Partida Rol por web

Esta escena es para personalizar, desarrollar a tu personaje, también para apuntar cosas que tu PJ sabe y que no quieres que el resto de compañeros lo sepa.....

Bueno, comentarte que gracias por aceptarme en la partida y que ya ando pensando en el personaje!. Aún no he puesto nada porque no tengo claro quién quiero ser...mmm...dificil decisión para las tierras de plata!

-¡Fué genial!-dijo Redwim mientras se limpiaba los labios tras beber un largo trago de oscura cerveza

-Ahí estaba yo, corriendo hacia aquel orco que pretendía huir, el muy cabrito era rápido, claro que yo tenía un cepo de osos aferrado a la pierna, aunque esa es otra historia.

Una breve pausa para ganar expectación y luego seguir con la historia era algo que siempre funcionaba.

-La cosa es que como veía que no le iba a pillar, decidí lanzárle mi espada, así que la tomé como su fuera una lanza- el hombretón ilustró a los parroquianos poniendo la misma pose- la equilibré y la lancé con todas mis fuerzas.

La teatralización del momento, provocó carcajadas en toda la sala y una gran sonrisa en Redwim, el cual vivía cada momento de la historia como si volviera a luchar contra aquellos orcos.

-¡La espada voló perfecta hasta atravesar al maldito orco con tanta fuerza que le clavó al suelo!¡Yo nunca había matado a un orco así!, así que comencé a reír, cosa que lamento, ya que me despisté y no conseguí ver a aquel chamán que me lanzó un rayo o algo así en cuanto intenté soltar la espada. Me quedé inconsciente, de la descarga, ¡fue genial!

Dicho esto, volvió a beber de su cerveza un largo trago que vació la jarra acompañando ese gesto con un eructo muy sonoro. 

Redwim le caía bien a la gente, un tanto inocente y muy bonachón, pero fuerte como una mula y siempre dispuesto a hacer lo que hiciera falta donde hiciera falta.

-Así que te alcanzó con un rayo ¿eh?, por eso te quedaste así ¿no? -dijo un hombre sin malas intenciones, pero aun así, el silencio se hizo en la sala mientras todos le miraban apurados.

-¿Así cómo?- preguntó Redwim. 

-Ya sabes...un poco...un poco tonto 

El hombre había bebido un poco de más, por eso dijo aquellas palabras sin pensar en el puñetazo que venía después, el cual le mandó directamente a dormir unas cuantas horas. No habría pasado nada, si no fuera porque aquel hombre era hermano del alguacil de la zona, lo cual provocó que Redwim tocara con sus huesos en un calabozo durante unos días hasta que alguien asaltó una caravana, momento en el cual, se decidió volver a embutirlo en su armadura y lanzarlo al combate.

-¿Qué puedo contar de Redwim?- preguntó el hombre mientras se arrebujaba en su gruesa capa- Bueno...no creo que pueda contarte mucho de él....

Lo cierto es que la aldea donde nació Redwim no sale en ningún mapa del norte, pero eso no significa que no tuviera cosas notables y una de esas cosas era Muller Red, el herrero.

Todos decían que Muller era capaz de herrar a un caballo de solo cuatro martillazos y que podía forjar una bisagra antes de que el caballo saliera de la herrería, se dice que Muller había sido un gran armero y que hacía magnificas espadas, pero lo cierto es que en la aldea apenas había media docena de espadas (aunque todas ellas de una calidad extarordinaria)

La cuestión que nos importa ahora, es que Muller tuvo un hijo al que llamó Redwim. Un muchacho grande como su padre y fuerte como un toro, pero que por desgracia no heredó la inteligencia de su madre, pero para dar martillazos en una forja eso no era muy importante.

Redwim se crió escuchando las historias que su padre le contaba sobre grandes ciudades y magníficos caballeros de brillantes armaduras cuyos juramentos les hacían emprender misiones que les llevaban hasta el fin del mundo a matar a cientos de enemigos y terribles criaturas. Al chico, le encantaban aquellas historias y soñaba con espadas mientras aprendía el oficio de su padre.

Pasaron los años y Redwim creció hasta volverse un hombre y sus padres crecieron hasta llegar a la tumba, así que él pasó a ser el propietario de la herrería de la aldea y puedo asegurar que era muy bueno, no tanto como su padre, pero si muy bueno.

Llegó un día extraño, un día en el que un grupo de guerreros llegó a la aldea buscando viandas y un herrero que les reparara algo de equipo y herrara a sus caballos y así fue como Redwim conoció a un caballero o por lo menos él decía que aquel tipo de pesada armadura era un herrero. La cosa es que en los días que esos hombres estuvieron en la ciudad, le cogieron cierta simpatía al grandullón (probablemente pensaron que un chico fuerte como él les sería de utilidad).

Llegó el momento en el que esos tipos partieron y en el último momento, invitaron a Red para que fuera con ellos, cosa que aceptó sin dudarlo ni un solo instante.

Ahh...recuerdo perfectamente aquel día, el chico dejó encendido el fuego del hogar y la herrería se incendió y con ella un par de casas más del pueblo. Habría sido una desgracia si no hubieramos descubierto un cofre lleno de oro que su padre al parecer había escondido hace años !resulta que si había sido un gran armero¡, ¿quién lo iba a imaginar?

Y así fue como Redwim abandonó la aldea para convertirse en un caballero...o eso decía él.

Redwim se unió al grupo encantado, dispuesto de aprender y así fue. Pasó un año entero siguiendo al grupo de guerreros haciendo los trabajos sucios para ellos y reparando algunas cosas.

Tener a un chico que preparara el campamento por las noches, hace la mitad de las guardias, recoge leña y prepara la comida sin duda alguna es algo útil, pero lo cierto es que Redwim también era muy fuerte, tan fuerte como los más fuertes del grupo, así que el líder del grupo Angust Creep, decidió que sería buena idea enseñar al muchacho a manejar una espada.

Angust había sido un antiguo caballero, dispuesto a ayudar al prójimo y bla bla bla, pero hacía unos años había decidido que sus juramentos solo servían para que el mundo pensara que podía vivir del aire, así que decidió formar un grupo de mercenarios dispuestos a ayudar al prójimo que fuera capaz de pagar a su grupo.

Como Redwim estaba tan empeñado en aprender cómo era un caballero, Angust decidió contarle de qué iba eso, aunque una versión un poco especial. Redwim como era de esperar se quedó con los datos que quiso.

Así fue como le enseñaron a manejar las armas. El chico era realmente hábil con el acero en las manos, así que en poco tiempo, se convirtió en uno más de ellos dentro de la lucha (aunque fuera, seguía siendo el "chico de los recados")

Redwim estaba satisfecho aquella noche. Bebía alegremente con sus compañeros (aunque ellos no parecían tan felices) celebrando que en el día de hoy habían recuperado el dinero robado por un grupo de bandidos y lo habían devuelto al alguacil.

-Allí estaba Gunter- decía Redwim señalando a uno de los hombres de Angust- disparando flechas desde la copa de un árbol, y a cada flecha que disparaba, uno que moria...

Las historias se sucedieron durante toda la tarde y toda la noche, hasta que la bebida invitó a Redwim a retirarse a dormir...y fue una larga noche...

Al amanecer, tenía la cabeza embotada, situación que para él no era muy extraña ni le perjudicaba en gran medida, ya que de normal tampoco es que funcionara mucho mejor. Se encontraba en los establos y aunque no sabía cómo había llegado hasta allí decidió dormir un par de horas más, total Angust y los suyos seguirían en la taberna comiendo algo.

Un par de horas después, cuando comenzó a buscar a sus compañeros, sus cosas y a su montura, uno de los parroquianos que había estado con él la noche anterior se acercó a él.

-Se han ido chico, se han llevado tu caballo- dijo secamente- supongo que no les gustó que devolvieras el dinero.

Tras esto, el hombre se marchó, dejando a Redwim algo confuso. Sólo le quedaba la armadura que había conseguido hace unos meses y con la que por suerte se sentía lo suficientemente cómodo como para dormir.

-Un caballero debe estar siempre dispuesto para el combate...incluso cuando duerme- se recordó a si mismo mientras pasaba su mano por los broches de la armadura y revisaba que estaban bien puestos.

-Un caballero, debe sobreponerse a cualquier adversidad por el bien de los demas-pensó mientras comenzaba a caminar hacia la casa del alguacil.

-Un caballero debe dar ejemplo, ser el primero en la batalla- pensó mientras se erguía y se quitaba las pajas que le quedaban en la ropa.

-Y ante todo...un caballero...debe ser humilde...-se recordó mientras echaba la mirada atrás agradeciendo a Angust esta última lección...

-Ve tú..

Esas palabras eran las que le habían dicho a Redwim, simplemente esas. Y el grandullón avanzó con la espada en la mano dispuesto a llamar a la puerta de aquel tipo. Tal vez solo era un ladronzuelo, pero daban una recompensa y debía ser enjuiciado, ya que había causado bastantes destrozos y dos guardias habían resultado heridos en su última incursión

Redwim en aquel entonces no esperaba ninguna reacción agresiva de alguien a quien para él "había sido pillado". Lo lógico era que se entregara pacíficamente, por eso, golpeó la puerta de la choza del maleante con su puño derecho mientras sujetaba la espada con la zurda, la misma mano con la que sujetaba las correas del escudo que colgaba de malas maneras. Estaba aprendiendo y algunas cosas fuera del combate no las controlaba del todo.

La puerta se abrió de par en par y Redwim sonrió abiertamente- hacéis lo mejor, entregaros pacíficamente y...argg... un virote había salido desde la oscuridad y se clavaba en su hombro izquierdo haciendo que el aprendiz soltara la espada.

Por desgracia...Redwim no era un miembro de la guardia al que un virote podría abatir sin ningún problema...

-Jajajaja, !he de reconocer que me sorprendió aquello¡, la espada se me cayó como si mi mano no pudiera sugetarla.

-Eso es por la herida chico--dijo el barbero que cosía la herida del hombro.

-Da igual, la cosa es que el tipo ese no se que pensaba, pero entré en la choza y vaya si tenía mala cara el hombre, ¡como si viera a un muerto caminar o algo así! -dijo Redwim a la par que bebía un poco de licor, que le habían dado para aliviar el dolor.

-El tipo intentó recargar la ballesta, pero esos trastos son complicados, así que me abalancé sobre él y como había perdido la espalda, le tuve que partir los dientes con el escudo jajaja!

Las carcajadas sonaron durante un buen rato más, mientas el barbero terminaba de coser la herida, una lección importante para Redwim que aunque parecía que no le preocupaba nada que no le matara, se tomaba muy en serio sus lecciones...

-Un caballero, debe aprender de sus errores.

Angelo: Ese druida no me gusta demasiado. Si bien no parece un mal tipo, sus actuaciones me tienen alerta. Apareció de forma demasiado casual y en el momento justo con las armas ya preparadas y luego sus amenazas fueron demasiado violentas...el enemigo vencido está vencido.

-Bourdain: no se puede negar que ese sátiro es un gran compañero de taberna, aunque fuera de ella...si, toca bien y le da animo a la acción pero una espada funciona mejor que la música para abrir las entrañas de un enemigo. Se interesa mucho por una torre que quiere que exploremos con él, pero me parece algo superfluo para los momentos de necesidad que está viviendo el lugar. Puede que fuera interesante y que en la torre haya algún tesoro importante, pero hay maleantes en la zona y el oro puede esperar.

-Errol: !un gran compañero¡ divertido, astuto y dispuesto a actuar como el que más. Sin duda alguna lamento que no haya decidido acompañarme para ayudar en la granja, pero comprendo que su idea es tan valida como la mía. Le echaré de menos.

-Niren: siempre burlona y pareciendo que es más que los demás. No es que me disguste, pero tampoco es mi favorita. He conocido otras gentes que andan por las sombras y aunque no sea mi forma de actuar, comprendo que ellos pueden preferir hacerlo así, pero Niren parece demasiado centrada en si misma y los demás solo somos un añadido. No se si ayudará demasiado en nada que no le vaya a reportar algo muy interesante. 

Pahsma: Nunca había tenido un compañero así, y si al principio me gustaba intentar comprender más cómo eran los minotauros, esa curiosidad fue desapareciendo a medida que sus malas respuestas o silencios me dejaban a la espera. Por desgracia su cambio de actitud me da que pensar y no dudo que de aquí en un tiempo tenga que cruzarme con él por motivos bien distintos. Tiene ideas muy violentas y desagradables para con los que no pueden defenderse.

Siannodël: Esa pobre mujer necesita de nuestra ayuda. En el viaje no es que fuera de las más habladoras, pero era muy agradable y sus canciones eran muy bellas. Me resulta raro que haya elegido a alguien como Kurkan, pero supongo que el amor es así para los que se enamoran... Espero poder solucionar pronto lo de los ogros ya que me gustaría poder ayudarla en la búsqueda de su compañero.

-Valeria: sin duda la guarda es la más rara de todas. Tan altiva y prepotente como un gobernador pero a la vez dispuesta a hacer lo que hay que hacer. Me alegró mucho que tuviera la misma opinión que yo frente a los cautivos y se que la situación se quedó en buenas manos. Sin duda alguna tiene un atractivo interesante, pero con lo frívola que parece no creo que fuera buena compañera de cama jajaja... tampoco buena compañera de viaje, pero sin duda alguna tener una maga al lado es una ventaja, siempre que siga el ritmo!