones cuando oigo a Taro-san. 

- ¡Sí, claro! Mejor ahora y luego jugamos y... 

Me quedo en silencio un momento y paro al desabrochar el último botón. Taro-san lo sabe, pero los demás niños no... Me termino de quitar la parte de arriba, quedándome de espaldas a Taro-san y mirándome un poco preocupada los brazos y la barriguita y los lados. A mí no me importa pero... ¿los demás me mirarán mal por esto?

- Oye... - murmuro, girándome un poquito para mirar a Taro-san - Sigo... ¿Sigo teniendo pupas en la espalda? Ya voy de rojo así que ya no hace falta que sigan ahí... ¿no?

 Tus comentarios harían soltar una leve risa al hombre, quién al percatarse de como te paralizabas antes de continuar acabaría por apartar la mirada hacia otra parte cuando sus ojos se cruzaron: sabía bien como te sentías, y por eso te daría el tiempo que necesitases para tomar valor y poder quitarte las prendas superiores, extendiendo una mano suavemente hacia tu cabeza para apoyarla sobre ella a modo de ánimos.

 -Tomate tu tiempo -indicaría.

 Una vez te tumbaste sobre la cama, Kazuya estudiaría los símbolos con una expresión seria mientras te escuchaba.

 -Luego de lo que pasaste es normal que te sientas así. De ser posible, no dudaría en dejarte hacer esto a ti, pero si queremos ganar no podemos quedarnos atrás... -diría el albino mientras invertía la esencia de la forma en la que creía correcta para hacerte más poderoso. Intentó ser lo más rápido y preciso posible para acortar aquella situación, siendo que tan pronto como terminó se apartaría de la cama. -. Está listo... ¿Te sientes más fuerte? -preguntaría, esperando que enfocarse en el juego te ayudase a distraerte de la realidad.

 -Pues si que se ha esforzado en hacer todo más cómodo -concluiría el hombre al verte emocionada por el televisor en la habitación.

 Seria luego que harías aquella pregunta que daría a Santiago para pensar: debía admitir que pensar en salvar a las personas de los mundos perdidos era algo muy noble, ¿pero realmente podías pensar en eso cuando seguramente todos los demás querrían ganar el juego...?

 -Muy bien, me aseguraré de dejar suficiente por si hay que dar a otra criatura -asentiría, decidiendo guardarse su opinión para otro momento.

 Una vez te tumbaste en el colchón y revelaste tu espalda, el hombre te daría unas suaves palmadas sobre la cabeza.

 -Así está bien: solo dame un minuto -diría antes de empezar a manipular los símbolos de tu espalda, escuchando con atención lo que le ibas indicando, quedándose pensativo cuando le comentaste lo de conseguir que te hiciesen más caso. -. Hmph... Creo que esto servirá... -y al poco tiempo, Santiago aplaudiría como gesto de haber terminado, indicándote que ya podías vestirte y levantarte. -. Seguramente ahora eres más poderosa, y quedó bastante esencia por si tienes que ofrecerla de nuevo. Creo que ya no haces todo esto del juego solo por ti, ¿no? -dedujo al darse cuenta de que ahora estabas poniendo el bien de otros por encima de tu propio interés.

 La mujer no sabía exactamente como sentirse ante aquella pequeña declaración, limitándose a manipular los símbolos de tu espalda antes de que empezases a contarle lo sucedido mientras ella no estaba. Lucy no interrumpiría tu explicación, escuchando con atención y asombro cada detalle hasta que le enseñaste la herida vendada de tu brazo, momento en el que abriría los ojos como platos por la sorpresa.

 -¿Te hiciste daño al huir? -en ese momento la albina parecía haber terminado de repartir la esencia que tenías, o al menos esa impresión dio al dejar de manipular tu espalda para sujetar suavemente tu brazo para ver mejor las vendas. -. Debió ser una experiencia atemorizante... Lamento no haber estado allí...

 Es entonces cuando con su otra mano la mujer sacaría de su traje un frasco de cristal con una especie de liquido verde lima en su interior. Al quitar el corcho con el pulgar, vertería el liquido sin previo aviso sobre el vendaje que cubría tus heridas, y a los pocos segundos podrías sentir como la sustancias se secaba y era absorbida por tu cuerpo, sintiendo rápidamente como la molestia de la herida desaparecía momentos antes de que las vendas se soltasen por si solas, mostrando que el daño había desaparecido por completo.

 -No creo que pueda curar algo grave con eso, pero para estas cosas es muy útil -comentaría con una sonrisa de satisfacción al ver que había sanado milagrosamente tu herida... segundos antes de entrar en otro golpe de realidad e incredulidad. -. ¿¡Y yo de donde mierda saqué esa cosa, y porqué se que servía para eso!? -se diría a si misma, empezando a revisar sus bolsillos sin entender lo que acababa de pasar.

 -Se hace raro si dices que no debemos hacerlo raro -opinaría la mujer.

 Siguiendo tus indicaciones, y explicándote lo que veía y entendía mientras movía los números de tu espalda, Lilith se haría cargo de repartir la esencia para aumentar tus fortalezas, especialmente aquellas que parecían únicas para ti. Luego de haber repartido todo, la rubia se apartaría y sonreiría levemente por tus palabras.

 -Una decisión inteligente eso de ahorrar por si acaso. Seguramente ahora eres más fuerte que antes, ¡pero habrá que verte en acción luego! -siguiéndote de cierta forma el juego, la mujer te motivaría a poner a prueba tus nuevas capacidades tan pronto como tuvieses la oportunidad. -. Por cierto: con eso del nombre de tus poderes, tu traje, y tu gusto por los super-héroes o... lo que sea que sean los personajes de ese juego sangriento... ¿No has pensado en un nombre para ti? Digo: realmente parece que llevas un disfraz de héroe, con capa y todo -añadiría eso último con una pequeña risa.

 Pasar de tu usual actitud energética a quedarte en silencio era algo a lo que Taro aún no se acostumbraba, sobre todo cuando sabía bien de donde venía esa preocupación.

 -Karin... -sabía bien que te preocupaba lo que podría pensar el resto si veía las marcas, y fue por eso que se armó de valor para acercarse a ti y posar una mano sobre tu cabeza. -. ¿Qué importa eso? Seguramente si alguien las ve pensará que son marcas de guerra que demuestran lo fuerte que eres -un tanto desesperado y sin ideas, intentaría tirar de tu don para ser optimista y hacer que vieses aquellas pupas como algo distinto.

 Fue luego de eso que Taro empezaría a repartir la esencia a través de los símbolos en tu espalda, indicándote luego que ya te podías vestir tras haber repartido como se lo indicaste.

 -Por ser una buena paciente... ¡Toma una paleta! -sacaría entonces de su bolsillo una chupeta para ofrecerte, con una radiante sonrisa que buscaba nuevamente mantener tu mente entretenida en otras cosas. -. Creo que ya podemos salir a ver como está el resto.

Doy un respingo al notar la mano de Taro en mi cabecita, encogiéndome un poco al principio y luego mirándole con curiosidad mientras habla. Después de unos segundos en silencio abro la boca y voy sonriendo poco a poco, asintiendo feliz. entonces pongo una pose de esa que ponen los chicos fuertes y me doy unas palmaditas en el brazo. 

- ¡Sí, soy súper fuerte! Y y y aunque nosotros no hayamos visto monstruos como los demás, podemos decir que... ¡Que he estado entrenando con mis amigos y por eso me duele! - exclamo contenta. 

Me tumbo en la cama, moviendo las piernas alegremente mientras noto cómo Taro me hace más fuerte y luego me levanto de un salto y me visto otra vez. Con una sonrisa cojo la paleta y me la llevo a la boca, dando vueltas feliz en el sitio. 

- ¡Viva, viva! ¡Karin es buena, ta tara taraaaa...! - salgo de la habitación con la piruleta y cantando una de esas canciones de subir de nivel de los juegos.

Agradeció que Kazuya se diera prisa la verdad, en cuanto pudo, frotó su cara contra la almohada para eliminar rastros de lagrimeo y se levantó de un salto. - Pues no lo sé, habrá que comprobarlo. Le sonrió un poco. - Tienes razón, se supone que debemos ganar. ¿Sabes? No me gusta competir contra ellos, nada tiene sentido... Aunque sé que es algo que hay que hacer por obligación, no nos queda de otra. Suspiró y se estiró. -Bueno, vayamos a la habitación de la niña más tierna y extraña que voy a ver en mi vida. Su último comentario le hizo reír un poco, saliendo de la habitación evitando completamente el tema de lo que aconteció en el mediodía.

El ligero toque se le hacía extraño e invasivo y hacía que mantuviera los puños apretados para contenerse de darse la vuelta a cada momento. Aún así su voz era calma mientras hablaba, su mente estaba principalmente concentrada en Shiro y eso le daba estabilidad.

-Salimos por una ventana rota - Explicó sin darle importancia, pasaba peores cosas en las misiones. Exhaló relajándose un poco cuando dejo de sentir sus manos en la espalda. No le gustaba estar herida, y menos aún que alguien trabajara sobre su cuerpo. La miró fijamente cuando sujetó su brazo, pero no lo retiró. Contuvo un encogimiento de hombros, sabiendo que su presencia no hubiera cambiado nada -No estaba sola - La presencia de la rubia le bastaba -Y no tenías forma de saberlo - Agregó con pragmatismo.

Sus ojos se abrieron como plato al verla sacar algo y echarlo sobre la venta -¡EH! - Se soltó bruscamente dando un salto hacia atrás para poner distancia -¡No hagas eso! - La miró molesta antes de notar que la herida se había esfumado. Giró su brazo, observándolo al detalle, con el ceño fruncido en confusión, aquella era una herida del mundo real, ¿realmente se podía curar así? ¿O cuando despertara todavía la tendría? Tanteó suavemente la piel curada buscando algún rastro de su existencia pero era como si jamas hubiera ocurrido. -Gracias, pero no hagas cosas sin consultarme - Masculló dejando su brazo caer, no pudiendo evitar reír, segundos después, por la completa desconexión que tenía con sus aparentes habilidades. Era como que a Kantoku se le hubiera olvidado actualizarla, todos habían aceptado los poderes como algo instintivo, en su caso, le venían a la mente como si siempre los hubiera tenido, era obvio que esa conexión se había cortado en Lucy, quizás por su reticencia a entrar en combate.

-Vamos, el resto nos espera -

Era muy extraño el sentir cómo iba toqueteando mi espalda, sin poder ver exactamente qué hacía. Ni siquiera podía mirar atrás, porque el vestido no me dejaba ver.

—¿Qué estás haciendo exactamente? —pregunté con cierta suspicacia, y frustrada por no poder ver los símbolos. Al poco, me indicó que había terminado—. ¿Ya está?

Me incorporé y me coloqué bien el vestido, quedando sentada sobre la cama. ¿Me había vuelto más poderosa? La verdad es que me notaba algo diferente, aunque no sabía muy bien el qué. Algo en mi corazón me hacía sentir más ligera y positiva.

—¿Qué es lo que has hecho? —pregunté, pues todavía no sabía exactamente cómo funcionaba lo que había en mi espalda.

A continuación, me hizo una pregunta que me hizo mirar hacia abajo, pensativa. Nunca había querido ganar el juego por mí, sino por mamá. Pero era verdad que, si no gastaba mi esencia, tendría más difícil ganar y cumplir mi deseo.

—Es que… No quiero dejar que otros desaparezcan si puedo salvarlos. Eso no está bien. Y tampoco quiero que haya peleas. Pelearse está mal. Pero… ¿crees que si hago esto no podré ganar el juego? —Lo miré con ojos cargados de dudas—. Si sigo así, ¿no podré salvar a mamá? ¿No puedo salvarlos a todos?

Ciertamente, no sería justo que yo fuese con desventaja por querer hacer lo correcto mientras los demás hacían lo que querían. Tenía que convencerlos de que no peleasen con las sombras si no era necesario.

 -¡Ese es el espíritu! -animaría Taro con una sonrisa, momentos antes de realizar los pagos de esencia para fortalecerte y entonces poder premiarte antes de salir de la habitación. -. Sí, sí -diría alegremente al verte festejar mientras salían, aplaudiéndote un poco de forma sincera.

 -Tal vez exista alguna forma de darle la vuelta a eso de la competición, pero habrá que ingeniárnosla para eso -opinaría el hombre antes de asentir, compartiendo aquella pequeña risa por tu forma de referirte a Karin antes de salir.

 -Déjame adivinar... ¿La chica rubia de la chaqueta? -deduciría de inmediato la adulta cuando le dijiste que no estuviste sola en tu salida. -. Se que no puedo saber cuando estarás en peligro, pero tampoco quiero estar todo el tiempo detrás de ti e invadir tu vida personal... Ojala existiese alguna manera de que pudieses pedirme ayuda cuando lo necesites y que yo pueda llegar rápido.

 Si bien generalmente tus sobresaltos provocaban otros por parte de Lucy, aquella vez pudo controlarse mientras te trataba la herida, al menos hasta que te apartaste cuando finalmente se mostró sorprendida.

 -Oh, lo lamento: es que a veces es como si me sintiese totalmente segura de lo que estoy por hacer, y entonces "pff", no entiendo lo que hice... -se disculparía antes de verte reír, mostrándose un tanto extrañada pero simplemente acabando por sonreír. -. Muy bien: te sigo.

 Y así, saldrían de aquella habitación.

 -Bueno, es un poco complicado de explicar... Es como si pudiese explorar un panel con tus... ¿estadísticas? Puedo irlas aumentando a coste de lo que parece ser la esencia que tienes acumulada. -explicaría Santiago como mejor pudo, siendo que tras acabar se quedaría un tanto dudoso. -. Solo aumenté lo que más se asemeja a lo que me dijiste.

 Nuevamente, tu respuesta serviría para dejarle un tanto pensativo. Esa mirada cargada con esas dudas eran algo que lo destrozaba por dentro, incapaz de mentir con seguridad para darte una respuesta siendo que realmente no tenía el conocimiento para hacerlo...

 -Seguramente haya una forma de salvar a todos, incluso a tu mamá: solo debes volverte lo más fuerte que puedas, y entonces seguramente te sobrará esencia para hacer el resto -opinaría, intentando encontrar un balance entre ganar el juego y salvar al resto, siendo que veía complicado que el resto quisiese correr el riesgo de quedarse atrás en la cacería...