Partida Rol por web

El tiempo no pareció correr a nuestro lado. Después de un rato más explorando, ambas vimos que no llegábamos a ninguna parte, así que fue Aenifer la primera en decir lo que ambas estábamos pensando.

- Valy.... creo que debemos regresar. Si el trasgo iba a alguna parte estaba claro que era mas lejos y que no iba a llegar. Tal vez despues volveremos a explorar mas adelante para asegurarnos de que no hayan emboscadas.

-Sí, será lo mejor. Al menos ya hemos asegurado una buena parte del camino. Esperemos que no nos sorprendan. Vamos.

Ambas nos giramos y comenzamos nuestro regreso con los demás. El camino de vuelta se avecinaba mucho más largo y solitario que el de ida y quizás por eso, Aen empezó a hablar, por fin, de ella. En un momento determinado vi como ralentizaba el paso y al final, su brazo acabó por detener el mío.

 - Valy... espera, se que te debo una disculpa.... 

Dejé de andar y la miré directamente a los ojos. Su boca empezó a decir cosas como lamento, tesoro, y otras cosas, hasta que finalmente, reconoció lo que yo ya sospechaba. Que estaba allí por Alex.

-Ya lo sabía. Lo único que necesitaba era oírtelo decir a ti -le respondí, colocando una mano en su hombro -. Sabes que iré contigo a donde sea, que estaré a tu lado siempre que me necesites y que no hay ningún otro sitio en donde quisiera estar que no fuese aquí, pero también que me gusta saber el terreno que piso. Si lo haces por el tesoro, vale para mí, y si es por Alex, también. No te dejaré, y estaré para lo que me necesites, sea bueno o malo.

Sus ojos se llenaron de lágrimas y aquello me conmovía, pero no era necesario que se sintiese mal. No había por qué. Yo la habría acompañado al fin del mundo con cualquier excusa. Así que la abracé. La rodeé con mis brazos y apreté su cuerpo contra el mío, con fuerza, sin importarme las armaduras y armas que teníamos, y sintiendo sus lágrimas como mías, no solo porque me humedecieran mis propias mejillas, sino porque su dolor era también el mío.

- Crees que deba perdonarlo? Tal vez haya cambiado, parece una buena persona, no crees? 

-¿Sinceramente? No lo sé. Después de tanto que hemos pasado, no creo en la gente, salvo en la batalla. Allí es en donde se ve de qué estamos hechos cada uno. Cuando dos espadas se cruzan, puedes mirar a los ojos al guerrero que tienes al lado o en frente y saber, sin ningún atisbo de duda, si continuará hasta el final o no, si está allí por ambición, por defender a su pueblo o simplemente por su honor. No conozco todavía a Alex, pero por ti, te prometo darle el beneficio de la duda, aunque no le quitaré ojo de encima. No me importa que robe el tesoro, pero sí que te robe... el corazón. Eso no se lo perdonaría jamás.

Después, retiré con un dedo algunas de sus lágrimas y le sonreí. No solía hacerlo a menudo, pero con ella, todo era más fácil porque la quería. 

-Sí, volvamos. Hay que reunirse con ellos.

Y reanudamos la marcha.

Marcharon a toda prisa desandando sus pasos. Se habían alejado bastante del punto acordado y sólo esperaban que sus compañeros no lo hubieran superado por mucho. No querían empezar a jugar al gato y al ratón y perder varias horas e incluso días en reencontrarse con sus tres compañeros varones. Para cuando pasaron de nuevo junto al cadáver del trasgo vieron como a lo lejos se encontraban sus compañeros.

Alex se encontraba agachado, seguramente en el mismo lugar donde ellas localizaron el rastro de sangre y de arrastramiento que les condujo hasta el trasgo. Parecía estar hablando con Jacrow y Eliferum. Entonces se puso en pie y señaló en la dirección donde ellas se encontraba. En un primer momento no pareció verlas y Jacrow asintió. Los tres se dieron media vuelta dispuestos a seguir el rastro que habían dejado las dos mujeres y entonces Alex les vio y con una sonrisa en los labios les saludó con la mano.

Momentos después del reencuentro visual, se produjo un reencuentro efectivo. Valyëvan y Aenifer tenían algo que contarles y sin duda ellos estarían dispuestos a escuchar lo que tenían que decir.

- ¿Dónde os habíais metido? - Preguntó Jacrow con tono de reprimenda. - ¡Ya pensábamos que teníamos que preocuparos! ¡Habíamos dicho una media hora de ventaja y volvíais! Ha pasado mucho más tiempo...

Como de costumbre, aquel hombre parecía estar de mal humor. No era algo nuevo para ellas y aunque tenía razón en parte en estar enfadado, estaba más que justificado. Al menos en lo que a ellas respectaba. Por otra parte, lo que si parecían haber conseguido, era al menos no tener que escuchar palabras despectivas de su boca. Eso había sido en gran parte gracias a las amenazas de Valyëvan.

- ¡Me tenías preocupado! - Dijo Alex. - Veo que estáis bien y eso me reconforta. - Miró entonces a Valyëvan. - De ti también me preocupo... - Sonrió. - ¡Pero como no me acabas de soportar! - Soltó una risotada. - ¿Qué habéis descubierto?

Alex parecía realmente contento de volver a verlas. Era evidente para Aenifer, que se había quitado un peso de encima reencontrándose con ella. Le conocía bien, y aquella efusividad que estaba mostrando al reencontrarse con ella, no era algo que estuviera fingiendo. ¿Había olvidado realmente lo que pasó? ¿O era que simplemente había dicho la verdad y todo aquel incidente no fue premeditado o culpa suya? Por contra, también podía ser que hubiera mejorado sus dotes de actor. Aenifer no podía fiarse del todo. Nunca podría, pero al fin y al cabo allí estaba. De nuevo junto a Alex y recordando lo que sentía por él antaño y que había vuelto a renacer en su interior.

- ¡Venga, no nos tengáis más en la estacada! - Soltó una risotada. - ¿Qué ha pasado? ¿Habéis encontrado algo? - Preguntó. - No me gusta que estas llanuras solitarias muestren tantos rastros. Los trasgos son traicioneros y si esta zona esta llena de ellos... - Gruñó. - ¡Decidme ya! ¿Más trasgos? - Preguntó impaciente.

Me esperaba la reacción de Jacrow, bastante comedida para lo que era capaz, aunque no la de Alex, que se mostró bastante más aliviado y alegrado de vernos, y a mí también, de lo que había esperado. No obstante, mi opinión sobre él no cambiaría con tanta facilidad. Eli me sacó de mis oscuros pensamientos y empecé a contarles lo que habíamos descubierto.

-No hay mucho que contar. Seguimos el rastro de sangre y nos llevó hasta un trasgo moribundo que rematamos. Tenía esto sobre él.

Saqué el amuleto y se lo mostré.

-No significa nada para nosotras, pero a lo mejor para alguno de vosotros sí -les dije -. Después continuamos durante otro rato para ver si encontrábamos algo más, como por ejemplo su campamento, pero no hallamos nada y entonces decidimos volvernos.

Asenti a todo lo que decía mi amiga sin dejar de mirar a Alex. Algo en mi interior vibro con el rencuentro y supe que no tenía remedio. Estaba enamorada y de la manera más estúpida, como si fuese una adolescente y lo que era peor... Ya no me importó.

Pero no lo iba a demostrar. Valy me había dado una idea para zanjar la cuestión, solo tenia que esperar el momento adecuado. Aunque mi saludo y sonrisa hacia Alex demostraba que estaba más dispuesta.

- Teníamos que asegurarnos de que no nos seguían y tratamos de averiguar contra quien peleó pero no había nadie ni nada, ni siquiera animales, esto es una soledad absoluta, reconocen el amuleto? Pregunté 

- Bien hecho... - Dijo Alex. - Pero tenéis que ir con cuidado. No sabemos a que peligros nos estamos exponiendo. - Habló con aparente preocupación. - Además, este terreno, por llano que sea, es muy engañoso. Si os distanciáis demasiado, podríamos perderos de vista y quizás no encontraros de nuevo. Imaginad que empieza a llover de pronto o a nevar y entonces las huellas se pierden... - Resopló. - En ese caso tardaríamos mucho en reencontrarnos.

- Sí... - Intervino el descendiente del linaje Anjo. - Sería un grave contratiempo perdernos. Creo que el destino me ha ligado a ti, Valyëvan. Tiene algo preparado para nosotros dos. - Afirmó con rotundidad aquel guerrero. - Debiste matarme en el campo de batalla o... - Se quedó pensando un momento. - Más bien debí morir y por alguna razón los dioses me salvaron. Creo que quieren que muera a tu lado, así que no te separes demasiado de mi. - Y entonces soltó una risotada. - ¡De lo contrario no encontraré mi merecido descanso!

- Déjame ver ese amuleto... - Pidió el jefe de la expedición. Valyëvan se lo entregó.

Aquel hombre lo examinó unos momentos y pasó la yema de uno de sus dedos por encima del símbolo grabado en la piedra. Aguardó unos momentos pensativos. Como tratando de encontrar en su memoria las respuestas acerca del mismo que quería compartir con el resto. Se llevó las manos a la barbilla y jugó con su barba, para momentos después levantar la mirada.

- Creo... - Asintió con la cabeza. - Que éste símbolo pertenece al clan de los conocidos como "pieles grises"· - Afirmó. - Son un clan peligroso. Si no voy mal su líder es Orgthu o Orguth o algo así. Le llaman el seis dedos... - Asintió de nuevo. - Casi estoy seguro de ello. Aunque puede que ya no sea él el líder. Debe ser viejo...

Sonreí ante el comentario de Eli. Sí, por algún motivo, su vida había quedado ligado a la mía, como lo demostraba el hecho de que el destino nos reuniese en dos ocasiones.

Así que coloqué mi mano sobre su hombro con la confianza que merecía.

-No te preocupes, Eli. Estoy convencida de que antes de que termine este viaje, los dos habremos ofrecido nuestra vida el uno por el otro y de que estaremos en paz con nosotros mismos y con los dioses. No hay mayor aspiración para mí que morir rodeada de guerreros y amigos.

- Déjame ver ese amuleto... 

Se lo entregué a Jacrow, quien confirmó poco más o menos que aquellos terrenos eran peligrosos.

-Eso no cambia nada. Es peligroso ir por aquí y debemos ir con cuidado, porque quien ha acabado con este grupo debe ser todavía peor y está cerca de nosotros, o al menos, podría estarlo. Debemos reanudar la marcha ya y salir de aquí lo antes posible.

- Valy deja de hablar tanto de muerte si??? Mencione a modo de regaño.

Si bien entendia el honor y la hermandad de los guerreros y el valor de luchar por algo, para mi era mejor estar viva con mis amigos que morir con ellos.

Alex se habia distraido mientras recogia algunas cosas antes de partir y note como su silueta brillaba con el agreste escenario del paramo tras el. Era una imagen hermosa.

- Si debemos irnos.... Dije cuanto regrese a mis cabales.

Si el trasgo tenia 6 dedos o era un viejo poco me importaba, si se cruzaban con nosotros iban a morir.

Tras aquella conversación retomaron la marcha. El terreno continuó siendo muy parecido. La monotonía les invadía por todos lados y lo cierto era que tenían la sensación de que nunca iban a llegar a ningún sitio. Era como si hubieran llegado a un infierno helado en el que todo lo que tenían por delante no era más que hielo, nieve y matorral. Pero ya sabían a donde iban antes de embarcarse en aquella aventura.

Fuera como fuera, tras unas pocas horas más de marcha, la noche comenzó a adueñarse del día y Seyran (el sol), dio paso a Maahn (la luna). Con Maahn llegó el frío, más aún, pues los pocos rayos con los que Seyran les regalaba y que podían traspasar el muro negro de amenazantes nubarrones, calentaba su piel y alentaba a sus espíritus. Por desgracia, la noche también vino acompañada de la ventisca y con ésta, las densas nubes negras comenzaron a moverse rápidas en el firmamento. 

A lo lejos vieron columnas de lluvia descargar sobre las llanuras y eso sólo podía indicar una cosa. Tarde o temprano el viento, que soplaba en contra dirección su marcha, muy pronto les traería la tormenta. El primero en percatarse de aquello fue como no, Alex Ryder. Ese era su trabajo dentro del grupo. Dieron una batida por la zona en busca de algún refugio, pero fue inútil por completo. Nada había bajo lo que pudieran cobijarse y finalmente, decidieron montar campamento con las tiendas de campaña que traían consigo. Sólo esperaban que el viento y la lluvia no les dejara a la intemperie a mitad de la noche.

Poco más de media hora después, el campamento estaba listo, una hoguera calentaba sus cuerpos y tapados con mantas gruesas, comenzaron a cocinar carne a las brasas aprovechando que la ventolera todavía no había traído consigo la lluvia. Debían darse prisa, pues parecía seguro que tarde o temprano acabarían por quedar empapados si no se escondían en el interior de las tiendas de campaña. Con un poco de suerte, la tormenta les respetaría hasta que hubieran cenado.

- Hace mucho frío esta noche... - Dijo Alex Ryder sentándose junto a Aenifer y poniendo un pincho de carne al fuego. - ¿Cómo lo llevas tú? - Le preguntó. - Hace mucho tiempo que... - Mantuvo el silencio por un momento. - Que no tenemos tiempo de hablar de nosotros... - Tragó saliva. Parecía nervioso. Y entonces le susurró algo a Aenifer.

- Cuando me viste en Pozo Rojo... - Dijo con cierta tristeza. - Parecías asustada o enfadada conmigo. ¿Qué pasó? ¿Qué crees que pasó, Aeny?

- Tengo entendido, Valyëvan, que eres de del clan Eovithe. - Dijo entonces Eliferum. Jacrow parecía ajeno a las conversaciones. Él simplemente calentaba su comida mientras tiritaba. No parecía verse muy cómodo en aquella situación. - Nunca te he visto combatiendo por los tuyos. De hecho, mi clan guerreó durante doce años contra los Eovithe y bueno... - La miró de arriba abajo. - Tú ya debías estar en posición de poder luchar por los tuyos. De hecho estoy convencido de que ya debías ser más fuerte que la mayor parte de los de tu pueblo. ¿Por qué no estuviste a su lado, Valyëvan?

El campamento era todo lo que podía esperarse de él. Acostumbrada como estaba a dormir al raso, contemplando las estrellas y aspirando el aroma de la brisa nocturna, cualquier cosa me parecía aceptable, y aquella noche, era todavía mejor, puesto que disponíamos de fuego, cobijo y comida.

No tardé en escuchar a Alex que se dirigía en voz baja hacia Aenifer. No tenía duda de que desearía hablar de "ellos". Eso confirmaba mis sospechas de que no quería a Aenifer solo porque confiara en ella, sino también porque sentía algo por mi amiga y, mucho me temía, porque de ese modo, acabaría manipulándola a su gusto. Apreté más los huesos de carne entre mis manos y fue la voz de Eli la que logro distraerme de mis peores pensamientos.

¿Por qué no estuviste a su lado, Valyëvan?, terminó preguntándome.

-Soy medio elfa y mujer. ¿Crees que son buenos antecedentes para que los valientes hombres de mi clan me permitan pelear a su lado? No, no lo son -negué con la cabeza, dándole otro mordisco a mi cena -. Pelearé junto a ellos, pero solo cuando me lo pidan, y eso solo sucederá cuando consiga ganarme un nombre, no solo entre ellos, sino entre todos los clanes, y sientan la vergüenza de no tener a su lado a una guerrera como yo. Y créeme, lamentarán no haberlo hecho entonces.

Me limpié la boca con el antebrazo y lancé los restos de carne a las brasas.

-Seguramente es por eso que valoro tanto a los guerreros, ya luchen a mi lado o contra mí, la honestidad de la guerra y el valor ante la muerte. Porque es lo único que nos podemos llevar al otro mundo y también algo que nadie nos puede arrebatar, ocurra lo que ocurra. ¿No opinas tu eso?

Escuchaba entre lineas a Valy y al viejo Anjo. Hacian buena pareja despues de todo, ambos tenian ese codigo de honor y estaba segura que Anjo jamas traicionaria a mi amiga. Al menos no como Alex a mi.

Sentada junto a Alex se notaba que habia mucho mas que amistad entre nosotros. Habia intimidad, y sonrisas tontas mientras acomodaba el cabello detras de mi oreja.

Hasta que susurro algo y me puse seria a mas no poder. Al menos desde donde estabamos nadie podria escuchar nuestras conversacion y mantendriamos la discrecion para poder conversar lo que teniamos pendiente.

Tan pronto me puse seria mire con cierta rabia a Alex. Habia vuelto a abrir la herida que tanto me habia costado cerrar.

- Tu me engañaste Alex, tu me mentiste, eso paso!!! Y te aprovechaste de mi.

Como buena mujer indignada nunca respondia lo que se me preguntaba, solo lo que sentia hasta que finalmente comprendi que Alex queria los hechos, como si no los supiera. Estaba yo equivocada? Sabia que no, tal vez solo queria saber que sabia yo para manipularme otra vez.

Esta vez no seria asi. No era la misma ingenua enamorada que confiaba en el plenamente.

- Tu mataste al Señor de Aguas Negras, despues de que te abri las puertas de su casa cuando nos colamos aquella noche. Tu me dijiste que seria un robo nada mas, como tantas veces y yo te espere para huir hasta cuando no supe mas de ti.

Recordar aquella noche era dolorosa sobre todo por todo lo que vino despues.

- La guardia llego a nuestro refugio y me buscaban a mi, preguntaban mi nombre y mi descripcion por todas partes, me culpaban a mi de aquel asesinato, incluso nuestros amigos de la taberna Buendia me dieron la espalda por miedo a las autoridades, tuve que huir al bosque en donde me hirieron y pase dias oculta huyendo de los guardias hasta que se cansaron y pude llegar Soledad y luego fui mas al Sur oculta en una diligencia hasta Colmillo de Dragon, alli cambie mi nombre y me pude curar.

Termine mirando el suelo recordando aquello dias sintiendo algo de tristeza. Nunca me habia sentido tan sola y destruida como esos dias.

- Asi que ya sabes como escape. Detalles mas, detalles menos, luego supe que habian puesto precio a mi cabeza en la Ciudad y desde entonces no he vuelto, por eso acepté este trabajo para poder regresar y pagar mi deuda que no es mia, pero al menos podre responder con algo de dinero para limpiar mi nombre.

Por tu culpa....

Entonces le mire con la mirada encendido de nuevo. Recorde lo que habia conversado con Valy temprano y supe lo que tenia que hacer, era el momento de enfretar a Alex. Me levante del asiento y me pare frente a el en posicion de pelea.

Luego de nuestra corta conversacion los demas pudieron ver como me levantaba y enfrentaba a Alex.

- Vamos levantate y se un hombre de verdad... dime que es mentira...

Al levantarme lance todas mis armas en un costado, incluyendo el cuchillo que tenia en la bota.

- Solo hay una forma de saber la verdad, solo hay una forma de que te tenga respeto de nuevo, vamos..... acaso crees que no te puedo vencer o necesitas que le grite a todos lo mal amante que eres.

Segun mi razonamiento en el fragor de una pelea, segun me enseño Valy, se podian comprobar las actitudes de la gente y era el momento de ver realmente de que estaba hecho Alex y tal vez yo misma. Sabia que no me mataria, pero si no tenia cuidado podria hacerme mucho daño realmente y yo estaba dispuesta a hacerlo tambien, tenia que demostrarle que no era mas una niña y que me debia respeto y tratarme como un igual, como Valy y Anjo.

- Vamos cretino... te estoy esperando... tienes miedo acaso...  cuando estabas sobre mi haciendome tuya no tenias miedo verdad, pues ahora tendras que ganartelo.... si tienes el valor!!!

Rechazarme seria faltarme mas aun el respeto. Sabia que tenia mas fuerza que yo, pero no era mas rapido que yo. Y ademas el resultado de la pelea poco importaba, lo que importaba era enfrentar nuestros corazones, templar nuestros espiritus y demostrarle que ya no era la misma.

Valy salto como resorte para defenderme y me gire extendiendo mi mano para detenerla.

- Valyëvan hija de la noche, por esta vez NO TE METAS!!!! La seriedad con que hable demostro que esto era entre Alex y yo pasara lo que pasara.

Cuando Alex se levanto lance el primer golpe.