Partida Rol por web

- Dudo que esté abierta a estas horas... pero podemmos ennconntrarnnos allí al ammannecer. Errol ¿De qué mmujer hablas? ¿Es que viste algo?

-Sí, vi a alguien: una mujer, vestida de negro, escoltada por dos sombras. Le lanzó un hechizo para paralizar a Niren y otro para sumirla en la oscuridad. Preferí mantenerme al margen al darme cuenta que los hechizos no eran para dañarla. ¿No había dicho todo eso ya? -dijo el "caballero errante"- Bueno, sea como sea, necesito un lugar donde dormir, bañarme y descansar. Mañana en La Rosa de los Vientos, me parece bien...

- Sí, pero mmucha gennte hablaba al mmismmo tiemmpo. Enntonnces ya tennemmos claro quiénn es el ennemmigo...

Pashma se giró para hablar con el amable anciano, le recordaba a su tutor.

- Si nno le immporta, iré a dormmir al temmplo, nno suelo ser biennvennido enn las posadas. Buenno, si usted responnde por mmí, el señor guardia dijo que nno podría enntrar si nno responndía alguienn por mmí. Rezo al ammannecer commo ustedes, así mme senntiré acommpañado. Elevaré unn rezo al Señor del Alba enn honnor a mmi mmaestro.

—Eh, eh, eh, ¡parad el carro! —interrumpió Niren levantando las manos como si la apuntasen con una varita de bolas de fuego—. ¡Que La Rosa de los Vientos es una tienda, no una taberna! Y no os estoy invitando a hacer reformas.

Volvió a bajarlas y miró a Valeria con una sonrisa pícara.

—Y por cierto, si quieres pasarte a mirar, procura que tu amiga huesuda no se ponga a hablar delante de Shaonn. O estarás condenada a un genuino interrogatorio gnomo sobre mil y un cuestiones acerca de ella.

-La posada del satiro suena bien- digo ante las palabras del anciano- iré hacia allí para descansar hasta la audiencia de mañana.

Algunos parecían preferir un templo a una agradable posada, pero ese no era el caso de Redwim (que apenas había dado importancia al error de Mannok) que ya estaba pensando en el sabor de una buena cerveza.

Sin duda alguna, al día siguiente se empezarían a aclarar las cosas y él sabría qué es lo que querían que hiciera. 

-Si alguien quiere acompañarme, le invitaré a una buena cena, aunque primero tengo que recoger mis cosas...

No tenía muy claro si seguiría su camino con alguno de ellos, pero  eso no le importaba demasiado en este momento, ahora solo pretendía recuperar sus cosas, y comer algo caliente que ya iba siendo tiempo.

—¡Ja! ¡Mira lo que te ha llamado! ¡Mi huesuda amiga! —se mofó Talith, apañándoselas para producir el sonido de un chasquido de lengua sin tener una —. Si es que no tienes chicha. ¿Cómo le vas a gustar a los hombres?

Valeria le echó una mirada a Niren de "te arrepentirás de haber dicho eso".

—Andando —le dijo a la tiefling.

Se detuvo cuando pasó delante del minotauro.

—¿Como te llamas?

- Pashma.

Valeria se quedó mirando durante unos instantes a Pashma, esperando que el minotauro dijera algo más. Como no lo hizo, la maga lanzó un hondo suspiro.

—Encantada de conocerte —gruñó con aspereza.

Quizá esperar una disculpa o al menos algo de gratitud del minotauro era demasiado esperar, después de todo.

Pashma se sorprendió del gruñido de la humana. Llevaban días viajando y solo ahora le había preguntado su nombre, se lo había dicho, y parecía encajarlo como un puñetazo.

Nunca entendería a esa mujer. 

Rápidamente hizo lo único que sabía hacer cuando no entendía algo, se olvidó del tema.

- Si fuera contra orcos contra los que hay que luchar pueden contar con mi espada, pero contra sombras y niebla... -meneó la cabeza con gesto de preocupación- contra esas cosas sólo sería una molestia.

Una sonrisa torcida asomó entre las arrugas que ya marcaban su cara al oír el buen hacer de la posada. Eso era lo que él necesita en aquellos momento... un buen baño, una buena cena y una cama caliente donde descansar. Bufó al oír el ofrecimiento sobre el tempo... tanto rezo para qué, los dioses poco hacen por nosotros como para que perdamos nuestro tiempo en ellos.

- Redwim, si la compañía de este viejo soldado no te importuna, yo te acompañaré. Una cena caliente y sabrosa será lo que nos alegre tanto el cuerpo como el alma.

-Señor Guybrush, es usted muy amable en ofrecerse, yo en persona me encargaré de dotarlo con agua bendita, y por supuesto hay una honerosa recompensa, Arlezha está dispuesta a pagar una parte y el templo gustoso, pagará la otra. En cuanto al valor, hijo mio, será un tema que es mejor dejarlo para mañana en la audiencia.

Mannock cargaba a la mujer en sus brazos -Si me suena la Rosa de los vientos, es de la Gnoma recién llegada, de la tal Shaon, ¿Cierto?. Ven conmigo -Dijo vacilando, era evidente que la Tiefling no le inspiraba nada de confianza -Y tú, Valeria, ¿Necesitas alguna escolta para tus menesteres con esta...... Niren?.

-Por la luz de Lazhander! -Exclamó confuso el parroco, ante el relato de Guybrush. -¿Y tú estás bien hija mia? -Le preguntó a la Tiefling mirandola y detallandola detenidamente con sus ojos que se entrecerraban para ver mejor. -Deberías cntarnos eso más detalladamente mañana en la audiencia, esto es mas grande de lo que aparenta ser.... pero por ahora lo mejor es descansar. Pashma eres bienvenido en el templo, y ustedes tres, los de la posada, vengan conmigo también!

Tanto el viejo como el capitán, enarcaron sus cejas en señal de sorpresa cuando apareció en escena la calavera parlante -Por todo el panteón, que tormentas es eso!- Pensaron ambos, pero no se atrevieron a blandir palabra alguna......

Cosas de la guardia sortílega. se contentaron en pensar para si mismos

Pashma se quedó allí de pié, mirando al anciano sacerdote sin dar muestras de tener prisa. Simplemente esperaba a que se fuese para acompañarlo, al fin y al cabo él no sabía el camino.

Cuando Mannock hizo aquel comentario, en lugar de ofenderse, Niren se encogió entrelazando las manos en un teatral y exagerado gesto de atemorizada "damisela en apuros".

—¡Oh, sí, Valeria. Ten cuidado con la tiefling!—exclamó agudizando la voz—. ¡No sea que te lleve a un callejón oscuro!

Acto seguido soltó una carcajada. Siempre que alguien trataba de manifestarle su desconfianza o rechazo, Niren encontraba mucho más divertida la sorna que el enfado como respuesta. A fin de cuentas, enfadarse sería dar a entender que le importaba lo que pensaban de ella, y a Niren le importaba un ardite lo que la gente que ni la conocía pensara de ella.

No obstante, cuando el sacerdote se preocupó por ella, se le cortó la risa de golpe y hasta dio un paso atrás con un ojo más abierto que otro en un cómico gesto desconcertado.

—Ehr, eh... sí—arqueó una ceja ante lo raro que resultaba tener a un sacerdote de Lazander llamándola "hija" como cualquier abuelo paternal y preguntándole si se encontraba bien. Aunque a eso, curiosamente, no pensaba hacerle burla—. Hasta donde yo sé, estoy bien. Es decir... ¿gracias?

Parpadeó un par de veces.

«¿Audiencia?»

-¿Una tienda con nombre de posada? Siempre he pensado que los gnomos son de lo más curioso... Voy contigo, Redwim, la carrerita y los sobresaltos me han abierto el apetito. Yo invitaré a la bebida, si encuentro dónde puse las condenadas monedas, siempre me pasa lo mismo... -comentó alegremente el aventurero, restando importancia a sus sempiternos problemas económicos.

-Me despido de los que no vengan a la posada, buenas noches a todas y todos -dijo haciendo una elegante reverencia culminada en una grácil filigrana con el sombrero, sombrero que rápidamente volvió a colocar sobre su cabeza- Hasta mañana, en la tienda o en la audiencia...