Partida Rol por web

Para Anyshka, mientras le sirve.
- Tu eres la enviada de Gideon… ¿no es asi? Estaba en duda, te pareces mucho a la otra. Pero tu eres luchadora. La otra un parasito.-

Para Uric. Sientes que alguno de los presentes en la sala ( pj o Pnj ) es como tu. Quizas mas de uno.

Con Uric a punto de perder su mano en las arriesgadas curvas de Sheena, el Conde Yannur se acercó a su mesa y se mostró tan cordial como en su saludo general.

- Precisamente comentaba con las damas cuánto es de agradecer su hospitalidad en estos días inciertos. - La guerra no se había mencionado, pero sin duda flotaba entre todos los presentes, como una sombra funesta. - Si además podemos entretenernos cerrando algún negocio - sonrió mirando a ambas damas - mucho mejor. Y si no le causa mayores molestias, me gustaría que este hermoso ejemplar me atendiese en mis aposentos.

Las conversaciones se cruzaban, aunque la atención general se posaba sobre ellos, pues el conde les ofrecía sus atenciones. Tras hablar con las damas, este se alejó y Uric retomó la charla con la anciana Harper. - Con vuestro permiso os acompañaré encantado a hojear esa biblioteca. Buscáis algo en particular allí? - preguntó, con su rapaz instinto de comerciante, mientras daba unas ligeras palmadas en la cabeza de la esclava arrodillada, como quien felicita a un perro bien adiestrado.

Anyshka obedeció con rapidez las demandas del noble que requería su presencia y que se mostrase a él para ser examinada como un animal. Atendiendo a sus ordenes, le mostró sus pechos, inclinándose ligeramente hacia él para que colgaran un poco y tuviera mayor acceso, y a continuación se alzó el vestido para que viera su desnudo y descubierto sexo, permitiendole observarla a placer.

Ante la indicación de que después tendría que ir a su habitación reprimió un suspiro de resignación, y en su lugar esbozo una sonrisa sumisa, haciendo una inclinación de cabeza para indicarle que había entendido lo que le pedía.

No tuvo tiempo para mas pues otro noble la requirió en el otro lado de la mesa.

Las palabras del noble la ponen en tension por un segundo auqnue se obliga a si msima a relajarse y servirle vino con lentitud para no llamar la atencion. ¿Era este su contacto? ¿o alguien estaba tendiendole una trampa?

- En efecto - dice con cautela y en voz baja y sin atreverse a ser muy explicita tanto por si era un ardid como por los oídos que pudiera haber cerca -, mi antiguo Señor Gideon me entrego al Duque para servirle. Al igual que mi compañera, que ciertamente no esta muy capacitada a la hora de defenderse a si misma si fuera necesario.

- Poco me importa el destino de esa Furcia. – dijo directamente, como quejándose de algo. – Si en cambio, el tuyo. Me dijeron que eres una ladrona de peligro. Es justo lo que necesitamos. A cambio te sacaremos de aquí, y te ayudaremos en lo que podamos. Creemos que uno de los nuestros esta aquí. Usa a alguno de esos payasos que se dan aire y te convocan, e intenta ver quienes están en los calabozos. Esto es muy importante. Tu sacrificio será recordado. –
Indico el Negro en brillante armadura.
- ¿Crees que podras hacerlo? ¿Necesitaras ayuda o equipo? -

Anyshka no podía creer la imprudencia de aquel hombre, diciendo todas aquellas cosas en mitad del salón.

- Lo que necesito para empezar es que dejes de decir estas cosas en mitad de esta fiesta. Si alguien te oye se acabo todo para todo el mundo - le replica con una mirada severa aunque manteniendo la sonrisa servil -. Necesitare un buen juego de ganzúas, y una forma de contactar. Tendrás que explicarme a quien tengo que sacar y los pasos a seguir cuando pueda liberarle. Ahora manoseame o algo parecido y deja que me vaya, que llevamos demasiado tiempo hablando.

El Negrote miro a ambos lados, antes de continuar. – A nadie le interesa lo que tenga que decir, solo soy un aburrido capitán de la guardia. Estamos protegidos a simple vista, pero tienes algo de razón.-
De forma algo brusca, tomo el pesado seno de Anyshka entre sus manos, apretándolo a placer. La platinada se dio cuenta de que realmente lo disfrutaba, manoseando a través de la tela, aunque se lo notaba torpe al hacerlo.
- Necesito que veas quien está ahí. Una forma de contactar… te mandare llamar al día siguiente. Y las ganzúas las encontraras bajo un adoquin en la bajada de las escaleras. Ahora vete a servir…- dijo renuente, soltando su pecho.- te requieren en la mesa de los mercaderes. -

Ante la respuesta del mercader Marn sonrió ampliamente, mirándolo con suspicacia. - Completamente de acuerdo. - afirmó con serenidad. Se recostó mirando al esclavo que se había acercado para servirle y le agradeció elevando apenas la copa, tal vez no debía hacerlo pero, desde una perspectiva, entendía la situación por la que pasaban. 

- ¿Y vos? ¿Os encontráis bien? - inquirió a Rowl apenas mirándolo de lado para ver el estado del joven quien no reaccionó hasta el momento. - Si lo deseáis podéis volver con el resto al barco, yo sabré arreglármelas sola, sólo procura informar a esa muchacha de mi situación para evitar preocupaciones infundadas. - Esperaba que la directa forma de comunicarse del bárbaro fuera a su favor. 

La figura del Duque provocó que su rostro tomara la serenidad acostumbrada, sin evitar sorprenderse enarcando una ceja, de lejos parecía un hombre delgaducho, pero a medida que se acercaba directo a su zona un escalofrío recorrió a la mujer. Sentía una especie de presión en su pecho, no sabía si era su acostumbrada emoción de peligro, o esta vez era verdadero miedo a lo desconocido. Tenía todo el porte de noble, el estilo de las prendas era un Sr. Ciencia mejorado y pulido. Lo observó directamente con sus taciturnos ojos ámbar, en su mantenido gesto de intriga, como una curiosidad mientras hablaba con Harper y cuando éste se giró a hablarle a ella, no se preocupó por disimular que lo había estado mirando. 

Con la elegancia que había heredado de su madre, y aquél nobelesco porte que poseía de su padre, Marn se puso de pie e hizo una ligera inclinación de cabeza. - Capitana Berenna Marna, Duque Yannur, es un honor que sea consciente de mi nombre. - su tono frío acentuaba lo cortés en aquella profunda voz, al enderezarse sonrió con serenidad. - No poseo título alguno, mucho menos de Dama, dígame tan solo Berenna. - prosiguió aún de pie, esta vez su rostro se mostraba amable, maduro, sus ojos aún mostraban intriga pero también cierta tranquilidad a medida que la conversación avanzaba. En cuanto el Duque dirigió su vista al otro lado Marna aprovechó para sentarse en completa calma. Por alguna extraña razón sonrió, se tranquilizó, pero por dentro el corazón lo tenía en la garganta, su pulso estaba acelerado, y su respiración pesada. Frunció el ceño ligeramente, y luego volvió a elevar el rostro mostrándose calma de nuevo prestando atención a la conversación. 

Ante la mención de una biblioteca los ojos de Marn brillaron como los de una niña, no recordaba la ultima vez que había leído un libro que no sea de Hannibal, o el único libro completo que había rescatado de un botín. Cuando Harper y el Duque les propusieron la invitación, cualquiera que mirase directamente a la morena, vería su rostro de niña, brillante, ingenuo, con sus grandes ojos dorados brillando con emoción. Tragó duro para calmarse y responder con normalidad. 

- Estaría agradecida de aceptar esa invitación. Tengo un particular gusto por los libros, si me lo permitís, espero encontrar algún buen ejemplar. ¿Algo que me recomendéis, Duque? - inquirió con calma, sin poder evitar que su voz sonase más emocionada de lo que se escuchaba antes.

El Duque Yannur sonrió, ladinamente, al tiempo que acariciaba los suaves cabellos de Sheena, mezclando los dedos.
- Un hermoso ejemplar, ¿no es así? Fue solicitada por varios.– dijo observándola.- Tuve que fustigarla un poco al principio, pero ya aprendió obediencia, normalmente es un placer que reservo para mi, cualquier otro que dañara mis… pertenencias, vería su existencia … complicada. En fin. Normalmente, Maese Uric, la brindo como premio por hacer negocios, pero me ha caído usted en gracia. Pasara estar esta noche con usted, pero no se encariñe. Otros la quieren para ellos.
Luego se giro a Marna.
- Observándola con atención. Usted, merece que la llame Dama, o Capitana, solo por la belleza que porta consigo. Es una extraña combinación, si me permite decirlo, su oscura piel con sus brillantes ojos. Me hace preguntarme quiénes son sus progenitores. También veo, algo de sangre elfica, lo cual agrega misterio a la mezcla, y … una marino. No puedo evitar decir que es un coctel… intoxicante. ¿Le agradaría dar un paseo por los jardines? Le aseguro son interesantes… allí podríamos hablar… más a gusto. Solo tiene que indicárselo a uno de los sirvientes y me asegurare de hacerme tiempo. – se toco los labios con la punta del dedo.- ¿Qué?¿Además sabéis leer? Por yo diría… “rutas y caminos, bajo los mares” de Hrotghar Rolfson. Quizás le agrade su lectura.
El duque se despidió, dándose un beso en la mano y agitando la misma a todos los presentes.
- Sepa aprovechar cada momento. En fin, deberes importantes me requieren, espero sepan disculpar mi ausencia.-
Y volvió a salir por donde había venido. Las mesas empezaron a despejarse.
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