Partida Rol por web

La noche llegaba rápidamente y aún no te topabas con ninguna de las granjas que Bourdain había dicho ¿Te habrías perdido? era una posibilidad latente que empezaba a crecer en el pensamiento del caballero, aún cuando se acordó de las indicaciones del sátiro ¿Ahora que habrás hecho mal? era una pregunta recurrente de esa vocecita que emanaba desde el interior de tu cabeza.

Pero a veces, el destino tiene formas de jugar con los héroes, y algunos que desean tanto, encuentran:

A lo lejos, alcanzas a vislumbrar una enorme figura, un Ogro sin duda alguna, y avanzaba junto a dos caninos un poco más grandes que gáspode (el perro de Errol) en la misma dirección en la que tú viajabas, siempre al oeste, al parecer lo habías cogido por la espalda, pero aún así...... era demasiado grande!

El viaje había transcurrido tranquilo aunque el día no acompañara demasiado, cosa que a Redwim tampoco el importó demasiado ya que, ¿qué era un poco de lluvia comparada con la batalla?. Se detuvo un par de veces para comer algo frugalmente y así dar un poco de descanso al caballo aunque no lo necesitara.

El día fue pasando y la noche se aproximaba, el aire se volvía más frío aún y si no fuera por sus ropas abrigadas sin duda alguna ya tendría que haberse parado para acampar, pero estaba decidido a encontrar las granjas en ese mismo día, así que siguió su marcha más contento que disgustado por el paisaje que le rodeaba y más preocupado que distraído por el pensamiento de haberse perdido.

Pero todo cambió en un instante. A lo lejos, la silueta de un ogro (o eso parecía desde esa distancia) se divisaba contra el horizonte,  acompañado al parecer de un par de perros grandes, lo que anuló instantáneamente la posibilidad de desmontar para luchar contar el ogro. Sabía lo que unos perros o lobos o lo que fueran podían hacer con un hombre de a pie y sabía que desde su posición elevada, ellos no serían un problema inicial tan grande.
Redwim se giró rápidamente para soltar la lanza. Otra persona probablemente hubiera intentado disparar la ballesta un par de veces mientas el ogro estaba lejos pero un caballero no empleaba esas armas.

Así pues, con la lanza en la diestra y el escudo cubriendo la otra mitad de su cuerpo avanzó con calma para no llamar la atención del ogro hasta el momento preciso. El corazón le latía con fuerza ¡había encontrado a un ogro, eso es que estaba en el buen camino!, además, hacía tiempo que no tenía un enfrentamiento así, el ogro era tán alto como un hombre sobre un caballo y el arma que portaba era inmensa, sin duda alguna sería un combate memorable.

Una vez que estaba más cerca del ogro, detuvo al caballo un instante y gritó con su profunda voz-¡¡OOOOOOGROOOOOOOOOO!!- al tiempo que levantaba la lanza en señal de saludo. Una vez que el ogro se dio la vuelta, que su enemigo ya estaba dispuesto para el combate, Redwim espoleó al caballo para iniciar una feroz carga hacia un destino algo impreciso aún... 

El Caballero lanzó su grito particular de batalla hacia el imponente Ogro, convencido que el honor y el sentido del deber eran armas suficientes para vencer a semejante humanoide.

El ogro se viró sobre su eje para ver que ocasionó el ruido y se llevó una sorpresa al ver un caballero solitario cargando contra él.
Por unos instántes permaneció en su puesto, pero luego apretó los dientes y empezó a correr en dirección a su contrincante mientras desenvainaba su enorme mazo. Una gruesa rama de árbol con algunos taches enterrados y algunas rocas amarradas en su cabeza, un arma rústica, pero efectiva a la hora de romper cráneos y huesos.
Con una sonora orden, los lobos que lo acompañaban empezaron a correr en dirección al caballero con la clara intención de atacarlo también.

Los cascos del corcel levantaron grandes terrones de tierra a su paso a medida que ganaba velocidad. El caballero agarró con fuerza la lanza y la apuntó hacia el ogro que cada vez estaba más cerca.

-¡Vamoooooos!

Los los lobos se lanzaban en carrera a por el caballo, pero él pasó como una exalación a su lado para llegar hasta el ogro. Un instante antes de que la lanza chocara contra el corpachón de la criatura, Redwim apretó los dientes, sabiendo que el impacto sería brutal también para él, aunque la peor parte se la llevaría el ogro sin duda alguna.

El momento llegó y justo en el momento que el impacto se producía sacudiendo al caballero, soltó la lanza que había clavado en el ogro para que esta no le tirara de su montura y pudiera seguir con la carga.

No iba a ser un combate sencillo, pero nunca lo era...

Caballo AC 14; BAB +3, FUE +4

La lanza se clavó profundamente sobre el costado del ogro, dejándole una horrible herida abierta y la carne expuesta, lanzó un fuerte rugido y preparó su mazo para atacar.

Mientras el caballero seguía adelante en su montura y arrojaba la lanza a un lado, los feroces lobos se lanzaron contra la presa que tenían a su alcance: El caballo. Uno de ellos mordió la pata y lo hizo caer estrepitozamente al suelo, arrojando al caballero lejos, afortunadamente su habilidad con las riendas impidieron que se diera un golpe que realmente lo lastimara.

Detrás de los lobos, el herido Ogro blandió agitó su mazo al aire y lanzó de nuevo un bramido furioso, el enorme mazo con incrustaciones de roca. Golpeó fuertemente a Redwim y hundió su armadura a la altura del pecho...

Antes de que pudiera dar la vuelta al caballo, Redwim sintió un fuerte tirón que le hizo salir por los aires para caer en el suelo rodando. Por suerte, aquellas botas mágicas que nunca sabía bien cómo lo hacían, se clavaron en el suelo provocando que terminara su revolcón terminara con él en pie.

Apenas pudo ver que los lobos eran los causantes del derribo, cuando el gran mazo del ogro le golpeó con una fuerza endiablada. Nuevamente sus botas le permitieron ceder solo un paso ante aquel golpe, aunque tal vez hubiera sido mejor caer. 

Redwim sentía el sabor de la sangre en la boca y los sonidos se habían amortiguado repentinamente como si todo ocurriera lejos, pero aun así se recompuso, agarró con fuerza el martillo de guerra y lo desenganchó de un tirón de la argolla que lo mantenía sujeto a su cinturón rompiendo el cuero mientras se estiraba dolorosamente para mostrarse como el caballero que creía ser.

El ogro había demostrado que aun herido, tenía todas las de ganar y la coraza de Redwim daba muestras de ello. Tal vez no la consiguiera atravesar con su tosca arma, pero podía destrozar el cuerpo del humano a golpes sin complicaciones.

La noche los engullía todo y en apenas unos instantes se decidiría el destino final del caballero, o por lo menos él lo pensaba así, por lo cual, golpeó con fuerza el martillo contra el escudo y con un grito de furia, retó en Uzhgardt al ogro, pensando que aunque no lo entendiera, las palabras de ese idioma sonaban suficientemente contundentes como para el ogro se enterara. Se colocó en su mejor posición de ataque, escudo bien alto y cuerpo tenso hasta los limites del dolor y se lanzó al ataque...