Aún no estaba recuperada. Mi cuerpo mostraba las huellas de la muerte, que había rondado demasiado cerca de mí, pero afortunadamente, no había miedo en mi alma. Eso era lo que me permitía seguir adelante, puesto que lo que encontrara, sería siempre bienvenido. Lo único con lo que no podía era con el dolor de aquellos que me importaban, pero en aquellos momentos, solo estaba yo. Si el resto del grupo me encontraba, no importaría demasiado, pero lo agradecería, y si mi camino divergía del suyo, como había esperado, simplemente me dejaría llevar a un lugar tranquilo.
-Desde luego -le dije finalmente a la anzana, poniéndome en pie con dificultad, agarrando el hacha, primero para ayudarme a levantarme y después, para disimular el dolor que aún tenía. Para conseguirlo, apreté aún con más fuerza la empuñadura, tanto como la mandíbula.
Unos segundos podrían ser más que suficientes para hacernos pasar y si al final teníamos que luchar... que así fuese. La anana parecía observarme con preocupación.
-No te preocupes. Soy más dura de lo que parezco y nadie te tocará mientras esté yo delante.
Finalmente las dos mujeres recogieron sus enseres y se dispusieron a abandonar el que había sido su refugio durante las últimas horas. Sigilosamente comenzaron el descenso hacia la estancia donde Valyëvan había peleado contra el ogro y el gulbar y dónde su buena amigo Eliferum Anjo había perdido la vida.
Descendieron aquellas interminables escaleras en silencio, tratando de hacer el menor ruido posible y en casi total oscuridad. De hecho, debían valerse de las manos contra la pared y tantear cada escalón para no topezar y hacer algún tramo rodando. Por suerte y por extraño que pudiera parecer, nada, ni un solo sonido como bien había dicho la anzana, provenía de la zona inferior de aquellas escaleras y por supuesto, tampoco de la superior de dónde provenían ellas.
Tras un buen rato de descenso llegaron hasta la enorme sala donde Valy había combatido con Eliferum por última vez. Todo seguía como lo había dejado el mobiliario y las estatuas de anzanos no se habían movido de sitio, como tampoco la gran lona azul y banca a rajas que tapaba un montón de objetos y la barrica de vino. Quien no estaba era Eliferum. Ninguno de los cadáveres seguía allí...
Suspiré al ver que no había nadie esperándonos abajo. Aún no estaba con demasiadas fuerzas. Eso sí, el hecho de no ver el cuerpo de Eli, me llenó de ira, hasta el punto de que tuve que hacer un esfuerzo por contenerme y no empezar a salir por cualquier puerta con el hacha en la mano.
Sabía que estaba muerto, pero su cuerpo valía mucho más que el todos aquellos monstruos que lo habían matado, que aún estaban con vida.
-Está bien. Yo vine de allí -dije, señalando hacia el norte -. Supongo que mis amigos vienen también de ese lado. Si queremos encontrarlos, deberíamos volver. Por otro lado... lo importante ahora es conseguir que salgas, porque te debo mi vida, así que... no, iremos por la otra puerta. Prefiero ver lo que nos espera al otro lado.
Era arriesgado, pero también había una posibilidad de que tuviéramos el camino libre, y había que intentarlo. la anzana se lo había ganado.
Y así fue, como anzana y vovit se adentraron en aquel pasillo, que sin ser muy largo, si lo era más que la mayor parte de los que habían discurrido en aquella fortaleza hasta la fecha. No habían recorrido todavía la mitad del pasillo, cuando Yhu-lien agarró del brazo a Valyëvan y la detuvo. Le hizo un gesto con la mano llevándose la mano al oído y entonces la norteña se paró a escuchar.
Se oían ruidos de pelea al otro lado del pasillo. Pero no sólo de pelea, sino de cruce de espadas. Sin duda alguna, estaba teniendo lugar un encarnizado combate del otro lado del pasillo. Valyëvan se acercó entonces sigilosamente hasta la puerta y agazapada miró hacia el interior de la sala contigua.
Se trataba de una sala alargada, encontrándose en el extremo sur, una gran puerta de roca con símbolos rúnicos enanos gravados en ella. Sin duda, se encontraban en el recibidor de la fortaleza y al otro lado de aquella puerta, se encontraba la tan ansiada salida. Por desgracia, las puertas permanecían cerradas. Sólo había otra salida en la zona norte de la estancia. No obstante, para salir de allí, ya fuera al exterior o a la siguiente estancia de la ciudadela, tendrían que pasar a través de un combate.
Allí, en aquella estancia, estaba peleando no menos de diez trasgos, varios ogros y un gulbar, contra un sinfín de seres escamosos, hombres lagartos de muy diversas formas y de escamas coloreadas. No menos de una docena y en el suelo ya había algunos muertos. Pasar en esos momentos por la sala era un suicidio.
Tirada oculta
Motivo: Percepción
Tirada: 1d20
Resultado: 6(+10)=16 [6]
Tirada oculta
Motivo: Percepción Yhuan
Tirada: 1d20
Resultado: 15(+5)=20 [15]
Tirada oculta
Motivo: Sigilo
Tirada: 1d20
Resultado: 10(+2)=12 [10]
Yhu-lien, no hizo demasiado caso. Bien porqué no quería quedarse sola en medio de aquel pasillo o bien por mera curiosidad, para cuando Valyëvan se quiso dar cuenta, ya la tenía pegada y husmeando como ella hacia el interior de la estancia contigua.
- Si quieres pasar, puedo usar ahora los conjuros de invisibilidad... - Le ofreció a su nueva compañera de aventuras.
Era una opción, desde luego, pero prefería utilizar aquel conjuro cuando no nos quedase ninguna otra.
-Será mejor que no. Todavía podemos regresar y probar por el otro lado. Ahí dentro incluso con el conjuro, podríamos recibir algún golpe por casualidad. Volvamos y dirijámonos hacia el norte*.
No abandonaba la idea de reunirme con los demás y desde luego, o estaban en otro lugar o más allá de aquella sala y en este caso, debían haber llegado por un camino diferente. Así que a desandar el camino y probar por otro lugar.
En todo caso, cuanto más tiempo transcurriera, mayor sería la posibilidad de hallarlos y ahora sabía en dónde estaba la salida. Si podíamos utilizar otro conjuro más potente, quizás lo consiguiéramos.
Necesitaba al anzano.
No sé si hacia arriba es el norte, pero bueno. Ahí queda :P
Valyëvan guío a la anzana a través de los pasillos, las salas de guardia y la sala comunal hasta el lugar donde se había separado de sus compañeros. Le extrañó que no se toparan con nadie a su paso, nadie vivo al menos.
Finalmente avanzaron por un pasadizo que les condujo a otras dos pequeñas salas hediondas. Un pasillo avanzaba hacia la zona sur y al norte se hallaba una sala bastante amplia.
En el interior de la estancia había luz procedente de un fuego. Una hoguera se encontraba en el centro de la estancia, rodeada de algunas mantas, cojines, bolsas y otros pertrechos allí dispuestos. Casi parecía ser un dormitorio. Había gran cantidad de libros esparcidos por el suelo y muchos de ellos tenían páginas arrancadas. En el fondo de la sala, como apartadas adrede, se hallaban una gran cantidad de estanterías repletas de libros. Muchas de ellas estaban rotas, tiradas en el suelo o les faltaban estantes. Todo parecía indicar que quien fuera que moraba normalmente en aquella estancia, utilizaba todo lo que tenía a su alcance para mantener el fuego encendido.
Justo a su izquierda y perpendicular a la pared, se encontraba un pasillo, única salida de la estancia además de la puerta por la que habían llegado. En dicho pasillo a la izquierda, pudo ver como aquel lugar era una especie de almacén, estaba repleto de cajas viejas, muchas de ellas rotas o con la madera podrida. Sin duda, podría haber algo de valor en su interior, aunque claro estaba, muy posiblemente ya hubieran sido registradas anteriormente por los viles seres que moraban en aquella fortaleza subterránea.
Además de tres cadáveres de trasgos, nada más de relevancia se encontraba en aquel lugar.
Estas ahora mismo en la zona marcada por el círculo rojo. Las dos flechas rojas indican los posibles caminos más obvios.
Quizás regresar e intentarlo por otro lado había sido cobarde por mi parte, pero me parecía que una lucha en las condiciones en las que yo me encontraba, y sola, llevando conmigo a una persona que no podía añadir fuerza a cualquier batalla, no debía ser mi prioridad.
Resultó extraño volver a recorrer los mismos pasillos por los que había venido antes, esta vez, sola, y mientras avanzábamos, me preguntaba si alguna vez conseguiría salir de aquel laberinto.
La anzana me seguía en silencio y con diligencia, mientras yo me preparaba antes de traspasar cada puerta, para asestar un golpe y no ser cogidas desprevenidas. Finalmente, llegamos hasta una salas salas que eran ya el final del camino que había conocido, por lo que tocaba de nuevo decidir. ¿Oeste... o Sur?
-Está bien. Sabemos en dónde está la salida. Lo que estamos buscando es a mis compañeros y es de esperar que ellos se dirigiesen hacia la puerta, es decir, hacia el sur. Es peligroso, pero si queda alguna criatura con vida después de la pelea que vimos, no creo que se encuentre en muy buen estado, así que probemos por allí y veamos qué nos encontramos.
Al sur (desde la 4)
Avanzaron de forma sigilosa por un largo pasillo en dirección sur, hacia la estancia de la puerta donde se estaba produciendo el combate entre trasgos y lagartianos. Aquel largo pasillo condujo hasta lo que parecía ser una nueva sala de guardia llena de trastos, pintadas en las paredes y olor a perro mojado. Un largo pasillo avanzaba hacia la zona oeste, del cual se escuchaba ruido de combate y otro avanzaba hacia el sur y... También se escuchaba cruce de metales.
- ¿Y ahora qué? - Preguntó la anzana. - ¿Lanzo los conjuros de invisibilidad o vamos por el norte a probar? Puede que allí no haya tanto... Peligro...
Tú dirás!!
Los conjuros de invisibilidad, ¿son de un solo uso o de varios?
Solo tiene dos y duran 4 asaltos o hasta que el personaje invisible ataque, entonces se disipa. Da para pasar desapercibido por una habitación, pero poco más.
Tarde o temprano íbamos a tener que encontrarnos con alguien y estaba claro que deseaba reservar el conjuro de invisibilidad para un momento crucial. Sin darme cuenta, agarré con más fuerza el mango de mi hacha, imaginándome en combate. Pero en aquellos momentos era, no solo una guerrera, sino también una guardiana. Me debía a aquella anzana.
-Probaremos la puerta del oeste. Prepárate para lanzar el conjuro de invisibilidad en cuanto te diga. Si hay enemigos al otro lado, los atraeré para que nos persigan y acto seguido, esperaremos a que pasen. Si son demasiados... tendremos que ir hacia el norte.
Tomé aire... , abrí un poco la puerta... y miré.
Yhu-lien respiró hondo.
- Bien. - Dijo resignada. - Te sigo...
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 16(+6)=22 [16]
Tira iniciativa!
Motivo: Iniciativa
Tirada: 1d20
Resultado: 20(+8)=28 [20]
¡¡¡Tomaaaaa!!!
Luego sacaré un 1 jajajajajajajaja