Partida Rol por web

Todo era confuso para Tercio. Pero él no se rendiría. Siempre había una salida, y lo único que podía matarle era no encontrarla. Así era Tercio, vivir o morir solamente dependía de él mismo.

Y de este modo trató de hacer un último esfuerzo, incorporarse, encararse nuevamente al demonio y lanzarse a por él con sus propios puños.

VLADYMIR OSTROGOV:

- Aquella batalla terminó muy mal. Un proyectil de mortero Orko cayó muy cerca de ti y te dejó malherido y fuera de combate.

- Cuando llegasteis a la población civil (a ti te llevaron entre dos compañeros), el Alto Mando decidió que era mejor retirarse para luchar otro día. No había suficientes lanzaderas, así que los oficiales decidieron abandonar a los civiles...

- Fue una dolorosa derrota.

- En estos momentos revives todo el dolor, tanto el de las heridas y la metralla del obus de mortero en tu carne, como el amargo dolor de la derrota.

- El dolor te hará más fuerte.

TAURON FAITH:

- El demonio te tortura y te somete a horribles vejaciones durante una semana.

- El miedo a la futura humillación y derrota te hace, sin embargo, más fuerte: Mejora Simple de Voluntad adquirida. Te cuesta 100 PX.

LAZERUS-20-SILON:

- La Tortura es terrible y se prolonga durante toda una semana.

- Aunque inicialmente intentas engañar a tus torturadores utilizando tu ingenio, finalmente tu voluntad te falla y acabas confesando todo.

- Te sientes miserable, te sientes ultrajado y humillado.

- Sabes que has fallado al Dios Emperador y el Omnisiah.

TRANSCURRE UNA SEMANA.

105.810M41.

- Arlan, Tauron, Lazerus, Tercio y Vladymir, se despiertan en una enfermería tecnológicamente muy avanzada y rodeados de servidores medicae.

- Arlesha aguarda en una sala de espera.

- Tras recuperarse del coma y de las heridas extremas, los cinco primeros reciben el alta, se visten y son conducidos a una amplia cámara con asientos, donde ya está Arlesha y el Adepto Asclates.

- Para Arlesha ha sido una dura semana de espera en que no ha hecho nada de particular, mientras esperaba volver a ver a sus compañeros.

- Para el resto esta semana ha sido un verdadero infierno.

- "Y aquí estamos de nuevo.

Todos nosotros querríamos ser héroes y aprender de nuestras victorias. A menudo, sin embargo, la realidad es más siniestra y desagradable. En el fondo somos hombres, hombres atados por el deber y la lealtad hacia nuestra especie y hacia el Emperador. No somos ni mucho menos invencibles, imbatibles ni infalibles.

Es precisamente de nuestra falibilidad, de nuestros errores, de nuestros propios miedos, de donde aprendemos a sacar fuerzas que no creíamos poseer.

La humillación, la vergüenza, el temor al fracaso, son acicates tan buenos como otros si nos impulsan en la dirección correcta.

Espero que vuestras experiencias, os hagan siempre más fuertes.

Va a empezar la segunda semana de entrenamiento básico para vosotros aquí, en el Bastión Serpentis, tendréis acceso al noveno nivel subterráneo por medio del elevador. Allí hay dormitorios austeros para cada uno de vosotros, un comedor, una biblioteca, una sala de estudio, una cámara de meditación, una de tiro al blanco y varias cámaras de entrenamiento.

Os sugiero que os concentréis en aprender los códigos, así como los manuales básicos sobre la Inquisición que podréis encontrar en la biblioteca.

Si alguno no sabe leer, yo le enseñaré." -

Por fin, despertó. Lazerus esperaba que todo hubiera sido un mal sueño, una ilusión. Sin embargo, aunque evidentemente no había caído en amnos de aquellas abominaciones, sí había experimentado todo como algo real, algo que le había cambiado para siempre.

Jamás volverá a ocurrir nada parecido se prometió a sí mismo el tecnosacerdote, que por el rabillo del ojo vio cómo el resto de sus compañeros se iba despertando.

Lazerus se incorporó y agradeció al Adepto Asclates las atenciones recibidas.

[Bajaré a dejar mis cosas en los dormitorios, y partiré de inmediato a la Biblioteca. Compañeros, ¿venís?]

Aquél recuerdo-ensoñación pasó de largo, con una fragilidad y fugacidad comparables a la forma en la que se había encontrado, sin desearlo ni esperarlo, en dicha situación.

Sorprendentemente, ahora se encontraba junto a sus nuevos compañeros. La cercanía, aun que fuese en el recuerdo, de aquellos otros hermanos de sangre y fuego y su perdida le embargaban al contemplar su nuevo grupo. En cierta forma, ahora Vladymir deseaba que aquello nunca pasase con ellos. Que no hubiese mortero ni láser que sesgase sus vidas.

Vladymir se incorporó y asintió a las crípticas enseñanzas del Adepto, de similar forma a como habría aceptado cualquier reprimenda de un Comisario Imperial.

Tras la traumática experiencia, Valdymir deseaba ser mas consciente de las fuerzas implícitas en toda batalla, de todo aquello necesario para sobrevivir en el mas hostil de los entornos que el hombre había imaginado. La guerra.

Y bajó en dirección a su segunda semana de entrenamiento siendo consciente de ello.

Los compañeros de Tercio estaban a su alrededor, y casi todos parecían haber pasado por cosas parecidas.

"Entonces todo era mentira... todo, menos las heridas..."

Tercio escuchó atentamente las palabras del Adepto y trató de comprenderlas. Él sólo sería incapaz de aprender los códigos o manuales sin saber leer siquiera.

- Adepto Asclates, yo necesitaré que me enseñe.

Despierto en la enfermeria despues de lo ocurrido. De a poco comienzo a pensar y noto que es imposible que aquellos acontecimientos sucedieran dentro de la fortaleza de la Inquisicion en donde me encuentro.

"Debio ser alguna clase de truco psiquico, probablemente causado por mi Vidente."

Luego de eso me visto y al escuchar al Adepto Asclates, entiendo el beneficio de esta clase de entrenamientos.

"Quien entrena en el infierno, cualquier otro lugar lo sentirá como vacaciones. Si sigo asi aqui, hasta la Disformidad me parecerá un buen lugar donde no se me exija demasiado."

Cuando él termina de hablar y luego Lazerus propone ir a la biblioteca a aprender codigos, asiento feliz:

 - "Vamos a la biblioteca. Nada mejor que un poco de aburrida lectura despues del entrenamiento."

Me dispongo a partir a por esos codigos y manuales.

- "El noveno nivel no está abajo, sino arriba. Ahora tenéis libre acceso a los niveles subterráneos 9 y 10. Este es el diez.

En la biblioteca encontraréis todo lo necesario, incluyendo vuestros manuales básicos con los códigos de identificación inquisitoriales.

Os preguntaréis para qué sirven. Son para identificaros como Acólitos al servicio de la Inquisición. En teoría abren muchas puertas, como las de prisión si sois detenidos. Estos códigos pueden hacer que os liberen y todos los cargos sean retirados. Como son códigos de bajo nivel es poco probable que os faciliten mucha más ayuda. No obligan en absoluto a las autoridades a suministraros armamento o tropas, ni a detener a ciudadanos bien establecidos (por ejemplo nobles) sin pruebas muy sólidas en su contra.

En mi opinión, usar estos códigos puede cerrar más puertas de las que abren. Acabará inmediatamente con cualquier fachada que estéis usando, revelará la presencia de la Inquisición, lo cual puede hacer que la presa se apresure a escapar. Y si las autoridades, totalmente o en parte, están corruptas, puede poneros en serios aprietos.

Recordad siempre que es absolutamente diferente ser un Inquisidor, investido de todo el poder del Emperador, a ser un simple Acólito de bajo rango dentro de la Inquisición. No tiene nada que ver.

Los Inquisidores son personas de enormes recursos de todo tipo, su roseta inquisitorial desbloquea cualquier código y les permite reclutar tropas en el acto.

Nosotros los Acólitos no tenemos ni la sombra de ese poder, así que nuestro deber es ser discretos y fingir ser lo que no somos.

Venid conmigo, os mostraré la biblioteca. En ella hay máquinas vocoparlantes que ayudarán a los que no sepan leer, a quienes también les puedo enseñar el alfabeto básico del Gótico Vulgar Imperial." -

Itsua había guardado silencio desde el mismo momento en que despertó. El recuerdo de lo ocurrido laceraba su memoria, al margen del dolor residual de sus heridas físicas y su gesto mostraba una expresión insondable. Se había vestido como un autómata y como tal había acompañado al resto del grupo hasta la presencia del Adepto Asclates.

Solo una parte de su cerebro se dedicó a captar superficialmente lo que allí se decía. La otra rememoraba el dolor, las agujas, la maquinaria, la sangre, la agonía experimentada, las articulaciones descoyuntadas, los gritos. Y el fracaso. Y la vergüenza.

Y miró a su alrededor. Y escuchó las palabras de los demás. Y vio sus rostros. Pero a pesar de emitir sonidos, nadie hablaba. Todo se interiorizaba, se padecía en silencio, se sufría y se superaba en soledad y cada uno extraería su lección particular a partir de sus vivencias durante aquello que, eufemísticamente, se había llamado entrenamiento.

Itsua permaneció en silencio. Y solo cuando los demás se movieron, los siguió. La ira, el miedo, el dolor, el sentimiento de fracaso y la vergüenza debían sedimentar antes de que el psíquico se decidiera a hablar. A compartir.

TRANSCURRE UNA SEMANA.

112.810M41.

- Todos recibís el salario base de un mes.

- El salario es pagado por vuestras respectivas organizaciones de origen a las que, oficialmente, aún pertenecéis.

- La excepción es Tercio, que fue expulsado con deshonor, y disfruta de una ínfima pensión del Munitorum.

TODOS:

- Tirada Fácil de INTELIGENCIA +20, para ver qué tal habéis asimilado las enseñanzas básicas de la última semana.

SALA DE REUNIONES: DECIMO NIVEL.

El Adepto sostiene un elaborado pergamino ribeteado en oro.

- "Novicio Faith, dad un paso al frente." -

Despues de una semana de estudio, en la que me ha costado mas de lo que esperaba el memorizar toda la informacion, a pesar de mi practica en el oficio de Copista. Luego de eso recibo mi paga, lo que no me causa una gran felicidad.

"El dinero ayuda, pero la verdadera felicidad solo es obra del Emperador."

Cuando somos citados ante el Adepto Asclates y este me nombra, doy un paso al frente con la frente en alto, a pesar de mi dificultad para caminar. A pesar de eso, estoy mas que dispuesto a seguir con sus enseñanzas.